Endocrinología Ginecológica en Colombia
Acudimos al excelente texto de Efraim Otero Ruiz en relación con lo que sucedía en Colombia en este campo: La primera noción que se tiene en Colombia de un preparado de acción endocrina, en la esfera gineco-obstétrica, corresponde al extracto de hipófisis posterior o “pituitrina”, introducido en Colombia en 1910 por el profesor Miguel Rueda Acosta, tan sólo cuatro años después de descubierto y un año después de su introducción al mundo obstétrico por Blaer-Bell. Ya en 1913 el uso difundido de esos extractos es motivo de una tesis de grado. El nombre “pituitrina” seguirá siendo empleado por varias décadas, aún después de que Kamm y col. en 1927 separaran la fracción vasopresora y antidiurética “pitresina” de la fracción ocitócica “pitocín o pitocina”. Esta última se seguirá empleando ampliamente en el país, hasta el presente, para la inducción artificial del parto. Los primeros extractos acuosos de hormonas ováricas, cuyo nombre “ovarina” o “foliculina” es de procedencia francesa, llegan al país a finales de la década de los veinte y comienzan a ser empleados empíricamente en menopausia y en toda clase de desarreglos menstruales. Algo parecido sucederá con los primeros andrógenos. La relativa impureza de esos extractos llevó a uno de los pioneros en el uso de hormonas sexuales, el doctor Clímaco Alberto Vargas, quien sostenía, además, que se debía hablar en masculino de “el hormón” y no de “la hormona”, a describir a comienzos de los treinta lo que llamó la “reacción Vargas” para el diagnóstico prenatal del sexo. Según él, la aplicación subcutánea de la hormona masculina en la embarazada dosificada en “unidades gallo”, ya que su dosificación biológica se hacía con base en el crecimiento de la cresta de pollos castrados o capones, si producía una especie de jabón o elevaba la temperatura local, era indicativa de que el feto era masculino, ya que habría una “reacción alérgica” a dicha hormona. De más está agregar que la alta proporción de falsos negativos, unida a la producción progresiva de testosterona purificada en base oleosa, trajeron el descrédito total de dicha prueba. Habría que esperar al estudio citogenético del líquido amniótico, en los setenta, o a la ecografía, en los ochenta y noventa, para poder tener una información segura en cuanto al sexo fetal.
Otero cita la excelente recopilación hecha por Fernando Sánchez Torres sobre ochenta y un años de bibliografía colombiana en obstetricia y ginecología (1888-1969), que nos permite ver cómo el interés por la endocrinología ginecológica nace en 1926 con dos tesis de grado: “Fenómenos endocrinos en ginecología” y “Ovario, glándula endocrina”. Sin embargo, deberán transcurrir trece años antes de que se elaboren otras tesis como… la de F. Afanador sobre relaciones hipófiso-ováricas… en esa revisión, de 2.121 referencias sólo 29 tratan directamente el tema de la fisiopatología endocrina, relativa al uso de las hormonas sexuales en obstetricia y ginecología. Por otra parte, hasta bien entrados los años cincuenta, el uso terapéutico parece dominado por la progesterona en sus aplicaciones para la prevención del aborto habitual.
El pionero de la planificación familiar en Colombia –según narra Fernando Sánchez Torres- fue Fernando Tamayo Ogliastri, quien… inició el empleo de los distintos métodos anticonceptivos incluyendo el dispositivo intrauterino. En 1965 dio los primeros pasos para fundar la Asociación Pro Bienestar de la Familia Colombiana. Un año después se abrió en Bogotá la primera Clínica de Planificación Familiar con la sigla “Profamilia”.En 1969, el ministro de salud Antonio Ordoñez Plaja incluyó actividades de planificación familiar en sus programas de protección materna e infantil. Aparte de Profamilia, dos instituciones –ahora desaparecidas- contribuyeron al mejor conocimiento de las técnicas y ventajas de la planificación familiar: la Corporación Centro Regional de Población (CCRP) y la Asociación Colombiana para el Estudio de Población (ACEP).
En cuanto a la reproducción asistida, Louisa Brown, concebida en un laboratorio mediante fertilización in vitro y transferida luego al útero materno, nació en Oldham (Inglaterra), el 25 de julio de 1978. La prensa registró el hecho como el nacimiento del “bebé probeta”. Siete años más tarde, en Colombia se repitió el logro por Elkin Lucena; ese nacimiento –por fertilización extracorpórea- fue el primero en Latinoamérica.
Sánchez-Torres, F. Ciencia y reproducción humana. 1991; p 88. Empresa Editorial Universidad Nacional, Bogotá
Hall DL. Biology, sex hormones and sexism in the 1920s. Philosophical Forum 1975; 5: 81-96
Otero Ruiz E. Endocrinología y opoterapia, del receptor a la enfermedad. En “El arte de curar, un viaje a través de la enfermedad en Colombia, 1898-1998”(M.Pérez, E.Otero Ruiz, Eds.) Bogotá. Afidro-Editorial Nomos. 1999. Pp. 225-235.
Parkes AS. The rise of reproductive endocrinology 1926–40, The Sir Henry Dale Lecture for 1965. Proc Sec Endocr 1966; 34: xix–xxxii
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