Clases de Religión

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Las clases de religión pueden describirse por su origen:

La época de aparición, el lugar, los personajes o líderes principales, la creencia, lo verdadero y lo falso, la transmisión revelada o no, la teísta y deteista, la cognoscitiva, o por sus escrituras, sus tesis, su dinámica o estática. Con respecto a la religión estática o a la dinámica con sus diferentes postulados, Bergson se refiere a la primera como, la “reacción defensiva de la naturaleza contra el poder disgregado de la inteligencia”, la cual evidencia la incertidumbre y los peligros de la vida y la inevitable muerte.

Personalmente pienso que no es una reacción defensiva “per-sé” porque la naturaleza no se defiende de y con creencias; es el hombre el que se defiende; sin embargo, la naturaleza psíquica del ser humano si puede usar el “conocimiento” intelectual como defensa ante lo desconocido que produce angustia, especialmente ante la nada.

Por eso busca la rama do­rada que le da nueva vida con el conocimiento (parecido al mito del Edén)”, (De Francisco, 2012). Con respecto a la función de la religión como necesidad es factible encontrar respues­tas a algo específico para liberarse del mundo y de la ansiedad, el mal y el tánatos.

La religión como verdad que suministra seguridad y nos da moralidad y a la vez necesidad de aceptación social colectiva, esto es una realidad.

Como ya se anotó en otra parte, el ser humano se tranquiliza cuando sabe y conoce su principio y fin, y, además reconoce el viaje o tránsito vital con la esperanza de un más allá. Sin embargo, en la doctrina budista, la vida es un tránsito y estado de alimento, con la posibilidad de encontrar el “nirvana”, o la beatitud mística cristiana; para esto se requiere eliminar el deseo y por ende el futuro y la liberación de los males aceptando la reencarnación, (6).

Existen especulaciones filosóficas llevadas a diferentes culturas y religiones teístas en todo el desarrollo de la teología de Asia Oriental y Medio Oriente. Así encontramos al pan­teísmo en donde toda la realidad tiene una naturaleza divina y se rechaza la identidad Dios como ocurre en el budismo. Filósofos como Spinoza se adhirió al panteísmo e identificó la naturaleza como Dios; de la misma manera le ocurrió al sintoísmo japonés y al taoísmo chino y a los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia.

El monismo es un punto de vista filosófico en donde sólo existe una ley. A este se opone el dualismo o pluralismo y aquí se encuentran los griegos como Tales de Mileto, Pitágoras, Parménides, Empédocles y Plo­tinio, todos estos padres de la cristiandad. El islamismo también recoge muchas influencias de los griegos. El gnosticismo afirma una dualidad entre materia y espíritu, bien y mal como opuestos que deben ser resueltos a través de un conocimiento y experiencia; esta disciplina tuvo influencia también en el cristianismo y religiones orientales.

Fundamentalismo como actitud religiosa

El fundamentalismo como actitud religiosa basa sus creencias en las escrituras o relatos sagrados; es una religión teísta y en ocasiones niega la evolución de las especies, la teoría científica sobre el origen del universo y solamente acepta el relato bíblico; en este tipo de “pensamiento fundamentalista” esta el “creacionismo”, (7).

El ateísmo o no teísmo, conside­ra la inexistencia de la deidad y niega el papel activo de ella. En el budismo y el taoísmo no existe deidad (Dios); sin embargo, existe un Todo.

El determinismo es una doctrina filosófica que afirma que en todo acontecimiento influye el pensamiento humano y es una consecuencia, y la doctrina se enmarca en la predestinación. En las religiones orientales como el hinduismo y el budismo existe la doctrina del Karma, en el cual existe la causa y efecto, y, el karma de­pende de la intencionalidad de los seres conscientes y a la vez, son consecuencias causadas por las decisiones, por el comportamiento, el cual implica una predeterminación o destino; dentro de esta concepción se requiere la creencia de la reencarnación.

El sincretismo concilia distintos puntos de vista, incluyendo los opuestos e implica adoptar dos o más religiones. En el budismo y taoísmo existe el sincretismo.

De una u otra manera, en las religiones y/o en las actitudes religiosas participa el eso­terismo y exoterismo; el primero es lo secreto, discreto, críptico, jerárquico; el segundo es público inteligible y accesible. Las religiones teístas aluden a lo exotérico; por ejemplo, en el cristianismo el concepto de “gracia”, como don de Dios similares también al islamismo y al judaísmo.

Diferentes posturas religiosas y no religiosas

Como ya se anotó existen diferentes posturas religiosas y no religiosas con prácticas, ritos, celebraciones, mensajes o la ausencia de todos ellos o la negación de los mismos; de ahí el ateísmo, el agnosticismo, (en que se cuestiona la definición de Dios). Así también el fundamentalismo elimina la posibilidad de coexistencia de interpretaciones de la realidad, la existencia y solo satisface un único criterio de verdad; existe el fundamentalismo antireligio­so en que se niega los significados e ignora las verdades científicas y sociales.

El laicismo: la misma palabra viene del griego laicus (pueblo) en oposición a Kléricus (clérigo); la palabra laicus implica un orden, leyes y costumbres de la sociedad y supone una visión social. El credo religioso integrador surgió en el Siglo XX en un discurso dialógico de los principales líderes religiosos teniendo como anfitrión a la iglesia católica y participando los judíos, las religiones occidentales, orientales y el islamismo.

De la ley del hombre a la ley de Dios

En el Génesis aparece como Dios después de crear el cielo, la tierra, el agua, las estrellas, el día y la noche, las plantas, las estaciones, los animales, las aves, los peces y los mamíferos, luego hace al hombre (varón y hembra) a imagen y semejanza para crecer y multiplicarse en un paraíso terrenal. Estas ideas son simbólicas y provienen del ser humano para tener una ex­plicación de su propio origen de igual manera que ocurre en el mito de Gilgamesh; éste héroe mitológico es dos terceras partes Dios y una hombre; a la vez, el personaje Enkidú es creado

por Dios como un hombre salvaje cubierto de pelos y que corre desnudo con los otros anima­les salvajes y pierde su fuerza y brutalidad rindiéndose a la ramera Shamhat (8). Así mismo aparecen múltiples mitos de la creación del hombre en el cual se vislumbra las fantasías del origen del hombre y de éste dándole el poder a Dios.

Ahora reflexionemos un tanto sobre ¿dónde, cuándo, cuánto, dónde, qué y de quién se originó la (s) primera (s) norma (s) de dos conceptos diferentes: convivencia y superviven­cia? La respuesta nos lleva pensar en las antiguas Escrituras cuando se relata en el génesis la aparición o creación del hombre Adán y Eva y luego cómo. “tomó, pues el señor Dios al hombre, y púsole en el paraíso de delicias para que le cultivase y guardase”.

Díole también este precepto diciendo: “come, si quieres del fruto de todos los árboles del paraíso; más del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas; porque en cualquier día que comieres infaliblemente morirás” (cap. II, versículo 15,16 y 17, La Sagrada Biblia Antiguo Testamento Génesis), (9).

Más adelante cap. III aparece la siguiente escena:

“La serpiente, el animal más astuto de todos cuentos animales había. Preguntó a la mu­jer: ¿por qué motivo ha mandado Dios que no comiese de todos los árboles del paraíso? Ella responde: del fruto de los árboles que hay en el paraíso sí comemos, más del fruto de aquel árbol que está en medio del paraíso mandónos Dios que no comiésemos ni lo tocásemos si quiera para que no muramos”; respondió la serpiente: “¡oh! Ciertamente que no moriréis.

Sabe, empero, Dios que en cualquier tiempo que comieres de él se abri­rán vuestros ojos y serán como Dioses conocedores de Todo del bien y del mal”.

La mujer come de un árbol bello a los ojos y deleitable y le da a Adán; luego abren los ojos y se ven desnudos y esconden del señor Dios por vergüenza de su propia desnudez; luego les castiga expulsándolos del paraíso y le dice a la mujer:

“Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces, con dolor parirás los hijos y es­tarás bajo la potestad o mando de tu marido y él te dominará”.

Y a Adán le dijo: “por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que te mandé no comie­ses maldita sea la tierra por tu causa; con grandes fatigas sacarás de ella el alimento en todo el discurso de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás de los frutos que te den las hierbas o plantas de la tierra.

Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, has­ta que vuelvas a confundirte con la tierra de que fuiste formado, puesto que polvo eres, y a ser polvo tornarás”. Luego Dios hizo unas túnicas de pieles y los vistió; al echarlos dice: “echémoslo de aquí no sea que alargue su mano coma y tome también del árbol de conservar la vida y coma de él y viva para siempre”.

Preguntémonos aquí

¿Cómo se originaron estos textos?, ¿no fue el hombre mismo por identificación proyectiva que construyó estos textos de acuerdo a su mundo y circunstancia para controlar el territorio y el producto de él originando una norma o ley?, y ¿así excluir a quien la infrinja sacándolo del territorio paraíso terrenal y sentenciándolos a la miseria? La respuesta es obvia el hombre primitivo requería seleccionar su territorio, marcarlo como lo hace el animal para controlar su subsistencia.

De otra parte, la sentencias de si come de lo prohibido se puede morir; he ahí el gran castigo, la muerte. Además el temor a que el hom­bre al comer pueda ser eterno y no morir. He ahí la envidia, la rivalidad y estas actuaciones, sentimientos y normatividades son provenientes del ser humano.

Obsérvese aquí como estas sentencias de Dios a la mujer de multiplicar los trabajos y miserias en las preñeces y estar bajo la potestad o mando del hombre (marido) quien la dominará; he ahí el gran machismo del hombre que somete a la mujer y ésta la víctima por haber dado a comer deleitosamente del fruto prohibido. Todas estas creencias y actitudes subsisten hasta ahora miles de años. Aquí se centra el pecado original con la desobediencia al Dios padre todo poderoso.

En las antiguas escrituras aparece cómo Dios dice: “… el hecho de que Adán se haya hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora pues, echémosle de aquí no sea que alargue su mano, y tome también del fruto del árbol de conservar la vida, y coma de él, y viva para siempre”.

Preguntémonos

¿Por qué se presenta la rivalidad, los celos y la envidia puesta en Dios? ¿Acaso Dios no estaba seguro de sí mismo y más allá del bien y del mal? Y ¿No le impor­taba la inmortalidad del otro? Esto nos lleva a hacernos otra pregunta: ¿No era más bien la defensa de la territoriedad o el imperio del poder y soberanía, o el poder de la producción y reproducción, o la posibilidad de perder el fruto (alimentos, “ambrosía(10) de pancomer y la subsistencia del otro y por lo tanto el disfrute de la vida? Este cuestionamiento puede ser muy válido y de ahí poderse originar la rivalidad, la defensa territorial de Dios-Hombre sobre el otro Adán y otros hombres, a la vez que la defensa de la autoridad con la obediencia y el reto o soberbia con aquella superioridad.

Aquí planteo concretamente que bien pudo no haber sino un principio de autoridad de un hombre superior sobre otros llamado Adán u Adanes, (11). En síntesis podría entenderse cómo el hombre crea el concepto de la norma, la Ley, la prohibición y de Dios y por ende aquella (la ley) es proyectada al ente Dios.

El libro del Génesis apareció obviamente después del hombre Heidelberg, del Cro-Magno en Francia, del Predmost en Moravia, y el Oberkassel del Rhin en las épocas glaciales y últi­ma glacial; y cuando nos referimos al paraíso terrenal o lugar de las delicias ya se habla donde se halla el oro finísimo y en donde se encuentra el beledio y la piedra cornelina.

Muy posi­blemente esto se está refiriendo a 5000 a.C. en el pueblo sumerio acadio fundadores del arte y la cultura mesopotámica. Los últimos, los acadios y neosumerios motivaron la evolución los semitas, babilónicos y amoritas la conservaron.

Allí es donde aparecen los dioses, la trinidad: Anu (Cielo), Enlil (aire y tierra) Enki (tierra y océano), y se adoraba al sol, a la luna y a Ve­nus; también existían los dioses de la guerra, la peste y el tiempo. 2000 a 3000 años después aparece el código de Entemena y 2300 años a.C. el dios Anmartu (Nenrod de la biblia). Aquí recuérdese que los dioses babilónicos se remontan hasta 7 mil a.C., aproximadamente. En la mitología Asiria y Caldea también aparece la trinidad: Anú dios del cielo, Ea dios el abismo, Bel dios de la tierra.

Llegamos así a 1800 a.C. en la época de Moisés en donde el Dios Yavé le da la tabla de los 10 mandamientos la cual todavía subsisten el pueblo judaico y cristiano y así se sella una alianza entre el poder de Dios y el hombre que debe obedecer a quien debe toda pleitesía y credibilidad, (12).

Hay que tener en cuenta que en el año 3000 a.C. ya existía el brahmanismo hindú. Así pues, Moisés aparece (para algunos) 1200 años después, unificando las creencias provenien­tes de Abraham.

Más adelante aparecen el budismo (600 a.C.) y el taoísmo (600 a.C.), y Gre­cia y Roma instauran sus culturas. (Conviene aquí observar la coincidencia en la aparición de diferentes credos por esa misma época.) Traigo esto para enlazar una cultura con otra y mostrar cómo en esa área del planeta, Judea, nace en el seno del judaísmo, Cristo, el rey-dios de los judíos.

Observemos también que las interrelaciones de culturas se basaban en las mi­graciones, que buscaban beneficios económicos en el comercio. En otras palabras, la lucha por la supervivencia hacía que los pueblos emigraran, y con ellos se llevaban su cultura, sus creencias, ideologías y religiones.

Nótese también que Moisés es “el salvador” y protector del pueblo hebreo. Buda, “el Iluminado”, busca y da la luz, y Jesús es un nuevo “salvador” para los cristianos en un ambiente dominado por la opresión romana. Moisés salva a su pueblo del imperio egipcio, y Jesús del imperio romano.

En 1939 publica Sigmund Freud su obra “Moisés y la religión monoteísta”, obviamente después de Tótem y tabú (Freud, 1913) y “El Moisés de Miguel Ángel” (Freud, 1914).

En “Moisés y la religión monoteísta” el autor plantea que el nombre de Moisés es egipcio, pues la palabra egipcia mose significa niño. Ahora bien, ¿fue la historia de Moisés una leyenda que se convirtió en mito? ¿Quiénes fueron sus padres reales? La respuesta no la tenemos.

Lo que sí sabemos es que Moisés partió de Egipto conociendo la religión monoteísta de Atón, como también la magia y la brujería de los egipcios y su idea de la vida eterna (fueron los primeros en afirmarla), (13). Moisés también conocía las pirámides, el culto al disco solar, la concentra­ción de los rayos solares en un punto. Recuérdese que la religión de Atón, durante la época del faraón Akenatón, era de un monoteísmo del cual Moisés pudo extraer diversas creencias y conceptos.

Freud postula que Moisés era un egipcio monoteísta que seguía la religión de Atón, y que todo un pueblo le siguió en el éxodo (según algunos, este éxodo ocurrió entre 1358 y 1350 a.C.; 1800 a.C. para otros). Para darle un sello a su pueblo exigió que los niños fueran bautizados con la circuncisión. El hecho de que Moisés fuera tartamudo y hablara len­tamente bien podía deberse a que no supiera hablar bien la lengua semita y hablara un dialecto u otro idioma o simplemente era la tartamudez que lo obligaba a hablar mal el egipcio.

Según Freud, la localidad al pie de la montaña donde tuvo Moisés comunicación con Dios fue Meribah-Kadesh, un oasis notable por su abundancia de agua, al sur de Palestina y en la frontera con Arabia.

Los arqueólogos del Siglo XX también sostienen ese punto de vista y “traslada el monte de Sinaí” a los límites de Palestina por donde entraron lentamente a Ca­naan, sin lucha; sino mezclándose con los nativos. Allí fue donde los israelitas comenzaron a adorar al dios Yavé, que era el nombre de un volcán. Freud cita a Ernst Sellin, quien encontró en el profeta Oseas signos inconfundibles de una tradición según la cual Moisés encontró la muerte violenta en un levantamiento de su pueblo, refractario a un solo dios, al igual que Akenatón en Egipto y a la no evidencia o representación real.

La historia nos dice que transcurrieron dos generaciones entre la caída de Moisés y el establecimiento de la religión fundada por él en Kadesh.

Existen ciertas ideas acerca de que la imagen de Moisés funcionaba no solamente como fundador religioso, sino como alguien que centró a Dios en el nombre de Yavé. Para otros, Moisés nunca estuvo en Kadesh y nunca escuchó el nombre Yavé, y el Moisés madianita nunca había estado en Egipto y nada sabía acerca de Atón. De ahí que bien pudo haber dos Moisés y dos fuentes de Dios, o dos dioses que luego se fundieron en un concepto de unidad.

El problema se resolvía trasladando a Moisés a Madiam y a Kadesh, fusionándolo con el sacerdote de Yavé que fundó la religión. Por otra parte, no existe una conclusión clara acerca de si Yavé fue el dios adorado por Abraham, Isaac y Jacob (al menos con ese nombre). Así lo era en todos los libros del Antiguo Testamento.

Freud llega a la conclusión de que entre el éxodo de Egipto y la fijación del texto de la Biblia con Esdras y Nehemías transcurrieron alrededor de ochocientos años. De tal forma, de acuerdo con Freud, la religión de Yavé se modificó para que concordara con la religión original de Moisés, y así se consolidó la idea de un solo Dios.

Según Sellin (citado por Sigmund Freud en “Moisés y Monoteísmo”, 1939), Moisés fue asesinado por intentar forzar a los semitas a practicar una sola religión o creer en un solo Dios: Javeh.

De tal manera, hubo varias revueltas contra su autoridad, y cuando ocurrieron el éxodo y la fundación de la religión en el oasis de Kadesh se hizo figurar a Moisés en dicha creación en lugar del sacerdote madianita. Luego se negó la muerte vio­lenta de Moisés.

Freud llega a la conclusión de que hay una dualidad en la historia judía (dos grupos de individuos, dos reinos, dos nombres de dioses, dos líderes fundadores con el mismo nombre e inclusive dos religiones, la primera de las cuales fue reprimida por la segunda, que resultó victoriosa).

Akenatón descendiente de Dios Figura 18. Akenatón descendiente de Dios en la tierra o puente entre Dios y el hombre.
Ref. tomado de https://ar­quehistoria.com/historias-akenat-n-el-primer-rey-hereje-de-la-historia-528

Volviendo a Egipto, tenemos que el faraón Amenofis IV oficializó la religión de Atón y tomó el nombre de Akenatón, (descendiente de Dios en la tierra, puente en­tre Dios y el hombre). Atón era representado como un sol radiante. Amenofis y su familia hacía sacrificios al dios solar Atón; al mismo tiempo cambio el nombre a Akenatón o Ejnatón, “muy agradable a Atón”.

Así se sustituyó el culto de Amón. Akenatón era el rey-dios. He aquí la unidad o fusión entre dios y hombre y un solo dios. Akenatón se casa con Nefertitis, su hermana, la que es deificada con la desaparición o muerte de Ake­natón; así viene una época de la supremacía de la mujer diosa.

En la historia no se conoce como murió y en don­de fue enterrada o si la desaparecieron para convertirla en diosa. Por ese entonces existía un personaje llama­do Tutmosis, creyente de la religión de Atón cuyo carácter era enérgico y apasiona­do.

Akenatón Sol, Rey Dios radiante Figura 19. Akenatón Sol, Rey Dios radiante.
Ref. https://lapasioncultural.blogspot.com/2009/11/akenaton.html

La arqueología reciente sugiere que murió de forma vio­lenta y está la momia en una tumba en el valle de los reyes; no la llevaron al museo del Cairo por las dudas sobre su identidad. Hoy se cree por los hallazgos arqueológicos que la invasión del territorio cananeo por los israelitas fue lenta y pa­cífica hecha por pequeños grupos de emigrantes que se mezclaban con los habitantes nativos, y se discute mucho, hacia atrás, sobre ‘las hordas primitivas’ de que habla Freud que no eran grupos belicosos sino pacíficos como los que llevó Josué a Canaan.

La historia entonces, de las murallas de Jericó y la batalla que allí se desarrolló no es auténtica. La única gran batalla fue la de Kadesh. Los desastres geológicos de esa zona sí eran al parecer frecuentes, más que los sismos de la actualidad. Los símbolos de Akenatón eran las figuritas llamadas Ankh que se ven como manos en los extremos de los rayos solares, en los bloques esculpidos durante su breve reinado en Tel-el-Amarna”, (De Francisco, 2012).

Dicho personaje eligió a una tribu semita extranjera para abandonar Egipto. Los marcó también con la circuncisión y les dio sus leyes y la religión de Atón. Esa unión y funda­ción también tuvieron lugar en Kadesh, y es así como se juntan y confunden las historias.

La información trata de ser consecuente y coherente, a pesar de que hay un vacío en un periodo de la historia. Sin embargo, encontramos la persistencia de las tradiciones que sobrevivieron entre la gente del pueblo y se volvieron más poderosas con el transcurso de los siglos, demostrando tener suficiente fuerza como para ejercer influencia decisiva sobre los pensamientos, sentimientos y acciones del pueblo.

De tal manera, se cree que el pueblo judío abandonó la religión de Atón para tomar la que provenía de Moisés.

Freud hace una analogía entre las neurosis y la religión, y muestra cómo la represión puede borrar y negar una serie de hechos y traumas. También discute la organi­zación de otros procesos mentales que adaptan al Yo a las exigencias del mundo externo real y a las leyes del pensamiento lógico. Muestra además cómo todos los esfuerzos defensivos, sumados a la compulsión a la repetición, constituyen un carácter.

Obsérvese que los pueblos primitivos vivían en grupos pequeños comandados por un padre poderoso que imponía creencias y normas. Fue así como Moisés les impuso su Dios y fue asesinado por ello. En este orden de ideas, Freud supone que el remordimiento por el asesinato de Moisés constituyó el estímulo para la fantasía del deseo de un Mesías que habría de regresar y llevar a su pueblo hacia la redención y el dominio del mundo.

Observemos cómo el pueblo judío al volverse monoteísta y al sentirse elegido por el padre Dios, fortalece su Yo y su “sí-mismo”, sintiéndose de mejor categoría y superior a los demás.

Los israelitas comienzan a experimentar grandes sentimientos de confianza en su pueblo, y a creerse dueños y poseedores del conocimiento y de un saber secreto interno por haber sido elegidos por Dios padre como sus hijos favoritos. “El curso de la historia de la humanidad parece confirmar esa presunción de los judíos ya que cuando, más tarde, Dios decidió enviar a la humanidad un Mesías y un redentor, volvió a elegirlo entre el pueblo judío”.

Así aparece Jesús o Jesucristo, Salvador y Rey de los Judíos. ¿Acaso los judíos actuales, seguidores de Moisés, no esperan otro Mesías dentro del pueblo judío, poderoso prototipo paterno que les dé libertad y tranquilidad? Por ahora, para los judíos, existió un Moisés y vendrá el Mesías.

Aquí es necesario traer a colación una posible interpretación y es la que se refiere a cómo fue el pueblo judío el supuesto dupositario de la ley de Dios con los mandamientos entre­gados a Moisés el Profeta; de tal manera, se sella una “alianza entre el poder de Dios y el hombre” que “debe obedecer y a quien debe toda pleitesía y credibilidad”.

En el Antiguo Testamento, Libro del Éxodo, (del Éxodo hay que pasar al Evangelio de San Mateo para encontrar estas ideas en el Sermón de la Montaña [el Decálogo del Cristianismo]), aparece

en la tercera parte “Moisés en el monte Sinaí, la promulgación del Decálogo en la siguiente forma”: “…2. Yo soy el Señor Dios tuyo, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. -3 No tendrás otros dioses delante de mí, -4 No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la tierra. -5.

No las adorarás ni rendirás culto. Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos digo que me aborrecen. -6. Y que uso de miseri­cordia hasta millares de generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos. -7.

No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios: porque no dejará el Señor sin castigo al que tomare en vano el nombre del Señor Dios suyo. -8. Acuérdese de santificar el día de sábado. -9. Los seis días trabajarás, y harás todas tus labores. -10. Más el día séptimo es sá­bado, o fiesta del Señor Dios tuyo.

Ningún trabajo harás en él, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu criada, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas o poblaciones. -11.

Por cuanto el señor en seis días hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y todas las cosas que hay en ellos, y descansó en el día séptimo; por esto bendijo el Señor el día del sábado, y le santificó. -12. Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años sobre la tierra que te ha de dar el Señor Dios tuyo. -13 No matarás, – 14 No fornicarás, -15 No hurtarás, -16 No levantarás falso testimonio contra tu prójimo, -17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni desearás su mujer, ni esclavo, ni esclava, ni buey, ni asno, ni cosa alguna de las que le pertenecen”, (Torres Amat, 1957).

¿Qué encontramos en la transcripción de estos textos?

La respuesta es que nos encontra­mos con nueve prohibiciones (versículos 3, 4, 5, 7, 13, 14, 15, 16 y 17). En los textos de los versículos del 18 al 26 existen dos más prohibiciones (no os haréis dioses de plata ni de oro); y, en el versículo 26 “… No subirás por gradas a mi altar, porque no se descubra su desnu­dez o indecencia…”. Obsérvese que en el versículo 24 existe la posibilidad de ofrecimiento de holocaustos consagrada a la memoria de Dios. En el versículo 25 existe la prohibición de hacer altares de piedra labradas.

Otra observación que encontramos en el versículo 5 es: la no adoración o inclinación o postración en tierra a las imágenes o figuras representativas, sino a la de Dios que no se representaba por imágenes. La voz hebrea de este versículo es hista­havah que significa postrarse en la tierra como lo hacen los musulmanes.

En el versículo 17 se refiere a no desear la mujer, ni esclava, ni esclavo u otras pertenencias. He aquí cómo se incluye la esclavitud y se acepta la existencia de ella. Actualmente 2014 la esclavitud no es la de hace 1.500 años a.C., sin embargo, sigue habiendo la “esclavitud”, la explotación del pobre, de los niños en aras del capitalismo.

Del capítulo XXI del Hexodo están las leyes judiciales en donde se judicializa los escla­vos, los delitos de sangre, la propiedad de los semovientes.

En el capítulo XXII, el hurto, los depósitos y préstamos, otros delitos, los diezmos y premisas. En el capítulo XXIII el derecho ajeno, las fiestas, las promesas y preceptos.

Nótese que en este capítulo, versículo 61 se escri­be: “Fijaré sus confines desde el mar rojo hasta el mar de la Palestina, y desde el desierto de la Arabia hasta el río Éufrates. Pondré en tus manos a los moradores del país y los arrojaré de tu presencia”. En el capítulo XXIV el pueblo promete observar las leyes, en el versículo sexto de éste capítulo se escribe: “Tomó entonces Moisés la mitad de la sangre y echóla en tasas y derramó sobre el altar la otra mitad”.

En el versículo 11 aparece: “Ni por eso la mano de Dios hirió a estos hijos de Israel que habían avanzado mucho hacia el monte;…después de haber visto Dios bebieron ellos lo mismo que antes”. En el versículo 12 se escribe: “más dijo Dios a Moisés sube a lo alto del monte en donde estoy y detente allí, y te daré unas ta­blas de piedra con la ley y los mandamientos que tengo escritos en ella, a fin de que se los enseñe al pueblo”.

(Lea También: Dioses Egipcios, Asirios y Sumerios)

Así sigue los versículos del 13 al 18 y luego el capítulo XXV que se refiere a las ofrendas del Tabernáculo, al arca de la alianza, a la mesa para los panes, al calendario, luego sigue el capítulo XXVI la descripción del Tabernáculo.

En el capítulo XXVII el Altar de los holocaustos y el atrio, en el capítulo XXVIII las vestiduras del sumo sacerdote, las túnicas, en el capítulo XIX la consagración de los sacerdotes, en el capítulo XXX el altar de los perfumes, el lavatorio, el óleo santo y el perfume, en el capítulo XXXI los artífices para la construcción del tabernáculo, la observancia del sábado, en el capítulo XXXII el castigo del pueblo idólatra.

En el capítulo XXXIII el Señor persona a su pueblo y muestra su gloria a Moisés, en el capítulo XXXIV vuelve Moisés al monte, donde el Señor renueva su alianza, en el capítulo XXXV se reglamenta el reposo, la ofrenda del tabernáculo y su obra, las ofren­das, en el capítulo XXXVI Moisés suspende la ofrenda del pueblo, se especifica el mobiliario del tabernáculo y el atrio, la dirección de la obra, en el capítulo XXXIX finalmente trata de la hechura de las vestiduras de los sacerdotes, la terminación de la obra del tabernáculo y la nube sobre él, (14).

Observemos cómo todos estos textos se refieren a las leyes que supuestamente Dios dió a Moisés y que es el fundamento normativo de la convivencia entre los seres humanos; sin em­bargo algunos miles de años antes existían códigos y normatividades (Entemena y Hammura­bi) que regían a los pueblos, (las relaciones del hombre con el hombre en las sociedades).

Otros aspectos que hay que resaltar en el pueblo judío son la demostración de sus tradicio­nes y el mantener el recuerdo de los hechos.

Encontramos todavía, por ejemplo, la celebración de la Pascua, la concepción grandiosa de Dios, la prohibición de la imagen o representación de Dios y, más aún, el concepto de un Dios invisible, desmaterializado, como un tesoro se­creto, y una decidida inclinación a los intereses espirituales e intelectuales. De hecho, todavía intentan encontrar el Arca de la Alianza, donde fue depositado su más preciado tesoro: la Ley, la alianza entre Dios y el hombre.

Freud analiza la sexualidad, el asesinato de la figura del padre Moisés, la circuncisión como castración, las restricciones de la libertad sexual y, por ende, las renuncias instintivas a favor de la familia y del pueblo. Todo esto condujo al aumento de la autoestima del pueblo de Israel y a que éste se mantuviera al margen de los demás pueblos, compartiendo la gran­deza de una nueva idea de Dios que lo favorece.

El pueblo pacta con Él y recibe a cambio progreso intelectual. Ahora bien, este camino de valorización material e intelectual comporta las renuncias instintivas. La tradición del gran pasado tiene fuerte influencia en la cada vez mayor adquisición de predominio de poder en la mente del grupo.

Cobran así preponderancia los miembros de la casta sacerdotal, los cuales, por su experiencia, guardan las verdades, los preceptos y las normas.

Nótese que en este pueblo existe, según Freud, un retorno de lo reprimido a través de los impulsos obsesivos que gobiernan sus acciones y deciden sus simpatías o antipatías.

Para el mismo Freud, lo esencial no es el momento, sino el proceso que se inicia como respuesta a un hecho, es decir, la reacción frente a él. El peligro se evita por el proceso de la represión. Se olvida así su causa precipitante, junto con las correspondientes percepciones e ideas.

En el caso del judaísmo, el gran peligro es el de la exterminación del pueblo elegido perseguido, y la esperanza es la unificación en la tierra prometida, para lo cual hay que trabajar.

Para Freud, “la combinación del clan de hermanos, el matriarcado, la exogamia y el monoteísmo, inició un proceso que se puede describir como de lento retorno de lo reprimido, el que tuvo lugar bajo la influencia de todos los cambios en las condiciones de vida que ca­racterizan la historia de la civilización humana. – El primer efecto de la reunión con el ser que había faltado y que tanto se había anhelado fue abrumador y similar a la descripción tradicional de la entrega de las Tablas de la Ley en el monte Sinaí”. (Freud, 1939).

En el marco de la religión de Moisés no existía la posibilidad de una expresión di­recta del odio asesino hacia el padre.

Todo lo que podía salir a la luz era una poderosa reacción contra él, un sentimiento de culpa debido a esa hostilidad, un remordimiento de conciencia por haber pecado contra Dios y por no dejar de pecar; sin embargo Moisés termina asesinado (15).

El desarrollo ulterior de todo esto nos lleva más allá del judaís­mo: al pecado original, (16). El cristianismo también surge de una religión paterna que se convierte en una religión filial con la identificación del hijo-Dios con el padre sacrificado para salvarnos de la culpa, pero no ha logrado evitar el destino de tener que librarse del padre (conciencia moral o Superyó).

Aquí radicaría la riqueza del ser humano, uniéndose o fusionándose en una unidad de instinto-Yo-Superyó en forma equilibrada. Sin embargo, el hombre occidental, y en parte también el oriental, ha querido a través de los milenios buscar y poseer objetos y poderes externos. Esta cualidad posesiva lo ha llevado a la bús­queda de la seguridad de la vida y del ser (ibídem).

Si observamos la genealogía de Adán y Eva hasta Abraham y luego Moisés y de éste a Salomón, encontramos que se le da importancia a la descendencia del hombre, mientras que las mujeres son excluidas o no tomadas en cuenta al menos si son reinas, (la idea del Patriarcado que sustituyó al Matriarcado primitivo relacionado con la Madre Tierra). En algunos pasajes hacen alusión a las mujeres pero especialmente cuando se refiere a ac­titudes consideradas pecaminosas como por ejemplo el de Eva que incita a Adán a comer del árbol del bien y del mal y el de las hijas de Lot que lo incitan a acortarse con él.

También encontramos que existen una serie de uniones incestuosas (17) o de vínculos con esclavas, sin embargo los grupos (tribus) se fueron constituyendo por el principio de autoridad, a la vez que con un sentido democrático de participación; el padre era el jefe de la tribu, pero esta última tenía un funcionamiento participativo de decisiones sin llegar a la dictadura y sí con la obligación de asegurar el no abandono de la figura del padre, y, por ende, del padre sostenido y ungido por la divinidad del señor (El) único Dios.

Así se fue creando la democracia con la discusión de los problemas dentro de las tribus que buscaban una selectividad de creencia, costumbres y una tierra propia (pertenencia terri­torial), con un sentido antidictactorial y faraónico, es decir, Dios Padre Todo Poderoso era sobrenatural y no era el Dios hombre faraón; de ahí las tablas de la ley, la Torá.

Ocurre sí que la ley no emerge de la comunidad sino del mandato divino, o acaso ¿no será que la ley surgió como una síntesis de la necesidad de todos? La respuesta es afirmativa.

Habría que investigar si existen estudios profundos de la interrelación de las ciencias, la teología, las religiones y la construcción de las ideas políticas democráticas, más allá de la teoría psicodinámico y en especial desde el origen de la ley mosaica fraguada en realidad desde los tiempos de Adán y Eva a Noé y de éste a Abraham y luego a Moisés para llegar a Jesús, (18).


6 “No se puede vincular el nirvana oriental a la beatitud, idea religiosa de la llegada de Dios, ejerciendo toda las virtudes teologales (occidental)”, (De Francisco, 2012).
7 “El fundamentalismo no es una religión.

Es una variedad de actitud religiosa, estrecha que considera que su idea es la verdad y no la de los otros e intenta por todos los medios hacerla valer en los demás, incluso por medios violentos. No es solo de los musulmanes; también de católicos (inquisición), protestantes (Calvino), y de grupos religiosos aislados del lejano oriente.

Es también característico de modos de pensar político, como el comunismo de Mao Tse Tung y sus luces iluminan también a los políticos (Hitler, Stalin, Musolinni) y a los científicos (Edward Teñer el creador de la bomba de hidrógeno).

Existe de modo disfrazado en algunos grupos de clérigos (dominicanos), como Savonarola (jesuitas de las comunas paraguayas) en las comunas paraguayas de hace 200 años; y en personajes políticos como Lenin o como Laureano Gómez (en Colom­bia) cada cual en su lado.

Vale buscar una mejor definición de fundamentalismo (como los americanos que intentaron evitar la enseñanza de la Evolución en Estados Unidos en la década de los años 20) y la iglesia católica española (sus jerarquías), en la guerra civil todos ellos son ejemplo del fundamentalismo y de sus maneras de pensar y sus propuestas”, (De Francisco, 2012).

8 Texto aparecido en la primera tablilla del mito de Gilgamesh, ver “Ciencia Mitos y Dioses”, 2004, pág. 365-406, (Sánchez Medina, 2004).
9 “Sus dos árboles de cuyos frutos no podía comer el hombre:
1. El árbol del bien y del mal, que daba al hombre el conocimiento que le hacía igualarse a Jehová (o a los dioses en general).

Inducido por Eva, quien a su vez, es inducida por la serpiente, Adán come de él. El castigo es la expulsión del paraíso del Edén en sus funestas consecuencias, pero no la muerte. La variante griega es el robo del fuego por Prometeo en las estrellas, para darlo al hombre, por lo cual también es castigado por toda la eternidad; tampoco hay muerte en ese mito.

2. El árbol de la vida cuyo fruto la daría al hombre la inmortalidad como cualquier Dios.

El hombre, al contravenir el mandato queda condenado a morir. Estos dos mitos de dos árboles se explican con metáforas que son las formas literarias habituales de la Biblia especialmente en el Antiguo Testamento; metáforas que en el nuevo testamento son interpretadas por San Paconio de una forma moderna (Siglo IV de n.e.).

Esos dos mitos del Génesis y sus respectivos castigos (vida dura y penosa en el primero y muerte en el segundo) están bellamente estudiadas por Karen Armstrong en su pequeño libro ‘La historia de los mitos’”, (De Francisco, 2012).

A estos dos mitos se le puede sumar el mito de Gilgamesh en que se plantea la búsqueda de la inmortalidad y para ello se requiere que el personaje permanezca despierto durante seis días y siete noches a la orilla del mar. Gilgamesh niega haberse quedado dormido y duerme durante todo el tiempo.

En el mito aparece lo conocido, lo oculto y la recuperación del conocimiento de todos los tiempos pero la verdad sobre la inmortalidad ‘no la conocía y no la conoció. Aquí podemos hacer una analogía entre el jardín del Edén y la inmortalidad. Véase obra “Ciencia, Mitos y Dioses” pág. 373-406, (Sánchez Medina, 2004).

10 Género de plantas de la familia de las compuestas, con receptáculo bajoso, flores femeninas sin corola o atrofiada y anteras, a veces libres. Comprende quince especies, la mayoría americanas y otras mediterráneas.

La “ambrosía” viene del griego “inmortal o divino” que se asocia al manjar o bebida delicada nueve veces más dulce que la miel y daba la juventud y la inmortalidad.

Actualmente (2012) conocemos la planta asterá­cea denominada “Stevia rebaudiona Bertoni” con el producto endulzante denominado “steviosido”, oriunda de América del Sur (Paraguay), la cual es 250 a 300 veces más endulzante que la sacarosa. (Sánchez Medina, G.) “El néctar de ambrosia era considerado el alimento de los dioses tanto en el Cercano Oriente en Grecia y también en la India; se la menciona en el Bhagavad Sita libro del hinduismo”, (De Francisco, 2012).

11 “Se trataba de pequeños grupos, de hombres muy primitivos que habitaban en África del Sur en sus co­mienzos hace 200 mil años hasta su emigración al Asia y Europa hace 100 mil años.

Difícil que compitieran por los mismos territorios; seguramente pasaban a otras áreas a ‘competir’ con animales diferentes por el suelo. Porque además, eran nómadas; no se volvieron sedentarios sino que hasta que vino la revolución neolítica de la agricultura hace 10 mil años”, (De Francisco, 2012). Aquí pienso que tanto animales como hombres luchan y compiten por tu territoriedad desde un inicio en las pequeñas comunidades. Porque las grandes se fueron conformando o uniéndose para tener poder o fuerza sobre los otros, (GSM).

12 “El Génesis y sobre todo el Éxodo datan del año 1800 a.C. cuando salieron de Egipto en el reinado de Ramsés II. Los cinco libros del Pentateuco pertenecen a esas épocas concretas”, (De Francisco, 2012).

13 “Es frecuente en la Historia Antigua, como lo señaló Maspero, que se vinculara un hombre importante con otro más o menos simultaneo de esas regiones. Moisés vinculado a un egipcio más o menos importante; y lo que es más llamativo, Akenatón vinculado a Edipo, porque ambos tenían los pies hinchados” (Libro de Velinowski: “Edipus and Akenaton”), (De Francisco, 2012).

14 “En el Levítico que sigue al Génesis y al Exodo del Pentateuco, se consagran todas las normas que regían la sexualidad en la Ley Mosaica, con sus prohibiciones y castigos contra los que la violaran” (De Francisco, 2012).

15 Según la Biblia aparece que dejó de existir de muerte natural poniendo los ojos al norte en la tierra prometida.

16 “El pecado original fue un desarrollo presentado por San Agustín (un verdadero ‘invento’), en el Siglo V para hacer compatibles ciertas ideas y profecías del Antiguo Testamento llevadas a los tiempos más mo­dernos para explicar la necesidad de la Redención.

Lo afirmó en todos sus detalles y la ‘bibliografía’ que lo sustentara. Por eso lo tomó el cristianismo y los esfuerzos de San Cipriano para convertirlo en dogma de la iglesia fracasaron. Sin embargo, su existencia no se puso en duda porque de no existir pecado original’ no hubiera sido necesaria la redención por Cristo.

Es una fábula muy interesante para algunos, pero un verdadero pecado para la realidad interior de muchos cristianos. Santo Tomás y San Bernardo le dedicaron muchas energías para consolidarlo. Para algunos el ‘pecado original’ es el menos original de los pecados”, (De Francisco, 2012).

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