El Cólera

Historia de la Medicina

David Vásquez Awad1, Luis María Murillo2, Antonio Iglesias Gamarra3

El cólera se le convirtió en una obsesión. No sabía de él mucho más de lo aprendido de rutina en
algún curso marginal, y le había parecido inverosímil que sólo treinta años antes hubiera causado en
Francia, inclusive en París, más de ciento cuarenta mil muertos
”.
(Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera

Resumen

Durante los últimos 200 años, se han generado siete pandemias de cólera y su origen se indica hacia 1817. Desde entonces, se han documentado incontables brotes, como el de 1991-1994 en América del Sur y, más recientemente, el de 2016-2020 en Yemen.

Aunque ya están bien reconocidos los mecanismos asociados a la propagación del cólera, por el momento, escapa a la comprensión por qué los brotes ocurren en algunos escenarios, mientras en otros paralelos no.

La falta de tratamiento de las heces humanas y del agua potable, facilita enormemente su propagación. Se ha encontrado que los cuerpos de agua sirven como reservorio, y los mariscos permiten la expansión de la enfermedad.

Entre 1816 y 1923, las primeras seis pandemias de cólera ocurrieron, consecutiva y continuamente, a lo largo del tiempo. El aumento del comercio, la migración y la peregrinación, promovieron su transmisión.

Al final de este período (particularmente entre 1879-1883)

Se desarrollaron importantes avances científicos hacia el tratamiento del cólera: la primera inmunización por Pasteur, el avance de la primera vacuna y la identificación de la bacteria Vibrio cholerae por Filippo Pacini y Robert Koch.

Las epidemias ocurrieron después de diversas guerras, disturbios civiles o desastres naturales, cuando el suministro de agua y alimentos se contaminó con el patógeno, y también, debido a las condiciones de vida abarrotadas y por el saneamiento deficiente.

Se estima que las muertes en la India entre 1817 y 1860, durante las tres primeras pandemias del siglo XIX, superaron las 15 millones de personas. Otros 23 millones murieron entre 1865 y 1917, durante las siguientes tres pandemias.

La séptima pandemia se originó en 1961, en Indonesia, y estuvo marcada por la aparición de una nueva cepa, apodada “El Tor”, que aún persiste en algunos países en desarrollo.

Aquí, abordamos una revisión completa de la historia del cólera, desde una perspectiva global hasta la representación de la infección en el entorno regional y local.

Palabras clave: brote; epidemias; cólera; Vibrio cholerae; vacuna; cultura popular.

Cholera

Abstract

Seven cholera pandemics have occurred in the past 200 years, with the first pandemic origi­nating in India in 1817. Additionally, there have been many documented cholera outbreaks, such as a 1991–1994 outbreak in South America and, more recently, the 2016–20 Yemen cholera outbreak.

Although much is known about the mechanisms behind the spread of chol­era, this has not led to a full understanding of what makes cholera outbreaks happen in some places and not others. Lack of treatment of human feces and lack of treatment of drinking water greatly facilitate its spread. Bodies of water have been found to serve as a reservoir, and seafood shipped long distances can spread the disease.

Between 1816 and 1923, the first six cholera pandemics occurred consecutively and continuously over time. Increased commerce, migration, and pilgrimage are credited for its transmission.

Late in this period (particularly 1879-1883)

major scientific breakthroughs towards the treatment of cholera develop: the first immunization by Pasteur, the development of the first cholera vaccine, and the identification of the bacterium Vibrio cholerae by Filippo Pacini and Robert Koch. Epidemics occurred after wars, civil unrest, or natural disasters, when water and food supplies become contaminated with the pathogen, and also due to crowded living conditions and poor sanitation.

Deaths in India between 1817 and 1860, in the first three pandemics of the nineteenth century, are esti­mated to have exceeded 15 million people. Another 23 million died between 1865 and 1917, during the next three pandemics.

The seventh pandemic originated in 1961 in Indonesia and is marked by the emergence of a new strain, nicknamed “El Tor”, which still persists in some developing countries. Here, we present a complete review of the history of Cholera, from a global perspective to the representation of the infection in the regional and local environment.

Keywords: outbreak; epidemics; cholera; Vibrio cholera; vaccine; popular culture.

Introducción

El cólera es una enfermedad infecto-contagiosa carac­terizada por diarrea profusa, masiva, aguda y deshi­dratante, con deposiciones semejantes al agua de arroz y depleción rápida de líquidos y electrólitos intra y extracelulares; es causada por la presencia del Vibrio cholerae en el intestino delgado y tiene tendencia a ser epidémica (1). Las manifestaciones clínicas, son debi­das a una enterotoxina proteica excretada por la célula bacteriana. La severidad de la enfermedad varía am­pliamente.

En su forma más severa, cholera gravis, el paciente puede perder hasta 1 litro de heces diarreicas por hora. Si el volumen perdido no es repuesto, el cua­dro puede progresar en 6 a 8 horas a colapso circula­torio y shock; éste puede generar falla renal aguda.

La acidosis severa resultante de la pérdida de bicarbonato por la diarrea, exacerba el shock y la falla renal, pu­diendo ocasionar la muerte de forma rápida (2).

Género Vibrio

El género Vibrio es uno de los cuatro géneros que con­forman la familia Vibrionaceae, sus miembros son habi­tantes naturales de las aguas y el ambiente marino. El Vibrio cholerae es una bacteria Gram negativa, en forma de bacilo, aerobia o anaerobia facultativa, fermentador de glucosa, oxidasa positiva y portador de un flage­lo que incrementa su movilidad.

Las cepas de Vibrio cholerae que producen enterotoxina, causan el cólera epidémico; las que no la producen se designan cepas no epidémicas, aunque pueden causar diarrea.

Dos se­rogrupos del Vibrio cholerae, O1 (al cual pertenece el biotipo El Tor) y el O139, tienen potencial epidémico y son responsables del cólera endémico. La bacteria tie­ne dos reservorios conocidos: los humanos (que pue­den ser portadores asintomáticos) y las aguas (dulces o marinas).

Los seres humanos se infectan a través de aguas contaminadas, usadas para beber o preparar ali­mentos, y (cuando son asintomáticos) pueden expul­sar la bacteria por las heces por una a dos semanas (3).

La enfermedad se adquiere por vía fecal-oral

Pues una persona se puede enfermar al beber agua contaminada o al ingerir alimentos mal lavados o mal procesados que contengan la bacteria. La fuente de contaminación más importante son las heces de las personas infecta­das que tienen contacto con el agua potable, de ríos o mares.

El cólera es común en países pobres, donde no se dan las condiciones sanitarias adecuadas para la población, ni un buen tratamiento de las aguas.

A lo largo de la historia, el cólera ha acompañado y de­vastado segmentos importantes de la población en todo el planeta y, por ello, su comportamiento epidemiológi­co y clínico ha sido objeto de numerosos estudios y pu­blicaciones. Se calcula que el cólera es endémico en más de 50 países, además afecta a 3-5 millones de personas por año, y es causante de más de 100.000 muertes (4).

Historia

Para efectos de este texto, se dividirá la historia de la enfermedad en dos secciones: la primera sección, irá desde la antigüedad hasta 1923 (final de la sexta pan­demia); la segunda, irá desde 1923 hasta la actualidad.

Primera sección

El término cholerae morbus (del latín chole: bilis y el griego morbus: enfermedad), atribuido a Hipócrates y Galeno, data de la “Medicina humoral” y, al parecer, describía un cuadro gastrointestinal que no puede ase­gurarse que correspondía al cólera.

Peste de Atenas

En cuanto a las plagas, la más devastadora que asoló el mundo griego fue la peste de Atenas, que se propagó en el año 428 a.C., y fue narrada por Tucídides en su obra “La guerra del Peloponeso”. Marco Aurelio fue víctima de la primera epidemia (peste Antonina, narrada en otro capítulo de esta obra), y en Roma, por esta causa, llega­ron a morir en el siglo III d.C. cerca de 5.000 personas al día.

Se cree que el fracaso de Justiniano en restaurar la unidad imperial en el Mediterráneo, se debió en parte, al efecto de la plaga, que disminuyó sus ejércitos. La epidemia que azotó a casi todo el continente europeo, la Peste Negra, ocurrió entre 1347 y 1350, y contribuyó a desencadenar o agravar la crisis económica y social que vivió Europa desde mediados del siglo XIV hasta fines de la centuria siguiente (6).

Hay casi unanimidad, en cuanto a que el cólera tuvo su origen en la India, específicamente, en la región del delta del Ganges. Es sabido que los hindúes, desde tiempos muy antiguos, han considerado sagrada el agua del Ganges y, en sus orillas, se reúne una cifra incalculable de personas que afirman que el agua les purifica y lava sus pecados, lo que ha inducido a llevar hasta el río, incluso a enfermos y moribundos.

Después, al morir, arrojan al río sagra­do sus cenizas. Los peregrinos también beben esa agua contaminada por desagües sin filtrar y se la llevan a casa en botellas. Así, se transmite la enfermedad hasta los lugares más apartados.

Exploradores europeos (portugueses, holandeses, fran­ceses y británicos) describieron, entre 1503 y 1817, epi­demias que hubieran podido corresponder, al menos algunas, a cólera (7,8); vale la pena anotar que algunos síntomas (vómitos, diarrea) son comunes a muchas en­fermedades.

La palabra cólera, fue conocida en el idioma inglés (cho­lera)

Desde principios del siglo XVII, cuando Philemon Holland (1601) describió una enfermedad que “purga­ba incesantemente por arriba y por abajo” (9,10). Sir William Wilde, en sus “Tables of Death” contenidas en el censo de Irlanda de 1841, observó que el cholera morbus “ha sido nativo en Irlanda en el siglo XVIII, pero su ocurrencia fue insignificante, comparada con la “temida visita” de cólera asiática de 1832-1833” (Primera pandemia).

Ahora bien, dichos episodios de cholera morbus también conocido como cólera europeo, inglés, irlandés, de verano o bilioso, fue probablemente gastroenteritis, que ocurrían con frecuencia en verano e, inclusive, producían epidemias (10,11).

Primera pandemia (1817-1823)

En el año 1817, posterior a una época de torrencia­les lluvias, estalló una grave epidemia -de lo que ya se identificó por su cuadro clínico como cólera- en Bengala, que produjo en la primera semana, más de 20.000 muertos.

Al alcanzar la populosa ciudad de Calcuta por el río Ganges, se diseminó por toda la India y rápidamente se extendió a Nepal y el sureste asiático (Borneo, Sumatra e Indochina) y además, se propagó en 1821 y 1822 a China y Japón, con lo que alcanzó el Medio Oriente (Siria) y el suroeste de lo que hoy es Rusia.

El invierno de 1823-1824, fue particu­larmente severo, y eso contribuyó a que la pandemia decayera y cesara la transmisión de la enfermedad en ese año. Esa pandemia fue denominada en su época como “Cólera asiática” y, en la actualidad, se recono­ce como la primera pandemia (8,12).

Segunda pandemia (1829-1851)

La segunda pandemia, entre 1826 y 1851 comenzó también en India; rápida y agresivamente se extendió por Asia, Europa y África (5). En 1832, llegó a las cos­tas americanas procedente del Viejo Mundo en barcos que llegaban a Canadá y penetró así, al interior de ese país; simultáneamente, apareció en Estados Uni­dos (13,14).

En ese mismo año, se evidenció en toda América del Norte, América Central (Cuba, México, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Jamaica) y América del Sur (Colombia, Guyana, Brasil y Uruguay) (15).

A nuestro país ingresó en enero de 1849 por el puerto de Colón, en Panamá, según el doctor Domingo Aro­semena, testigo de excepción, quien atendió el primer caso en la ciudad de Panamá que, a la sazón, hacía parte de la Nueva Granada (16).

Descripción de la afectación de esta segunda pandemia

Una excelente descripción de la afectación de esta segunda pandemia (de manera especial porque en la primera parte, se presenta y describe nuestro país, es­pecíficamente Cartagena) la encontramos expresada así: “en América, el primer brote de cólera se detectó en Cartagena de Indias.

Unos pescadores estaban mar adentro y amanecieron muertos, lo que supuestamente desató la epidemia. Más tarde, se daría el diagnósti­co médico: “cólera morbo”. La peste se diseminó por toda la ciudad y los fallecimientos masivos obligaron a las autoridades a cavar una fosa común.

En la deses­peración, cada cierto tiempo, se disparaban cañonazos para supuestamente purificar el aire con el humo de la pólvora. Se dice que en Cartagena, aproximadamente la tercera parte de la población murió.

Producto del desconocimiento y la histeria reinante, se manejó muy mal la enfermedad” (5). Don Salvador Camacho Rol­dán, lo describe así: “murió una cuarta parte de la po­blación por esta causa: de sus diez mil habitantes de entonces, fallecieron dos mil cuatrocientos afectados por el cólera morbo” (16). Cuando el cólera asiático invadió Europa en 1830, se llegó a proponer la teoría de que el corazón se comprimía por una fuerza centrípeta y que se debía disminuir su esfuerzo mediante la sangría, así, a las víctimas del cólera, se sumaron los enfermos que morían desangrados.

Para evitar en lo posible el contagio, se crearon cuadrillas en los pue­blos, que recorrían las calles para recoger los cadáve­ res, pero las familias intentaban ocultar durante días los fallecimientos, ante el temor de que enterrasen a alguien sin estar muerto” (5).

Es importante anotar que para entonces, no se conocía con certeza la causa ni el modo de transmisión de esta enfermedad, y ello dio lugar a especulaciones, a me­nudo pseudocientíficas.

Una corriente, los “contagionis­tas”, sostenía que el cólera se adquiría por el contacto con el enfermo o con sus vestidos y pertenencias. Es así como abogaban por medidas sanitarias drásticas, como cuarentenas de buques, encierro de los enfermos en lazaretos, y la quema de sus ropas y enseres.

Otra corriente postulaba la teoría “miasmática”, la que creía que ciertas condiciones atmosféricas, en especial los vientos, transmitían de un lugar a otro los “mias­mas”, esto es, vapores tóxicos emitidos por materia en descomposición, que “transportaban” el cólera de un lugar a otro (5,17).

Este concepto “miasmático” preva­lecía desde el siglo XIV, con la idea de que las basuras, los materiales putrefactos y los desechos, producían “miasmas” que el viento llevaba de un lugar a otro, propagando la enfermedad.

Tercera pandemia (1852-1859)

Esta pandemia también tuvo su origen en India y afec­tó Asia, África, Estados Unidos, México y las islas del Caribe. En 1854, entró a Suramérica por Venezuela y alcanzó Brasil. En esta pandemia, descollaron dos fi­guras que aportaron, en gran medida, al conocimiento y control de la enfermedad: John Snow y Filippo Pa­cini.

John Snow, nació en York el 15 de marzo de 1813 y murió en Londres el 16 de junio de 1858.

En 1844, obtuvo su grado de Doctor en Medicina por la Univer­sidad de Londres y estableció su consulta de médico general y obstetra en la zona londinense de Soho, en donde se presentó un grave brote de cólera en 1854 (18). Snow observó que la mayoría de las muertes se localizaban en el vecindario de la bomba de agua de Broad Street, contaminada por materia fecal.

Por insistencia de Snow ante las autoridades sanitarias, éstas quitaron el manubrio de la bomba y, tanto los casos como las muertes, disminuyeron drásticamente. Snow escribe textualmente: “a raíz de esta epidemia, debemos concluir que la cantidad de materia mórbi­da necesaria para producir el cólera es inconcebible­mente pequeña…” (19).

Snow es considerado el padre de la Epidemiología, ya que introdujo el concepto de “tasa”, al observar que el riesgo de enfermar se da en función de una relación entre el número de afectados y el número de expuestos, y además, desarrolló la idea del factor de riesgo, que es la base del pensamiento epidemiológico moderno. La tasa es un concepto de probabilidad estadística y es la base del raciocinio epi­demiológico (18).

Filippo Pacini

Filippo Pacini, nació en Pistoia el 25 de mayo de 1812 y estudió Medicina en la entonces afamada Scuola Medi­ca Pistoiense. Desde 1847 hasta su muerte, fue profesor de Anatomía en la universidad de Firenza (20). El 10 de diciembre de 1854, Pacini leyó en una sesión de la Società Medico-Fisica di Firenze, su memoria Observazioni microscopiche e deduzioni patologiche sul cholera asiático.

Sus conclusiones fueron: que la causa del cólera son los vibriones, que encontró en grandísima cantidad en el líquido intestinal de tres de los cuatro casos de fa­llecidos de cólera, cuyas muestras de sangre, vómitos, líquido intestinal, deyecciones y fragmentos de tejido del estómago, intestino delgado e intestino grueso, es­tudió con el microscopio; que “la primera y principal condición patológica del cólera”, es el desprendimien­to parcial del epitelio superficial del intestino delga­do; que el cólera es una enfermedad contagiosa, que se trasmite de individuo a individuo, de país a país y que viaja “por todo el mundo” (20,21).

Fascinante re­sulta que, varias décadas antes del descubrimiento del Vibrio por Roberto Koch, Pacini ya había observado e identificado las bacterias, y reparado en el daño que causaban sobre la mucosa intestinal. No fue valorado tal aporte en su época.

Al parecer, era un ser humano especial: “Filippo era persona pía y caritativa” (20,22). “Nunca se casó, y se hizo cargo constantemente de dos hermanas gravemente enfermas”. “Gastó todo su dinero asistiendo a sus hermanas y sosteniendo sus propios estudios. Falleció muy pobre el 9 de julio de 1883” (20,23).

Cuarta pandemia (1863-1879)

Se originó también en India. Se extendió hasta Europa, Asia y América, en particular, las islas del Caribe, Mé­xico, Cuba, Chile y Paraguay. En 1873 y 1874, afectó el sur del continente y Estados Unidos.

En 1867, esta pandemia fue especialmente cruel con los ejércitos que libraban la guerra de Paraguay contra la triple alian­za (Argentina, Brasil y Uruguay), y contribuyó a los 200.000 muertos, que produjo esta conflagración en el bando paraguayo. Y en 1871, la fiebre amarilla también afectó los ejércitos participantes en esa guerra.

(Lea También: La Pandemia de Cólera por Regiones)

Quinta pandemia (1881-1896)

Originada en India, es de las más trascendentales en la historia de la enfermedad porque se identificó por vez primera el germen causal, Vibrio cholerae O1 clásico, por parte de Robert Koch. Se extendió por Europa, Asia, África y América (Estados Unidos, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay).

En Europa, permaneció prác­ticamente confinada a Francia, Italia y España. Entre 1892 y 1894, produjo la cuantiosa suma de 800.000 muertes (5).

Robert Heinrich Hermann Koch nació en Clausthal, Reino de Hannover, el 11 de diciembre de 1843-Baden- Baden y murió en el Gran Ducado de Baden, Imperio alemán, el 27 de mayo de 1910.

Estudió Medicina en la Universidad de Götingen. Desde sus inicios, mostró interés por la Bacteriología y, por ello, trabajó en el car­bunco y en la introducción de las cajas de Agar y de Petri (24).

En 1881, promovió la esterilización de los instrumentos quirúrgicos mediante el calor. Descubrió el germen Mycobacterium tuberculosis en 1882, lo que le dio fama mundial, ya que dicha enfermedad ocasio­naba una de cada siete muertes en Europa.

En 1883, trabajando en Egipto, descubrió el germen causante del cólera en el agua de una laguna contaminada en Egipto; le denominó “Kommabacillus”; fue hasta 1965 que la bacteria recibió el nombre de Vibrio cholerae.

En 1891, se convirtió en Profesor Honorario de la Facultad de Medicina y director del Instituto Prusiano de Enferme­dades Infecciosas (renombrado como Instituto Robert Koch en su honor). Recibió el premio Nobel de Medici­na en 1905.

Postulados de Koch

De gran importancia son los postulados de Koch, que afirman que para establecer que un organis­mo sea la causa de una enfermedad, éste debe:

  • Estar presente en todos los casos en los que se exa­mine la enfermedad, y ausente en organismos sa­nos.
  • Poder ser preparado y mantenido en un cultivo puro.
  • Tener la capacidad de producir la infección origi­nal, después de varias generaciones en un cultivo.
  • Poder inocularse en animales y ser cultivado de nuevo.

Adicionalmente, formó una brillante generación de in­vestigadores que descubrieron los organismos responsa­bles de la difteria, el tifus, la neumonía, la gonorrea, la meningitis cerebroespinal, la lepra, la peste pulmonar, el tétanos y la sífilis, entre otros, usando sus métodos (25).

La quinta pandemia provocó en Rusia 800.000 muertes en 1892 (26). Alcanzó Nueva York, a través de un bar­co italiano, e incluso llegó al sur del continente donde ocasionó una alta mortalidad, especialmente en Chile.

Sexta pandemia (1889-1923)

La sexta pandemia comenzó en el subcontinente Indio y se extendió por África, Asia Menor y Europa. Esta pandemia no llegó a América. Durante la primera gue­rra mundial, entre los meses de julio a septiembre de 1915, el ejército austro-húngaro registró 26.000 casos, con 15.000 muertes (5).

En los años de la primera gue­rra mundial (1914-1918), el movimiento de tropas fa­voreció la diseminación de la enfermedad. Importante en esta pandemia fue el hallazgo hecho por Gotschild, del Vibrio cholerae O1, El Tor, en Sinaí, Egipto, en 1905. Al inicio, fue considerado no patógeno hasta que atacó después en Islas Célebes, con carácter epidémico, y se volvió preponderante desde entonces (5). La cuarta, quinta y sexta pandemias no llegaron a Colombia.

Segunda sección

Treinta y ocho años vivió el mundo libre de las pande­mias del cólera. Terminada la sexta, en 1923, por casi cuatro décadas desaparecieron los grandes brotes, no así las condiciones que a la enfermedad le son propi­cias.

Por variadas circunstancias, la pobreza y las defi­ciencias sanitarias persisten o se exacerban, haciendo del cólera un peligro latente. Pensemos que alrededor de 1.800 millones de personas en el mundo viven ex­puestas a la infección, por agua contaminada con he­ces (27).

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha es­timado que el cólera es padecido por 1,3 a 4 millones de personas al año, y causa en ese mismo lapso, en­tre 21.000 y 143.000 muertes (28). Las notificaciones, que debieran ser la fuente más creíble, adolecen de un notable subregistro. Grande es la discrepancia entre las estimaciones y las notificaciones.

En su Weekly epi­demiological record (No. 48 del 2018), la OMS señala: “En 2015, un total de 172.454 casos de cólera y 1.304 muertes fueron reportados a la OMS por 42 países. […] Sin embargo, por varias razones, los números infor­mados representan solo una fracción de los casos que ocurren.

El subregistro puede deberse a la falta de ins­talaciones de diagnóstico, a la vigilancia y notificación inadecuadas de la enfermedad, y al temor del impacto económico en el comercio y el turismo, si se informa el cólera”.

La séptima pandemia, una pandemia larga que rebasó el medio siglo y aún continúa (29), comenzó en Asia, en la isla Célebes (Indonesia), en 1961 (28,36) y, 10 años después, llegó a África y Europa (28,26) y, en 1991, a América (28). Entre sus brotes más grandes se cuentan los del Congo, Haití, Yemen y Zimbabue (30).

Primer período

De Célebes, el cólera pasó a la India y se propagó por el Medio Oriente (26); llegó a Corea, China, Taiwán y Filipinas en 1963; a Pakistán, Afganistán, Irán, Ru­sia e Irak en 1966 (31); y por vía aérea llegó a África, en 1970, -donde afectó particularmente a Nigeria- y a Europa, donde sufrió una propagación lenta y ex­tensa (26).

Italia fue particularmente golpeada en 1973 (26,31). En la siguiente década los casos disminuye­ron, pero aumentaron los países (31). Comenzando el siguiente decenio, en enero de 1991, la pandemia llegó a América. Ese mismo año, se presentó una nueva ola en África, que se propagó por 21 países (31).

Segundo período

Los años 1991 y 1992 fueron los más críticos de la pan­demia en el siglo pasado. En 1991, a la OMS le fueron notificaron 322.000 casos, de los que el Perú aportó 55% (322.000) (31). Le siguieron Nigeria (59.478), Ecuador (46.320) y Nepal (30.648). A pesar del gran número de personas afectadas en el Perú, su mortali­dad fue baja, 0,9%; en África, en cambio, ascendió a 9,1% (31).

En 1992 hubo mayor propagación y más casos: 461.783. De ellos, el 76,6% en América y la mayoría en el Perú; así también, 19,7% en África y 3,5% en Asia (31). En octubre de ese año, el brote estalló en la India, en diciembre en Bangladés y en junio de 1993 en Tailandia (31).

Estos nuevos brotes hicieron pensar más en una nueva pandemia, la octava, que en una nueva ola de la que se presentaba desde 1961 (31), como lo sugirieron, entre otros, D. L. Swerdlow y A. Ries, en artículo de Lancet en 1993 (32).

A favor de la teoría obraba:

Más que las estadísticas de cólera del período 1991 a 1992, -que superaban en número de casos y países a las de 1961-1990 (31) y se explicaban por las guerras, desplazamientos, pobreza y deterioro de indicadores sociales y sanitarios (31)-, la aparición, en diciembre de 1992, en Bangladés, de una gran epidemia que en 3 meses informaba 107.297 casos y 1.473 fallecimientos, indistinguible del cólera y causada por un V. cholerae no O1, que no correspon­día a ninguno de los 138 serogrupos hasta entonces conocidos (33).

Se propuso para la cepa inesperada, con enterotoxina prácticamente idéntica a la del cólera y con potencialidad pandémica, un nuevo serogrupo: el Bengala, O139, (33). Con el tiempo, la idea de la octava pandemia desapareció, y la séptima se sigue prolongando hasta nuestros días.

Autores

1 David Vásquez Awad. Médico ginecólogo y epidemiólogo. Miembro de Número y Secretario general, Academia Nacional de Medicina. Bogotá, Colombia.
2 Luis María Murillo. Médico ginecólogo. Miembro Correspondiente Academia Nacional de Medicina. Bogotá, Colombia.
3 Antonio Iglesias Gamarra. Médico reumatólogo. Miembro de Número, Academia Nacional de Medicina. Bogotá, Colombia.

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