Proyecto del Hombre del Siglo XXI

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

¿Aquí podríamos preguntarnos en donde está el proyecto global del hombre y de las ma­sas en la modernidad del siglo XXI?

La respuesta podría construirse con conceptos y planos que satisfagan los propósitos e ideales generadores de investigaciones con ideologías op­timistas que renuncian a lo mágico omnipotente con pensamientos y deseos, reales en una sociedad de sobrepoblación; es de observar cómo las nuevas generaciones se vuelven ligeras (“light”), divertidas (“funny”), fáciles (“easy”), rápidos (“fast”), todo bien (“ok”) y con la esperanza (“hopes”) de tener la grandiosidad omnipotente y la inmediatez de la realización de los sueños y del escape de la realidad a través de los viajes psíquicos con la drogas, con la sexualidad delirante o con la pseudo religiones y/o espectáculos diversos en donde el ser humano es el espectador, el cual se identifica con el protagonista y que ve el “gol” (mágico).

El acto proyectado en el cine, la televisión, teatro, estadios, grandes o pequeños salones en los cuales también él o los sonidos, el color, las formas inundan nuestros sentidos, para provocar mayores sensaciones y descargar tensiones, y, así pasar del placer al éxtasis no sin entrar en las franjas y riesgos del displacer o simplemente para hacer del aburrimiento primer paso de la depresión y sin contemplar los fines, objetos o metas y propósitos con los valores que se debe construir el proyecto de la sociedad del futuro.

El hombre moderno del Siglo XXI trata de reducirse y reducir el tiempo y espacio

Para mejorar sus condiciones de vida, saber más, conocer lo esencial de la ciencia, tener conclu­siones con presupuestos provenientes de científicos o pensadores, y, aún, conocer lo que va a ocurrir teniéndolo todo planeado, mas desafiando el destino y no considerando el punto de llegada sino el de partida; es así como se afianzan las ciencias positivas como un patrón de seguridad y vía que lo lleve a la realidad con la racionalidad científica positivista y así a la supuesta verdad.

Es así como con sus explicaciones se reduce su ser sin considerar el mundo psíquico afectivo e instintivo, sino lo útil es la operancia de los maravillosos descubrimientos de la tecnología sofisticada y mediatizada, en donde opera más la imagen que la idea y el pensamiento (22).

Así se llega a interpretaciones o explicaciones provenientes de la aceptación del pensa­miento mágico omnipotente como una verdad, lo que hace que sus decisiones y actuaciones no sean completamente predecibles y menos con una consciencia profunda de lo que conoce, además con criterios pseudo positivistas, adecuados a lo que su fantasía necesita.

Si bien el hombre de ciencia siempre vive cuestionándose e investigando acerca de múltiples incógni­tas, el hombre común da por cierto y por verdad lo que los medios de comunicación le propo­ne en forma positiva; aquí la expresión de positiva se refiere a lo placentero, al bienestar que anhela todo ser humano sin contar lo puramente científico y menos cuando no hay tiempo ni para leer, ni para estudiar, ni para pensar y menos para consultar; con frecuencia se observa que las consultas se hacen por “internet” y éstas son parciales, superficiales, y el aprendizaje no tiene un método de observación experimental de contrastación de ideas, de críticas y re­flexiones; por lo tanto con falta de método, (23).

Más aún, si la respuesta no está en “internet” es factible pensar que no existe.

El mismo estudiante de medicina y aún el médico común y corriente, reduce su conocimiento, siguien­do los protocolos o se súper especializa y no vuelve a revisar sus conocimientos de bioquími­ca y fisiología médicas.

Si bien ocurre todo esto, la verdad científica llega después de la crisis, de la modernidad mediática; es así como aparecen estudios que interrelacionen disciplinas, así como el comportamiento de las partículas subatómicas, según la mecánica cuántica para explicar acciones o fenómenos desconocidos.

A la vez las investigaciones del genoma huma­no siguen su marcha; por ejemplo, el ADN que suponía tener 100 mil genes solamente tiene entre 22 a 30 mil genes, es decir entre el 1 y 2% de los 3 millones de letras de nucleótidos que tenemos en cada célula para sintetizar la identidad de la misma, el resto se considera no codificante o basura; es así como se acerca al esclarecimiento de la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas, así como otras.

El médico polaco Andrzej Szczeklik en julio del año 2012 publicó el libro.

“Core” (“So­bre enfermos, enfermedades y la búsqueda del alma de la medicina”); en el capítulo sobre genética y tumores, plantea cómo durante 50 años de haber conocido la doble espiral del ADN y luego de descifrar el código completo, letra por letra, a finales del año 2011, como ya se enunció anteriormente, ascendían a 30 mil letras, las que permitían identificar semejante a un documento genético para personalizar la medicina.

Así también se pudo corroborar las dificultades que había sobre distintas enfermedades como las isquémicas, el asma, las infla­maciones reumatoides, la esquizofrenia, el Alzhéimer, la esclerosis múltiple, la hemofilia, la fibrosis quística y otras más que se supone también están codificadas en el ADN; de todo esto podemos inferir que existen brechas de conocimiento; más a la vez todo el universo corporal no está conocido porque existe lo que llaman los cosmólogos “materias oscuras” y aquí po­dríamos decir zonas oscuras del conocimiento que como sombras guardan misterio, más no imposibilidad del conocimiento, (Szczekpil, 2012).

Recuérdese aquí como en alguno de los textos se habló de la operatividad y la funciona­lidad de los que se llaman “basuras de la naturaleza” que son útiles para detectar diferentes funciones a pesar que han sido desechadas como chatarras pero que en ellos se encuentran elementos de importancia “encargados de regular la expresión génica”, (Szczekpil, 2012, p.171).

Es interesante entender cómo en este lenguaje existen diferentes calificativos de las funciones, del genoma, o del ADN, como por ejemplo, se piensa en los “transposones” como motores de la evolución, así como los receptores, transmisores, mensajeros, los gametos de instrucción para crear a sus descendientes, las transcripciones en el lenguaje de 4 letras, las reorganizaciones, las transmisiones de generación en generación, los entrelazamientos y en­laces, el tipo de proteínas llamadas “priones”, agentes de la enfermedad, la “desactivización de genes concretos cambiando así la transmisión genética… hasta el momento limitada”.

Aquí surge una pregunta: ¿será que la ubicación y/o transcripciones de alguno se realiza por diferentes circunstancias (geo-físicas) que opera (n) igual, semejante, equivalente a la codifi­cación cuántica con los nuevos conocimientos de la física ondulatoria y así también ocurrirá con su lectura? Esa pregunta tiene sus posibilidades de respuesta más requiere múltiples investigaciones.

El autor citado arriba trae el abanico de posibilidades de resistencias despertadas contra los antibióticos y escribe: “es posible que dentro de unos años podamos disponer de fármacos basados en el silenciamiento de los genes por medio de pequeños ARN.

Al ser administrado al enfermo bloquearían la expresión de las proteínas que provocan enfermedades incurables. Son varios los genes cuyo silenciamiento podría tener beneficios terapéuticos” (Szczekpil, 2012, p. 176).

Aquí opera la pregunta ¿será que esto pueda ocurrir con los melanomas, las leucemias o diferentes cánceres que lo estudia la oncología o serán evitadas las mutaciones cancerígenas provocada por factores del mundo externo? Pasando a otro campo podremos detener el cáncer pulmonar en los adictos al tabaco? La historia nos dará el veredicto, más siguiendo con el trabajo objetivo, metodológico, científico, sin pretensiones de orgullo y de omnipotencia, más teniendo en cuenta que si bien hemos llegado a un conocimiento avanza­do nos falta mucho por conocer en la vida de los espermatozoides, de los óvulos, del ADN, de la vida cromosomática, de las ya mencionadas mutaciones, de las múltiples conexiones y más aún de la cifra a que hemos llegado a conocer de las letras del código genético que son 33345.

Existe un amplio y ancho campo por estudiar en esa inmensa red de la biología con los múltiples estímulos o señalizaciones, cada una con sus estímulos específicos que todavía desconocemos; sin embargo, continuamos con nuestra curiosidad y con nuestra ignorancia pero con la esperanza de poder conocer más.

El sistema inmune innato implica que la programación genética viene codificada por un mecanismo defensivo biológico, el cual determina los senso-receptores proteínicos con reacciones o repuestas apropiadas para detectar incompatibilidades en la organización molecular entre receptores e invasores microbianos; para ello se requiere del mecanismo de reconocimiento de la diferencia del agente extraño que puede producir disarmonías y/o desórdenes.

La molécula proteínica puede ser de distinta índole; sin embargo, está preparada para detectar el potencial dismétrico y luego reaccionar para inhibir aquel potencial, agente pro­ductor del posible desorden. Estos mecanismos bioeléctricos serían los que actuarían como reguladores para proteger el desarrollo de respuestas inmunológicas.

Todo esto equivaldría a la prevención de receptores péptidos antimicrobianos, como pa­trones moleculares patógenos asociados (PAMPs) y patrones receptores de reconocimiento (PRRs), y receptores tipo C leptinas (CLR) y los NOD o nucleótidos receptores ordenados dominantes.

Pienso que estos programas y mecanismos moleculares corresponden a una experiencia en todo el proceso evolutivo en que participa el aprendizaje. A la vez, en el escrito se habla de senso-receptores al hacerlo inmediatamente pensamos en las leyes de la electrofísica y de la física cuántica que todavía está en desarrollo para la explicación e interpretación de todo este sistema inmunológico y por ende biológico.

Por todos es bien conocido cómo un sujeto en estrés está propenso a reacciones alérgicas o a enfermedades virales por baja de autodefensas del sistema inmunológico. Los enfermos de asma, estados gripales frecuentes, erupciones superficiales, tienen su relación con la psico-neuro-inmunodeficiencia.

De aquí que sensoreceptores proteínicos sirven como mensajeros fisicoquímicos que operan con reacciones y respuestas en el cerebro y el sistema inmunológi­co correlacionándose con las acciones del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) y sus media­dores químicos; esto nos hace pensar que todo el cerebro emocional y en especial las emo­ciones positivas o negativas son resultado de factores de los ya nombrados sistemas: Sistema Nervioso Central y Periférico (SNC), Sistema Nervioso Neurovegetativo: Simpático y Para­simpático (SNV), Sistema Endocrino (SE), Sistema Inmunológico (SI), Sistema Cardiovas­cular y Respiratorio (SCVR), Sistema Gastrointestinal (SGI), Sistema Genitourinario (SGU), Sistema Musculo esquelético (SME), Sistema Hematopoyético (SH), Sistema Psíquico (SP); actualmente se describe el sistema psico-endocrino-inmunológico (SEI).

Por lo expuesto po­demos concluir que un sujeto con un equilibrio en el sistema límbico emocional está mejor dotado en su sistema auto inmunológico por que maneja el estrés en forma más adecuada; las personas así son optimistas, tolerantes, comprensibles, capaces de resistir circunstancias penosas, aun problemas de salud con esperanza y tienen capacidad de recuperación, (24).

Así mismo en el proyecto genoma estudiaron alrededor de 150 células humanas y lo que se consideraba inocuo; actualmente se piensa que actúa como una función de “interruptor”, que activa o desactiva genes, lo que implica un estímulo o control; cada tipo de células pro­duce sus elementos específicos, y las neuronas actúan como circuitos, interruptores de poten­ciales que codifican y decodifican información, cada uno de acuerdo a su programación.

De otra parte, cada gen recibe instrucciones de acuerdo con los interruptores y controles o señales provenientes de distintos lugares del cuerpo y/o del exterior, más aún cuando existe la partici­pación, no solo lineal sino tridimensional de cuarta dimensión; téngase en cuenta aquí que los desórdenes o cambios celulares en las enfermedades, no provienen de los mismos genes, sino del funcionamiento del control de los interruptores; por ejemplo, del sistema inmune (aquí participa la sensibilidad de cada quien con los diferentes cuerpos extraños.

Es ahora y aquí en donde en este siglo XXI se diseñan fármacos, aplicando la nanotecnología y de acuerdo con las características o clases de sujetos, su sensibilidad o reacción; así la relación del genoma y elementos químico biológicos terapéuticos se ponen en una relación de mayor conocimiento en beneficio del ser humano. Si bien las investigaciones continúan el final de algunos no los veremos si es que se logra alcanzar el propósito (ver proyecto ENCODE). (25).

Aquí la pregunta: ¿será que podremos llegar a descubrir sobre la esquizofrenia, los esta­dos psicóticos, neuróticos o trastornos afectivos y obsesivos compulsivos o la enfermedad bipolar? Nótese aquí que la misma materia y energía oscuras comienzan a comprenderse y los proyectos sobre genómica humana siguen elaborándose con mapas de la organización del genoma en diferentes poblaciones según regiones y etnias; aún más, se han identificado po­tenciales de cambios genómicos; sin embargo, clarificar las relaciones de esta variante entre sí, con el medio ambiente, es un reto de la investigación.

Todo esto nos lleva a pensar en que debemos alejarnos de una perspectiva paliativa y enfocar mejor en la “medicina preventiva científica”, es decir con conocimientos sin llegar a que todo está en los genes (en una proteína) y tampoco que todo pertenece al mundo psi­co instintivo emocional.

Aceptemos que cuanto más avancemos en las investigaciones mas desconocemos, o cuando más conscientes somos, más ignorantes y más nos encontramos con el misterio. Recuérdese que Einstein escribía: “la experiencia más bella que tenemos los hombres es el misterio y lo que podemos es mirar al lado de la ciencia, colaborar con ella”.

En todo este planteamiento de ideas nos encontramos aún con el ordenamiento antropológico para reducir nuestro conocimiento y englobarlo en el ser humano antropos, lo que equivale a darle un cambio de dirección en que se desvía de su contenido original para adoptar otro contenido ordenado e ideal. En la medicina por ejemplo, es indispensable pensar en otra me­dicina distinta a la nuestra.

De tal manera, cada vez será muy distinta la relación médico-paciente en este siglo en comparación con lo que a nosotros nos tocó vivir.

Ahora estamos ante una explosión de co­nocimiento de ciencia y tecnología, a la vez que del amarre o esclavitud a los protocolos, a la deshumanización en la práctica médica con la espada de Damocles puesta en el reloj y el número de pacientes; más en la realidad el hombre ha aumentado su capacidad vital; si hace 100 años el promedio de vida era de 50 años, ahora llega casi a 80 y entre 30 y 50 años (2040-2050 d.C.) será más de 100; además la juventud de 15 años será menor que ahora y habrá más mayores y ancianos, (26) gracias a la ciencia y tecnología al descubrimiento del inconsciente y de la intersubjetividad humana, al énfasis en la libertad, a la conquista del sí mismo a nuestros propios derechos, existencia, individualidad, colectividad e identidad.

Las edades avanzadas no sabemos qué tan adecuadas sean para el actuar el hombre del Siglo XXI

Lo anteriormente expuesto no puede servirnos para negar las diferentes apariciones de grupos, de clases, de regímenes liberales y neo liberales, capitalistas, socialistas, nacionalis­tas, religiosos, étnicos o la mezcla de uno con otros; más, en el fondo está la sobrepoblación, la falta de control de la natalidad, las explotaciones de unos con otros, el sentimiento de envidia, y el sentimiento de víctima, y, con todo ellos, la miseria y conductas que tratan de defender al sujeto de privaciones individuales y colectivas; aquí puede incluirse los deseos de no tener hijos y familia (con el aborto , la unión libre).

Anótese aquí actualmente las crisis económicas de Europa, Estados Unidos, la miseria en África y las que pueden sobrevenir en Asia y América del Sur. Esta última con toda su historia y violencia. Además de los efectos colaterales que dejaron la primera y segunda guerra mundial, y los genocidios en las dife­rentes áreas geográficas, no sin contar con todos los actos corruptos y los de narcotráfico que suceden en nuestro planeta, sumado a las consecuencias de las ideologías, ético, religiosas y étnicas o de clases. Es así como nos encontramos todavía con “el hombre contra sí mismo” y de una cultura superficial e ignorante.

Aquí es necesario de percatarse de cómo la ignorancia origina esclavos del no saber o del desconocer y de tal forma permanecen encadenados a un credo (creencia) porque no se atreven a pensar, a dudar y cuestionarse postulados acep­tados por una mayoría; aún más, existe el temor al conocimiento, el cual se fusiona con la ignorancia para crear baluartes defensivos a la fragilidad conceptual y a la posible soledad en la comunidad; es así como se aceptan creencias “sin ton ni son” más cuando la fuerza o el poder de la razón se ubica en la credibilidad de la mayoría.

Si bien la cultura se origina en la relación del Yo con el medio ambiente (cerebro-mente-realidad externa) o biología-sociedad; estas dos últimas se interrelacionan y aun, una puede modificar a la otra; por ejemplo, la aparición de la posesión bípeda y la del lenguaje surgió con la adaptación y cambios morfológicos del cuerpo humano, de ahí que la cultura pue­de modificar la biología con la conducta social adaptativa; he aquí nuevamente el binomio biología-cultura o naturaleza-mente-sociedad.

Téngase aquí en cuenta que todas las sociedades y culturas de siglos y milenios atrás han tenido su racionalidad e irracionalidad con los ya llamados prejuicios que se basan la mayoría de las veces en irracionalidades y aún la racionalización subjetivas; así cada área geográfica, país, etnia, religión e ideología conllevan la racionalidad e irracionalidad que es parte del ser humano; por lo tanto, no podemos descalificar absolutamente las características de las cultu­ras y ubicar al ser humano, en los criterios de que lo bueno, excelente y positivo es lo racio­nal y lo negativo es malo por la irracionalidad y subjetividad.

Racionalidad e irracionalidad y racionalización se conjugan operando alternativamente de acuerdo a cada circunstancia, vivencia en la historia del hombre; más aún posiblemente grandes descubrimientos han partido de actos irracionales o subjetivos, y por ende, no por ello han dejado de beneficiar al hombre y aún aportar conocimientos científicos.

Si bien los criterios de bueno y malo siguen diferenciándose, lo que importa ahora, repi­támoslo una vez más, es lo eficiente, lo que funciona, lo útil, lo práctico sin tener en cuenta las esencias del ser humano en su naturaleza, como (por ejemplo), la vida, la familia, la li­bertad, el derecho de cada cual que en su desorden, provoca trastornos psicosociales, puesto que latentemente o en forma manifiesta surge con evidencia la envidia, la rivalidad las cuales toman predominio.

Así mismo se niega no solamente el conocimiento, la buena información, la vida, porque por encima de ellos está la ambición del poder hacer y tener para subsistir en esta sociedad producto de toda su historia.

Es así como llegamos a toda la sensación y psicología del dolor y a la búsqueda para en­contrar los medios que nos conduzcan a suprimirlo, a la conveniencia de lo indoloro, lo cual significa placer, sin tener en cuenta (por ejemplo), que no hay orden entre la posible produc­ción y las necesidades colectivas.
Éstas últimas ocasiona inconformidad, hambre de afectos y comprensión o en ocasiones de comida, infelicidad, dolor psíquico y social y con ello la protesta por su situación sociocultural económica, y a su vez, la búsqueda de procedimientos, cualquiera que ellos sean, que conduzcan a un bienestar físico, económico, mental y social; la sociedad y sus integrantes los sujetos, se sienten enfermos y víctimas de una sociedad que para ellos es irracional, absurda y explotadora.

El hombre debe ser consciente de que vive en una sociedad de consumo, de compraventa, de mercadeo, de caprichos y de necesidades innecesarias, de supermercados, de las compul­siones a comprar, a tener lo mejor y de todo, descartando sus verdaderas necesidades básicas, su profundidad, su plenitud, sus valores (27).

Y, por el contrario se fragmenta y prohíja la mise­ria intelectual psíquica y espiritual arrastrándose también a la miseria física y social; y, como ya se anotó en otra parte, convirtiéndose como víctima reivindicador de sus derechos, hun­dido en la sociedad de consumo y del dinero, lejos de la verdad y muy cerca de la seducción publicitaria que sugestiona e hipnotiza a la colectividad; de tal manera, al final se encuentra con el dolor, con la falta de la verdad natural consciente psíquica, pues no se ha tomado nada en serio porque se ha caído en la orgía de las creencias y corrupción, de las irracionalidades colectivas (como la envidia, los celos, la voracidad, la rivalidad plasmada de morbosidad) y del placer superficial mundano, transitorio, lejos de su mundo interno o mismidad.

Toda reflexión sobre el ser racional e irracional en el Siglo XXI, nos lleva a meditar sobre cómo era en la antigüedad; este tema ya en parte expuesto, a través del examen del hombre en su historia; sin embargo, tenemos múltiples narrativas desde las griegas de Homero y todos los presocráticos, socráticos y post socráticos para llegar a la era pre cristiana y cristiana en la que los textos del Antiguo y Nuevo Testamento en los cuales se hace alusión a los diferentes ciclos del hombre y a ciertos hechos reales con múltiples personajes, los que muchas veces son difíciles de validar por medio de un solo comentario de las relaciones humanas; más aún, cuando se trata de la narrativa y de los hechos reales; por lo tanto tenemos que ser cuidadosos de todos los textos, de la validez de los mismos.

Actualmente se puede conseguir la valida­ción o comprobación con la ciencia arqueológica la que se vale de múltiples disciplinas físico químico, geométrico y de computación de última generación; adviértase cómo en los inves­tigadores existe una duda de la veracidad de los textos.

Para el lector, entre más lejos está el hecho, el objeto y el sujeto, supuestamente bien (o considerado bueno), más se le idealiza, se le admira y se le siente sublime e ideal; así se construyen íconos, ídolos idealizados; esto también es válido para los textos utópicos que se idealizan y que años después se vuelven realidad; por ejemplo, los escritos de Julio Verne “El viaje a la luna”, o todos los de la cien­cia ficción del Siglo XX, que después se han hecho o se harán realidad, no sin dificultades; aquí la pregunta: ¿fueron aquellos escritos, premoniciones, intuiciones, proto-pensamientos provenientes del mundo inconsciente atópico y atemporal? La respuesta es posible que sea afirmativa.

Qué ocurre con las imágenes que aparecieron en novelas del Siglo XIX o escritos de siglos atrás, o las del Siglo XX de ciencia ficción, en donde se describrían objetos, aparatos, que luego fueron una realidad, o ¿los que diseñó Leonardo Da Vinci?; ¿qué donde provienen esas imágenes o pensamientos? La respuesta la podemos ubicar en el denominado inconsciente, el cual es atemporo espacial y por ende está presente en el inconscinte colectivo para luego hacerse consciente o al menos algunos de sus elementos con representaciones sugestivas.
Es así como se han escrito libros, dibujado o pintado objetos de distinta índole, con los que se delataba cómo una premonición a la tecnología actual; así aparecieron los aviones, los cohetes, la comunicación inahlámbrica, los microchips, la televisión, las tablillas, el Iphone, Ipad, no sin antes pasar por los transistor, los discos de acetato, las cintas magnetofónicas, los diskett, video bits, y ahora todo el Internet vía satélite; actualmente ya se guardan en me­morias altamente sofisticadas a novel “micro” y aún “nano” chips.

Pensemos que el correo y el telégrafo se acabaron, pùes el internet vía satélite está muy lejos y en forma muy rápida y a bajo costo, y todo, está a la mano; los viajes a la luna fueron una realidad, lo mismo que la sonda a Marte y al espacio. Así como la imaginación es más rápida que la luz, las representa­ciones de aquellas imágenes pueden viajar por el espacio y presentarse de alguna forma (por ahora desconocida) y concretarse en imágenes que si bien pueden demorarse algunos minutos en llegar, llegan.

Aún más, los ufólogos o los que se dedican al estudio de los OVNI tratan de explicar e identificar estos fenómenos no conocidos dándoles interpretaciones de que son originados fuera de nuestro planeta tierra; sin embargo, existen otras teorías y es la de que el hombre ya tiene conocimientos de la antigravedad, y los objetos construidos no son factibles de darse a conocer para no causar perjuicios en la sociedad con ansiedades, usos o abusos de cierto poder descubierto. Todo esto es una especulación e interpretación, y todavía no hay nada certero y confirmatorio.

Actualmente nos confrontamos con los impactos que ha producido la ciencia y la tecnolo­gía en nuestras vidas y que nos llevan a predecir algo sobre el futuro.

La física moderna plan­tea, como ya se anota en varias partes de esta obra, la física cuántica u ondulatoria y explica la manera como la “materia-energía” se relaciona y moldea al interactuar con las partículas entre sí produciéndose la “función de onda” que nos explicaría las codificaciones realizadas en las moléculas de las neuronas y así diferentes circuitos cerebrales para producir el pen­samiento y la palabra hablada o escrita.

Posiblemente pasarán años y los científicos físicos, químicos y matemáticos demostrarán los planteados teóricamente ahora.

(Lea También: La Salud, la Medicina del Siglo XXI, la Basada en la Evidencia y el Conocimiento)

Se conoce ya en el Siglo XXI, la implantación cerebral de “chips” o dispositivos que virtualizan los movimientos y/o transfieren la información cerebral a un receptor-transmisor interpretador de la información para manejar o manipular objetos externos como la radio, la televisión y los mismos mini computadores con todas sus funciones; posiblemente a nuestro cuerpo se le ayudará dándole la capacidad de regenerar células de diferentes órganos, así como “células comunes”, pasarlas a “cédulas madres” y regenerativas.
Se conoce que hoy día podemos hacerlo con piel, huesos, dientes y otros tejidos; dentro de poco los tejidos del híga­do, corazón y riñón podrán ser regenerados; ¿todo esto para qué? La respuesta es para obtener “más vida”, para evitar el envejecimiento y la falla de nuestros genes, en especial el de la enzima telomerasa, que permite alargar los telómeros, el punto final del ADN y fuente de vida que nos ayuda en el sistema y estructura inmune, la densidad de los huesos, o las funciones mentales, y prevenir el ya mencionado envejecimiento que implica la supresión de aquella enzima que permite la regeneración de las células a través de sus divisiones estructurales del cromosoma en las diferentes porciones del genoma.
Es posible que en el futuro existan elementos específicos para producir o activar la telomerasa, así también como para inhibirla.

Ahora, ya existen investigaciones para diagnosticar en años previos la presencia del cán­cer o los tumores malignos con un examen de sangre; en el caso de la enfermedad cancerí­gena; ésta es muy compleja, puesto que existen múltiples tumores y no es una enfermedad única; sin embargo, se ambiciona poder llegar a crear vacunas. En oftalmología existen dis­tintos instrumentos para mejorar la visión incorporando máquinas de fotografías, visores de largo alcance, dentro de los lentes, así también ocurre con la visión nocturna y la presencia de objetos humanos a distancia y tras los muros.

La tecnología ha avanzado en la ortopedia creando miembros superiores o inferiores que permiten no solamente movimientos sino sen­sopercepciones; los audífonos han avanzado en la disminución de tamaño y mayor eficiencia. En el presente existen técnicas para poder conseguir la información utilizando la intuición o la llamada “percepción extrasensorial”. En los laboratorios, por su parte, se ha doblado la vida de insectos, ratones, conejos, gatos y chimpancés, a la vez que se espera pueda realizarlo en el ser humano. El mundo de las vacunas siguen las investigaciones a diferentes niveles para lograr la prevención y la inmunidad, (García, 2012).

No podemos negar cómo la juventud se siente cada vez menos comprometida para cons­truir familia, a la vez que más aislada en las relaciones intersubjetivas profundas, presencial, comunicándose en forma virtual sin desear responsabilidades y previniendo sentirse atrapado y menoscabado en su libertad o unido en la intensidad del ser.
He ahí toda una cultura de fic­ción, de inmediatez, de trabajo para conseguir la producción deseada y tener los objetos que la misma cultura determina; es así como nos encontramos con una sociedad racional posesiva e irracional para la existencia de su propio ser.

Sin embargo todavía nos enfrentamos al hombre en su realidad con las preguntas, ¿qué soy, quién soy, para dónde voy, ahora y mañana? ¿Qué tengo en mi realidad interna?, ¿cuál es mi mundo cercano, lejano y el cósmico? ¿Qué puedo mejorar y cambiar por el bienestar? ¿Será que podemos dejar de ser irracionales e inconscientes?

La respuesta es muy pobre, puesto que a duras penas nos atrevemos a responder sólo lo que vemos y comprendemos, lo cual es muy limitado y en ocasiones no le interesa al sujeto común y corriente puesto que su interés está en el “aquí ahora”, y “lo que siento” y “lo que pienso”, “lo que veo”, “lo que deseo y necesito”, sin dar importancia “al otro” (él) o “al nosotros”; esa es su realidad y su verdad con sus creencias en donde operan pensamientos irracionales mágicos; de ahí su comportamiento y sus hábitos, plasmados en las sensopercepciones y en las ya mencionadas y repetidas creencias que son dictadas por los medios de comunicación.

He ahí también el hombre racional e irracional del Siglo XXI y su plan de ser y existir; y, entre más se vuelva racional, más se esconde la irracionalidad; una y otra deben equilibrarse y ordenarse a la vez que manejarse para que una y otra no tomen predominio, pues si esto ocurre conduce al ser a parcializaciones, desórdenes contra la propia naturaleza que ordena y desordena en el proceso natural evolutivo.

De todas maneras, el hombre sigue siendo poderoso y frágil, sencillo y complejo, héroe y cobarde, cruel y tierno, racional e irracional, consciente e inconsciente responsable, irres­ponsable y como lo escribiera Miguel Ángel Marco de Carlo: “un casi -nada, capaz de casi todo”; he ahí el hombre con sus grandes misterios y como dijera Sócrates: “el mayor de todos los misterios es el hombre”; esto último porque el hombre no se conoce bien a sí mismo y menos al mundo y al cosmos, (Marco de Carlos, 2013).

¿Qué podemos deducir o inferir de todos estos textos?; ¿cuál es entonces el ideal de vida para el siglo XXI?; ¿qué es lo posible conseguir en este siglo? La respuesta se deriva de todo lo expuesto anteriormente.

El hombre requiere de la ciencia, la tecnología y la consciencia, superar sus ansiedades provenientes de su vida interior que lo sitúan en la frontera del páni­co consigo mismo y con sus propios misterios y humanidad; de ahí que el hombre requiera caminar por las sendas de la consciencia, conocerse a sí mismo, saber de sus pulsiones sado­masoquistas y morbosas, su narcisismo, sus ansiedades, sus envidias, celos y voracidad, sus fragilidades más recónditas, la posibilidad de reparar y superar ante toda esa destrucción con que el hombre se ataca así mismo. Ese debería o tendría que ser su propósito para un buen vivir del ser humano.

No se trata de abandonar su espiritualidad, su ser, estar, hacer y existencia con los ideales, buenas ideas, valores, arquetipos, nobles virtuosos, humanos que religan y unen al ser huma­no dentro del sí mismo y la colectividad; para todo ello se requiere encontrar orden y entre ello, el humano, el científico y el socio-económico para situarlo en su historia.
Es así como se puede comprender, reunir sin menospreciar los valores morales, la ética, la naturaleza; por ejemplo, proteger la familia proveniente de la diferencia entre los sexos en aras de tener libertad y dar amor, crear camino equívocos de paz, serenidad e identidad de cada cual; así también se podrán conseguir ordenaciones sociales socio-político-económicas y en especial encontrar al otro ser diferente pero con la fuerza del amor que une, comunica, participa en el transcurso de la vida; lo contrario es caer en falsas libertades y libertinajes; lo óptimo es tener libertad para discernir, elegir, decidir y sin angustia.

A todo esto nos debemos valer de las fuerzas del amor que nos lleva a “saber perder” o renunciar y con ello “perdonar” y tolerar al otro buscando soluciones equilibradas u ordenadas sin tener que matar o eliminar al otro en la fantasía y tampoco matar los sueños o quedarse inerme, pasivo, sediento de agua y pan de cada día, símbolos de vida. Si así trabajamos, el hombre se volverá más ético, moral y más fuerte para trabajar, pensar, soñar y jugar, con prudencia y con ideales de acuerdo a esa realidad en que vivimos.

El mundo actual está acompañado en su evolución de la tecnología a diferentes niveles y en especial en las comunicaciones o en la informática, a las que se les une las ciencias mé­dicas para buscar soluciones a los problemas que aquejan al hombre actual, y en ocasiones éste busca caminos de solución en forma subjetiva de la naturaleza con prácticas milenarias de supersticiones populares, en juegos mágicos o en creencias religiosas para ampararse del poder sobrenatural.

De una u otra manera, es necesario educar, enseñar a pensar para que cada ser humano elija y decida apropiadamente el camino a seguir con responsabilidad de quien informa y enseña e influye en el pensamiento científico mas objetivo, es así como es factible deshaciendo de los prejuicios y subjetividades y así como de creencias pseudo científicas para llegar a un pensamiento integral reparatorio y con ello tener una concepción de totalidad o de conjunto de la “unidad cuerpo-mente-sociedad-medio ambiente” el cual es el “ideal del hombre”.

Cuando nos referimos a los ideales lo estamos haciendo a lo filosófico, existencial, psi­cológico, físico, económico, social, político, religioso, educativo, étnico, estético, ético e idiomático dentro de una ecología energética humana en la cual operan todas las sensoper­cepciones (oculares, acústicas, táctil, gustativas, olfatorias) para conocer el mundo interno y externo, el “yo y no yo”, es decir, “el tu”, “el él” y “el nosotros”.

Todo esto encierra el proyec­to del hombre del Siglo XXI y nos lleva a equilibrios y ordenaciones, con paz, gracias al amor, a la verdad científica y al conocimiento del medio ambiente y de nosotros mismos, (Steinberg Guzman, 2012); he ahí el hombre racional e irracional, (lógico e ilógico, consciente e in­consciente), ordenado y desordenado en lucha y en paz; de todas formas debemos aceptar las leyes del orden cosmológico y ontológico individual que opera en el cerebro mente de cada ser humano a través del tiempo.


22 “Todos estos textos se refieren al hombre utópico, ‘del Siglo XXI’ cuyo tiempo solo han pasado 12,5%; es ficción adelantar todo esto que se expresa, sin embargo, hay algo cierto: a mí me da la impresión de que los procesos de internet cada vez mayores, al hombre lo que le interesa no es saber, no es conocer, sino estar mejor informado que los demás; de allí su aparente solidez que en el fondo es superficialidad.

Cuando uno habla con los jóvenes ve el poco interés de muchos en leer obras clásicas; ‘prefieren el conocimiento’ de tipo informático que les da internet que para ellos es suficiente.

Lo que antes era de valor como la poesía, hoy la encuentra totalmente distorsionada y sin ningún valor. En la Casa Silva las reuniones de poesía actual son lamentables, y muy poco se acercan. A Shakespeare o Cervantes. ¿A dónde condiciona eso en la cultura?”, (De Francisco, 2012).

23 “Lo que se señala aquí, sin embargo, no ocurre en los estudiantes de las universidades importante de Europa en la actualidad. Mi experiencia en esto, es lo que veo en familiares que estudian en Mc Gill y en Cambridge; por eso no estoy de acuerdo en buena parte sobre la opinión de los actuales estudiantes de medicina y los jóvenes que la practican.

Pero hay que tener en cuenta que están formándose en otro tipo de medicina muy diferente a la nuestra y que además la practican en forma muy diferente a como nos tocó a nosotros. Buscan la eficiencia en periodos de tiempo lo más cortos posibles, lo que les impide interactuar con los pacientes.

Estos son ‘el hombre máquina’ de Julien De la Metrrie, a quien hay que reparar como si fuera un automóvil. Es otra medicina difícil de juzgar a la luz de la nuestra”, (De Francisco, 2012).

24 Textos tomados del libro del autor: “Cerebro Mente. El pensamiento cuántico”, (Sánchez Medina, G. 2009), p. 170.
25 El Proyecto ENCODE (es el acrónimo de ENcyclopedia Of DNA Elements).

Se trata de un estudio exhaus­tivo del Genoma Humano; en el análisis se consideró una gran cantidad de transcripciones que se detectan en el genoma; en un 10% o 15% de los nucleótidos se estudiaron en sus transcripciones y otra gran parte (90%) en las bases que forman parte de las transcripciones primarias de algún tejido; se identificaron 600 pseudo genes (60%) procesados y 40% no procesados; esto se extrapoló a unos 20 mil pseudo genes en total.

“Todo esto llevó a replantear el concepto del gen, el cual se definiría como ‘la unión de las secuencias genómicas que codifican un conjunto coherente de productos funcionales, potencialmente solapantes’” (que se junta y/o se cubren); el término coherente indica “que se trata de codificar una proteína o un ARN”; “la región genómnica que codifica un conjunto de transcritos alternativos solapantes”, la cual es problemática a la luz de los datos aportados por el Proyecto ENCODE”.

“La nueva definición probablemente aumentará el número total de genes del genoma”; “los últimos años han sido testigos de la explosión de un nuevo tipo de ARN de no codificantes largos (en inglés In RNA) con funciones reguladoras importante que se están empezando a conocer poco a poco.

Se trata de ARNs con un tamaño superior a 200 nucleótidos que maduran mediante ajuste, pero que no codifican proteínas… y, cubren unas diez a 20 veces más de secuencias genómicas que los ARNs codificantes de proteínas”. “Los ARNs son capaces de inhibir múltiples genes (genes que están en cromosomas distintos)”.

Existen otras funciones novedosa de algunos ARNs demuestran que “actúan como andamios sobre los que se reclutan factores reguladores y de (funcionamiento) de la expresión génica”.

Aquí nos enfrentamos a un complejo represor de varios genes del genoma que estimulan, actúan nuevamente como andamios que reclutan, modifican moléculas, represan, estimulan la expresión de genes vecinos, operan como activadores de la transcripción, sirve como puntos de anclaje, forman compartimentos nucleares y son inhibidores.

He ahí toda una serie de funciones que actualmente se están destruyendo cada vez más. Véase aquí funciones que también pertenecen tanto a la física y mecánica clásica como a la cuánti­ca. (Consultado el día 25 de octubre/12 en la página web https://www.unav.es/ocw/genetica/tema-1-4.html).

27 “Un ejemplo lo dan los títulos de los libros (escasos) que hoy se leen y a los cuales se consideran ‘best sellers’”, (De Francisco, 2012).

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