Violencia y Psicoanálisis, Violencia y Televisión (experiencias)

En los EE.UU. se han hecho experiencias con respecto a las acciones y reacciones violentas repetitivas producidas por la televisión las cuales se clasifican en: ligeras, medianas y altas. Se ha observado que las personas expuestas a acciones violentas, presentan nuevas respuestas agresivas, nuevas técnicas de hacer daño, al mismo tiempo que se reducen las fuerzas que reprimen la agresión. Los sujetos reaccionan diciendo que: “Si en la televisión se ve y se puede realizar tal acción (violenta), afuera también es factible efectuarla” 1, 6 .

Otra de las observaciones es la de una desinhibición de los impulsos antisociales. Por lo contrario, las personas expuesta a no ver programas de televisión o cine, con acciones violentas, por períodos largos, se nota que hay una disminución de las reacciones agresivas y se presentan signos de dolor, solidaridad, y sufrimiento por el otro.

De tal manera hay un refuerzo o disminución de la represión del sujeto ante las acciones violentas. En los niños las reacciones de conducta, después de programas violentos de televisión, son de juegos agresivos, violencia y mayor reacción al ataque e irritabilidad. (Ver: Medicina, Violencia y Psicoanálisis)

En una experiencia con niños se observó lo siguiente:

Primero: Se expusieron películas agresivas en donde había ataques de niños y juguetes.

Segundo: luego los niños se pusieron en un cuarto con juguetes plásticos semejantes a los de la película.

Tercero: la respuesta fue que los niños atacaban los juguetes como lo habían visto en la pantalla.

Cuarto: en un grupo de control con niños no expuestos a la televisión y que fueron puestos con los mismos juguetes no presentaron el tipo agresivo de conducta.

Quinto: ambos grupos fueron estimulados tratando de provocarles respuestas agresivas.

La respuesta fue que los niños expuestos a programas de televisión violentos respondieron agresivamente, en cambio los otros no. Las provocaciones fueron de diferente tipo verbal, físico y eléctrico.

Se observó que la agresión tendía a aumentarse cada vez más por las provocaciones repetidas, por las amenazas y contra amenazas, por burlas, humillación e insulto. 6

En todas las investigaciones efectuadas se observó que los modelos agresivos influyen definitivamente en la conducta agresiva del niño.

Una de las observaciones que se notó en pilotos norteamericanos que hicieron el ataque inicial a Irak, fue de que cuando se les preguntó qué habían sentido en los ataques, la respuesta fue que era igual que en las películas de guerra en la televisión y como si fueran fuegos artificiales.

La agresión que presentan los niños y los adultos no solamente pueden considerarse provenientes de la televisión, sino de estímulos agresivos del medio ambiente: ruido, polución, conductas agresivas de la gente en la calle, desaseo, un mal estado de las calles, aglomeraciones, cambios bruscos de temperatura, desórdenes públicos, de familia, de la pareja, de grupos; en cada una de esas circunstancias se presenta el egoísmo y el argumento derecho, libertad y poder.

Una interpretación psicoanalítica de la relación televisión- violencia

Todo lo que el autor del Libro Rojo (Gustavo Castro Caycedo) nos trae son hechos reales ya estudiados en otras áreas geográficas, EE.UU. y Europa, habiéndose demostrado que la televisión es el instrumento mecanizado con mayores posibilidades de hacer lavados cerebrales a las personas, maquinizándolas; por eso encontramos a los niños y aun a los adultos “pegados a la televisión” porque en ella se proyectan imágenes en movimiento, que cada una habla más que mil palabras.

El hombre se está dejando comandar por la programación televisada. Televisión (máquina) o aparato que se supone recrea (vuelve a crear, crea algo nuevo y diferente) en el sentido de la diversión o distracción, pero que automatiza el pensamiento, o mejor lo anula, no permitiendo que el sujeto en realidad aprenda y piense.

Entre los fenómenos que ocurren en la masa de los televidentes es que éstos se sienten hipnotizados por las imágenes proyectadas. El sujeto se inmoviliza, no tiene descargas musculares y sí descargas y cargas a nivel mental inconsciente. El cerebro se ve abocado a bombardeos de estímulos en que la violencia y la destrucción es lo que predomina.

El niño por lo general tiene miedo a la violencia; sin embargo, es atraído y seducido por los programas violentos, justificando las acciones, todo esto debido al poder de la fuerza volviéndose muchas veces fríos y mecanizados, como robots.

De las fobias se pasa a las contrafobias; afortunadamente todo no es destructivo porque hay proyecciones en las que se hace énfasis en la belleza, el arte, la naturaleza, la ternura, el amor y la creatividad. Sin embargo, estos programas son mínimos. A la vez es de tener en cuenta cómo cierto grado de agresión es necesario exteriorizarlo proyectándolo afuera participando el sujeto como espectador (el cine, televisión, deportes, juegos competitivos).

En psicoanálisis conocemos una serie de mecanismos de defensa patológicos inconscientes, algunos muy importantes como la represión, la regresión, la omnipotencia, la magia, la disociación, la proyección, la idealización, la identificación, el aislamiento y la introyección.

El sujeto expuesto a los programas repetitivos de violencia manifiesta en la televisión, se sitúa en la posición defensiva de satisfacer proyectivamente lo reprimido latente que se despierta en él (envidia, celos, codicia, rivalidad, voracidad); de tal manera goza de la violencia sentida internamente y vivida en la pantalla externamente.

En cuántos hogares pobres de nuestra sociedad colombiana, el hábitat lo conforman la pareja, 3 o 5 hijos, un cuarto, una cama y una televisión; la ración alimenticia es pobre en nutrientes pero abundante en programas de televisión.

Las personas (niños o adultos) frente a la imagen de la televisión regresan a etapas infantiles, a un imaginar y soñar despierto, a un sentir y no pensar; así también se aíslan, se anulan y se desplazan al mundo fantasmagórico de realización de deseos de magia y omnipotencia en que todo puede ser y hacerse. El sujeto queda funcionando más a nivel de imágenes oníricas (sueños despiertos).

De ahí que aparezcan los “super-héroes”. Super-hombres, súper-mujeres. La consciencia moral (SY)* se vuelve aliada del instinto tanático con patrones ético-morales muy pobres.

Las fuerzas de las fantasías inconscientes toman predominio.

El dolor y la violencia se convierten en fuente de placer, como ya se expresó, por descarga y distensión. El hombre se vuelve inseguro e insensible, luego se acostumbra, acomoda, adapta, niega y se torna indiferente huyendo del displacer; la consciencia colectiva y solidaridad son efímeras, de corta duración; los intereses son de supervivencia y consumo.

La mente (el Yo) se defiende disociándose; una es la realidad perceptiva en la imagen de la televisión y otra la realidad externa. A la vez la disociación y la proyección introyectada como mecanismo de defensa, se utiliza para realizar fantasías y tendencias patológicas sadomasoquistas despertadas, llegándose a estimular al máximo el mecanismo de la identificación proyectiva, lo que significa que se identifica con lo proyectado y lo introyectado; esto es, las personificaciones destructivas.

En las mismas imágenes televisadas se presentan los “buenos y los malos”, los justicieros, los magníficos; los malos en ocasiones se convierten en víctimas por ende se defienden. El espectador se identifica, repitámoslo una vez más, con alguno (a) de los personajes ya disociados. He aquí el mecanismo más importante por tener en cuenta en toda la educación, para el desarrollo de una adecuada y buena salud mental.

La mayoría de los modelos de identificación que aparecen en la televisión son los exponentes de gran fuerza física, de agresión y violencia destructora. Es así como la tecnología se pone al servicio del “Tanatos” o “destructivo” y como el hombre se vuelve contra sí mismo.

Desde cierto punto de vista parecería que el sujeto hoy día con sus dos tendencias básicas amor y odio, vida y muerte, estuviera unido al prójimo por un amor demoníaco y el conflicto terminara patológicamente en un trastorno melancólico o maníaco ante la desesperanza y el abandono inicial y continuo a que está sometido el hombre en esta sociedad de consumo, competitiva y codiciosa.

Es por eso por lo que observamos al adolescente y al hombre en general, pidiendo ayuda y compañía para mitigar esa gran soledad que tiende a distraer con las adicciones (alcohol, tabaco, marihuana, coca, sexo y televisión).

La curiosidad, el saber, el conocimiento, el pensamiento y la cultura, el por qué y el para qué en la investigación, el descubrimiento del niño, se reducen puesto que todo está dado y no se necesita pensar, más cuando la experiencia la está teniendo, él sólo, en la pantalla.

Todas estas tendencias sublimatorias se silencian, se inactivan y el yo se anestesia al dolor mental y social convirtiéndose en un indolente; de tal manera que sólo queda funcionando el aparato sensoperceptivo (sentidos y sensaciones) en toda clase de imágenes que se desean ver, proyectar o actuar en conductas puestas en la pantalla de la televisión y no en pensamiento, en conceptos y palabras.

De tal manera el sujeto no piensa, no discierne, no dialoga con un discurso sino vive la acción de la pantalla o de la fantasía y así queda más sólo en su ser íntimo. La familia, que otrora permanecía unida alrededor de la cultura, de la mesa de comida, hoy se fragmenta y descompone desapareciendo la conversación y el aprendizaje a través del diálogo familiar.

Se podría agregar y repetir que la televisión es otro distractor del dolor mental, de la soledad ya anunciada y que sirve como coca del pueblo, perdiéndose así la realidad en un caos de valores, en un ocaso del amor, el cual cae en la disyuntiva de matar o morir en la fantasía o en la realidad y no en el de crear y vivir en la misma.

Otro de los problemas que se suscitan en este hecho, es que el sujeto puede anquilosarse y no desarrollar la intuición, quedando perezoso ante las obligaciones del pensar, imaginar y crear.

Tecnología, evolución natural y adaptación

Los programas de la televisión están hechos como anzuelo para vender productos. Actualmente nos encontramos con la desproporcionalidad, por un lado, de los avances tecnológicos de la informática, la comunicación y los computadores, y por otro lado con la evolución natural del ser humano.

Estamos frente a una crisis de diferentes puntos de vista; uno de ellos es que el sujeto tiene ahora que aprender a adaptarse a ese nuevo sistema de vida que le está imponiendo la nueva tecnología; por lo tanto, los técnicos tendrán que pensar también que se deben crear medios y sistemas para enseñar al sujeto en esta nueva adaptación y así enfrentar con prevención al mundo del mañana.

Es posible que nuevas tecnologías nos ayuden en esta nueva adaptación a que he hecho referencia, lo que permitirá sobrevivir ante la frialdad de la máquina en este mundo convulsionado, en donde lo que se desea es tener y poder más, sin importar el ser y el existir trascendente. Se ha creado la carrera de la posesión y del bienestar físico en una competencia como si en ese tener se encontrara un “estar mejor del ser”.

Quizás las máquinas mismas ayuden al hombre para un nuevo encuentro consigo mismo, con una participación del “otro” en un “nosotros”, religándose, despojado de envidias, celos, rivalidad y egoísmo fratricida, para así aprender del mundo que lo rodea, de sí mismo y de los demás, conociendo, pensando y amando.

Búsqueda de soluciones

Aquí quiero traer un pensamiento de Freud en el “Malestar en la Cultura” 4. “En el curso de las últimas generaciones, la humanidad ha realizado extraordinarios progresos en las ciencias naturales y en su aplicación técnica, afianzando en medida otrora inconcebible su dominio sobre la naturaleza. No enunciamos, por conocidos de todos, los pormenores de estos adelantos”. Más adelante agrega: “Deberíamos limitarnos a deducir…que el dominio sobre la naturaleza no es el único requisito de la felicidad humana”.

La felicidad misma no se puede contemplar sino con todas sus dificultades y limitaciones; algunas tendencias podrán estar consumiéndose en la explosión de las mismas; nos queda renunciar a la ilusión de lo ilimitado y a trabajar en la sublimación de lo limitado como capacidad.

Una ilusión es aquella en que se sitúa el hombre omnipotente deseando explicaciones de todo; de tal manera busca relaciones e interpretaciones; si bien esa tendencia enriquece el saber y el conocimiento, también tiene sublimites y por lo tanto sus frustraciones.

El arte, el saber, la ciencia, la tecnología, el trabajo, el lenguaje o el discurso y la interacción social pueden ser los “sustitutos” sublimados y la solución para aliviar la ansiedad, la soledad y el dolor. Los diversos espectáculos son las “distracciones” en masa de todas las problemáticas.

Por lo tanto tenemos que ser muy conscientes en su programación. Aun podemos incluir entre aquéllas las de las relaciones violentas entre los hombres (encontrándose la muerte masiva); o el que se divierte con la destrucción de la naturaleza o aquel que de tiempo en tiempo amenaza con la muerte y aun la produce en grandes áreas geográficas.

Actualmente el ser humano vive preocupado de la ecología, del desequilibrio producido por el hombre en su naturaleza externa. ¿Pero acaso se ocupa lo suficiente de la interna? ¿No serán las ciencias psicológicas y médico-psicoanalíticas las que pueden aportar soluciones a esta ecología mental? ¿No será que nos falta más humanidad y más moral? Polarizarse en cualquier método y mecanismo es correr el peligro de llegar a delirar ya psicologizarnos. Sin embargo, hay que incrementar el poder de la fuerza del amor y de la creatividad.

Entonces, ¿qué o cuál es la solución? La respuesta ya estuvo planteada anteriormente; es renunciar a la omnipotencia, omnipertenencia y omnisapiencia narcisística con una reflexión crítica. Aceptar la frustración, el dolor psicobiológico y con ello la muerte, esa será una de las metas que tendrán que efectuarse con el trabajo y lucha por la vida “del Yo y del nosotros”; todas habrán de realizarse con amor, reparando, creando e incrementando el disfrute por la belleza y por lo que trabajamos y luchamos sin creer que hay felicidad completa.

Esto puede comprenderse como otra ilusión que llega al idealismo; pero el ser humano debe tener ciertos delineamientos de sus propias metas, de lo contrario cae en la confusión; el dejar a otros hacer y así seguir la corriente de lo irracional o racionalizado, es poder llegar también a encontrarse dentro de las posiciones “anti” o “pro-revolucionarias” de luchas violentas.

No es que estemos propiciando el sometimiento a lo establecido, con miedo al cambio; es, por el contrario, buscar cambios positivos y creadores, rigiéndonos por el dolor masoquista pero sí dejándonos llevar por las fuerzas y energías que nos conducen a la vida sin caer en el odio al prójimo como así mismo.

Por eso buscamos salida o escape, y como lo expone Theodor Fontan citado por Freud “No se puede prescindir de las muletas” (pam esta pesada carga de la vida actual); por eso las “…hay quizá de tres especies: distracciones poderosas que nos hacen parecer pequeña nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas que la reducen; narcóticos que tornan insensibles a ella”. 4

Transformar este mundo a un solo equilibrio es entrar en otra ilusión; aislarnos, volver la espalda y negar, sería una equivocación. Buscar técnicas y prácticas psicológicas de distintas índoles, como la “Gestalt”, el conductismo, la sistematización, la terapia-vivencial pasando por otras treinta más hasta llegar a la logización, a la dialéctica discursiva o al yoga y a las religiosas, es otra forma de procurarnos encontrar salidas al dolor (que pertenece a una unidad psicobiológica), o desplazarlo. El dolor tratamos de aliviarlo, pero suprimirlo es otra ilusión por la que el hombre lucha.

Soluciones y recomendaciones

Una de las soluciones importantes es enseñar y aprender a canalizar y sublimar esas grandes fuerzas del amor y odio generador de la vida y la muerte; lo que se debe realizar a través de todo el desarrollo del sujeto, para lo cual se requiere de una labor educativa básica, constante, programada y responsable, en los diferentes campos (familia, planteles educativos, trabajo, comunidad en general).

Entre las formas de enseñar a encauzar y transformar los impulsos está el trabajo, el juego, el arte, los deportes y la recreación; para su logro también se requiere de programas específicos. Todo esto se podrá poner en función si se les da la importancia merecida a estos problemas de salud e higiene mental, dándoles presupuestos suficientes.

Se recomienda un cambio de actitud; hacemos todos responsables de este grave problema de la violencia poniendo cada uno su cuota de colaboración en un servicio social voluntario y obligatorio.

Se sugiere que de esta Academia Nacional de Medicina emanen recomendaciones específicas con la participación activa en este momento histórico de reformas a la carta fundamental.

1. Deberá consignarse la corrc1ación de la educación con la salud física y mental, la seguridad y servicio social con un enfoque preventivo curativo y de investigación para la mejor producción y desarrollo en una integración de eco-sistemas.

2. Plantear la protección de la familia y del menor haciendo énfasis en el cumplimiento de la educación gratuita y obligatoria de primaria y secundaria técnica, con enfoques prácticos, desarrollando las habilidades básicas de acuerdo con las necesidades sociales y en pro de la salud física y mental.

Resumen

Resumiendo, los sujetos son informados por los medios de comunicación en forma desfasada (se les da imágenes, valores, hechos, propaganda de consumo y agresión que los individuos no están preparados para recibirlos), pues no han pasado la fase de desarrollo para poder discriminar claramente un hecho de otro; de lo anterior se deriva que los sujetos, la masa popular, en su información, no se forman porque ésta no está programada para tal.

La información superficial e indiscriminada de los medios de comunicación es la que puede regir la “cultura” y “educación” de esa sociedad de consumo.

Evidentemente hay una enfermedad psico-social, una quiebra en los valores e ideales sociales y una mengua del respeto por la autoridad, por la ley, por la justicia y continuo ataque a la propiedad, a la vida y a la justicia en aras del control de un poder ilusorio de ellas y delirante.

Todas las fantasías tanáticas inconscientes toman predominio estableciéndose las secuencias: amor, culpa y castigo; se ubica al sujeto a jugar con el arma de la violencia y guerra en la fantasía y de allí se pasa a la realidad quedando a un lado la trascendencia del valor humano, comandado por la tiranía de los impulsos y con la ley de los mismos.

Todos estos hechos sociales tienen que ver con la interacción de la sociedad (familia), trabajo, economía, producción y propiedad, y con las distracciones que el sujeto busca para aliviar el dolor, la angustia, la inseguridad de la misma vida; así entra en el campo de las adicciones, entre ellas la televisión. A los médicos nos toca ayudar con nuestros principios éticos y científicos para aliviar, mejorar, asistir y/o prevenir el flagelo de esta enfermedad psimsocia1: la violencia.

Bibliografía

1. BANDURA, A. 1973; “Aggression: Asocial Learning Analysis”. Prentice-Hall Englewood Cliffs, NI.
2. CASTRO CAYCEDO, Gustavo. 1988. “El libro rojo”, Ed.Presencia, Bogotá.
3. DANE, Departamento de Estadística. 1990.
4. FREUD, Sigmud, 1931. “El malestar en la cultura”, Ed. Santiago Rueda, Buenos Aires.
5. FREUD, Sigmud, 1932 “El por qué de la guerra”, Ed. Santiago Rueda, Buenos Aires. Obras completas. Vol.XVIlI, pág. 247-258
6. LIEBERT RM, SPRFKIN IN, DAVIDSON ES: 1982. “Tlze Early Window: Effects ofTelevision on Children and Youth”, Ed. Pergamon,New York.
7. SANCHEZ MEDINA, Guillermo, 1990. “Psicoanálisis, ayer, hoy y mañana”. Ind. Gráficas Gaviota. Bogotá pág. 317- 334.


1. Bandura, A.1976.
6. Liebert RM, Spralkin JN, Davidson, 1982.
• El Super-yo.
4 Freud, Sigmund. 1931. “El malestar en la cultura”.
4. Freud, S. 1931

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