Ingreso del Psicoanálisis a la Academia Nacional de Medicina

V

INGRESO DEL PSICOANÁLISIS (LOS PSICOANALISTAS) A LA ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA (1965-2011)

De la misma manera que se han presentado los hechos que han ocurrido en los científicos en la historia del mundo así ha sucedido en nuestro país.

Aquí me permito hacer una analogía con la independencia de nuestros países en América:

Las ideas fueron surgiendo una a una en Europa y fraguándose estas con otras más en tierras Americanas para hacer brotes de independencia y buscar otros caminos en los cuales el sujeto pudiera transitar y vivir con libertad, sin sometimientos e ignorancia, conociendo mejor las verdades que nos llevan a la realidad para un mundo mejor.

Así mismo ha ocurrido con las ciencias y en este caso con la del psicoanálisis; obviamente el tiempo pasa y durante el transcurso de los años los modelos del pensamiento científico han evolucionado, el conocimiento se ha multiplicado en forma exponencial, las ciencias han avanzado y, ya tenemos más de 100 años de haber aparecido el psicoanálisis.

Lo trascendente aquí es cómo Sigmund Freud, dejó las puertas abiertas en un ancho campo de exploración, en especial el de la biología, el de la neurología y otras disciplinas haciendo una integración multidisciplinaria para llegar a la integración del psicoanálisis a las neurociencias, llegándose ahora en el Siglo XXI a denominar el “neuropsicoanálisis” como la integración de las neurociencias y el psicoanálisis. Actualmente no se puede concebir  solamente una disciplina con uno, dos o tres modelos conceptuales, sino la interacción de múltiples modelos, tanto biológicos como físico-químicos que integran el funcionamiento psíquico.

(Lea También: Académicos Médicos Psicoanalistas)

Por lo arriba expuesto no se puede entender que las instituciones como la Academia Nacional de Medicina de Colombia pueda cerrar sus puertas al conocimiento científico,  por el contrario, la ciencia está abierta para nuevas ideas, nuevos postulados, nuevas fuentes de conocimiento que permitan comprender todos los fenómenos que participan en la vida física y psíquica en relación al medio ambiente y a la sociedad y así mejorar nuestra propia calidad de la existencia, previniendo trastornos o problemas que perturben el buen funcionamiento del ser humano en su entorno.

Aquí es necesario hacer hincapié en la interrelación que existe entre el cuerpo, la mente, el medio ambiente  y la economía derivada del trabajo dentro de todo un contexto histórico. Así mismo hoy día estamos abiertos al estudio de la física y química cuántica y a la nanotecnología no solo para integrarlas dentro del conocimiento médico científico, sino para con ello ponerla al servicio de la salud física, mental y social; recuérdese cómo materia y energía operan alternativamente como una función de onda.

Otro problema diferente, es el científico práctico clínico que investiga la teoría, la técnica o los resultados clínicos o solamente una de estas áreas; otro es el didacta o profesor que enseña alguna de estas ramas del saber, teoría, técnica y clínica. Existen también los que trabajan en diferentes áreas, en dos o en una sola; lo plausible es que siempre opere el estudio e investigación de su saber y quehacer científico acompañado de la crítica exterior y de la autocrítica.

Por su parte “existen los científicos líderes” que pautan y sellan modelos científicos siendo aceptados o rechazados drásticamente, argumentando que tienen o no una verificación lógica. A todas estas el claustro de la Academia Nacional de Medicina[1] está estructurado para estudiar o conocer y enseñar más y mejor las investigaciones sobre la medicina y ciencias afines.

Vale la pena aquí recordar que el objeto de la Academia de Medicina “es contribuir al estudio y progreso de la Medicina, de la educación médica y la investigación, auspiciar el adelanto de las ciencias afines y las tecnologías complementarias, y propender por la ética, el buen ejercicio profesional y el desarrollo humanístico del médico, así como también cumplir con la finalidad de fortalecer la unidad del cuerpo médico, dentro del ejercicio libre de la profesión”.

(Capítulo I, Artículo I, Objeto de la Academia, Estatutos de la Academia Nacional de Medicina). Nótese que en este artículo de los estatutos, está explicito el estudio, progreso, educación, investigación, auspicio, adelanto de las ciencias afines y tecnologías complementarias y el buen ejercicio profesional y humanístico, así como el fortalecimiento de la unidad del cuerpo-mente; de tal manera, que el claustro de la Academia reúne personas conocedoras y poseedoras de un saber científico, a la vez que se interesan de un mayor estudio, conocimiento e investigación de las diferentes ciencias afines y complementarias; aquí podemos incluir entre otras, a la química y la física ondulatoria, las matemáticas y la tecnología.

Es así como existe una libertad de pensamiento y también una meta y un fin es el mayor conocimiento científico. Esto conlleva una actitud la cual sumada a la curiosidad nos puede llevar a mayores descubrimientos y a la aceptación de los mismos, siempre y cuando se siga la metodología científica; así mismo se establecen puentes entre una y otra ciencia. Esto ocurrió con los científicos de la Academia y la receptividad que tuvieron con los científicos que llevaron el psicoanálisis como una nueva disciplina, la cual a su vez está en continua revisión y cambio como lo estableciera su descubridor Sigmund Freud.

Es de observar que cada uno de los médicos psicoanalistas en la Academia pasaron por las aulas de las facultades de medicina, sumergidos en las ciencias naturales en la química-biológica, en la anatomía, en la fisiología, semiología, patología y en las diferentes clínicas incluyendo las quirúrgicas.

En la parte siguiente se podrá observar cómo los médicos psicoanalistas que hicieron su entrenamiento fueron produciendo trabajos, los cuales inicialmente partieron de las diferentes enfermedades descritas en la patología médica para luego marchar en su pensamiento a diferentes conceptos médicos, históricos, psicológicos, psicoanalíticos, de interpretación artística, de la educación médica, la salud y seguridad social, así como de la medicina moderna, no sin pasar por los conceptos psicosomáticos y psicoanalíticos específicos, (véase publicaciones de los psicoanalistas académicos).

De una u otra manera nos encontramos con la relación médico-paciente y sus psicodinamismos específicos, así como las motivaciones o principios de causalidad, de las diferentes psicopatologías que se observa a diario con la práctica médica, desde las neurociencias hasta la psicopatología y psicodinamia con las neurosis y psicosis, psicopatías, trastornos afectivos, los de carácter y personalidad o los de conducta. Recuérdese que no hay enfermedades sino enfermos que padecen de alguna manera desórdenes biológicos, psíquicos o sociales.

Todo este planteamiento aunque pertenece a diferentes disciplinas o modelos conceptuales, actualmente en el Siglo XXI, el pensamiento científico trata de integrar conocimientos; por ejemplo, últimamente se habla de la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) como la rama de la medicina que relaciona cuatro sistemas (neurológicos, psicológicos y psicoanalítico del inconsciente, inmunológico y endocrinológico) puesto que el sistema psíquico involucra el neurológico y los otros dos (inmunológico y endocrino) puesto que es toda una red interconectada de funciones, las cuales se basan en la interrelación neuropsíquico física en que participan los neuroreceptores, neurotransmisores e integradores y neuroestimuladores e interpretadores que terminan en una función psicobiológica. Este tema está desarrollado en el trabajo. “Cerebro Mente y Estrés”.

Nótese que la ciencia hoy día no puede delimitarse en una sola línea de investigación, porque cualquier fenómeno humano está determinado por múltiples causas en la que intervienen la materia-energía, como un binomio conceptual alternante. Lo que significa que podemos encontrar el principio de causalidad en la participación de la materia o energía, las cuales operan alternativamente pudiendo aparecer una más que la otra.

De la misma manera, el ser humano no es factible de estudiar sino con la participación del medio ambiente, la sociedad, la cultura, la historia, la economía, la ecología, y aún los sistemas sociopolíticos que determinan deseos, sentimientos, conductas o patrones de comportamiento.


18 El término Academia (del latín academia, y éste a su vez del griego akademeia) en el sentido más estricto se refiere a la Academia de Atenas fundada, en la Grecia antigua, por Platón.

Debe su nombre a un héroe legendario de la Mitología griega, Akademos (originalmente Hekademos) o, menos correctamente, Academus. Estaba ubicada a las afueras de Atenas, al nordeste, en unos terrenos adquiridos por Platón alrededor del 384 a. C. En dicho lugar se encontraba un olivar, un parque y un gimnasio.

La instrucción allí impartida incluía matemáticas, dialéctica y ciencias naturales. La Academia platónica existió hasta el año 529 cuando el emperador bizantino Justiniano I ordenó su clausura junto con las otras escuelas griegas, por ser consideradas paganas. Actualmente, los restos de las instalaciones de la Academia forman un conjunto arqueológico situado en el barrio de Kolonos, a media hora del centro de Atenas.

La palabra “academia” designaba en su origen un cuerpo de profesores, una escuela donde se profesaba un ramo de enseñanza, especialmente de lo que se llama facultad mayor. Por eso al fundar las universidades, reuniendo todas o gran parte de las facultades, se las denominó academias, nombre que aún se conserva en latín. Considerados de esta manera, las academias o sociedades científicas fueron desconocidas de los antiguos.

En tiempo de Augusto César, se leían composiciones poéticas por los propios autores en asambleas o juntas privadas donde solo eran admitidos hombres doctos capaces de censurarlas. El mismo Augusto solía recitar sus composiciones en tales juntas y oía cortés y pacientemente no solo a los que en ellas recitaban poesías sino también oraciones y diálogos.

Estos y otros testimonios que nos conserva la historia acreditan la reunión de los hombres entendidos con objeto de cultivar las letras y las ciencias en tiempo de los romanos. Carlomagno, a solicitud de su maestro Alcuino promovió una reunión de amigos del mismo monarca los cuales cultivaban la grafhálica, la historia, la retórica, y las matemáticas. En el siglo siguiente fundó Alfredo, en Oxford, otra sociedad o academia que como la de los árabes en Granada y Córdoba, era más bien una escuela, que sirvió de base para la universidad erigida en el mismo punto.

Pero estas sociedades no pueden considerarse como academias en el sentido común de la palabra, según las noticias que han llegado hasta nosotros. Tomado de: Diccionario de educación y métodos de enseñanza. Mariano Carderera. 1858

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