Otitis media crónica como problema de salud pública en países en vía de desarrollo

*Roberto Castaño Z. MD, MPH; Otorrinolaringólogo, Pontificia Universidad Javeriana.
Magister en Salud Pública. Nuffield Institute for Health. University of Leeds. UK 

Resumen

La otitis media crónica (OMC) es todavía una causa importante de morbilidad y deterioro auditivo tanto para niños como para adultos en todo el mundo. La prevalencia de la OMC varía entre 1% y 46%, afectando especialmente a la población pobre y a grupos minoritarios de países en vías de desarrollo y desarrollados. No contamos con datos estadísticos sobre la real prevalencia de la OMC en Colombia, pero la observamos en forma endémica dentro del país.

Es necesario implementar actividades preventivas en los niveles primarios de atención en salud, las cuales han demostrado ser costo-efectivas para reducir la morbilidad y mortalidad derivada de la OMC. Estas actividades deben dirigirse hacia los principales factores de riesgo detectados dentro de las comunidades, a través de medidas generales de promoción de la salud y dando el entrenamiento apropiado para el diagnóstico y tratamiento de la OMC al personal de salud que trabaja en los niveles primarios de atención.

La Sociedad Colombiana de Otorrinolaringología y Cirugía de cabeza y Cuello, debe jugar un papel importante defendiendo y liderando iniciativas tendientes a disminuir la prevalencia de la OMC en Colombia.

Palabras clave: otitis media crónica, salud pública, deterioro auditivo, prevención, atención primaria en salud.

Introducción

Como otorrinolaringólogos frecuentemente, por no decir todos los días, tenemos contacto en nuestra práctica médica con pacientes que presentan otitis media crónica (OMC). En ellos, diagnosticamos la enfermedad, prescribimos tratamientos médicos y en la mayor parte de los casos recomendamos tratamientos quirúrgicos buscando una solución definitiva a su problema de infección crónica.

Pero… ¿nos hemos puesto a pensar, más allá de consideraciones biomédicas, en el impacto que tiene la OMC como problema de salud pública?

¿Sabemos cuáles son las reales dimensiones de esta enfermedad en nuestro país?

¿Conocemos de políticas de salud con un enfoque de atención primaria que busquen  disminuir la prevalencia de esta enfermedad y las cuales podamos promulgar?

¿Es la Sociedad Colombiana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SCORL) consciente del impacto de la OMC como problema de salud pública y tiene algún tipo de política encaminada a buscar disminuir su prevalencia?

Probablemente las respuestas a estos interrogantes sean negativas por lo que es valioso hacer consideraciones sobre esta enfermedad en contextos diferentes a los puramente biomédicos.

Las enfermedades infecciosas continúan siendo la principal causa de mortalidad y morbilidad en niños y adultos jóvenes en los países del tercer mundo. De las enfermedades infecciosas, la infección respiratoria aguda (IRA) es causante de millones de muertes en todo el mundo y causa principal  por la cual millones de personas –niños y adultos- demandan servicios médicos (1). Las infecciones de oído -pertenecientes al grupo de infecciones respiratorias- no han contribuido de una manera sustancial a las estadísticas de mortalidad pero sí enormemente a las estadísticas de morbilidad y discapacidad en todo el mundo.

Definición

Nos referiremos específicamente a la OMC, considerando en este diagnóstico a la otitis media crónica supurativa (OMCS) en la cual hay una infección crónica del oído medio con una membrana timpánica perforada y presencia de otorrea después de dos semanas de iniciado el cuadro clínico. También abarca la definición a la perforación crónica del tímpano producto de una perforación aguda en la que no hubo cierre posterior, a la resultante de la resolución de una OMCS o la que se puede presentar durante el curso de una otitis media crónica con efusión.

Magnitud del problema de otitis media crónica en el mundo

A pesar de las evidentes mejoras en las condiciones socioeconómicas y de salud ocurridas en el mundo en las últimas décadas, la OMC persiste como un importante problema de salud que demanda servicios médicos.

Aunque la OMC es reconocida como un problema de salud pública para ciertos grupos de población en muchos países, en especial del tercer mundo, hay infortunadamente, una considerable falta de datos estadísticos exactos, confiables y estandarizados sobre la real prevalencia de esta enfermedad.

Sabemos que se presenta en todas las latitudes, afectando diferentes grupos poblacionales, sin distingo de tipo cultural o étnico (2, 3). Sin embargo, es un hecho reconocido, que se encuentra principalmente en países en vías de desarrollo afectando las comunidades más pobres (4). De igual manera en los países desarrollados su presencia se da primordialmente en ciertos grupos de población minoritarios y  menos favorecidos (5, 6)

La prevalencia de la OMC varía alrededor del mundo entre 1% a 46% (Tabla 1). Se considera que una prevalencia mayor de 1% en niños dentro de una determinada comunidad, es una carga de enfermedad evitable y manejable con los programas y recursos normalmente disponibles dentro del sistema de salud del país afectado. Sin embargo, prevalencias mayores o iguales a 4% indican que estamos ante un problema de salud pública que requiere atención inmediata y dirigida a los grupos de población afectados (7).

Con la escasa información estadística disponible se pueden conformar cuatro grupos poblacionales de acuerdo a la prevalencia de OMC (Tabla 1).

Tabla 1
Prevalencia de OMC en ciertos grupos poblacionales

Prevalencia de OMCFuente: adaptada de WHO report (7). 

Destaca y preocupa en la tabla 1 la ausencia de datos estadísticos de países latinoamericanos. De igual forma, no se encuentra información en las bases de datos sobre estudios de tipo epidemiológico que se hayan  llevado a cabo en Colombia tendientes a determinar cual es la real magnitud del problema de OMC en este país.

Se observa también en la tabla 1 la diferencia en la prevalencia entre los países desarrollados y en vías de desarrollo y la alta prevalencia en ciertos grupos de población minoritarios dentro de los mismos países desarrollados.

Desde la óptica de la salud pública, la OMC es objeto de estudio y consideración, como causa importante de deterioro auditivo y discapacidad, definido ésto como la incapacidad para escuchar una conversación normal con el oído de mejor audición.

Desde hace tiempo atrás se reconoce que el daño auditivo que puede encontrarse al nacer o se presenta durante los primeros dos años de vida,  puede marcar el desarrollo del individuo al interferir en el normal desarrollo del habla, el lenguaje y las capacidades de aprendizaje. Las consecuencias de lo anterior se podrán ir reflejando ulteriormente  en su  proceso de escolaridad y a un largo plazo esta discapacidad auditiva podrá llevar a dificultades de índole vocacional y económicas reflejadas en aislamiento social y estigmatización (7).

Un estudio reciente (8) sigue corroborando lo anterior. Se evaluaron los efectos de episodios repetitivos de otitis media (OM) sobre el desempeño de niños en la escuela. Los hallazgos mostraron una correlación significativa entre episodios repetitivos de OM antes de los 3 años de edad con bajo desempeño o logros en habilidades matemáticas, concentración en el salón de clases, pobre desempeño en lectura y expresión oral. Los investigadores concluyeron que los episodios repetidos de OM antes de los 3 años de edad, tienen consecuencias adversas a largo plazo aun siendo tratados activamente.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay en el mundo actualmente más de 120 millones de personas con deterioro incapacitante de la audición especialmente en países en vía de desarrollo (7). A estas cifras pertenecen, infortunadamente, siete millones de niños hecho que genera aún mayor preocupación.

Las causas de deterioro auditivo son muchas, pero las más importantes junto a la OMC son el uso de fármacos ototóxicos y la pérdida auditiva inducida por ruido. Lo importante de lo anterior es que siendo así, estaríamos hablando de problemas susceptibles de prevención con la implementación de estrategias apropiadas.

Como problema de salud pública es un hecho que la OMC tiene implicaciones tanto económicas como sociales. Los costos económicos de esta enfermedad no han sido determinados y el componente social es reconocido fácilmente por todos nosotros. La OMC es la enfermedad de presencia constante en las comunidades afectando tanto niños como adultos, pertenecientes en la mayor parte de los casos a los estratos socioeconómicos más bajos tanto en los países desarrollados (9) como en aquellos en vías de desarrollo (10).

Factores de riesgo

Lo anterior nos lleva a considerar la pobreza como un factor de riesgo para desarrollar OMC. Los indicadores demográficos y socioeconómicos de  pobreza para países en vías de desarrollo y específicamente en Colombia nos muestran la dimensión de este factor de riesgo. El porcentaje de personas viviendo en la pobreza en Colombia es del 18% (11) por lo que debemos asumir que la OMC debe encontrarse de forma permanente y endémica en nuestras comunidades. Para corroborar esto basta que miremos simplemente los registros diarios de consulta en medicina general, pediatría y otorrinolaringología de las instituciones de carácter público, especialmente.

Muchos otros factores de riesgo para el desarrollo de OMC tienen una estrecha relación con la pobreza. Afecta la OMC muy frecuentemente niños pequeños, quienes viven en condiciones de hacinamiento y en las que son malas también para ellos las condiciones de higiene y nutrición (7, 12).

A lo anterior se suman otros factores de riesgo conocidos como son la exposición en el ambiente familiar al humo de cigarrillo, la poca o nula lactancia materna y la falta o poca accesibilidad a servicios médicos (13-15). Adicionalmente, hay que considerar también los múltiples factores de riesgo que han sido señalados para el desarrollo de otitis media aguda (OMA) por ser ésta la precursora de la OMC (e.g, alergia del tracto respiratorio superior, trastornos del sistema inmunitario, asistencia a guarderías o sitios para el cuidado diario de niños pequeños, posición al dormir, uso de pacificadores o chupos) (16, 17).

El conocer estos factores de riesgo y poder además determinar cuáles pueden ser los que predominan en nuestras comunidades, es muy importante, ya que brinda la oportunidad de desarrollar estrategias de prevención. Las actividades que se implementen para hacer frente a estos factores de riesgo, redundarán necesariamente en una reducción en la incidencia de la OMC.

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