Anatomía de La Literatura Médica

“Las Palabras de Casserius y Fabricius”*

Andrés Felipe Cardona1, Alejandro Ruiz-Patiño2, Leonardo Rojas3, Oscar Arrieta4

“Eloqui est omnia quoe mente conceperis promere, atque ad audientres perferre. Elocutio est idoneorum verborum et sentetiarum ad inventionem accomodatio”

Resumen

Cuanto más puedas mirar hacia atrás más lejos podrás mirar hacia adelante, dijo Sir Winston Churchill en marzo de 1944 al dirigirse al Real Colegio de Médicos. Esta verdad justifica ampliamente la aparición del presente capítulo, la primera serie que describe la evolución de la literatura médica. El pasado nos da la clave del presente y del futuro; la historia, forma la base de todo conocimiento y es camino adecuado para acercarse a cualquier tema de estudio.

De aquí, que sea natural mirar el progreso de la ciencia desde los tiempos más remotos como un fondo esencial para la enseñanza moderna. Desdichadamente, los rápidos avances y los nuevos descubrimientos de los últimos años han tendido a eclipsar la obra de los lejanos precursores, y aún cuando algunos profesamos la debida reverencia a la memoria de figuras grandes como Harvey, Hunter, y Lister, la historia de la medicina no ha recibido el reconocimiento que parece exigir su importancia. A continuación se presenta un abreviado recorrido sobre las letras del conocimiento impresas en la historia.

Palabras clave: historia de la medicina; historia; literatura médica.

Anatomy of The Medical Literature: “Words of Casserius and Fabricius”

Abstract

The more you can look back, further can you look forward, said Sir Winston Churchill in March 1944 when addressing the Royal College of Physicians. This truth amply justifies the appearance of the present chapter, the first series that describes the evolution of medical literature. The past gives us the key to the present and the future; History forms the basis of all knowledge and is a suitable way to approach any topic of study. Hence, it is natural to look at the progress of science from the most remote times as an essential background for modern teaching.

Unfortunately, the rapid advances and new discoveries of recent years have tended to eclipse the work of the distant forerunners, and even though some profess due reverence for the memory of such great figures as Harvey, Hunter, and Lister, the story of the medicine has not received the recognition that seems to demand its importance. Below is an abbreviated tour of the letters of knowledge printed in history.

Key words: history of medicine; history; medical literature.

Introducción

La literatura como ciencia o como arte tiene por objeto el conocimiento y la difusión de la belleza, realizada o realizable en las obras literarias. El arcano estudio de las letras comprende desde la era de Fontanals, tres partes: la filosofía, que explica la estética del arte de escribir; la preceptiva, que contiene la teoría de la ciencia exacta de la retórica; y la histórica.

La anatomía de la literatura médica debe en-caminarse a las entrañas de los autores clásicos, los de las instituciones oratorias (ars oratoria) y de las buenas expresiones (optimae litterae), las más humanas (humaniores litterae), aquellas nacidas de los médicos. Siglos atrás, Quintiliano fijó los límites del arte de escribanos y sapientes, cuando la imaginación acalorada brotaba de las costumbres empíricas, de las observaciones y de los impulsos.

La literatura médica tiene su génesis formal a principios del siglo XVII con la publicación de la revista británica Medicina Curiosa que apareció con dos publicaciones en 1684, sin sobrevivir a ese año (1); sin embargo, el registro del saber, los principios y hechos particulares de la ciencia han sido narrados desde la existencia del hombre. A continuación se describe la evolución del periodismo y bibliografía en la historia de la medicina.

Rerum cognitio praesentium

La literatura médica se ha ido enriqueciendo a lo largo de la historia, al igual que otras ciencias, con el de-sarrollo de los soportes documentales. El contenido fue durante muchos siglos exclusivamente docente y filosófico, con textos y tratados destinados al aprendizaje de los alumnos. A partir de la aparición de los primeros hospitales en la edad media, se introdujo el uso de documentos administrativos; algunos de los primeros ejemplos pudieron verse en la isla de Rodas (1311), donde se establecieron durante las cruzadas los comunicados de práctica de los caballeros hospitalarios de la orden de San Juan. Los cruzados iniciaron el registro de pacientes, la descripción escrita de diversas patologías y oficios de defunción (2).

A finales del siglo XVI, cuando se amplió la tipología y los contenidos de la documentación, al empezar a considerar la medicina como una ciencia y al instaurarse el “intercambio profesional”, se pasó progresiva-mente de la comunicación informal de carácter oral y escrita, a un sistema articulado en torno a las publi-caciones científicas cuyo desarrollo metodológico se iría perfeccionando hasta conseguir la estructura del método científico.

Las primeras descripciones formales de las historias clínicas pertenecen al mayor de los hospitales ingleses del medioevo, el de San Bartolomé; allí, bajo la protección de la iglesia se guardaban junto a los edictos cristianos los recortes de papel en los que se anotaban los diagnósticos y algunas de las intervenciones. Este intento fue efímero ante la imposibilidad de mantener un adecuado archivo documental y tuvo que esperar hasta el siglo XIX para renacer frente al albor del modernismo (3).

Actualmente se incluye en la documentación sanitaria la información clínica del paciente, la documentación científica en los ámbitos docente e investigativo, y la documentación administrativa de los centros sanitarios. La información obtenida a partir de la observación de los pacientes, ha generado una producción científica literaria ilimitada, y la incorporación de las nuevas tecnologías ha hecho necesaria la creación de sistemas para el manejo de la información.

Orígenes (anatomía del anatomista)

Nada es más difícil que un comienzo, escribió Byron refiriéndose a la poesía; observación que puede apli-carse con toda propiedad a la historia de la medicina y a su literatura. No es sencillo describir y asociar los medios por los cuales nuestros primeros antepasados descubrieron y desarrollaron el arte de comunicar la ciencia. Aun más complejo, es relacionar la simpleza de los dibujos prehistóricos de hechiceros, magos o curanderos primitivos con los medios electrónicos actuales, pero ambos hacen parte de la misma evolución, y son reflejo del arte de curar.

Papyrus

Los médicos constituyen la clase profesional más antigua en la evolución de la sociedad. En la caverna de los Tríos Freres, localizada en los Pirineos, existe un dibujo que es probablemente el retrato más antiguo de un chamán envuelto en la piel de un animal, con las piernas adornadas por franjas pintadas y luciendo en la cabeza un par de astas de ciervo (4). Este modelo comunicó, con señales básicas, lo que en ese entonces constituía el máximo saber de la medicina y podría compararse entonces a la piedra con los papiros, hojas elocuentes impresas por las revistas periódicas de la actualidad.

El gran escenario de la literatura médica se encuentra en la cuna de la humanidad entre el límite norte del desierto de Arabia y las montañas del Asia Menor, bajo la fértil luna de Mesopotamia. En alguna época remota, probablemente unos 4.000 años atrás, florecieron las civilizaciones de los reinos de Sumer y Akkad, donde a las orillas del Tigris y Éufrates, los médicos escribían en tabillas descubiertas de arcilla con caracteres cuneiformes. Por la existencia de sellos en el respaldo de las tablas se ha supuesto el intercambio de información entre los hombres de ciencia (5).

Breasted describió en el atractivo libro Ancient Times, el momento aproximado de la escritura y su probable inclusión dentro de los relatos médicos; la producción de imágenes y jeroglíficos practicada por los sumerios, dio paso a la hierática, que permitió a los babilonios diseñar el alfabeto e inventar materiales útiles para escribir. De estos esfuerzos recorridos por el tiempo surgen los primeros papiros (5), y la medicina fue uno de los temas más comunes en su contenido. Por esto se considera que en las bibliotecas babilónicas (Eblas), muchas tablillas tendrían algún contenido científico que posiblemente se restringía al registro de eventos o de las causas de fallecimientos.

Los papiros disponibles del antiguo Egipto son fragmentos de una gran literatura que empezó con los li-bros herméticos del dios Thot; estos eran treinta y dos; seis que trataban de medicina, se guardaban en los templos y eran llevados a las procesiones para que los médicos de época difundieran entre la población las enseñanzas allí consignadas. En 1862, Jorge Ebers encontró en una tumba de Tebas el más conocido de los papiros (escrito 1500 años a.C.) y antiguo de los documentos médicos que existen; contiene 110 páginas y 900 recetas o prescripciones y se guarda en excelentes condiciones en la universidad de Leipzig (6).

El manuscrito referencia entre otras cosas la importancia del corazón que se consideraba como el principal órgano vital, los rituales para el embalsamamiento, hallazgos semiológicos y algunos detalles anatómicos. Además, incluye curiosidades como la creencia de que las orejas eran los órganos de la respiración, y que el hálito de la vida entraba por la oreja derecha y el soplo de la muerte por la izquierda.

Por afirmaciones como estas el nivel de la medicina Egipcia fue considerado como bajo respecto de su desarrollo cultural; sin embargo, la difusión del hallazgo del papiro de Smith en la Historical Society of New York revolucionó los conceptos al revelar un panorama más lógico, ya que este libro fue el primer ejemplar sobre el tratamiento de las heridas y contusiones (6).

Existen otras comunicaciones breves y fragmentarias: el papiro de Hearst hallado en el alto Egipto en 1899, el de Kahun descubierto en 1889, el Papiro Médico Londinense y los del museo de Berlín. Muchos otros textos se han encontrado, la mayoría de ellos más recientes, todos consistentes en prescripciones y conjuros. En el Cairo se guarda un manuscrito copto del siglo X, compuesto por un listado ordenado de medicamentos sin referencia al uso según el diagnóstico (7).

Canon est Biblis

La discusión histórica respecto del papel de la Biblia en la difusión del conocimiento médico está abierta desde el siglo XIX cuando el Colegio Real de Medicina de Londres intentó incluirle dentro de los gregarios del conocimiento médico. El intento fue descorazonador debido a que en el antiguo y nuevo testamentos había poco lugar para el médico porque solo Dios era considerado con poder para curar; todo poder humano del arte de la ciencia era mirado desfavorablemente y considerado como usurpación de lo divino. A pesar de la decepcionante ausencia de referencias, la Biblia posee una gran cantidad de información acerca de la higiene personal y social.

Otro aporte significativo de la Biblia, también mencionado en la Torah, fue la difusión de las infecciones y epidemias; uno de sus apartados menciona la plaga de Baalpeor (Números XX, 9), en donde el Señor en conjunto con los emerodes castigó a los filisteos, mandándoles las ratas infestadas con peste. En resumen, los judíos y sus escrituras contribuyeron a la historia con el primer reporte sobre salud pública (8).

Rig Veda

El recuento de la anatomía de la literatura médica debe contemplar la medicina primitiva de oriente. Nuestro conocimiento sobre la medicina india es incompleto y oscuro, debido a la imposibilidad de la historia para separar la ficción de la realidad. El más antiguo documento sánscrito, el Rig-Veda, indica que el tratamiento de la enfermedad en aquella época consistió principalmente en conjuros y fórmulas mágicas (hacia el 1500 a.C.).

Una serie de obras posteriores conocidas como el Ayur-veda que datan del año 700 a.C. fueron atribuidas en parte a Charaka y Susruta; no obstante, los dos vivieron al principio de la era cristiana por lo que se duda de su autoría. El último de estos célebres médicos escribió acerca de varios temas, entre los cuales se encuentran el paludismo del que ya se sabía que era causado por cierta variedad de mosquitos, la peste, tisis, viruela y sífilis. La medicina de la India antigua pareció ser muy rica en medicamentos, emplastos, unturas, baños, estornutatorios e inhalaciones (se conocen aproximadamente 700 descripciones de plantas medicinales) (9).


* Primera sección
1 MD. MSc. PhD. Grupo de Oncología Clínica y Traslacional, Centro de Oncología, Clínica del Country. Fundación para la Investigación Clínica y Molecular Aplicada del Cáncer, FICMAC. Departamento de Investigación Clínica y Sistemas Biológicos, Universidad el Bosque. Bogotá, Colombia.
2 MD. Fundación para la Investigación Clínica y Molecular Aplicada del Cáncer, FICMAC. Bogotá, Colombia.
3 MD. MSc. Grupo de Oncología Clínica y Traslacional, Centro de Oncología, Clínica del Country. Fundación para la Investigación Clínica y Molecular Aplicada del Cáncer, FICMAC. Departamento Oncología, Centro Javeriano de Oncología, Hospital Universitario San Ignacio. Bogotá, Colombia.
4 MD. MSc. Unidad Oncología Torácica, Instituto Nacional de Cancerología – INCan. Ciudad de México, México.

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