Dinámica de Grupo

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

En realidad la dinámica de grupo es la del yo, el Ello y el super Yo en relación al consciente, al inconsciente, a los objetos, a las fantasías y a las experiencias del pasado.

Con respecto al líder observamos el mecanismo de desplazamiento; se le da el liderazgo a otro objeto dentro del grupo o fuera de él. Este mecanismo lleva el sentido de defensa contra los impulsos agresivos inconscientes a consecuencia de los conflictos edípicos, y sirve como defensa de la disociación; en otras palabras, se levanta la represión y por medio de la proyección se puede expresar las fantasías e impulsos que estaban reprimidos.

El objeto malo persecutorio, proyectado fuera del grupo en la realidad o en la fantasía, permite la cohesión momentánea del grupo; así, lo bueno y lo malo se separan, se disocian, se proyectan y, por tanto, hay un peligro de perder lo bueno.

Lo malo y culposo puede sentirse como lo débil, lo sexual, lo hostil, lo femenino; cuando lo malo se queda dentro del grupo, éste (lo malo), es una etapa, va a hacer el líder, al cual se trata con la hostilidad contrafóbica del conflicto edípico. Debido a las ansiedades castratorias, a la pérdida de la protección, al apoyo y guía, el objeto malo se desplaza fuera del grupo; en este caso el grupo va a vivir la depresión fantástica debida al temor de pérdida del objeto y a la culpa por los sentimientos hostiles hacia las partes buenas del líder.

A este mecanismo lo sucede el de la reparación y nuevamente el del desplazamiento y proyección; de tal manera el grupo busca y encuentra el “chivo expiatorio”, la “víctima” (73, (74), para la expiación de la culpa y a fin de poder expresar los impulsos hostiles y busca la solución del conflicto. Pero sucede que “lo malo” (el objeto) se reintroyecta para no dañar y destruir lo bueno idealizado.

En otras palabras, los mecanismos y posiciones esquizo-paranoides y depresivos de Melanie Klein, se repiten igualmente en el grupo (75), (76), (77), cuando la conducta agresiva intragrupal se hace intolerable, el grupo corren el peligro de su disociación y lo mismo ocurre con la expresión sexual directa y el excesivo narcisismo individual.

Esto sucede cuando el grupo sucede o induce a uno de sus miembros a actuar lo reprimido (78), y por eso es necesaria la interpretación transferencial.

Otro de los pasos dentro del proceso terapéutico es la desculpabilización:

Disminuyéndose las carga del Super-yo y el Ello; quizá sea ésta una de las acciones más ventajosas de la terapéutica, sobre todo, en aquellos casos en que el mayor trastorno esta en el Super-yo y ha debilitado al Yo.

Una de las formas de desculpabilización es la racionalización; otra es la formación de parejas dentro del grupo, buscando parentesco de cualquier orden, y así, perteneciendo a un “Clan”, están defendidos del objeto y de los impulsos peligrosos y dañinos.

Un fenómeno que se observa con frecuencia en los grupos abiertos, heterogéneos, intermedios u homogéneos, es el “aparejamiento”, de Bion; los integrantes se “casan”, forman parejas, buscan ser parientes por motivos que pueden ser de distinta índole:

1º, actualizar sus fantasías reprimidas de relaciones libidinales. 2º, contrarrestar los impulsos agresivos; 3°, defenderse contra el temor persecutorio y contra el objeto del mismo orden; 4º, tender a la “unión grupal”, a la cohesión en búsqueda de un subgrupo, “clan”, que permita la defensa contra el líder y contra las tendencias y fantasía; 5º, desear la igualdad anulando la culpa, siguiendo la ecuación simbólica: “si todos somos culpables, nadie es culpable”; 6º, desear la supresión del sometimiento a la dependencia paterna, al líder castrador.

En este momento la pareja también se disputa y compite el liderazgo para identificarse con el objeto perseguidor, castrador y líder; pero no solamente la competencia se realiza por el objeto malo, sino por el bueno; unos y otros han podido ser idealizados omnipotentemente.

(Lea También: El “Acting”)

Leyes de la dinámica

El grupo sigue las leyes de la dinámica y, por consiguiente, a toda fuerza se le opone otra igual, de menor o mayor fuerza; por lo tanto, a esa tendencia de “juntarse” se le opone otra para romper la ligazón, y si la fuerza de cohesión es mayor, mayor será la tendencia a la separación, formándose en el polo opuesto, y en forma equivalente y similar, otro subgrupo (79) con otras características, pero con valencias iguales.

El siguiente movimiento es el de luchar y luego el de la búsqueda de la conciliación.

Los subgrupos forman sus “lideres de segunda categoría”, dentro o fuera del grupo (pudiendo ser un personaje o una idea, valencia), si la tensión (valencia) es muy grande o fuerte en su carga, entre los lideres, el grupo se rompe y se divide por los polos, igual que una célula.

También pueden suceder que los polos opuestos se unan en contra de los otros dos, con el fin de subsistir y suprimir la presión de los subgrupos. Los lideres tienen a la vez sus suplentes, sub-lideres.

En el caso del que el grupo se rompa, se forma una zona de transición entre los dos sub-grupos, los cuales van a ser zonas de conciliación y amortiguamiento; aquí se repite la ley dinámica de la contrafuerza y la resistencia, por lo tanto, en los dos polos opuestos también comienzan a formarse lideres y sub-lideres.

El grupo queda dividido en cuatro y estos a su vez se van dividiendo por los opuestos en ocho y así sucesivamente hasta quedar integrado en el numero de sus componentes individuales, persistiendo de tal forma la individualidad y la marcha del grupo, gracias a las fuerzas contrarias, opuestas, que le dan el movimiento rotario o giratorio.

Sucede que algunas veces uno de los ejes no marcha, es entonces cuando surge dentro del grupo la tendencia mayor de uno de los líderes y el movimiento continúo.

Cuando en un grupo la disociación produce la división de éste y la formación de sub-grupos, éstos pueden seguir caminos diferentes.

La división es permanente o transitoria. En el primer caso, el sub-grupo va a tener su nueva historia desde su nacimiento; en el segundo caso puede aparecer la tendencia a reintegrarse, y es entonces cuando vemos cómo la reunión de los sub-grupos, cuando a parecen como grupos separados es posible; por que el eje central está como fin, método o principio básico.

La función se puede realizar siguiendo los procesos semejantes a los de la fagocitosis, intercambiando elementos que son vitales al grupo más débil; éste poco a poco va integrándose en el grupo con más valencia.

Sucede que los que una vez fueron los lideres de disociación, ahora abandonan el liderazgo y dejan sus remplazos para convertirse en seres aislacionistas y relegarse. Algunas veces los líderes disociadores van a ser también por su contradicción líderes reintegradores.

El líder nuevo puede tomar tres vías: 1º, la de mas cohesión e individualidad al grupo; 2º, busca presionar nuevamente a su grupo, al “grupo madre”, buscando fórmulas racionalizadas de cohesión y sometiéndose a las “leyes del grupo”; deja un liderazgo, pero en cambio encuentra más seguridad y reconocimiento en la cohesión y va a convertirse en sub-líder o líder de segunda categoría; 3º, busca fusionar otros grupos o subgrupos para conseguir lo mismo que en el segundo caso.

En este proceso de fusión hay elementos, partes o miembros que se pierden y quedan aislados y aptos para ir a formar parte de otros grupos diferentes; otros quedarán incluidos dentro del “grupo-madre”, pero en la posición de contradicción, de resistencia, sometidos y oponentes a la ley grupal.

En los grupos cerrados homogéneos hemos visto un mecanismo diferente al anterior, en el que pueden establecerse siete etapas;

1ª, iniciación de relaciones, formación de lideres, parejas y sub-lideres;
2ª, comunicación de fantasías;
3ª, regresión y tendencia al “acting-in”;
4ª, integración; 5ª, desintegración debida a:

a) límite del tiempo propuesto para la terapia,
b) mecanismo de desintegración por el aumento de la valencias y carencias de formación de líderes de segunda categoría, y
c) falta de integración o cohesión por parte del terapeuta a través de la integración, lo que lleva al “acting” y a determinar el rompimiento del compromiso con la ley del grupo o con la que se inició.

Si estas etapas pueden solucionarse en un determinado tiempo, viene una sexta, la de “reiniciaron”; por ultimo, la fase final o terminal de acuerdo con la ley o compromiso inicial, en la cual se dieron normas y objetivos definitivos.

El grupo funciona por cohesión en la masa interna, que es el fin terapéutico buscando en la síntesis.

El terapeuta, con la interpretación, hace comprender y concientizar a la masa, de sus estructuras, de sus procesos y fantasías básicas inconscientes en sus relaciones objetales, de su topografía, historia, economía y contenido, con el fin de manejar todos estos elementos, pudiendo coexistir las contradicciones, las contrafuerzas, las antítesis y los opuestos.

Del tal manera se puede hacer un intercambio equilibrado y de armonización de fuerzas y de tendencias a diferentes niveles y planos, por ejemplo, “libidinal-destructor”, “dar-recibir”, “bueno-malo”, dentro y en busca del “si-mismo” en la comunidad orgánica productora.

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