Pensamiento Mágico Omnipotente

VI

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

 “Para pensar no se requiere de la ma­gia; para lo mágico se requiere sentir y pensar”.

Introducción

Los textos que a continuación expongo son descripción de hechos e ideas que no pertene­cen a la ciencia pura exacta, ni a la ciencia ficción, sino a las acciones aceptadas en parte por ciertas culturas, que han intentado controlar las fuerzas naturales con procedimientos empíri­cos y más con las creencias que sellan el pensamiento con una credulidad y fe de carbonero en la cual participa el pensamiento primitivo y así la vinculación con los poderes sobrenaturales no conocidos, lo oculto y misterioso (ubicando el poder en las fuerzas de la naturaleza, entes o seres superiores a los cuales se les denominó con el nombre de dios o dioses); así también surgió el animismo, lo mágico que hay en todo ser humano desde su aparición cuando co­menzó a interpretar y pensar y persiste aún en pensadores serios, en gobernantes científicos y artistas.

Para el desarrollo de esta temática se hará mención a los orígenes del pensamiento mágico, a la magia, al tabú, al animismo para luego centrarnos en el pensamiento mágico y ciertas prácticas mágicas.

Etimología del término Magia

La etimología de la palabra magia viene del latín “magia” y “magis”: “más de lo acos­tumbrado”, “misterioso”, y del griego (μαγεια) y del antiguo persa “magush” que contiene la raíz “magh”: ser capaz, tener poder. Es el arte con el que mediante conocimiento y prácticas se ambiciona producir resultados contrarios a las leyes naturales conocidas, valiéndose de actos, palabras o con intervenciones de seres de la fantasía.

Con las acciones de la magia, “se pretende dominar las fuerzas naturales como se hace con los seres animados”. Reinach en la obra “Mitos Cultura y Religión”, II Introducción; (p. XV citado por Abbagnano, 1997 p.763) considera que la magia es la estrategia del animismo; aquí se incluyen encantamientos, exorcismos, filtros, talismanes, los cuales son supuestamen­te para los creyentes de esos días, intermediarios de las fuerzas naturales, celestiales e infer­nales y a la vez se supone controlan en un solo momento el cambio de los hechos naturales; se diferencia de la estrategia de la ciencia moderna que lo hace gradualmente.

El origen

Aun por milenios el ser humano se ha cuestionado sobre el origen de su propio pensa­miento. La respuesta surge en el análisis de la consideración de la aparición del hombre y cómo éste surgió a través de toda una larga evolución que se inició millones de años atrás con los animales homínidos, el cual después de los lémures, monos y simios, aparece el Sahelan thropus (7 a 6 millones de años) descubierto por Michel Brunet en el 2002 y que apareció en el desierto de Djurab república de Chap. (Brunet, 2002, 2005).

Tres millones de años después aparece el Australophitecos y luego el Homo habilis, el ergaster, el erectus, y 500 mil años atrás el heidelbergensis para llegar al neardental, los cuales vivían en grupos de 30 miembros y de ahí surgió el Homo sapiens.

En todo ese transcurrir de tiempo obviamente evolucionaba su cerebro, sus funciones corporales y en ellos las neuropsíquicas:

Para ubicarse la laringe en la posición exacta y así poder modular sonidos vocales y sílabas, y también tener consciencia, memoria de largo y corto plazo, hacer asociaciones, nominar objetos e interrelacionarlos, y, aún iniciar el pensamiento onírico con imágenes y representaciones despertándose de un sueño y comenzando a asociar y organizar su pensamiento, encontrar semejanzas, conocer por el ensaño y error, aprender de la experiencia, y, luego de la observación de las distintas propiedades del mundo exterior y describirlos, para pasar de lo particular llegar a lo general, dándole un orden al significado y al signo.

Y así producir también el símbolo y a la vez, que construir la conexión entre el sujeto, el verbo y el predicado, el objeto y el símbolo, no sin antes pasar por la alucinación, las ideas y pensamientos oníricos, el proceso primario irra­cional y llegar al secundario racional; del pensamiento concreto se llegó a la expresión del pensamiento abstracto denominando la esencia y existencia (él “es”), la pertenencia (el “de”).

El principio de individuación y diferencia (él “un”) y finalmente la relación de uno con otro (el “con”); he ahí las cuatro preposiciones de la lógica matemática las cuales a la vez operan con las nueve preposiciones para integrar el conocimiento (“qué” el hecho; “porqué” la razón; “para qué”, finalidad; “cómo”, la forma; “dónde”, el lugar; “cuándo”, el tiempo; “quién” la persona u objeto; “cuánto” la cantidad y “cuál” la determinación).

Téngase en cuenta que en todo ese proceso para la elaboración del pensamiento parti­cipó el imaginario, individual y colectivo y con ello las imágenes, las representaciones y sus explicaciones e interpretaciones específicas, las cuales provenían del estímulo, del fenómeno, el hecho o el objeto u objetos, que estaban presentes.

Así se le dio explicación al cielo, los astros, el sol, la luna, las estrellas, el agua, a las flores, a las montañas, al mar, al fuego, a la tierra, al aire, etc.; y cuando existía un fenómeno inesperado, por ejemplo grandes tempesta­des, los rayos, terremotos, inundaciones se les dio explicaciones sobrenaturales ubicados en un ente poderoso Dios. De la misma manera, surgieron y/o fueron construyéndose los mitos, y como ya se explicitó con las interpretaciones y explicaciones para dar respuesta a los prin­cipios de causalidad.

De la misma forma surgió la creencia en espíritus celestes (los ángeles) y los terrenales del mal; unos originando el bien y los otros la destrucción o el dolor. Parecería que el ser humano fue despertándose lentamente a la consciencia, al conocimiento y al “saber que se conoce” y “tener consciencia de sí mismo”, sin embargo latentemente siguió operando el pensamiento mágico aquél que pretende conocer lo oculto dándole una interpretación o explicación a los fenómenos contrario a las leyes naturales.

He ahí también el hechizo o el encanto y atractivo de la interpretación que poco a poco se volvió creencia popular. Todo esto operó a través de milenios para la explicación de múltiples fenómenos naturales y en especial los concernientes a la vida, a la muerte y entre una y otra la enfermedad, sus principios de causalidad y con ellos las posibles soluciones o el destino; y, aún por muchas épocas ocurrió lo mismo con el origen del universo o los fenómenos cosmológicos.

De todas formas apareció el poder del llamado Creador y en él el de la naturaleza; fue así como se transmitieron esas creencias de generación en generación.

El lector podrá fácilmente deducir cómo opera la magia en el pensamiento cuyo origen se pierde en la noche y camino de los tiempos.

La magia es de origen oriental y se difundió en occidente en el periodo grecoromano; durante la edad media estuvo oculta para aparecer nuevamente en el renacimiento y for­mar parte de la filosofía natural”. Pico Della Mirandola (1486); Johannes Reuchlin (1517); Heinrich Cornelius Agrippa (1992), (2004); Theophrastus Paracelsus, Girolamo Fracastoro, Girolamo Cardano (1560); Giovanni Battista Della Porta (1558) y Tommaso Campanella, le dieron un nuevo realce en el Renacimiento; éste último le dio una connotación divina a la magia una gracia como la de Moisés y la de los otros profetas (“Del senso delle cose e della Magia”, 1604, IV, 12).

A estas alturas la palabra magia se conecta con los que la practican, los magos; el mago tuvo la significación de sabio; por ejemplo, lo eran Trimegistos en Egipto, los druidas en la Galia, los gimnosofistas en India, los cabalistas entre los hebreos, los magos en Persia (desde Zoroastro), los sofistas entre los griegos, los sabios entre los romanos. A la vez el término de mago se conectó con las acciones activas y/o pasivas en la medicina, en la química y en la física, y, fue lo que se llamó la magia natural. A su vez, se designaban sabios y magos a los filósofos peripatéticos los cuales manejaban la naturaleza con una inteligencia superior llamándola magia de los prestigios, (1).

La magia natural se aplicaba a los cuerpos, los imanes y, cuando participaban las rela­ciones numéricas, las fórmulas, palabras, imágenes, figuras, sellos, caracteres o letras se le denominaba magia intermediaria (entre la natural, extranatural o sobrenatural), también ésta fue llamada magia matemática o filosofía oculta (2) por su relación no conocida.

Se hablaba también de magia si la persona se entregaba al culto o bien a la invocación de inteligencias y de potencias exteriores o superiores, a través de ruegos, las consagraciones, las fumigacio­nes, los sacrificios o los ritos precisos y las ceremonias dedicadas a los dioses y héroes a fin de atraer espíritus en sí mismo, para devenir su instrumento y de parecer de ese modo sabio; era la magia de los desesperados , los cuales acogen los malos demonios al servirse del arte notorio(3). (Bruno, 2007); se trata también de la llamada magia trasnatural o metafísica o la llamada teúrgia.

Otra de las nominaciones de la magia es la debida a las abjuraciones o invocaciones para hacer surgir las almas de los difuntos con el objeto de adivinar o conocer el futuro. Este tipo de magia se llamó necromancia, cuando se buscaba el oráculo por intermedio de un energúmeno o poseído invocando el espíritu se le calificaba como pitónica (por el mito de la serpiente pitón en el templo de Apolo).

Cuando se añadían fragmentos de objetos, vestimentas, excrementos, secreciones, hue­llas, para hacer un contacto de comunicación, (4) y así liberar, ligar o debilitar, y, cuando esto tendía hacia el mal se le decía al mago maléfico y cuando era para mejorar, asistir y curar al mago se le daba el rango de médico o magos benéficos.

El mago  cuando era el que adivinaba se le nombraba adivinos. A la vez, si era utilizado el fuego, el aire y la tierra de ahí se deri­varon los nombres piromancia, heteromancia, hidromancia y geomancia. Así mismo apare­cieron los augures, los aruspises, los que adivinan y los que predicen el futuro, los profetas religiosos (profecías), los geománticos que se basan en la observación matemática.

El término de mago y de magia fue desacreditándose y usándose en forma peyorativa, censurable o lo contrario considerándose como un poder omnipotente y magnífico porque unía el saber al poder.

Paralelamente a esto surgió la brujería y la hechicería que se fue combinando una con otra para conocer lo misterioso o lo oculto. En la obra “El Martillo” de las brujas (“Malleus maleficarum”), (5), (6) (publicado por primera vez en 1846-1847, era un célebre manual demonológico compuesto por los dominicos cazadores de brujas (Jacobo Sprenger y Enrique Kramer (citado en la obra de Bruno 1997, p: 16). En síntesis la magia se dividió en divina, natural y matemática empleándose la última para el bien o el mal (malicia, crimen, idolatría, usos y abusos).

De la misma manera a otros pensamientos como la geometría, la música, la aritmética, los números y cálculos, la astronomía, la óptica, se le dio connotación de magia, porque no se conocía (7). Por un tiempo todas esas connotaciones de la magia fueron dejándose atrás y se le daba el nombre de arte a esas disciplinas y luego el de ciencia, no sin quedar implícita cierta connotación espiritual divina, más imperando el pragmatismo y dejando el concepto de Dios en otra posición.

Ahora, en el Siglo XXI existe también la fascinación y la seducción como una atracción subjetiva cuando se ofrece y se cumple lo prometido en la realidad, cambiando así el sentido deseado por la necesidad inconsciente y por lo tanto el principio de placer que da la vida. Es aquí cuando nos confrontamos con la realidad de la ciencia y no con aquella ilusión de que se cumpla el deseo de la fantasía.

En estos textos de lo que se trata es de analizar y deshacer el concepto del hecho y fascinación que reside en lo mítico heredado de lo mágico que contiene los prejuicios pues ellos se condensan y aparecen las tendencias hereditarias, las malas interpretaciones, las deformaciones de la realidad las cuales se basan en la envidia, rivalidad y celos.

Ahora se trata de deshacer o desbaratar estos prejuicios míticos y desmitificar lo construido a través de los tiempos no sin olvidarnos como lo dijo Einstein que “es más fácil romper un átomo que un prejuicio”.

Con todas estas ideas llegamos a la consideración de que el pensamiento mágico todavía permanece en ciertos niveles culturales. El progreso de la ciencia al eliminar el supuesto de la magia o del animismo como se inició con los trabajos de Francis Bacon el cual comparó a la magia con los romances caballerescos y abrió las puertas a la consciencia, a salir de las som­bras y entrar al mundo del pensamiento consciente aceptando y manejando el inconsciente.

De ahí que aparecieron Malinoski y Freud; el primero aceptó que el hombre primitivo se valió de la magia en sus actos y creencias rituales para superar obstáculos peligrosos o críticos y tener fe en la esperanza (Malinovski, 1997). De todas maneras el hombre civilizado del Siglo XXI recae en ese pensamiento mágico omnipotente en determinadas circunstancias porque no encuentra técnicas adecuadas que le resuelvan los problemas considerados críticos.

Una vez planteadas las temáticas del pensamiento en el capítulo anterior (V) y desarrolla­do someramente el concepto de magia dentro de este capítulo, ahora nos ocuparemos breve­mente lo qué se entiende cómo “pensamiento mágico omnipotente”.

Este último pensamiento se comprende cómo aquél que pertenece al primer nivel del conocimiento y por lo tanto no solamente es primario o primitivo sino que se presentan con las “expectativas innatas” el “a priori”, las “ilusiones”, las “interpretaciones inmediatas” de acción y reacción de acuerdo con la sensopercepciones, la necesidad y el deseo, lo aparecido en sueños despiertos, “pro­ducción onírica”, además del fenómeno de la tendencia a encontrar igualdades; sin embargo, también participa la necesidad de solucionar las dualidades y diferencias, impulsado y diri­gido por los instintos.

Por su parte la “magia” está asociada o conectada íntimamente a la “omnipotencia” (consciente e inconsciente) lo que equivale a la capacidad del poder que se liga al pensar como requerimiento para la satisfacción de las exigencias instintivas en su fase previa al co­nocimiento; y, obviamente el proceso de simbolización es muy posterior.

Aquí es importante hacer hincapié a cómo el inconsciente no apareció o se originó des­pués de la consciencia; es todo lo contrario, el inconsciente ya viene determinado en los códigos genéticos y proviene de la filogenia y a través del tiempo se va graguando en su dinamismo.

Es luego, que aparecen las sensopercepciones, las representaciones que nutren al consciente y se organiza en forma desordenada-ordenada para hacer la base de la consciencia (conocimiento); a la vez, el inconsciente primigenio es atemporal, atópico, amorfo y sirve de base, como ya se afirmó, a la consciencia.

De tal manera inconsciente y el pensamiento mági­co omnipotente son secuenciales en su formación y funcionamiento y a la vez útiles para el ser en su esencia y existencia, con repercusiones en sus creencias, en el conocimiento, en la conducta, en el desarrollo de la vida y en los grados de conocimiento a través de la experien­cia y de haber pasado por el “ensayo y error”, el “encuentro de las semejanzas”, la realización de los hechos deseados en la actividad cotidiana, en la observación, distinción y descripción de propiedades.

Deduciendo, yendo de lo particular a lo general, para llegar del “pensamiento inductivo” al “pensamiento deductivo”, a los conceptos de unidades, a la totalización y a formar modos de ordenación (modelos) técnicos, científicos, matemáticos, lógico, histórico, metodológicos, epistemológicos y semióticos.

Es de tal forma que los hechos con sus formas y conocimientos sistematizados (y con crítica) van a validar el conocimiento. Debe advertirse que los sujetos viven la cotidianidad en un nivel no científico y se dejan guiar por el consciente y el subconsciente para formular opiniones. De ahí que con frecuencia encontramos profesionales de distintas disciplinas no exentos de la aparición en algún momento, del pensamiento mágico omnipotente, como un recurso y defensa a la ignorancia, al conocimiento y a la ansiedad e incertidumbre que nos provoca el no saber o el no conocer.

Como ya se mencionó parece que el “pensamiento mágico omnipotente” se origina en el inconsciente, por la necesidad de proteger al sujeto de los peligros de la muerte por lo cual asocia hechos, fenómenos y los conecta e identifica como una vía de solución o salvación om­nipotente introduciendo lo misterioso, el milagro, el bien en una cualidad, hecho o virtud, o con un rito o un acto mágico para así salvarse del mal o la muerte; aquí interviene la cualidad del hecho patológico, con una acción o con un “anti-mal”.

En muchos textos de los diferentes capítulos se encontrará cómo opera o participa el pensamiento mágico en diferentes fenóme­nos, formas y circunstancias. Traigo a continuación los hechos psíquicos y como ejemplo: el de la idolatría, (ver idolatría más adelante).

Por lo general la mayoría de las personas tienen un grado de ignorancia de conocimiento científico, y, más cuando los acompaña las creencias mágico-omnipotentes o las religiones superficiales, o las que denominamos del común; a estos sujetos les acompaña la incertidum­bre del futuro, la inseguridad cotidiana y la fragilidad existencial del pasado; de ahí que se encuentran con vacios, debilidades, oscuridades en el profundo de su ser y por eso se aferran de “algo” con la fe de carbonero para no sentirse perdidos en el mar de los errores que pueden ocurrir en la realidad; es así como se empeñan y afianzan su ser en opiniones superficiales que le dan confianza sin necesidad de pensar profundamente, más cuando en lo que creen es compartido por una mayoría; de tal manera no se sienten perdidos en la nada y sumidos en la desconfianza.

Sigmund FreudFigura 15. Sigmund Freud. Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología y neuropatología, derivando progresivamente sus investi­gaciones hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales. Realizó las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. Paulatinamente, reemplazó la sugestión hipnótica por la asociación libre y la interpreta­ción de los sueños.
De igual modo se centró en la búsque­da inicial de la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas; fue así abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de la neurosis más dife­renciada como la histeria; de la catarsis pasó al psicoanáli­sis (con la asociación libre), al que se dedicó ininterrumpi­damente el resto de su vida. Fue considerado por algunos como un gran científico en el campo de la medicina al descubrir gran parte del funcionamiento psíquico humano del inconsciente. Fuente: https://www.veteranstoday.com/wp-content/uploads/2013/12/sigmund-freud.jpg

Téngase en cuenta cómo a través de los tiempos hemos podido ir conociendo verdades, los principios de causalidad, los orígenes y diferentes hechos de la vida, así mismo la aparición de las letras, los signos, jeroglíficos, la interpretación de los sueños, el resolver enigmas de la vida y ciertos del universo, saliendo de la ignorancia y de esa magia de los antiguos que se comunicaban con las divinidades haciendo prodigios así como la creación de las palabras y la escritura como una es­pecie de magia.

Aquí G. Bruno alude al “famoso mito referido por Platón al final de Fedro, en el que Sócrates relata la en­trevista del rey egipcio Thamous y Theut, inventor de los caracteres de escritura, ‘remedio para la memoria como para el saber’” (Op. cit, Bruno, 2007 p. 27), (8).

Si bien todo este pensamiento quedó atrás y la preocupación del hombre del Siglo XXI radica en la sobrevivencia del hom­bre en la tierra, en el futuro, y para ello de­dica su preocupación en encontrar nuevos espacios a través del conocimiento no so­lamente del sistema solar sino de otros sis­temas solares de nuestra galaxia o de otras galaxias conociendo modelos cosmológi­cos, la modificación de la fuerza gravita­cional, la energía y la materia oscura, las cartografías extragalácticas utilizando la física teórica u ondulatoria aplicada al mi­cro y macro universo psíquico mental del hombre así como a la función zeta.

(Lea También: El Tabú)

Volviendo al “pensamiento mágico éste ha existido desde la noche de los tiempos”:

Así lo observamos millones de años atrás cuando el Homo erectus bí­pedo, enterró sus muertos poniéndoles flores, como demostración de afectos y posiblemente deseando que la vida se pro­longara en el mas allá con las semillas de las flores, (9); esto fue hallado en las tumbas de Kenia. Más adelante los egipcios, chinos, caldeos, mesopotámicos, caucásicos, hindúes, fenicios, griegos, romanos fueron heredando  este pensamiento, que hasta el Siglo XXI de nuestra era, permanece presente en diferentes pueblos.

El pensamiento mágico se concentra en un acto o representación explícita por el cual el individuo cree poder demostrar su reconocimiento de una fuerza o deidad la cual tiene poder sobre el futuro, de lo que vemos y obviamente del ser humano.

Creencias religiosas están imbuidas en el “pensamiento mágico omnipotente” y no desaparecen de ellas. El sujeto también construye o crea sus fantasías conscientes e inconscientes fraguándose el llamado “pensamiento mágico omnipotente”.

Esta manera de pensar fue estudiada y bien descrita por Sigmund Freud (“Totem y Tabú”, 1912); (“El tabú y la virginidad”, 1918); (“La disolución del complejo de edipo”, 1924); (“Fetichismo”, 1927); (“El malestar en la cultura”, 1930), el cual profundizó en las raíces para entender cómo el ser humano interpretaba la fertilidad, el culto a la familia, el tabú a la virginidad, la configuración tribal, el complejo de Edipo, la conciencia moral; todo esto sumado a las percepciones individuales o colectivas para inter­pretar fenómenos naturales y relacionarlos con la propia existencia.

En otra de sus obras (“Totem y Tabú”, 1912) Freud deja planteado tres sistemas, que controlarían al hombre en su relación con el conocimiento de realidad objetiva externa, y la subjetiva interna; en estos sistemas participaría el espacio virtual del inconsciente y de tal manera el pensamiento mágico-omnipotente.

Es así como lo expresa: “La humanidad, si damos crédito a las autoridades, ha desarrollado a través de los tiempos tres sistemas de pensamientos, tres grandes representaciones del universo: animista (o mitológico), religioso y científico”, y más adelante agrega: “la primitiva creencia en la omnipotencia aún sobrevive en la fe que el hombre posee acerca de la mente humana, la cual lucha contra las leyes de la realidad”. (Freud, 1912).

Con respecto a las expectativas y exigencias que se hacen al psicoanálisis, Freud se ex­presa de la siguiente manera: “Una vez más mi objetivo ha sido no hacer ningún sacrificio para aparecer simple, completo o terminado, no disimular problemas y no negar la existencia de brechaso incertidumbres.

En ningún otro campo del trabajo científico sería necesario jactarse de tales modestas intenciones. Ellas son consideradas universalmente evidentes; el público no espera otra cosa. Ningún lector de un trabajo de astronomía se sentirá frustrado y despreciativo de la ciencia si se le muestran las fronteras en las cuales nuestro conocimiento del universo se fundó en las oscuridades.

Sólo en psicología es de otra manera. Allí la ineptitud constitucional del hombre para la investigación científica queda completamente al descubierto. Lo que la gente parece exigir de la psicología no es progreso en el conocimiento sino satisfacciones de otra especie; todo problema irresuelto, toda incertidumbre admitida, es convertido en reproche contra la psicología”, (Freud, 1932).

En el resumen del pensamiento mágico omnipotente es también una defensa inconsciente que intenta realizar una satisfacción de deseos en forma de sueños dormidos y despiertos con fantasías en que se soluciona fácilmente lo incógnito y/o desconocido e incierto; es así como la persona, el yo, se ubica en una zona sensoperceptual cargada de poderes omnipotentes simples para proporcionar con una resolución sencilla; y, operan en un camino de redes y circuitos elementales que no requieren una elaboración más difícil o compleja.
Esta obser­vación es de tener presente porque si bien el problema es consciente (pudiendo ser también inconsciente) el sujeto (el Yo) puede utilizar esas dos posiciones (Cc Inc.) apareciendo el pensamiento mágico (10) para beneficio personal produciéndose así a la vez una deformación de la conducta con aprovechamientos egoístas y hasta perversos y psicopáticos cargados de tánatos (instinto de muerte). Es así como la muerte el homicidio, el filicidio, las guerras, te­rrorismo, la delincuencia, violencia en sus polimorfías aparecen en los periódicos, en el cine y en la televisión.

De alguna forma el pensamiento contiene la sensación mágica omnipotente cuando hay predominio de la ignorancia o del narcisismo omnisapiente. Lo peligroso es cómo son mane­jadas esas tendencias por los líderes fundamentalistas, los políticos, hacedores de leyes o de­cretos o resoluciones sin descontar a los médicos que se refugian en prácticas farmacológicas (en el caso de la psiquis) con los antidepresivos y dejan atrás y olvido la psicoterapia pues se requieren resultados inmediatos.

Un aspecto importante a considerar es cómo el pensamiento mágico también opera en los espectáculos en el cine la televisión, los conciertos, el teatro, las grandes manifestaciones públicas, las marchas, el futbol y los deportes colectivos o individuales como el tenis, las exposiciones; cada una de estas actividades tiene sus magia, sus asociaciones conscientes e inconscientes con las fantasía correspondiente; por ejemplo, la magia del gol, la última bola del tenis y así sucesivamente.
En el cine, por ejemplo se juega con los espacios y tiempos, las formas, los colores, las temáticas; en los conciertos la música de por sí tiene magia y más cuando ella impele a múltiples vivencias y sentimientos interiores; las manifestaciones o las conferencias el espectador se queda atrapado por una idea o la voz del expositor o el grito de protesta permaneciendo el público embriagado, hipnotizado, sugestionado y así subyugado a un punto o puntos fijos de la percepción del escucha o el espectador; así mismo es como se observa el manejo de las masas.
Por ejemplo, en el Siglo XX las masas del pueblo alemán e italiano; en cambio los franceses eran dirigidos por la libertad y la estética, y los norteameri­canos por los productos práctico, real y la economía que vende según los medios; he ahí otro lugar en el que opera el pensamiento mágico: los medios de comunicación; el lector siempre está alerta a las noticias sensacionalista y nos encontramos cómo la noticia más vendida es la que nos da la sensación de alarma, alerta, morbosa en donde se encuentra la muerte; y, más allá nos hallamos en una cultura de violencia, de temor y contrabófica.
Aquí no es lugar para hacer un análisis depurado o pormenorizado del pensamiento mágico y la cultura, la literatura y el arte en general, sin embargo, entiéndase que aquél, el arte en todas sus formas armónicas también seduce y produce lo que otras perfecciones lo logran con el pensamiento mágico; es decir, el arte también participa el pensamiento mágico; así lo vemos en el teatro, la novela, el mismo cuento, el realismo (mágico), la comedia, la misma filosofía y la ciencia guardan su magia no solo en las palabras con sus significados y sentidos sino en las posibilidad de otro acontecer inesperado para el ser humano.

La misma persona del médico es distinto con o sin bata blanca, o vestido para cirugía o solo con su blusa de médico; las formas y colores que hacen asociar e impulsan psico-emocionalmente al paciente dándole una categoría con la esperanza de ser sanado, curado o salvado.

El realismo mágico en la obra “Cien Años de Soledad”, de Gabriel García Már­quez.

Este tema sobre el realismo mágico aparecido en la obra de Gabriel García Márquez “Cien Años de Soledad” tuvo como fuente de origen el aprendizaje que el autor (Gabriel García Márquez) recibió en su época prenatal y luego en su primera y segunda infancia, en sus viajes a Bogotá y vida en Zipaquirá y luego su peregrinar como periodista y escritor.

Sin duda alguna, todos los relatos oídos de sus abuelos especialmente de su abuela sobre los acontecimientos de las diferentes guerras y lo ocurrido en las Bananeras, la vida en Aracataca con sus dichos, costumbres, pensamientos, cultura y aún la magia y realismo.
Por ejemplo, el conocimiento del hielo, la vivencia del calor en las tardes ardientes, la lluvia constante, el insomnio, los médicos invisibles, los inmigrantes árabes, las muchachas con mezclas de deseos, el sexo como centro geográfico y gravitacional, los seres que iban de pueblo en pue­blo, los gitanos, los espíritus, las orejas pegadas a las paredes, los campanarios, la toma de fotografías, las charlas entre compadres y comadres, la soledad, la fascinación y el asombro, la certidumbre e incertidumbre, las contradicciones y reconciliaciones.
La máquina y los va­gones del ferrocarril, el cine, el gramófono, los remilgos del caballero italiano, la libertad para seleccionar a los comensales, las penas y mortificaciones, el cuerpo y el alma, el polvo y el aire, las hormigas voladoras, las mariposas amarillas, el horror y el terror vivido en las noches, las carretas de bueyes y las ancianas cenicientas, las fritangas y calles con bebidas, los turcos, el circo, el carnaval, el comercio, el río magdalena, los ataúdes, las garrapatas, el llanto del becerro, el pulgar metido en la boca, todas obraron como la dentadura postiza como si fuera una realidad; el moco de pavo.
Como si fuera una criatura humana, los cuchicheos por las rendijas, las bicicletas del circo, los amores a 2.500 metros de altura, los sueños entre los sueños, lo imaginario, los desnudos de mujer, la lujuria, el deseo de actos incestuosos, los espejos, la mujer que dio a luz un hijo con cola de cerdo, la mujer volando, el hecho de la rea­lidad.
Toda esta multiplicidad de personajes que se enfrentan al hecho de la realidad mezclada con la fantasía consciente e inconsciente para crear una realidad mágica macondiana; todo con su simbolización en donde aparece la vida, la muerte y la música.

Todo esto se proyecta y se realiza en la mente con la identificación proyectiva con objetos vivos y muertos; y, se arriba a que todo pasa pues “no hay una segunda oportunidad”. El me­dio ambiente y cultura se entrelazan confundiéndose y disipándose para perderse en pequeñas raíces entre el agua, la arcilla o la roca haciéndose evidente en el afuera con palabras plena sde imágenes; más aún, Macondo no es un lugar imaginario, es una realidad.

Lo mágico puede no caber en lo científico evidente, pero, aceptémoslo o no y hace parte de los hechos mentales, (ver “Una visión psicoanalítica de Cien Años de Soledad “y en el libro “Creación Arte y Psiquis”, 2003).

Persistencia del pensamiento mágico en la medicina moderna del Académico Adolfo de Francisco Zea.

(Una reseña)

Llegado marzo 14 del año 2014 arribó a mi conocimiento, por medio de mi amigo y compañero Doctor Jaime Umaña Díaz, cómo el comentarista y prologuista de esta obra el académico Adolfo De Francisco Zea había publicado en la revista de la Academia Colombia­na de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, en el volumen 14, No. 53, p. 37-43 de diciembre de 1972 un trabajo titulado “Persistencia del pensamiento mágico en la medicina moderna”.

Obviamente el presente libro estaba terminado; sin embargo, no pude dejar de estudiarlo y consignar aquí ciertos postulados publicados 42 años atrás; los cuales fueron facilitados horas después por el autor.

El autor A, De Francisco Zea hace el estudio planteando los conceptos desde los griegos (V siglo a,C.) hasta llegar a nuestros días en que se observa la “persistencia de las creencias y pensamiento mágico a través de las diferentes etapas del desarrollo humano para encontrar o ejercer beneficios y/o encontrar hechos desfavorables”.

De una u otra manera, para A, De Francisco los “filósofos jónicos indagaron la explicación natural de todos los fenómenos y tendieron con fe inquebrantable a encontrar la relación causa-efecto y a buscar la clave de todos los misterios del mundo ayudando… a que la medicina se convirtiera en ciencia”. “Su pensamiento facilitó la creación de un sistema teórico que sirviera de base de sustentación a todo un movimiento científico”.

Más adelante continúa De Francisco, “con que la idea de que la enfermedad no debía considerarse aisladamente y cómo problema especial, sino que el hombre debía ser estudiado como víctima de la enfermedad, con toda la naturaleza que circunda, con las leyes generales que le rigen y con su propia calidad individual”.

Así pasaron los años y llegó Francis Bacon quien introdujo sus conceptos sobre “el mé­todo según su postulado”; además, “la ciencia no era una realidad cultural indiferente a los valores éticos”; según aquel pensador “unos investigadores se dedican a ello por curiosidad, otros buscan reputación o sobresalir, y pocos es el beneficio humano”.
Para Bacon la magia, la alquimia y la astrología están llenas de errores y variedades; estos conceptos hicieron crisis para llegar al renacimiento.

Fue en el Siglo XIX cuando apareció James Frazer con su obra “La rama Dorada” en la cual “analizó los principios que se fundan en la magia, el mito y cómo lo semejante produce lo semejante, el efecto se asemeja a la causa, y las cosas que han estado una vez un contacto continúan en contacto y actúan la una sobre la otra; así la magia y la ciencia eran compartidas”.

De tal manera aparecieron los “brazaletes magnéticos”, el “ojo de buey”, la “papa col­gada al cuello” para las dolencias reumáticas y articulares, e innumerables medicamentos provenientes de vegetales o los que se utilizan con la imposición de manos y la confesión.

Al fin y al cabo en la estructura del pensamiento mágico primitivo, los seres tienen tanto una existencia invisible como una visible”, “rodeado de potencias elementales siendo posible actuar sobre los símbolos que representan a los seres visibles como a los invisibles”, esto por la identificación que se realiza.

De Francisco cita a Malinovski y a la necesidad humana de acudir a la magia en especial en las enfermedades incurables para la ciencia actual.

El regreso al pensamiento mágico era la única solución inconsciente que para ello se ofrece el fracaso de la ciencia”. A la vez, “el pensamiento mítico condiciona el comportamiento mágico y es una forma simbólica particu­lar dotada de una legalidad funcional y de una coherencia interna que le son propias”.

Es así como se todavía en la actualidad la magia del pensamiento en la consulta clínica, en el medio ambiente hospitalario, en las salas de cirugía y de alta tecnología con todas sus particularidades desde el silencio, el vertier de los médicos (bata blanca) hasta los colores que distinguen a los médicos, cirujanos, paramédicos, técnicos, enfermeras, auxiliares, em­pleados; el médico psicoanalista en su práctica rompe con toda esa magia externa e interna analizándolas para descifrar o desenmascarar toda la simbología con la que se defiende el ser humano gracias al pensamiento mágico que persiste.


1 “Los tres reyes magos de la Natividad de Cristo, son figuras metafóricas que guardan esa doble connota­ción que aumentaba su importancia: eran reyes y eran magos”, (De Francisco, 2012).

2 Por lo general se denomina “oculto y misterioso” cuando no se conoce o no está al alcance de conocimien­tos, esta temática se presenta más adelante. (GSM).

3 El jesuita Martin del Rio, en sus célebres “Disquisiciones mágicas”, define así este arte notorio: “En cuanto a la adquisición de las ciencias por infusión, mediante ciertos ayunos y plegarias, sin que haya allí trabajo humano, así según los preceptos de cierto arte… lo hace por pacto expreso con el demonio y es pecado mortal. Ellos llaman comúnmente a este arte, el Arte Notorio o de Conocimiento, el cual fue condenado en París en el año 1320”, (GSM).

4 “Magia por contacto, la llama Frazer”, (De Francisco, 2012).

5 “El Malleus maleficarum estaba relacionado con las acciones del demonio, expresadas a través de las bru­jas, no era realmente un tratado demonológico sino un libro de instrucción sobre los rituales del demonio y sus brujas que debían ser conocido por la Santa Inquisición para poder identificar a las brujas y llevarlas a la hoguera. Algo así como un Breviario análogo a un libro de plegarias, con un fin determinado: persecución de las brujas”, (De Francisco, 2012).

6 “El ‘Malleus maleficarum de Kramer y Sprenger aparece como una ‘biblia’ de la brujería, para poder detectar y enviar las hechiceras a la hoguera como lo ordena el Levítico diciendo: ‘no dejarás con vida a la hechicera’”, (De Francisco, 2012).

7 Cuando un hecho o acto en un espectáculo es efectuado por un hombre y no se conoce su método se le llama acto mágico; sin embargo, se sabe que es una ilusión y se le denomina magia blanca o ilusionismo, cuando se conoce el “truco”, la ilusión pierde la sensación de mágico, (El autor GSM).

8 “Puede decirse que Paracelso también usó su magia (con la alquimia) la que dio origen a la química cien­tífica y magia, en las estrellas (la astronomía de las cuales se ocuparon Copérnico y Galileo) fue de interés predominante y persistente desde finales del Medioevo hasta nuestros días”, (De Francisco, 2012)

9 “Los entierros con flores, no eran magia; eran los albores de un sentimiento religioso, más bien, que testi­moniaba la creencia en una vida ultra-terrena. Son los entierros del hombre de Shanidar (Irak) hace 70 mil años; se encontraron más o menos 12 tumbas”, (De Francisco, 2012).

10 En realidad el pensamiento mágico omnipotente se manifiesta en la conciencia (consciente) pero proviene del inconsciente individual y colectivo. También el sujeto construye o crea sus fantasías conscientes e incons­cientes utilizando el llamado pensamiento mágico.

 

 

 

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