El Psicoanálisis en la Academia Nacional de Medicina

(Un pensamiento histórico)

I

Introducción

La temática a desarrollar en este escrito, tiene como motivación hacer conocer el desarrollo de la disciplina especializada del psicoanálisis dentro de la Academia Nacional de Medicina de Colombia a través del saber de los científicos y así hacer un reconocimiento no solo a la Corporación, sino a todos aquellos que participaron en esa constante labor y estudio de las diferentes disciplinas que se fueron fraguando desde que el conocimiento científico llegó a América Hispánica, y que luego se institucionalizó en el Siglo XX.

Es así como ya en la época de la Independencia Americana a principios del Siglo XIX y en adelante, la cultura con sus ideas fueron emigrando de siglos anteriores. Téngase en cuenta que los hechos político-económicos ocurridos en Europa y América del Norte antes del Siglo XIX, tuvieron sus resonancias y repercusiones en las diferentes áreas del saber y de las ciencias.

La presentación de este escrito quiero realizarla de tal manera, que el lector pueda utilizarla como una guía histórica no sin antes hacer mención de cómo, para elaborar un examen de cualquier hecho científico, es necesario contemplar el mismo hecho mediante su análisis desde su aparición, y vincularlo con el orden en que se manifiesta en conexión con otros hechos y fenómenos que en él intervienen.

En el presente texto me ocuparé sólo en parte de qué es, qué estudia y para qué es útil la historia y haré una descripción somera de los hechos históricos y acontecimientos que están referidos a la colectividad, a las instituciones, a las estructuras sociales y a la economía.

De una u otra forma las interpretaciones históricas están sujetas al consciente y al inconsciente, a las posiciones con respecto al tiempo, espacio y forma, al cómo se viven los eventos y sus conclusiones, teniendo en cuenta el interés y el sentido que se les da a los actos humanos.

Los datos y los hechos hablan por sí solos mas requieren también el análisis de las interpretaciones, de los valores que les demos a los acontecimientos y también de cómo podemos hacer concordancias y coincidencias de acuerdo con la objetividad y subjetividad llevadas al campo de la comprensión teórica y práctica; por lo común el que estudia y el que escribe sobre historia está impregnado de sus propias creencias, de su propia historia, lo cual no significa no poder realizar la reflexión crítica.

Si no conocemos y reconocemos nuestro espacio, tampoco sabremos comprender los hechos ocurridos en el tiempo. Tiempo y espacio, como padre y madre, en su unidad, conforman los ejes en que el hombre nace, vive, se reproduce y muere. Quien desconoce su historia vive a la deriva y se queda ubicado en la tara de la confusión, al azar de sus impulsos destructores.

Para crear un presente y un futuro positivo se requiere también reconstruir el pasado. Quien se comprenda podrá también conocerse, entender, comprender y cambiar lo destruido y así reconstruir, reparar, construir o crear un mundo nuevo con seguridad, fe y esperanza.

La historia en general, se teje como una urdimbre en que existen varios hilos de diferentes formas, calidades y colores y es así como se suceden los acontecimientos socio-políticos y económicos incluyendo las guerras; y, las ideas se van desarrollando y aparecen nuevos conceptos, los que tienen que ver con las letras y el arte para manifestarse luego los conocimientos científicos y técnicos.

De la misma manera se puede hablar de un determinismo e indeterminismo histórico que pertenecen a los fenómenos y procesos neuro-psicobiológicos y sociales los que también se ponen en íntima relación con los factores emocionales (la subjetividad en las ideologías y creencias). En realidad determinismo e indeterminismo hace parte del sistema histórico psicosocial1.

Téngase en cuenta que el tiempo registrado por siglos en los aconteceres, se suceden y se entrelazan e imbrincan unos dentro del otro, y así participan las comunicaciones, la economía, las ideas políticas, así como los sistemas que los soportan con el consuetudinario poder económico y con ellas también las científicas no sin presentarse grandes diferencias, rupturas, ambiciones o deseos de poder y conflictos que pueden llegar a lo bélico.

Por ejemplo, en el siglo XVIII aparece Guerra de sucesión española (1701-1703), la soberanía de Luis XV (1715-74) y de Catalina la Grande en Rusia (1762-96), las Guerras en Polonia y el nacimiento de Napoleón Bonaparte, la declaración de Independencia de Norte América (1776), la crisis económica de Francia (1780), y nueve años después la Revolución Francesa (1789).

Fue más tarde cuando sobrevino Napoleón Bonaparte; al mismo tiempo en 1781 Kant había publicado “La Crítica de la Razón Pura” y siete años más tarde “Crítica de la Razón Práctica”, seguida de “La Crítica del Juicio” y “La metafísica de las costumbres” (1797).

A todas estas Lavoisier en 1780 escribió sobre la combustión; de 1783 a 1816 tuvo lugar en Colombia la Expedición Botánica con José Celestino Mutis; Galvani sobre la electricidad animal (1791), y Malthus (1798) el “Ensayo sobre la población”. Así deviene el Siglo XIX para encontrarnos con las batallas de Trafalgar y Waterloo que terminaron con el Imperio Napoleónico.

Puede decirse que las guerras marcan la historia porque producen grandes cambios geopolítico-económicos con sus resonancias de conflictos bélicos en diferentes áreas sobreviniendo la independencia de los países Suramericanos con el grito de independencia de Colombia el 20 de Julio de 1810, seguido por la reconquista española y la definitiva independencia colombiana (Nueva Granada que comprendían las capitanías de Ecuador y Venezuela) sellada en la batalla de Boyacá en 1819, previa independencia del Argentina (1816), Chile (1818).
Los países de Ecuador y Perú declararon su independencia, el primero en 1809 y luego la selló en la batalla de Pichincha en 1822, separándose de Colombia en 1830; y el segundo Perú marcó su independencia en la Batalla de Ayacucho (1824); Brasil (1821), y la definitiva de Venezuela con el triunfo en Carabobo (1821), Bolivia (1825) y en Estados Unidos se declaró la doctrina Monroe (“América para los americanos”); la independencia de Uruguay (1816 y definitiva1830), Paraguay (1842) y México (1810-1821).

Los gritos de independencia y victorias alcanzadas en el campo de batalla no dieron ni consolidaron la independencia; esto último lo podemos observar dos siglos después, pues existen todavía múltiples dependencias que se traslucen en discriminaciones étnicas, culturales, ideológicas y económicas  así como en el desarrollo industrial, tecnológico y científico.

Si bien las consecuencias de la independencia establecieron una red de interrelación y en ella predominan las identificaciones, las idealizaciones e internalizaciones, así como la integración de las figuras con las cuales se identifica y tiene el predominio y la identidad de las naciones, mas cuando a los mayores se les idealiza, olvidándonos que ellos también tienen su evolución e involución como lo tienen los Estados y las culturas pudiendo observarse también la decadencia.

Obsérvese que el Nuevo Mundo abrió las puertas a ideas, costumbres a diferentes niveles sociales, políticos, económicos psicosociales y aquí se puede incluir las posibilidades de la aceptación de nuevas ideas y tecnologías identificándose con ellas o imitándolas gracias al funcionamiento de las células espejo y todos los procesos psicoevolutivos a nivel social, produciéndose la réplica individual de la independencia e identidad.

Volviendo al año de 1804 ya había muerto Kant, sin embargo, en ese siglo surgieron las ideas de Schelling, Fichte, Hegel, Schopenhauer y Marx. Durante el Siglo XIX se descubrió el barco a vapor, el alumbrado a gas, la teoría de las especies de Darwin (1859), los principios de biología de Spencer, las leyes de la herencia de Mendel (1865), el dinamo, y se escribió la introducción a la medicina experimental por Claude Bernard (1865).(2).

La tabla periódica de Mendeleiev apareció en 1869, así como la psicología como ciencia positiva de Ardigó (1870), la lámpara eléctrica de Thomas Edison (1878) y un año después (1879) el principio de la vacuna de Pasteur, la psicología experimental del Wundt, el bacilo de Koch (1882), los principios de psicología de William James (1890); de esta fecha hasta 1900; luego aparecen los rayos X de Roentgen, el motor de Diesel, Pierre y Marie Curie con la radio (1898).

El Siglo XX se inicia con la teoría de los cuantos de Planck, Albert Einstein con la teoría de la relatividad; Sigmund Freud3 y Jung, el primero con el psicoanálisis de los sueños, el proceso inconsciente y la psicopatología de la vida cotidiana y el segundo con los estudios de asociación diagnóstica.

Así mismo las investigaciones de Ramón y Cajal, a los que le siguieron los de Golgi el modelo de átomo de Bohr, los postulados de Watson sobre la conducta y la psicología comparada, seguidos por el lenguaje del pensamiento del niño de Piaget, el principio de Heisemberg de la mecánica cuántica, el descubrimiento del teléfono inalámbrico, el descubrimiento de la penicilina de Fleming, los postulados sobre la ideología y utopía de Mannheim, la lógica de la investigación científica de Popper, la fisión del átomo de Fermi, la teoría general sobre empleo, el interés y el dinero de Keynes, el cine a color de Zeis, el descubrimiento del factor Rh, la pila atómica de Fermi, el cohete V2 en Alemania de Von Braun, la cibernética de Wiener, las estructuras elementales del parentesco de Levi Strauss y  la bomba atómica.

(Lea También: La Historia como Conciencia Social)

No olvidemos aquí la influencia de como las guerras de independencia en el siglo XIX también influyeron de alguna manera, o en parte, tanto en los hallazgos científicos como en la aparición de ideas y expresiones artísticas.

Recuérdese que en 1840 apareció la guerra del opio y en Europa siete años después, 1847, sobrevino la crisis económica mundial, y la primera guerra de la independencia Italiana, las guerras de Crimea, la guerra de secesión en  Estados Unidos, la guerra Austro-Prusiana (1866), la Franco-Prusiana (1870), la guerra entre España y Estados Unidos, 1898, la primera y segunda guerra de los Balcanes, así como la segunda y primera guerra mundial (1914 y 1939).

La guerra española (1934-1939), la invasión de Etiopía por Italia, la toma del poder por Hitler en 1933, la anexión de Austria, (1938). La guerra de independencia de Argelia y las guerras entre India, China, Rusia y Japón, la guerra de los seis días de Egipto e Israel, la guerra India Pakistán, y Corea del Norte, Sur y Estados Unidos, la prolongada guerra entre Israel y Palestina, la invasión a Afganistán por Rusia y luego la de Estados Unidos a Afganistán e Irak y anteriormente la guerra entre Irak e Irán.

Recuérdese las guerras en América del Sur entre Paraguay y Bolivia, Colombia y Perú, Perú y Ecuador, y las Centroamericanas con intervención de los Estados Unidos; a su vez, no debemos olvidar las diferentes guerras civiles. Todos estos acontecimientos con los conflictos bélicos como ya se mencionó, se entretejen uno a uno y producen diferentes cambios a distintos niveles. De todo esto se puede incluir que todos los hechos se interrelacionan.

A todas estas en los Siglos XIX y XX estuvieron presentes las ideas de los filósofos Unamuno, Nietzsche, Peirce, Engels, Bergson, Dewey, Russell, Weber, el círculo de Viena, los escritos de Saussure, Harmmant, Heidegger, Carnap, Whitehead, Bachelard, Merleau Ponty, Sartre, Marcel, Marcuse, Foucault, Fromm, Lakatos, y tantos otros.
Los descubrimientos fueron apareciendo paulatina y consecutivamente; del avión con motor y pistón se pasó al de reacción, la vacuna antipolio y anti diferentes virus, a los satélites artificiales, a la inteligencia artificial, a los escritos de Lacan y Habermas, a los trabajos de los post freudianos, a los astronautas, al escrito “El Yo y su cerebro” de Eccles y al corazón artificial y los diferentes trasplantes y microcirugías con la participación de la cibernética.

En este siglo XXI se interrelacionan la ciencia y la tecnología con la participación de todas las disciplinas físico-químicas, cuánticas, la biología, la psicología cognitiva, conductual y el psicoanálisis. Pienso que las comunicaciones hoy día, no sólo rompieron las barreras del sonido, sino abrieron las puertas para romper distancias y con ello hacer posible que el conocimiento sea efectivo acortando las distancias al mínimo; por ejemplo, una cirugía cerebral o abdominal se puede efectuar a miles kilómetros de distancia vía satélite, o con un minicomunicador (minicom) se puede realizar múltiples funciones inmediatas.

De lo expuesto anteriormente es factible inferir cómo el panorama histórico hay que ubicarlo dentro del contexto del proceso de desarrollo científico y evolucionismo (el cual implica la posibilidad de cambio y adaptación) y dentro de éste el de la institucionalización; por lo tanto, se hará un breve análisis al respecto relacionando los hechos históricos con los científicos e institucionales. A la vez es necesario referirnos a las personas que de alguna u otra forma han intervenido en ese proceso de imbricación de una ciencia dentro de una institución siendo aquellas personas los hitos transmisores del conocimiento que proyectan el saber científico.

Por esta razón me voy a referir fundamentalmente a ocho psicoanalistas quienes han sido los ejes centrales y marcadores del psicoanálisis en la Academia Nacional de Medicina, a saber:

José Francisco Socarrás(†), Humberto Rosselli (†), Adolfo De Francisco, Roberto De Zubiría (†), Guillermo Sánchez Medina,  Álvaro Villar Gaviria (†) Carlos Plata Mújica, Alfonso Sánchez Medina.

Sin embargo, se hará mención de muchos otros académicos o no, que de una u otra forma participaron no solamente en traer el psicoanálisis a Colombia sino en la fundación de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, la Asociación Psicoanalítica Colombiana y la Asociación Sigmund Freud, cada una con su desarrollo; y, con todo ello llevar sus conceptualizaciones y actitud investigativa, cuestionadora a la Academia de Medicina, favoreciendo el estudio y progreso de la rama de las neurociencias, así como ofrecer sus ideas a la cultura y al bienestar de la sociedad, lo que equivale también a la salud pública.

Téngase en cuenta que son las personas, en este caso los científicos médicos especializados en distinta ramas de la medicina, a la vez que en el psicoanálisis, los que con su posición científica y conocimientos influyeron con su saber y sus realizaciones en los trabajos y pensamiento científico, en la difusión del conocimiento, en el cual se incluye en forma trascendente  el que apareció en personajes del campo literario o científico como por ejemplo: José Asunción Silva, José Eustaquio Rivera, Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Franz Kafka,   Gabriel García Márquez, Epifanio Mejía…, Luis Zea Uribe, Juan de Dios Carrasquilla, Pedro Fermín de Vargas, así como personajes de la vida política y social que influyeron de alguna manera en la enseñanza y en la cultura de la historia de Colombia a los cuales se refieren los Académicos.

De la misma manera, estos académicos se ocuparon de las instituciones hospitalarias,  de la historia, de los métodos de tratamiento, de los desórdenes mentales o de la relación de médicos y notables empíricos notables de la época de la independencia, de la enseñanza de la ética, y específicamente de la medicina, psiquiatría y psicoanálisis. (Ver bibliografía de los académicos psicoanalistas citados).

Todo este bagaje de conocimientos que el lector podrá encontrar en la bibliografía de cada uno de los académicos y observar el interés por ese otro saber, el cual en nuestro caso es el funcionamiento psíquico con el psicoanálisis; aquí podría preguntarse: ¿qué hubiese sido si toda esa información científica no hubiese llegado a América? La respuesta obvia es que eso sería imposible porque el ser humano no está aislado y sí tiene la libertad para alimentarse del conocimiento proveniente de donde venga y de ahí también la posibilidad de evolucionar; otro caso hubiera sido si no existiese ningún interés debido a que la información no es válida o no despierta motivaciones por su poca importancia o porque se estuvieran completamente aislados.

En nuestro caso histórico del desarrollo científico ha ocurrido lo contrario, que todo el planteamiento científico se ha despertado no solamente por la curiosidad sino la necesidad imperiosa de saber por qué y para qué pensamos, sentimos y actuamos, y con ello dar respuestas o determinar al principio de causalidad; la respuesta proviene de las ciencias neuropsíquicas, de la psicología cognitiva y conductual, así como de la psicología profunda o psicoanálisis. De todo lo expuesto podemos concluir cómo y con quienes llegó el psicoanálisis a la Academia Nacional de Medicina.

Para cumplir el propósito intentaré ubicar el psicoanálisis dentro de las ciencias conceptuales, contando con los niveles del conocimiento y la dinámica de los mismos; trataré de poner de manifiesto cómo surgen los modelos y el desarrollo de las ciencias, estudiando los hechos a través del tiempo; aquéllos son en realidad interpretados de acuerdo con modelos personales que no están exentos de subjetividades.

Un hecho que se mencionará es el desarrollo de las ciencias en los países industrializados y con culturas europeas y norteamericanas las que fueron mitificadas y envidiadas, interfirieron e intervinieron en el conocimiento; éste, al procesarse finalmente, llega a comunicarse y divulgarse. Cada conocimiento puede conllevar un valor en un momento dado y en otro desaparecer, al paso  que algunos otros quedan latentes por años para luego redescubrirse; todo esto no sin tener en cuenta que existe un temor al saber y al conocer, así como al cambiar de paradigmas y entrar a un nuevo campo científico del conocimiento.


1 Ver obra del autor. G. Sánchez Medina, el “Azar Determinista”, capítulo IV: El determinismo e indeterminismo, el azar y la probabilidad, (en prensa).

2 Reale G y Antiseri D., (1995) “Historia del pensamiento filosófico y científico”, tomo III, Editorial Herder, Barcelona España.

3 Sigmund Freud (1856-1939) produjo 338 escritos (Ver “Programas de Formación Psicoanalítica”, FEPAL, G. Sánchez Medina, Tomo II, pág. 727-736, 1998)

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