La Luz, el Color y la Psiquis
XIV (1)
“Primero era la oscuridad, la nada y el caos; después se hizo la luz”, Antiguas Escrituras.
Introducción
En el capítulo anterior me he referido a la ciencia, a la naturaleza, al orden y a la psiquis ocupándonos de sus leyes, la relación con lo que entendemos como Dios, a la evolución del pensamiento científico, a los sistemas conscientes e inconscientes, al azar determinista y a la física de partículas en que se incluye el factor “psi” para el funcionamiento mental a través de la conexión cuántica. Si aceptamos estas postulaciones debemos acercarnos a estudiar el funcionamiento de las partículas denominadas “fotones” responsables de la luz, el color y del calor que tienen sus repercusiones en la psiquis.
La luz (La velocidad de la luz y del pensamiento)
El lector de estos textos se habrá encontrado con la palabra luz y de tal forma se halla con el concepto de “energía emitida” por el sol y astros del universo; sin embargo, ¿es la luz únicamente proveniente del sol? ¿Acaso no hay agentes lumínicos también producidos por la naturaleza en la tierra como son los rayos por choques de fuerzas electromagnéticas o las producidas por el hombre con el fuego? La respuesta es afirmativa; de todas maneras, ¿qué es la luz desde el punto de vista de la física y si ésta apareció por el azar o fue determinada? Vayamos a los conceptos de creación del universo y las teorías hasta ahora conocidas como las del Big Bang en donde partículas subatómicas unen sus masas, se juntan y hacen un estallido singular produciendo una explosión y así la energía electromagnética con sus radiaciones y las conocidas partículas llamadas fotones.
Yendo a la cosmogonía y mitología nos encontramos que primero estaba la oscuridad, la nada y el caos; después se hizo la luz. Pueblos y sus creencias milenarias, por ejemplo los vedas hablan de la aparición de la luz y de la velocidad de la misma; así en el Bhagavat
Purana se escribe en el sánscrito que “la luz dura un parpadeo”. Hindúes, islámicos, griegos como Empédocles y Aristóteles se referían a que “la luz era finita”; sin embargo, Heron de Alejandría argumentó que “la velocidad debería ser infinita”; al contrario Avicena y Alhazen se pronunciaron en forma contraria; de la misma manera lo hizo la escuela de Ayran de la India.
Mucho más adelante Kepler y Descartes, concibieron la misma finitud de la luz y comenzaron las mediciones (Siglo XVII), y lo mismo hizo Galileo.
En 1676 Oler Rommer realizó el primer estimado cuantitativo de la velocidad de la luz, estimándolo en 22 minutos cruzar el diámetro de la órbita de la tierra, . Más adelante vinieron otros como León Foucault (1862) quién calculó la velocidad de la luz a 298.000 K/s; y, luego en 1926 Michelson dio la velocidad de 299.796 K/s, lo que equivale aproximadamente a 300.000 K/s. Nótese en todas estas ideas y cálculos la gran necesidad que tiene el hombre de determinar la velocidad de los cuerpos y así mismo entrar a dirimir la relación materia (cuerpo), movimiento, velocidad, espacio tiempo; conceptos que nos conducen a la cuarta dimensión, (Flores Valdés, 2000).
En escritos anteriores nos hemos referido a los conceptos de energía, materia, en su organización neurobiológica y psíquica y a los conceptos de determinismo e indeterminismo, así como a las definiciones del azar y probabilidad, incertidumbre, necesidad, voluntad, destino, libertad, predictibilidad, computación, conexión de la física cuántica con la psicodinamia, información y codificaciones, sistemas complejos, dinámicos no lineales y a las investigaciones actuales, a lo simétrico y asimétrico. ”El azar determinista. El lazo del destino”, (Sánchez Medina, G. 2011).
De la misma manera en la obra “Cerebro-Mente” (2009), nos ocupamos más detalladamente de esta conexión materia-energía y arribamos al “puente cerebro mente” a través de la física ondulatoria explicándola y probándola a través de la ecuación de Schrödinger.
De una u otra manera nos encontramos con la teoría de la relatividad de Einstein, la incertidumbre, la incompletud, la indecibilidad planteadas por Heisenberg, K. Gödel y A. Turing. A ellos le han seguido una serie de investigadores que se ocupan no solamente del principio de la relatividad, de la velocidad de la luz, sino de la velocidad de los cuerpos puestos en el cosmos para luego acercarnos al concepto tiempo y espacio, y, aún más, cuestionarlos ellos mismos, más allá de las ilusiones que produce la misma observación. Conocemos cómo “la relatividad se pronuncia en que no existe un punto de vista privilegiado objetivo para hacer ciertas observaciones” (Flores Valdés, 2000). Es así como se hace una analogía en la observación de dos barcos en altamar en una noche oscura que llevan una sola luz en el mástil y sólo se ven dos puntos en el horizonte; cualquiera de los dos capitanes podría decir que su barco está quieto y el otro en movimiento. Muy semejante sucedió con la observación del movimiento de la tierra y se requirió un Copérnico y un Galileo para probar que girábamos alrededor del sol; sin embargo ¿se mueve el sol? La respuesta es obvia pues tiene sus movimientos sobre su eje y alrededor de la galaxia y esta se mueve en el espacio, (Op. cit.).
Los mismos científicos de la Nasa que supervisan el sol afirman que el campo magnético de nuestra estrella hace una vuelta y tiene sus polos magnéticos que se intercambian de acuerdo al ciclo solar; por ejemplo, el sol en el año 2012 invertirá nuevamente sus polos; esta transición sucede en cada ciclo y esto sucede de 5 a 50 millones de años.
Se conoce como los “campos magnéticos solares y terrestres se comportan diferentemente y tienen algo en común y su forma es semejante a lo que ocurre con un imán de barra cerca del ecuador en que las líneas abiertas del campo son muy fuertes”. Los flujos meridionales en la superficie del sol llevan campos magnéticos de manchas solares, y hay un flujo entre el polo norte y sur; a la vez, el campo del dipolo se debilita con el polo opuesto dirigido. Dentro de este fenómeno se ve que el campo magnético es semejante al de una mariposa cambiando del color azul al amarillo o viceversa. A la vez, conocemos que el sol rota una vez cada 27 días, (Flores Valdés, 2000), (ver figura 92).
Figura 92. Campos magnéticos directos en el sistema solar y que determinan con las fuerzas gravitatorias el movimiento de los planetas y la influencia en la tierra con sus propios límites y a la vez en donde actúan las partículas elementales. Ref: Modificado de https://science.nasa.gov/science-newus/science-at-nata/2009/23dec_vorager/. Figura aparecida en el libro: “El azar determinista. El lazo del destino”, pag. 230
Existen obviamente científicos como Steven Suess y David Hathaway (2) entre otros que se dedican específicamente a la física solar. ¿Qué tiene que ver esta última mencionada con el azar y el determinismo o con la actitud y ánimo humano? La repuesta es obvia todo lo que ocurre en nuestra “relación sol- tierra, sistema planetario y galáctico” tiene una interrelación para conseguir un orden que organiza los distintos elementos y así las funciones, y por lo tanto existe un determinismo; a la vez la relación sol-tierra tiene que ver con el mundo animal, el hombre; aquí téngase en cuenta la influencia de la luz con todas sus radiaciones e influencias energéticas electromagnéticas en los que se incluyen los espectros atómicos de emisión de luz, los cuales corresponden a distintos elementos con su dispersión de luz en diferentes longitudes de onda.
Ocurre sí que el hombre ha tratado de especular con interpretaciones sobre algunos fenómenos psico-sociales relacionándolos con las posiciones de la ubicación de nuestra tierra en el sistema solar y galáctico referido a las constelaciones; de ahí el pensamiento mágico en la astrología, los horóscopos, para ubicar a la persona dentro de unas características supuestamente determinadas con diversas variables determinísticas las que a la vez están sujetas a la participación de hechos ocurridos al azar o al caos determinístico; por ejemplo, cuando observamos cómo el sistema solar está atravesando una nube interestelar (que la física dice que no debería existir).
El Voyager ha descubierto un fuerte campo magnético, en las afueras del sistema solar. El investigador Merav Opner, estudioso de la heliofísica perteneciente a la Universidad de George Mason dice: “este campo magnético sostiene la nube interestelar unida y resuelve el enigma de larga data de cómo es que puede existir”. La nube tiene alrededor de 30 años luz y contiene una mezcla de átomos de hidrógeno y helio a una temperatura de 6.000 grados centígrados. Aquí la pregunta: ¿por qué está la nube interestelar? La respuesta es que por el “azar determinista”; esa nube se presentó y no invadió los límites del campo magnético del sistema solar dentro de nuestra galaxia. De aquí podemos deducir que cada elemento, macro y micro, tiene sus límites y a la vez sus protecciones para poder existir; he ahí el concepto de frontera en todo el universo que actúan como un escudo pudiendo ser con campos electromagnéticos que operan como una burbuja con masa y energía o simplemente con energía pasando por el gas interestelar. Aquí sugiero tratar de comprender que así como participan estos campos en el macrocosmos ocurre en el psicocosmos.
El científico ruso Alexey Dimitrev explica “cómo vamos avanzado hacia una nube de energía con consecuencias impredescibles”; por lo tanto, “el aumento de la actividad solar es un resultado directo de los crecientes flujos de materia-energía e información que experimentamos a medida que avanzamos hacia la nube energía interestelar.
El sol sufre nuevas exigencias y nosotros experimentamos el impacto de esas existencias en nuestro propio planeta. Los efectos en la tierra se encuentran en la aceleración del desplazamiento de los polos magnéticos, en la distribución vertical y horizontal del contenido de ozono, y en el aumento de la frecuencia y la magnitud de significativos acontecimientos climáticos catastróficos. Las respuestas adaptativas de la biosfera y de la humanidad a estas nuevas condiciones, pueden generar una revisión total y global de la gama de especies y de la vida en la tierra” (3).
Aquí me atrevo a preguntar y hacer la reflexión, si también ¿todas esas fuerzas no participan a la vez en el movimiento de presión y de acomodación de las capas tectónicas?, y, así, pudiéndose producir los terremotos y tsunamis, los cuales, en estos últimos años se han presentado con más frecuencia en China, India, Indonesia, Nueva Zelandia, Haití, Chile y Japón. Obviamente no podemos negar las influencias electromagnéticas de la gravedad y de las fuerzas nucleares y entre ellas de las partículas cuánticas que participan en el funcionamiento físico y psíquico; sin embargo, en el ser humano siempre ha obrado el pensamiento mágico-omnipotente para buscar explicaciones y soluciones a lo incógnito.
¿Será que los movimientos solares con sus velocidades tienen algo que ver con nuestro funcionamiento mental? Además ¿cómo es el movimiento solar galáctico?, ¿es relativo y no absoluto? ¿Qué se denomina arriba y abajo, derecha izquierda en el sistema galáctico? ¿Tiene este último un centro?
La respuesta voy a iniciarla desde la última pregunta; el centro de nuestra galaxia lo calculamos geo-cosmo-físicamente; sin embargo, siempre está cambiando porque nuestra misma galaxia tiene su movimiento y su desarrollo, su principio y su fin como todos los cuerpos cambiando sentidos, posiciones y direcciones; por lo tanto, es relativo.
A pesar de todo esto tenemos el reloj que suena “tic-tac” para marcar el tiempo solar. Conocemos a su vez que el mismo reloj sigue marcando a ese ritmo mecánico, pero si volamos alrededor de la tierra hacia el oriente o el occidente las horas no son las mismas para la latitud terrestre más sí para nuestro reloj biológico y psicológico; he aquí que en los laboratorios de química biológica se tiene en cuenta el “ritmo circadiano”. Además cada sujeto vive su tiempo interno de acuerdo a su orden y su configuración personal la cual incluye la cotidianidad, los hábitos, sus sensopercepciones su vida emocional; es así como algunos viven el tiempo en forma lenta y otros muy rápida, (4).
Otro aspecto a considerar es aquel que se refiere a la velocidad de la luz, que depende de la velocidad de los cuerpos, a mayor tamaño el cuerpo lo percibimos más lento y al más pequeño más rápido porque hay menos resistencia además los puntos de referencia dependen de los volúmenes.
Es bien conocido que la luz tiene una unidad mínima indivisible que se llama fotón o el gravitón que viaja a velocidad (“gv” ó “c”); estas medidas de tiempo y velocidad no se relacionan por constantes sino por lo que Poincaré denominó “transformaciones” para llegar a una constante; a la vez las partículas subatómicas tienen sus unidades mínimas llamadas quantum; el fotón es un quantum de luz y por lo tanto la luz está hecha de fotones; sin embargo el electrón es tan pequeño que los fotones lo desvían y lo que recibimos es la percepción de la función del fotón: la luz. Sin embargo, si tratamos de disminuir la capacidad del fotón para ver el electrón ocurriría que las ondas fotónicas serían más largas y tampoco nos permitirían ver al electrón. Posición y velocidad de partículas no puede determinarse al mismo tiempo (Principio de incertidumbre de Heisenberg).
De todo esto podemos concluir que el comportamiento básico de la materia-energía puede ser determinista mas no de lo particular; es decir, que depende de otras variables como ocurren con el comportamiento de los movimientos del péndulo. Dentro de toda esta conceptualización observamos cómo existe una relación entre azar y determinismo, así como entre el caos, desorden orden, asociado a la mecánica cuántica con sus sistemas y estados con niveles de energía que dan un comportamiento predecible con la posibilidad de entrar al caos siempre y cuando existan otras determinantes. He aquí nuevamente el concepto de azar determinista. (5).
La luz y los colores
Desde el punto de vista anatómico los sentidos tienen sus órganos específicos y en este caso es el ojo que recibe los rayos de luz solar a través de la cornea, del cristalino el cual realiza la función de la dispersión de la luz, la cual llega a la retina en donde se encuentran las células de conos y bastones que decodifican los colores; sin embargo, estas frecuencias viajan hasta el lóbulo occipital. Las secuencias con su longitud de onda llevan específicamente el color; por ejemplo, la longitud de onda del color rojo es de 700 nm (nanómetro = a 1000 millonésima parte de un metro); y, su frecuencia (cantidad de veces que un fenómeno se reproduce durante un segundo) es muy elevada y por lo tanto, muy rápida; las vibraciones de los colores van desde 400 para el azul hasta 780 para el rojo.
A su vez los colores están asociados directamente a un material o elemento químico; aquí es importante saber cuál es el elemento. Un elemento químico puede o no descomponerse en otros más sencillos, denominados átomos; y, los átomos son iguales en los elementos en el sentido de que su estructura es igual; por ejemplo, los átomos de hidrógeno tiene un núcleo, un protón y un electrón en su órbita, el helio tiene dos protones, dos neutrones y electrones en su órbita. El oxígeno tres protones, tres neutrones y tres electrones en dos órbitas.
(Lea También: Físico Química de los Colores)
Como se observa en otra parte los electrones tienen sus órbitas y en cada una de las cuales opera una determinada energía que es más intensa cuando más se aleja del núcleo, lo que significa que para pasar de una órbita a otra debe desprender energía; he aquí una absorción o ganancia o pérdida de emisión de energías.
Por su parte los espectros atómicos de emisión de luz son la radiación electromagnética emitida cuando un electrón pasa desde una órbita a otra de menor energía. Esto ocurre en las órbitas involucradas en la luz que tienen una frecuencia de color u otra de visible espectro electromagnético; por lo tanto, cada espectro corresponde a un elemento. Por ejemplo hidrógeno, helio, sodio, bario, etc., los elementos químicos como el rubidio, indio, cesio, cromo, rodio, iridio, cloro, yodo, bismuto, berilio, zirconio, arsénico; todos estos, tienen una dispersión de luz específica que se observa a través del prisma óptico que dispersa todas las longitudes de onda. La luz blanca produce un espectro continuo que en estado gaseoso y sometido a temperaturas elevadas producen espectros discontinuos. “Si hacemos pasar la luz blanca a través de una sustancia antes de atravesar el prisma, solo pasaran aquellas longitudes de onda que no hayan sido absorbidas por tal sustancia y obtendremos espectro de absorción; estos espectros son siempre los mismos con los mismos elementos, lo que significa que cada elemento tiene su propia firma espectral” (https://www.gobiernodecanarias.org/educacion/3/usrn/lentiscal/1-cdquimica-tic/portada.htm).
Este concepto de la firma espectral es muy válido y de allí surgieron los nombres de los colores; por ejemplo, el rubidio (Rb) por el color rubí (rojo oscuro) característico de su especie; el del indio (por el colorante color índigo, añil) característico en el espectro; el cesio (Cs) (de cesio celeste); en el caso del cromo (Cr) o croma, color en griego por los variados colores en sus compuestos; el rodio (Rh) por el color rosa; el irilio (Ir) por el color iridiscente de algunos compuestos; el cloro (Cl) se deriva del latín con el significado de verde claro; el Yodo (I) derivado del griego con el significado violeta; el bismuto derivado del alemán “weise masse” que significa masa blanca; el berilio (Be) de beri lio color verde, el circonio de zargún del color dorado en árabe; el arsénico de asenicón por el pigmento amarillo en griego.
Por lo tanto los espectros atómicos existen y se clasifican como de absorción y emisión por esa función. Para su estudio se usan diversos aparatos como: “el espectroscopio que descompone la luz dispersándola en diferentes radiaciones monocromáticas y permite la observación directa de un determinado elemento, el espectrógrafo que permite fotografía las bandas de emisión y absorción de los elementos; el espectrómetro mide las longitudes de onda de emisión y absorción de los espectros”. Recuérdese que emisión y absorción de la radiación electromagnética son características propias de cada uno de los elementos químicos y los átomos emiten radiación en ciertas frecuencias visibles lo cual constituyen el espectro de emisión. La radiación electromagnética absorbe en ciertas frecuencias del visible, precisamente en las que emiten cuando se estimula por el calor. A su vez, la ley de Kirchoff indica que todo elemento absorbe radiación en las mismas longitudes de onda en las que emite; por lo tanto, absorción y emisión pueden ser negativas uno del otro y obviamente caracterizan cada elemento y por lo tanto los identifican en la tabla periódica.
Figura 93. El color en los elementos químicos. Los espectros atómicos, tanto de emisión como de absorción, son característicos para cada elemento químico, sirven para identificar cada uno de los elementos de la tabla periódica, por simple visualización y análisis de la posición de las líneas de absorción o emisión en su espectro.
Conocemos cómo al pasar la luz a través del prisma óptico se produce el llamado dispersor o separación de las longitudes de onda. La luz blanca produce espectros continuos que contiene el conjunto de colores y en los espectros discontinuos se aprecian un conjunto de líneas que representan cada elemento. Por lo tanto cada elemento produce su propio espectro de absorción de dicha sustancia.
Figura 94. Los espectros atómicos existen y se clasifican como reabsorción y emisión por esa función. Para su estudio se usan diversos aparatos como: “el espectroscopio que descompone la luz dispersándola en diferentes radiaciones monocromáticas y permite la observación directa de un determinado elemento Espectro atómico de emisión. Tomado de: https://www.gobiernodecanarias.org/educacion/3/usrn/lentis cal/1-cdquimica-tic/FlashQ/Estructura%20A/espectrostotal/Espectroemision.gif
Aquí podríamos agregar que el espectro de absorción y emisión hacen una unidad; a la vez, aparece la pregunta ¿existe un espectro de sonido? y ¿unos y otros de color y de sonido se pueden conjugar uno con otro? Lo que sí es de entender cómo cada cuerpo emite una energía de radiación; a la vez el “arco iris” es el espectro de luz visible procedente del sol y la radiación gamma y es una radiación pequeña.
Figura 95. Espectro de la radiación. Como ya se observó la medición se hace a través de la medida de nanómetros y de angstrom. Téngase aquí en cuenta que la luz ultravioleta se ubica entre 15 nm y 40.102 nm, el espectro visible está entre 4.102 y 7,8.102; es decir entre 4000 y 7800 Angstrom; la luz infrarroja entre 7,8.102 y 106; microondas 106 y 3.108 y ondas de radio mayor de 3,10 nm. Tomado de: https://www.gobiernodecanarias.org/educacion/3/usrn/lentiscal/1-cdquimica-tic/FlashQ/Estructura%20A/espectrostotal/teoria-spespectro.htm
Para terminar después de leer estos textos nos encontramos con la realidad físico química de la luz y sus diferentes ondas que hacen parte de la naturaleza de nuestro planeta tierra, del sistema solar y galáctico e intergaláctico. Toca ahora seguir investigando los efectos neuropsíquicos y biológicos de los distintos elementos y espectros; por ejemplo, en la fotosíntesis, el metabolismo, el ordenamiento molecular (síntesis) como ocurre con la vitamina D y el calcio; faltan investigaciones físico-químico eléctricas y de la física ondulatoria para determinar cómo obra los espectros en el organismo, más allá de lo que actualmente conocemos.
Algunos lectores podrán cuestionar cómo todos estos textos pertenecientes a las ciencias físico-químicas se expone sintéticamente y en profundidad, parecen entre mezclados con lo que en siguientes capítulos se postula como la medicina alternativa y complementaria y que son pseudo ciencias impregnadas de creencias y del pensamiento mágico omnipotente. La respuesta es sencilla; la obra trata de ubicar al lector en el pensamiento lógico, científico real, para diferenciarlo del mágico y así poder tener mayor comprensión entre uno y otro; y, a la vez, mostrar cómo es factible que un hecho físico-químico cuántico puede obrar y obra en la biología, y al mismo tiempo en el funcionamiento psíquico a diferentes niveles desde la fantasía consciente e inconsciente hasta la ilusión o la alucinación en forma directa o indirecta, lo que implica lo intrínseco y extrínseco del mundo interno y el externo. Aún más, es necesario reconocer que la creencia de la física ondulatoria todavía requiere de más tiempo de investigación para descubrir los funcionamientos y comportamientos de las partículas elementales. Invito al lector a seguir las investigaciones al respecto para poder comprender mejor múltiples hechos que la creencia popular conoce en forma superficial y mágica.
Esta temática se desarrolla con cierta extensión el capítulo XVII: La medicina alternativa (El color como alternativa de relajación, representaciones y simbología).
1 Parte de estos textos aparecidos en este capítulo provienen de las obras del autor: “Cerebro Mente. El pensamiento cuántico”, (Sánchez Medina, G.2009) y “El azar determinista. El Lazo del destino”, y los que han surgido en reflexiones posteriores. (Sánchez Medina, 2011).
2 https://ciencia.nasa.gov/science-at-nasa/2001/ast15feb_1/
3 https://science.nasa.gov/science-news/science-at-nasa/2009/23dec_voyager/
4 Este tema está desarrollada en forma pormenorizada en el libro del autor: “Tiempo, Espacio y psicoanálisis”, (Sánchez Medina, G., 1987).
5 Ver “Cerebro-Mente. El pensamiento cuántico” (Sánchez Medina, et. al. 2009, pág. 469).
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