Historia de la Medicina, Homenaje Póstumo a don Pedro Laín Entralgo Exordio del Director de la Academia Colombiana de la Lengua
Don Pedro Laín Entralgo (1908-2001)Homenaje Póstumo
(Tomado de La Razón. Junio 6, 2001. Un rector para una universidad con problemas. Por Gonzalo Anes,
Director la RAH. Cultura, peag. 24. Dibujo de Manuel Mampaso).
Don Jaime Posada
Presidente, Colegio Máximo de las Academias Colombianas.
Luis María Ansón, escritor y miembro de la Real Academia evoca a uno de los grandes intelectuales
españoles del siglo XX en los siguientes términos:
«Desde la alta lejanísima cumbre de sus 93 años, la mirada joven y el pensamiento profundo, don Pedro Laín Entralgo era, incluso en las últimas semanas cuando llegaba a la Academia en su silla de ruedas, la imagen de la sabiduría, de la liberalidad, del equilibrio, la moderación y la ternura».
Para definir al siglo XX Laín eligió tres nombres:
Einstein, Chaplin y Picasso. Esa elección revela al humanista profundo con una denominación común en sus libros, el esfuerzo para comprender no para juzgar y con la independencia intelectual, con la preocupación permanente de España como problema, la España incierta que hería todos los días la inteligencia penetrante de Laín Entralgo.
La Academia Colombiana de la Lengua hizo individuo Honorario a este visionario excepcional. El Director de la Corporación y el Secretario Perpetuo le entregamos su diploma en la rotonda de la Real Academia en Madrid, en acto solemne, certificaba así con este concurso las firmes afinidades de las dos instituciones, la española y la colombiana. (Lea también: Pedro Laín Entralgo: Laín, Historiador)
Por todo ello, la más antigua de las Academias Hispanoamericanas de la Lengua, interpretando plenamente a las demás, quiso dedicar esta ceremonia a Don Pedro Laín Entralgo e invitar conjuntamente a la Academia Nacional de Medicina a que participáramos en esta tarea sobresaliente con la presencia de su Presidente el Doctor José Félix Patiño, el Académico Fernando Sánchez Torres y el Rector de la Universidad Nacional de Colombia. Se quiso así subrayar otro de los rasgos válidos de Laín Entralgo, el de médico, hombre de ciencia y rector universitario.
Don Pedro Laín Entralgo, en una de sus últimas apariciones en público.
Con motivo de este acto, el de esta noche, el Director de la Real Academia Española, Don Víctor García de la Concha, nos ha hecho llegar un mensaje con el siguiente énfasis:
«Quienes hemos tenido el privilegio de conocer de cerca a Don Pedro Laín Entralgo sabemos hasta qué punto era militante de la concordia. Lo que Américo Castro llamó la ‘Edad Conflictiva de España’, se prolongó según Laín en la España contemporánea en tres líneas de tensión: la religioso-ideológica, la socio-económica y la regional.
Si la primera y la segunda no pueden solucionarse más que en la comprensión y el diálogo intelectual, la tercera requiere lo que Laín soñaba en el colofón de su libro ‘A qué llamamos España’; allí, tras el grito de ‘no más sangre’, alzaba el programa de una España unida en la diversidad, una suma de términos regida y ordenada por el prefijo “con”, una convivencia que sea confederación armoniosa y conjunto de modos de vivir y de pensar capaces de cooperar y de competir entre sí, tesis que, por cierto, sería un llamamiento también para la Colombia actual.»
Prosigue Don Víctor García de la Concha:
«Hace meses nos dejó Don Rafael Lapesa con quien Pedro Laín vivía desde hace medio siglo una amistad ejemplar, ejemplar digo por cuanto a ella habían llegado desde posiciones ideológicas distintas atraidos por un amor común a la verdad, a la libre comprensión, al servicio, en fin, de una España soñada como espacio de fecunda convivencia.»
«La vida es siempre un bien y envejecer un privilegio». Esta consideración de Don Pedro Laín procede de uno de sus más recientes trabajos que dedicó a reflexionar sobre la muerte. Protagonista de la vida intelectual europea desde 1939, «fue un esperanzado creyente y un humanista reconocido» al decir de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Atildado Director de la Real Academia, integraba también la de Historia y la de Medicina, recipiendario del Premio «Príncipe de Asturias» y del «Menéndez y Pelayo», entre otros, sin olvidar su ejercicio como Rector de la Universidad Complutense de Madrid.
Con su condición y destreza como científico, ensayista y escritor de profunda cultura humanística, Don Pedro Laín consolidó una alentadora producción bibliográfica.
Justo evocar entre otras obras «Medicina e Historia», «Menéndez y Pelayo», «Las Generaciones en la Historia», «La Generación del 98», «Cajal y el problema del saber», «Reflexiones sobre la vida espiritual de España», «Historia de la Medicina», «Ocio y trabajo», «La espera y la esperanza», «Una y diversa España», «Teoría y realidad del otro».
Valga la pena una rememoración: en el año de 1983 Don Pedro Laín Entralgo, investido del carácter de Director de la Real Academia Española, visitó a Colombia y adelantó diversas actividades que vale la pena enumerar:
El jueves 13 de octubre de tal año disertó en la Academia de Medicina. El viernes 14 asistió a la sesión conjunta de la Academia de la Lengua y de Historia y pronunció magistral oración, al decir de los comentaristas del momento.
Los días 15 y 16 estuvo en Cartagena.
El lunes 17, hizo otra conferencia sobre la pintura en la cátedra de América que animaba Germán Arciniegas. En la noche fue condecorado en Palacio por el Presidente Belisario Betancur con la «Cruz de Boyacá». Con un acto en la Hacienda de Yerbabuena del Instituto Caro y Cuervo terminó su estadía en Bogotá.
Allí lo recibieron el Director del Instituto, Don Rafael Torres Quintero, Decanos e Investigadores. Al agradecer el saludo Don Pedro calificó las tareas del Diccionario del señor Cuervo y del Atlas Lingüístico como empresas culturales portentosas en las que Colombia se constituye en abanderado de los estudios lingüísticos en el Continente.
Al referirse a labores lexicográficas hizo una exposición sobre la vida de las palabras: ellas tienen tres momentos o instancias -dijo- que podrían describirse así: las primeras cuando nacen en la boca de los hablantes, frescas, plenas de vitalidad; la segunda, cuando se fijan en el diccionario como mariposas de museo, allí están muertas en apariencia o fosilizadas y el diccionario es un vasto cementerio.
Para que las palabras resuciten, y esta es la tercera fase o instancia, se requiere que el diccionario sea consultado, estudiado y acogido en la acepción exacta para que el fenómeno de la comunicación y de la expresión aparezca en toda su fuerza vivificante.
Es decir, añadiríamos nosotros en esta noche y en este auditorio, para que el diccionario readquiera su rectora condición de floresta de las palabras enriquecedoras y tonificantes. El diccionario aposenta ese tejido esencial de términos y de conceptos que constituyen el idioma que, inspirado en el logos, hace posible la comprensión del mundo. Vale la pena señalar adicionalmente que en Valladolid se llevará a cabo el Congreso Internacional de la Lengua Española entre los días 16 y 19 de octubre del presente año.
En ese encuentro, precisamente, será presentada la última edición del Diccionario de la Real Academia que implica logros de mucha importancia.
Han crecido los americanismos. Mediante el trabajo intenso del pleno de la Real Academia, de sus Comisiones, del Instituto Permanente de Lexicografía y del aporte de las Academias hispanoamericanas y del Instituto Caro y Cuervo, los aciertos son evidentes y abrirán nuevo repertorio de consulta, de reflexión y de auge del contorno vocabular.
Con Don Julián Marias, el notable crítico y Veedor del Humanismo, para finalizar, acojamos esta opinión: «La muerte de Laín nos priva de su convivencia, del calor de su persona viviente, de su ejemplo, pérdida que no dejamos de lamentar inmensamente, pero queda su obra riquísima, múltiple, de gran valor comprobable y semejante al de los grandes creadores que han florecido en el tremendo y admirable siglo XX».
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