Citología Tiroidea

Desde hace un par de décadas, la citología por biopsia aspirativa con aguja fina (BACAF) se constituyó en la mejor ayuda diagnóstica para descartar malignidad tiroidea y para la indicación de un tratamiento quirúrgico. Por años los clínicos y los cirujanos nos embarcábamos en interminables discusiones sobre si operar o no el nódulo gamagráficamente frío único o si se trataba de un quiste –por ecografía- y si tenía o no el famoso halo, inclinándose siempre los especialistas del quirófano por la intervención, con el aforismo que dice que si se tiene duda, opere (When in doubt, cut it out).

Por aquella época nos visitó en Bogotá un famoso cirujano de Ann Arbor, cuyo único método para decidir era la citología aspirativa que -si resultaba negativa- permitía poner al paciente en observación y manejo con terapia supresiva (que por cierto anda muy desprestigiada) o servía de tratamiento en caso de quiste; pero si era dudoso –o positivo- se procedía a operar. o cierto es que se requieren cito-patólogos con muy buena práctica, como es el caso de Pilar Archila Fajardo, Martha Lucía Cadena y Darío Cadena del Hospital San José de la capital colombiana, quienes publicaron su experiencia de varios años en la institución (Repertorio de Medicina y Cirugía, 2003), la que correlacionó positivamente con los hallazgos patológicos de la pieza quirúrgica, colocando definitivamente en la categoría de imperfectas a la biopsia con aguja tru-cut y a la hecha por congelación.

El problema grave que se observa es que no tendría presentación alguna realizar una tiroidectomía total o casi total cuando se trata de una lesión benigna, especialmente por el riesgo de complicaciones severas y por el hipotiroidismo subsiguiente. Pero en caso de negatividad se puede estar tranquilo. La presencia de nódulos tiroideos afecta a 4-7% de la población adulta -predominantemente mujeres- y una fracción pequeña de dichos nódulos corresponde a lesiones malignas (5-10%)

carcinoma papilarLa revisión incluyó quinientos diez casos a los que se les practicó BACAF, cuatrocientas cuarenta y dos mujeres y sesenta y ocho hombres, con edad promedio de 45,7 años; recordemos que el carcinoma papilar –el más frecuente de los cánceres tiroideos- tiene dos picos de aparición, a los treinta y a los sesenta años. La sensibilidad para todas las categorías diagnósticas fue mayor de 80% y los falsos negativos menores al 20%.

No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre las diferentes categorías diagnósticas, ni cambio en la sensibilidad según el servicio hospitalario que hizo la punción. La concordancia clínico patológica no evidenció un grupo o un diagnóstico problemático. La frecuencia diagnóstica más alta correspondió –como era de esperarse- a enfermedades benignas del tiroides. No se hallaron la especificidad, falsos positivos, valores predictivos positivos ni negativos ya que todos los casos eran positivos en el diagnóstico citológico y en la resección quirúrgica/ control clínico.

De todas maneras hay algunos criterios clínicos que inclinan hacia la malignidad.

– Sexo masculino
– Menor de cuarenta años
– Nódulo único, no doloroso
– Gamagráficamente frío, no captante
– Ecográficamante sólido
– Consistencia dura, como piedra
– Infiltrante o con síntomas de compresión
– Linfadenopatías adyacentes
– Antecedentes de radiación en el cuello
– Historia familiar (particularmente en el caso de los carcinomas medulares)

Pero como también puede existir malignidad en bocios multinodulares, en lesiones quísticas, en mujeres y en edades mayores, la citología aspirativa se coloca como el principal método para decidir o no la intervención quirúrgica. En caso de historia de radiación de cuello –procedimiento que se acostumbró en la post-guerra en los Estados Unidos- sí podemos inclinarnos sin duda hacia la presencia de cáncer.

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