Obituario, Académico Alberto Cárdenas Escovar

Alberto Albornoz-Plata
Académico de Número

Obituario, Académico Alberto Cárdenas Escovar

Académico Alberto Cardenas Escovar Bogota, Septiembre 5, 1917 Coral Gables, U.S.A. marzo 22, 1995.

Con sorpresa y gran tristeza por una llamada telefónica de U.S.A. nos enteramos de la muerte súbita y también tranquila de Alberto el pasado 22 de marzo en U.S.A.

Hacía pocas horas había regresado de un Congreso de ALANAM en Montevideo, en donde tuvo un trabajo intenso y fructífero, muy de acuerdo con su disciplina y cumplimiento.

Había nacido en Bogotá el 5 de septiembre de 1917; heredó de su padre el amor por la medicina y obtuvo su titulo de médico en la Universidad Nacional en 1943; su tesis de grado marcaba ya su orientación médica: “Biología de la hormona (ollcular”.

Posteriormente en Londres hace su especializa-ción en Ginecología y Obstetricia en el período de 1945-1946 en el British Post-Graduate Medical School. Regresa a Bogotá en donde inicia su práctica privada que en muy corto plazo es todo un éxito.

Fue el Ginecólogo y Obstetra seleccionado y preferido por las más distinguidas pacientes. Pocos años después obtiene el título de profesor de Obstetricia y Ginecología (1963) de la Universidad Javeriana y fue por muchos años el Director de la Clínica de Maternidad David Restrepo en donde dejó su huella de científico y magnífico administrador hospitalario.

Conocí a Alberto en la Facultad de Medicina, pero realmente iniciamos en forma recíproca una gran amistad, cuando yo era interno de la Clínica de Marly; él había estado allí anteriormente en una posición científica: visitaba la Clínica casi todos los días, me enseñó infínidad de detalles y me orientaba en mi pequeña práctica médica que yo iniciaba y fue mi consejero permanente.

A su regreso de Londres, en donde aprendió mucho de su especialidad y en especial asimiló, tal vez sin quererlo, la manera de ser todo un inglés en el trópico.

Su gallarda figura, siempre elegante, el nudo de su corbata con un toque británico para que no se maltratara el nudo, sus modales, gran pulcritud y una educación personal refinada le abrieron todas las puertas siempre con un éxito total.

Años después ingresó a la Academia Nacional de Medicina de Colombia y llegó a las directivas como Secretario y luego como Vicepresidente; años más tarde fue elegido como Miembro Honorario.

En los últimos años se trasladó con su familia a U.S.A. y allí hizo una gran labor con la Asociación de Médicos Colombianos residentes en U.S.A.

Es justo y oportuno recalcar su ejemplar labor realizada con la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina (ALANAM) fundada por el Académico de siempre grata recor- dación Gonzalo Esguerra Gómez en 1967 y allí Alberto se desempeñó como su Secretario Permanente hasta el día de su fallecimiento. (Lea: Obituario: Inmemoriam Profesor Héctor Pedraza)

Deja una huella permanente Alberto con sus escritos sobre ALANAM, todos publicados en el Libro oficial de la Academia TEMAS MÉDICOS. Realmente Alberto fue un corresponsal cuidadoso y permanente de sus actividades científicas y él además publicó un libro que contempla las ponencias de la Asociación que reflejan las reuniones en Bogotá y Chile en agosto de 1982.

Su último trabajo salió publicado en la Revista MEDICINA N° 39: nadie pensaría al recibirlo por FAX que sería su despedida …

Finalmente debo recalcar que él colaboró grandemente en la organización y fundación de los Médicos Internacionales en la Prevención de la Guerra Nuclear y fue condecorado por esta Asociación en el año de 1989 en Hiroshima, en donde él asistió, con la condecoración y premio “Albert Schweitzer”.

Se había casado con una distinguida dama americana residente en Colombia Dolores Parker, gran señora y compañera inigualable para Alberto. Para ella y sus hijos: María José, médica residente en Boston; Susana, residente en Pamplona, España; Lolly, María Cecilia, Juan Pablo y Alejandro, distinguido arquitecto residente en Bogotá, yernos, nueras e hijos, nuestra sincera condolencia en estas horas de dolor infinito.

Nada más indicado para Alberto que amó todo lo británico y siempre confiaba en Dios, esta linda frase bíblica: “Like a candle our life is consumed before the face of Christ”.

Descanse en paz.

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