Nutrición Parenteral en Pacientes no críticos con COVID-19

Nutrición Parenteral

La nutrición parenteral en los pacientes no críticos con COVID19 debe cumplir con las metas nutricionales planteadas.

Es importante tener en cuenta que todos los nutrientes se deben considerar. Por lo tanto, preferiblemente sería una mezcla 3 en 1 de los macronutrientes y siempre agregando las necesidades de electrolitos, vitaminas y minerales, que pueden tener desequilibrios serios.

Se pueden emplear las mezclas tricamerales o bicamerales, pero recordando que es necesario cumplir con las metas de proteína y evaluar los niveles de triglicéridos.

Diariamente es necesario infundir los viales de vitaminas y minerales en 100/250 ml de solución salina; estos no vienen incorporados y no se pueden agregar a las mezclas tricamerales. Para no alterar el sistema cerrado.

Además del monitoreo de electrolitos, se deben evaluar los niveles de vitamina D y en caso de existir una deficiencia, suplementarla (29).

El aporte calórico se debe hacer dependiendo de las características del paciente, evaluando los parámetros metabólicos y clínicos de este. Se requiere solicitar exámenes de laboratorio básicos como son: glucemia, albúmina, perfil de lípidos, electrolitos y pruebas de función hepática, creatinina y BUN.

En caso de que la glucemia presente valores por encima de 180 mg/dl, es necesario emplear insulina para mantenerla por debajo de este valor. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la infusión de dextrosa debe estar máximo entre 3 – 4 mg/kg/min (52-55).

(Lea También: Manejo Nutricional del Paciente Crítico con COVID-19)

Las emulsiones de lípidos son la fuente calórica alterna e indispensable.

Es recomendable, sobre todo en el caso del manejo en los pacientes con COVID-19 el empleo de emulsiones de mezclas de lípidos con omega 3. Preferiblemente aquellos con aceite de pescado y limitando el empleo de emulsiones de lípidos a base únicamente de soya (33,48,56-59).

Estudios recientes muestran los beneficios del empleo de emulsiones de lípidos con mezclas de aceite de soya, aceite de coco, aceite de oliva y aceite de pescado porque aportan cantidades de omega 3 y PUFAs (poliinsaturated fatty acids, por su sigla en inglés) que actúan como fármaco- nutrientes y, al mismo tiempo como agentes antiinflamatorios (60-62).

La administración de triglicéridos puede estar entre 0,7 – 1,3 g/kg de peso e incrementarse hasta 1,5 g/kg en el caso de necesitar alcanzar los requerimientos energéticos.

Es importante tener en cuenta que existen 100 g de grasa por cada 500 ml de emulsiones de lípidos al 20 %.

La ventaja de las nuevas generaciones de emulsiones de lípidos es que contienen mezclas de éstos que reducen el aporte de omega 6. Por ejemplo, el que contiene aceite de pescado tiene una proporción de 30 % soya, 30 % TCM, 25 % oliva y 15 % aceite de pescado.

Otra de las mezclas recomendadas es la que contiene 20 % soya y 60 % oliva; en comparación con las emulsiones anteriores que eran 100 % soya (63). Para fines prácticos, no se recomienda la administración de más de una botella de 500 ml de emulsiones de lípidos por día y se sugieren mezclas tres en uno para que la infusión sea lenta y continua.

Los pacientes que reciben las emulsiones de lípidos se deben monitorear con valores de triglicéridos en sangre; si estos son mayores 400 mg/l requieren una reducción en las cantidades infundidas y si son mayores de 1.000 mg/l, se deben suspender (63).

Idealmente, se sugiere que las bombas de infusión tengan equipos de extensión que permitan estar fuera de las habitaciones de los pacientes para evitar contaminación o el empleo de PPE (64). Ver Figura 3.

Decisión nutricional para el paciente hospitalizado no crítico con COVID-19


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