Personalidad del Analista

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

El analista interviene con su personalidad, sus valores, su fuerza y debilidades en la dinámica del grupo; el hecho de que se interese por esa clase de terapia no indica sus tendencias grupales.

Hay que ver si lo que necesita el terapeuta es satisfacer sus necesidades narcisistas, dominantes, autoritarias, porque si esto ocurre. Va a existir un extraordinario control superyoico sometiendo al grupo y pudiendo repetir la escena familiar; en el caso contrario puede permitir que el grupo adquiera una actitud democrática y constructiva.

De todas maneras el terapeuta es forzado a la interacción interpersonal y a la exploración intra y extrapsíquica.

Wolf, Alexander y Schwartz afirman que el terapeuta de grupo se expone a ser examinado, criticado, preguntando, pudiendo cometer errores. Y en la posición frente a frente no se esconde detrás de las máscaras del anonimato u omnipotencia, como puede suceder en el análisis individual.

Por todo esto no debemos suponer que todos los terapeutas tengan las mismas ideas y características básicas (90).

Otra experiencia clínica

En otra experiencia con un grupo de adultos también pudimos observar la actuación del grupo a raíz de una del analista.

Era un grupo abierto, mixto, compuesto por dos hombres y tres mujeres entre los veinticinco y cuarenta y cinco años, que asistían a psicoterapia de grupo regularmente dos veces por semana durante más de dos años.

El analista, por razones personales, tuvo que anunciar con meses de anticipación una suspensión transitoria de las sesiones mientras él hacia un viaje.

El grupo, al saber esta medida y la actuación del analista porque los iba a dejar la realidad:

Inició una serie de interrogantes; agredía al analista, deseaba adherirse a él, viajar con él, meterse dentro de él, indicando su dependencia y su temor a la independencia.

En una sesión comenzaron hablando de que harían una fiesta como homenaje al analista cuando se fuera; luego uno de los integrantes sacó una caja de chicle. Al analista le ofrecieron habiéndole dejado la caja en la mesa y comentaron: “vamos a ver si come”.

Uno del grupo conto un sueño en que comían otros volvió a protestar por la ida del analista, que los iba a dejar abandonados y muertos; otro asoció con la muerte de un pariente y con el abandono de sus padres.

El analista les interpretó que ellos ahora deseaban comérselo, pero que sólo lo chupaban y masticaban, tirándolo después como hacían con el chicle, que no podían pasarlo porque tenían temor de destruirlo y que dentro de ellos les pudiera hacer daño.

Como ellos vivieron en su pasado cuando se sintieron abandonados, que no les daban de comer, e igual que en la vida externa se quejaban cuando no le daban lo que ellos deseaban, temiendo quedarse muertos de hambre, deseaban la muerte del analista por el abandono que les ocasionaba.

El grupo entonces se deprimió, es decir, sentía la culpa depresiva por el ataque al objeto amado y odiado ambivalentemente, sintiendo a la vez el temor de que el objeto analista-madre-pecho-comida pudiera hacerles algo y vengarse por los deseos de comérselo, y por eso tenía que escupirlo, como el chicle, porque el analista-madre-pecho-leche-comida era un objeto fóbico que debía convertirse en materias fecales. Pero no por dentro de ellos, sino por fuera, como iban hacerlo cuando tiraban el chicle de la boca en la calle.

La fiesta, el homenaje, eran también la negación maníaca de la pérdida, de la depresión y del deseo de calmar al analista de la posible retaliación, a la vez que expresaban la fantasía de comérselo.

A la sesión siguiente uno de los integrantes narró un sueño: “estaba en el consultorio del analista, era una joyería y había muchas joyas en una mesa, eran esmeraldas montadas en oro blanco; cogí una sin que se diera cuenta el analista y quería robármela, y para que no se dieran cuenta me la metía en la boca. Pero vino mucha gente y tenía miedo de que me descubrieran; venía la policía, pero al final no me descubrieron”.

El grupo intentó interpretar las joyas como algo que querían robar del analista que los iba dejar y que querían llevarse algo de él:

Más tarde, uno de los integrantes protestó, por qué tenían que depender del analista y estar pensando y hablando de él y comentó que él si no sentía nada (era el mismo que había aceptado mascar chicle en la sesión anterior).

Además dijo que no había entendido las interpretaciones de la sesión anterior, que una cosa era el mascar chicle y otra el analista en su viaje, otro integrante se refirió a que la oficina les estaban molestando dándoles más trabajo difícil, que su jefe se la dedicaba haciéndole sentir que no servía y era malo y que se sentía muy mal, otro dijo que en varias ocasiones se había encontrado llorando sin saber por qué lo hacía, otro comunicó que se sentía como en las nubes.

El analista les mostró que el grupo lo idealizaba sintiéndolo de gran valor como las esmeraldas, como las joyas que tenían que lo bueno y lo valioso están por fuera de ellos, y que era lo que mágicamente les iba a dar la esperanza de curación de su dependencia, temiendo fueran descubiertos por ese robo de la fantasía (de los objetos buenos idealizados en las joyas, esmeraldas montadas en oro blanco) y que ellos mismos eran los que no aceptaban sus propios valores dentro de sí, no permitiéndose comer de verdad y pasar el chicle.

Éste se había convertido en joya, que tampoco se podía pasar, pues las joyas no se comen; de tal suerte ellos no permitían meter al analista dentro de sí, sintiéndose perseguidos por su misma policía interior, que les castigaba sus deseos voraces de tomar lo bueno persecutoriamente idealizado en las joyas.

(Lea También:La Psicoterapia de Grupo, Ventajas y Desventajas)

Una vez comunicado esto, el grupo entró en silencio, y luego uno de los integrantes confirmó la interpretación aseverando que él no valía; otro comentó que él si valía y que eran los demás los que no lo reconocían sus valores.

El analista mostró la proyección en ambos casos en que los objetos eran vívidos disociados y tanto en el uno como en el otro no aceptaban sus cosas buenas interiores. El objeto proyectado en el analista había pasado de condición chicle a condición joya, también por temor a convertirlo en materias fecales y con ello destruirlo.

En este grupo se observan los diferentes mecanismos de disociación de proyecto, de omnipotente, de magia, propios de la posición esquizoparanoide además de la culta depresiva. Se hace notar que a la actuación del analista el grupo hizo el “acting” de la última cena cuando comían masticaban-chicle- objeto-analista.

La actuación que hizo durante la sesión fue la interpretación; no entrando en el fuego de la fantasía de los pacientes y reaccionando contratransferencia en aceptar el chicle que se le ofrecía, de tal manera servían de agente curativo reparador del daño ocurrido en la fantasía.

Fines

Los fines de la terapia de grupo no difieren de la individual, pero la vía que se sigue sí; además del grupo sirve como complemento de la psicoterapia individual, la atmósfera o el medio de grupo es muy variado y en él hay gran variedad de reacciones interpersonales.

Algunos creen que lo más importante que pasan en el grupo, no se pueden expresar o discutir con palabras. Cada miembro aprende que sus compañeros de grupo, tienen problemas o dificultades y ansiedades semejantes. Todos se preguntan cómo los demás los ven, se comparan sus valores y encuentran que hay un “común denominador”.

El grupo desarrollo el respecto y el afecto por los otros y se identifica con el valor humano simple y sano. La distorsión y desenfoque de la visión de los otros se va corrigiendo (91). Representa una ocasión de ver la imagen de sí mismo (92) y adquiere una empatía por la vida de otros y de su cultura.

Bach (93) dice que el grupo ayuda en la expresión de las necesidades profundas, las cuales no se limitan a la dependencia infantil, a la rivalidad y a otras emociones positivas como la ayuda mutua, el afecto y el amor.

Como los traumas originales fueron para el paciente experimentados en la familia, el grupo familiar le sirve de símbolo y permite el desarrollo de las diferentes clases de interrelaciones, consiguiendo mejores satisfacciones a un nivel más equilibrado del dar y del recibir.

Se crea en está forma un campo social en que la comunicación se puede realizar mejor dependiendo de la integración y unidad del grupo. Es cierto que en el grupo terapéutico se reencarna la familia y el paciente repite sus fantasías infantiles, pero esto es solamente un pasó en el proceso terapéutico.

La mayor fuerza que realiza el cambio reside en el reconocimiento de las fuerzas destructoras peligrosas que lo ponen en desventaja con relación a otros. Alexander y French (94) dicen que el paciente para ser ayudado debe pasar por una experiencia emocional correctiva, capaz de reparar la influencia traumática de las experiencias previas.

En la psicoterapia de grupo el paciente es capaz de asociarse libremente con otro y expresar sus resentimientos contra sus hermanos, descubriendo que no van a ser castigado por eso; así también experimenta afectos por otros.

La diferencia de edad no cuenta más.

El sujeto va a ser aceptado independientemente de su edad, estatura, color, profesión, educación y experiencia. El grupo le servirá para aceptar el amor, la admiración, la crítica, expresar la hostilidad hacía otros, quienes no lo van a castigar físicamente por esto, como cuando niño; podrá ver por qué el rechazo ha ocurrido, aprendiendo a modificar su conducta, que ha estado basada en las experiencias pasadas.

La imagen del padre dominante o de la madre sobreprotectora o frustradora, va a repetirse, pero corrigiendo la primera experiencia y viviendo que hay otros que han pasado por lo mismo. Cuando niño el paciente necesitó atención y comida; ahora quiere ser amado, admirado y tener éxito o satisfacer la necesidad de pertenencia (95) dentro del grupo.

En el grupo también se consigue una disciplina de “sí-mismo”, de sus reacciones emocionales y, por último, un “insight”.

Los fines de la psicoterapia de grupo pueden resumirse así:

1°., El análisis del inconsciente;
2°, examen de la realidad para conseguir;
a) tolerancia consigo mismo y con los demás en el medio en que se vive,
b) variedad de experiencia,
c) canalización de las pulsiones, para tener la posibilidad de sublimación de los impulsos, d) mejorar las relaciones amistosas, y e) encontrar la actividad de expresión y realización dentro del grupo al que se pertenece.

Todo eso se consigue a través de la interpretación transferencial.

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