Falla Hepática Fulminante
La falla hepática fulminante aguda no es una entidad frecuente en la población pediátrica pero cuando ésta se presenta, pone en serios aprietos al equipo médico. En general todos estos pacientes terminan llevándose a transplante hepático en unas condiciones generales difíciles.
Sin embargo una buena estabilización perioperatoria, la pronta consecución de un donante vivo o cadavérico y los avances recientes en las técnicas quirúrgicas y en la inmuno-supresión se traducen en buenos resultados. La falta de circulación colateral típica del paciente con hepatopatía crónica, la mayor incidencia de injuria pulmonar y el sangrado perioperatorio son puntos de interés para el anestesiólogo.
Otro estudio realizado en el Instituto Nacional de Salud del Niño de Lima describió la etiología, características clínicas y de laboratorio de la falla hepática fulminante en una población pediátrica de veintinueve pacientes.
Aunque en once de ellos la causa no pudo ser precisada, el virus de la hepatitis A fue la causa de mayor frecuencia (ocho pacientes) seguido de la intoxicación por fósforo inorgánico (cinco pacientes). La edad promedio fue de 5.4 años; el compromiso del sensorio y los vómitos fueron los principales signos y/o síntomas por los que fueron traídos los niños.
El tiempo de enfermedad promedio fue de 14.6 días, y el tiempo entre la aparición de la ictericia e inicio de la encefalopatía en promedio fue de 6.6 días, cuanto menor este tiempo último más pobre el pronóstico.
En el examen físico el signo de mayor frecuencia al ingreso fue la hepatomegalia, seguido de ictericia y encefalopatía. En la evolución todos los pacientes presentaron encefalopatía e ictericia. Dentro de los exámenes paraclínicos el tiempo de protrombina corto y las transaminasas altas correlacionaron con un mejor pronóstico, y la aspartato amino transferasa y bilirrubinas estuvieron más elevadas en las causas infecciosas.
La mortalidad fue del 69%. La complicación observada con mayor frecuencia fue la hemorragia digestiva alta, seguida de desequilibrio hidroelectrolítico.
La insuficiencia hepática fulminante puede deberse no sólo a la necrosis hepática masiva, sino también a la acumulación generalizada de grasa en el hígado, como sucede en el síndrome de Reye, en la degeneración grasa aguda del embarazo y en la toxicidad por tetraciclinas, ácido valproico y fósforo blanco.
El síndrome de Reye suele darse en niños, pero puede observarse desde la lactancia hasta los quince años, y con mucha menor frecuencia en adultos; parece estar relacionado con el empleo de ácido acetilsalicílico.
Vidal CA, González LF, Ariza F. Falla hepática fulminante aguda: Cuando el transplante hepático es la única solución. Rev Col Anestesiol 2005; 33 (1)
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