Café para Cardiólogos

Bogotá. El café es uno de los productos básicos del mundo que más se comercia –comenta el cardiólogo Darío Echeverri en la revista de su especialidad- y además es el principal producto agrícola de Colombia; de él depende un porcentaje significativo de la economía y el sustento de gran parte de la población. Se produce en más de cincuenta países y proporciona un medio de vida a más de veinticinco millones de familias caficultoras en el mundo entero. Echeverri y sus colaboradores de la Fundación Cardio-Infantil dicen en el artículo mencionado que entre los consumidores, el café es una bebida que goza de popularidad universal, y las ventas suponen más de setenta mil millones de dólares al año. El café es, después del petróleo, el producto comercial más importante del mundo; supera al carbón, al trigo y al azúcar. El cultivo del café es para muchos de los países tropicales en desarrollo una de las pocas actividades económicas en que ellos tienen alguna ventaja comparativa. Este producto no sólo representa una importante origen de divisas, sino que es una de las principales fuentes de ingresos en efectivo de las zonas rurales. Hace posible que países como Colombia puedan comprar bienes manufacturados y estimula la actividad económica interna al otorgar mayor poder adquisitivo a sus agricultores.

No obstante –continúan los autores- los grandes mitos y paradigmas que lo rodean perjudican de forma importante su consumo. De manera experimental, la cafeína es un vasodilatador arterial y en arterias sanas la cafeína en dosis de consumo usuales, supera la vasodilatación de la acetil-colina y la nitroglicerina en forma significativa. La cafeína induce una potente relajación vascular aún en presencia de dislipidemia y disfunción endotelial. Estudios de casos y controles que evaluaron la asociación entre consumo de café y enfermedad coronaria, mostraron resultados conflictivos. El Boston Collaborative Drug Surveillance Program encontró que quienes bebían más de cinco tazas al día, tenían el doble de riesgo de tener un infarto al miocardio que las personas no bebedoras. Jick y colaboradores encontraron que quienes consumían de una a cinco y más de seis tazas de café al día, incrementaron el riesgo de infarto al miocardio en 60% y 120% respectivamente.

Klatsky y colaboradores revisaron el programa Kaiser-Permanente y no encontraron asociación entre el consumo de café y la presencia de infarto del miocardio. Finalmente, Hennekens y colaboradores describieron que no existía un incremento de enfermedad coronaria en consumidores de café, mientras que Corti y colaboradores recientemente afirmaron que la actividad del sistema nervioso simpático es similar entre consumidores habituales y no habituales de café, sin ser necesaria su restricción médica.

Para referirse al café, el político francés Tayllerand dijo que era negro como el diablo, caliente como el infierno, puro como un ángel, dulce como el amor.

Echeverri D, Buitrago L y col. Café para cardiólogos. Rev Col Cardiol 2005; 11 (8) https://scc.org.co/revista.cfm?do=editar&id=405

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