Incógnita de los Sueños, Ejemplos Oníricos y su Interpretación

Dr. Guillermo Sánchez Medina.

Un paciente relató el siguiente sueño:

“Estaba con una mujer grande, gorda, de pelo largo, tenia los ojos azules, la tez blanca, el pelo negro, la veía como la señora de la pensión donde vivo, la desnudaba como si no fuera a pasar nada puesto que era gorda y vieja, pero pienso que es un sueño y no puedo tener ninguna relación con ella, pero sucede lo contrario; ella se resiste y dice que viene gente; que viene mucha gente y hay unos toros, sacan uno y se suelta y no hace nada, se suelta otro y todo el mundo hecha a correr pues es muy furioso, yo corro y la mujer que está en mi compañía se esconde, pienso que va a creerme un cobarde, tengo miedo;

De pronto saco un palo y me voy al toro, le saco el cuerpo haciéndole pases; parece que el toro no fuera a donde yo estaba; pienso cómo voy a matar el toro y me hago muy pequeñito, pero veo que es una ilusión que tengo (dentro del sueño); me imagino que si le pego en la cabeza no le pasa nada  y se me ocurre darle en los genitales o meterle un palo en la boca; otras veces pienso en luchar cuerpo a cuerpo pero veo que es imposible y resuelvo es ponerle una trampa y encerrarlo; así lo hago”.

Todo esto que se nos manifiesta como la escena de la mujer gorda, y la del toro constituyen el “contenido manifiesto”.

El paciente habla de su novia que tiene los ojos azules, su hermana el pelo negro y una antigua novia tenia el pelo ondulado igual que su madre cuando él era muy niño.

Su novia actual es pequeñita y flaca, al contrario de la mujer del sueño, que es como la señora de la pensión. Aquí observamos que las mujeres actuales son el resto “diurno”, que estimula para el trabajo del sueño, el cual se elabora con esas imágenes, que se condensa no sin haber inversiones “de flaca a gorda”.

El paciente recuerda de niño a su madre gorda y grande cuando aquélla iba a tener otro hijo; sin embargo, su madre es delgada. Las imágenes de varia mujeres se superponen, se condensan en una sola, la del sueño. La señora de la pensión y la novia en realidad constituyen el resto diurno. Su madre, su hermana y la novia son las representantes de las “imágenes latente” con las cuales está en conflicto.

El paciente habla posteriormente de cómo tiene dificultades en las relaciones con las mujeres y con su actual novia, siente que no puede o no debe tener relaciones sexuales con ella por que es prohibido y porque la gente se va a enterar y lo van a rechazar, a censurar o a castigar.

Con respecto a los toros recuerda las corridas a las que ha asistido, sintiendo mucho miedo cuando matan al toro. Piensa que el toro es el representante de la fuerza bruta, recuerda el mito de Zeus, que se roba a Europa y se  la lleva en su lomo. Habla del rapto de las sabinas por los sátiros y se refiere a las danzas de las vírgenes con los toros haciéndoles quites.

El analizado recuerda cómo en ocasiones siente como si se le atragantara algo en la boca cuando no puede decir lo que quiere, especialmente cuando se siente agredido y no puede responder con las palabras que siente agresivas.

Recuerda cómo su padre le agredía verbalmente y no dejaba que le diera explicaciones, sintiéndose como con algo en la boca, en la garganta; era la imposibilidad de responder al padre.

Se refiere a que su padre le contaba cómo castraba los toretes para volverlos bueyes y cómo él sentía que eso era espantoso y al mismo tiempo una proeza. Habla el paciente de cómo tiene miedo en el análisis de decir todo lo que se le ocurre y de contar cuántos deseos genitales tiene con las mujeres, de su temor a los rivales que se puedan presentar y de lo que el analista le pueda decir con sus reproches.

El Toro de LidiaLa significación y simbolización del toro padre es una evidencia. El temor al padre está simbolizado por el miedo al toro a sus propios instintos y fuerza bruta, y la lucha con él, con sus argucias (o quites que lo identifica, también con la mujer virgen), es la que el hace en la vida real empequeñeciendo los problemas, las personas y así mismo, o convirtiéndose en niño (infantil o mujer débil), esto para defender su angustia de castración.

Meterle el palo (falo) en la boca era callarlo, callarse y no dejar que él dijera nada. La trampa de encerrarlo es finalmente el recurso de que se vale inconscientemente para no vivir sus tendencias y ansiedades; encerrar nuevamente en su inconsciente a su toro es hacerlo a su instintividad con respecto a la sexualidad, que está muy bien expresada al desnudar a la mujer del sueño y desear tener relaciones sexuales incestuosas con sus objetos prohibidos y temerosos; novia actual, la angustia, su hermana con la que jugaba sexualmente, y su madre, con la cual se acostaba de niño.

Todos estos temores eran vívidos con el analista transfiriéndoles las cualidades del padre.

Tales asociaciones al sueño hechas por el paciente nos muestran caminos para entender el significado del sueño pero existen otras asociaciones que no se hicieron en el momento del análisis sino anteriormente al producirse el sueño y que se refieren a la historia del sujeto.

El analizado era soltero, estudiante, vivía en la capital y era de providencia, por lo tanto residía en una pensión; el sujeto era aficionado a los toros.

La interpretación del sueño en su relación edípica y pre-edípica, en sus deseos de tener relaciones con la mujer de la pensión, la novia actual, la novia anterior, la hermana y la madre en esa secuencia queda muy clara ; de tal manera para explicitar el primer deseo debe expresar los posteriores deseos, los cuales los siente prohibidos al racionalizar que la señora era “gorda y vieja” y “que no puede tener ninguna relación con ella“, pero sucede lo contrario.

La “señora que se resiste”, “gente que viene”, son las resistencias y defensas de las que el sujeto se vale para no correr el riesgo de la escena del toro.

El toro, la animalidad, sus instintos, la simbolización del padre furioso que le puede atacar y castrar o matar; ante esa situación el sujeto tiene que defenderse en diferentes formas, “armarse de un palo (falo), sacarle el quite, esconder la mujer (que hay dentro del él), atacar el toro para matarlo, hacerse muy pequeñito, darle en los genitales, meterle un palo en la boca, luchar cuerpo a cuerpo”, pero según él , se ve imposibilitado y resuelve ponerle una trampa y encerrarlo.

Esa es una solución:

Encerrar sus instintos al sujeto padre-toro peligroso y reprimir sus temores de castración y muerte, producidos por su deseos de posesión de la mujer gorda, vieja, madre. Es decir, es el fracaso de la realización del Edipo: poseer a la madre y matar al padre.

El contenido latente era aquello que se descubría a través de las asociaciones y de las interpretaciones del contenido manifiesto. Todo esto, como ya se expresó, era vivido transferencialmente con el analista, que también era representado por el toro a quien se le temía.

Todos estos contenidos, unos manifiestos, otros latentes y los restos diurnos, son los que constituyen los elementos con que se estructura el sueño, La función del sueño era tratar de resolver el conflicto edípico, las ansiedades de castración a nivel edípico y homosexuales, de rivalidad (luchar cuerpo a cuerpo), las que estaban encubriendo también ansiedades pre-edípica (especialmente orales): palo-falo-pezón-pecho en la boca) e4n relación con la madre.

Un paciente soñó que estaba “en un castillo medieval; él salía de un sótano con un yelmo en la cara, una ametralladora en una mano y un libro en la otra; lo perseguían por detrás los judíos y por delante unos hombres que parecían algunos enmascarados como los del M19 o los árabes.

En el castillo veía en un lugar guardado unos niños atrás y arriba estaba el rey y la reina, está última acostada cómo enferma. Había un baño con inodoro y un comedor con comida, pero los niños no podían comer por que estaban encerrados. Una parte del castillo aparecía en ruinas o se iba a derrumbar”.

El paciente se refirió a que el día anterior había leído un libro de historia, luego hablo de sus viajes por los castillos europeos, de cómo le hubiera gustado vivir en la época medieval en donde él podía ser el hijo del rey y recordó los cuentos que leía de niño, en donde aparecían castillos, reyes y príncipes que conquistaban tierras y terminaban enamorándose de una princesa.

Se refirió a la guerra entre judíos árabes, al movimiento revolucionario llamado M19, que secuestraba a personas o atacaba al gobierno, y cómo él no tomaba partido. Conto que él tenía sangre árabe y en un tiempo perteneció a movimientos de izquierda sintiendo que debía defender al pobre, al necesitado, al abandonado.

Narro cómo también tenía ancestros judíos. Recordó que cuando niño lo habían dejado encerrado con sus hermanos para protegerlos de los peligros de la calle y que muchas veces a su padre lo veían como un rey cuya palabra era ley pero que tanto a él como a su madre los sentía lejanos por que a ellos los dejaban al cuidado de sirvientes.

Recordó una vez a su madre enferma y al lado del lecho a su padre  y otra vez a los dos en la misma cama abrazados uno encima de otro. Se refirió a los temores que tenía a su agresión y cómo él controlaba su violencia estudiando ciencias políticas y filosofía.

Sentía que el análisis y el analista le estaban sacando del encierro, del sótano, pero al mismo tiempo lo exponían a agresiones externas e internas si él se independizaba y era adulto.

Libro de historiaRefirió cómo cuando niño le guardaban la comida por que le acusaban de goloso con sus hermanos. Recordó cómo la encargada del cuidado de ellos hacía que fueran al inodoro puntualmente a una hora estricta y de ahí que él se había vuelto estricto con los cumplimientos de los trabajos y el de los horarios.

(Lea También: Ejemplos Oníricos y su Interpretación Parte 2)

Pensaba que él había sido revolucionario de izquierda, pues era ir en contra de la autoridad déspota del rey-padre. Quería ahora independizarse, tener una mujer suya, salir de su casa pero podía encontrarse con las fuerzas externas que no lo dejaban.
Los judíos para él eran los tacaños, los estrictos que acumulaban, defendían su territorio, pues sentían que sólo tenían eso, y los árabes los que no se aliaban con los revoltosos en contra del capitalismo, del rey, de la autoridad despótica.

Al analista lo sentía cómo el árabe que podía invadir sus terrenos y tomar posición dentro de él, como el M19, que podría tomarse el poder por la fuerza.

Le interprete cómo él estaba representándose a si mismo idealmente como el castillo con su rey y reina, sus partes infantiles (los niños) con sus tendencias, especialmente las agresivas, sintiéndose entre dos fuegos: uno interno y otro externo, defendiéndose de ser penetrado, invadido por mí, que podría quitarle sus fuerzas, y lo interior, sus defensas, quedándose ellas resquebrajadas como el castillo que podía derrumbarse.

Le mostré cómo él construía su mismo castillo sintiendo a la autoridad y a sus padres alejados de él y él mismo se ponía encerrado apartado de la comida, hambriento y sin poder defecar, envidioso de los adultos que los sentía arriba y podían acostarse, amarse.

Sentía el paciente también que debía defenderse poniéndose un yelmo en la cara, y ahora su cara parecía un yelmo, no se reía, no mostraba sus emociones y las llevaba a racionalizarlas por medio de la intelectualización que hacía de la vida, por lo cual parecía él con un libro en una mano y en la otra la ametralladora, que era toda su agresión, que tenía miedo de ser expresada conmigo (analista).

Para cualquiera que revise este sueño, es fácil deducir cómo la lectura del libro de historia el día anterior fue el estímulo interno que le había movido a soñar, y el contenido manifiesto de la escena del castillo era la representación de su aparato mental con sus estructuras, las defensas y el funcionamiento del mismo.

El castillo era toda su estructura caracterial, el Yo profundo, el sí mismo (“self”) era él, que se aprecia saliendo del sótano (el inconsciente) y las fuerzas que le atacaban o amenazaban internamente (judíos) y externamente (árabes, M19) lo ponían entre dos fuegos, que era su disociación.

El super-yo, el rey, el ello, las fuerzas instintivas agresivas, tanáticas (armas que aparecían en los árabes y en los judíos y en él mismo) y las tendencias infantiles reprimidas encarceladas como niños que no pueden comer ni defecar porque están encerrados, mostrarían las estructuras.

La inclinación a intelectualizar (libro en la mano) le ayuda a defenderse de todas su tendencias especialmente de las agresivas. Existe también la disposición a sublimar, y por eso el paciente trata de estudiar historia, ciencias políticas y filosofía.

En este sueño, por lo tanto, no sólo está lo fetal y lo cloacal (que sale del sótano-útero) sino lo oral (comida), lo anal (inodoro), lo fálico (armas en judíos y árabes), lo edípico y lo genital (rey y reina en la torre, ella acostada).

Desde el punto de vista del modelo kleiniano estaría el sujeto en a posición esquizo-paranoide, dividido, atacado desde adentro y afuera con posibilidades de fragmentarse (una parte del castillo aparecía en ruinas).

De todo esto podría surgir una pregunta del lector: y entonces, ¿Cómo soñaría este mismo paciente si no tuviera todos esos conflictos? La respuesta es obvia. Son los conflictos inconscientes los que mueven el aparato mental para soñar en esa forma.

Si el paciente no tuviera estos conflictos, el sueño sería quizás en otra forma muy diferente revelando el conflicto que tuviera. Otra pregunta que surge: ¿acaso está el ser humano libre de conflictos?, y en ese caso, ¿Cuál sería su sueño? Pensamos que aquel ser humano sería un ideal y que no existe, pues todos no estamos exentos de conflictos y, por ende, de formas de manifestarlos.

Algunos pensarán que los que no recuerdan sus sueños están libres de conflictos por que no sueñan.

Lo que ocurre y está implícitamente determinado es que el no recordar los sueños puede ser otro de los mecanismos para defenderse o resistirse a saber de su propios conflictos inconscientes; es decir, la represión puede ser de tal forma que los borra de la conciencia, en tal caso la represión obra al servicio del placer,  en contra del displacer, que ocasiona el conocer, el ser conscientes de los sueños.

En otro caso podemos observar cómo se presentan los sueños en el proceso analítico. En una ocasión durante el periodo inicial de su análisis, la paciente me trajo un material en donde me presentaba a su suegra como una bruja mala que hablaba mal de ella y podía quitarle la tranquilidad de su hogar; sin embargo, la enferma sentía que yo podía protegerla de esa situación.

Al interpretarle la proyección y la disociación que hacía de mí y de su madre al quejarse de su suegra, relato los siguientes sueños: “Una mujer vieja, que era una bruja, pensaba a dónde iría, iba a dejar un pedazo de tela. Yo fui a una casa y la bruja a la suya en donde dejo un material embrujado, volvió y un hombre dijo: Nosotros no queremos esto; ella pensaba que era un regalo; yo no tenía zapatos ni blusa“.

Asoció que al contar el sueño a su esposo había entrado en pánico y había llorado, teniendo fantasías respecto a los años en que ella se sentía abandonada, pobre y sin su madre; esa misma noche había visto un brazo muerto que se venia hacia ella a cogerla a través de la ventana. Se criticó diciendo que ella sabía lo ridículo que eso era y que no tenía por qué temer.

Luego pensaba que los brazos estaban debajo de la cama y eran los de su madre cuando había muerto.

Asoció con todas las cosas muertas y con la muerte accidental en avión de una amiga de su madre. Recordó los brazos delgados de su madre cuando murió y la película “A pleno sol”, donde según ella se había cometido el crimen de una mujer, y comentó: “Cuando sacaron el cadáver de mamá, la mano estaba así como la vi anoche”.

Le interpreté en función de que la madre era el objeto puerto internalizado (cadáver de mamá”), al cual deseaba y al mismo tiempo vivía en forma persecutoria por el abandono y por lo cual le deseaba la muerte (crimen de la mujer-madre que reaparece mágicamente con “los brazos muertos debajo de la cama”).

De allí su tendencia mágica reparatoria, representada en el “regalo” cómo “material embrujado” del sueño y que ella sentía que yo se lo iba a rechazar, quedándose entonces desprotegida (sin zapatos ni blusa).

Más adelante aceptó sus deseos destructivos hacia la madre y presentó un material donde se identificada parcialmente con ella cómo persona enferma, mala y frustradora. La paciente se sentía culpable por la ruptura del matrimonio de sus padres y por lo tanto consideraba justos sus abandonos.

Había vivido sus seis primeros años prisionera y sancionando sus sentimientos de culpa; su castigo principal consistía en privarse de la comida y de la compañía de su madre.
Comer y estar con sus padres era vivido cómo algo criminal y, cómo resultado de esto, se sentía desamparada, de privada y desvalida, lo cual le causaba un gran dolor; tanto es así que en una de las sesiones siguientes relató que en aquella casa donde la cuidaron y que ella vivió cómo cárcel, fue forzada por un adulto, amarrándola y obligándola a realizar el felacio.

Por esa época presento fantasías de ahorcamiento y deseos de ser una famosa cantante; todo esto lo asoció con temor al dentista que la trataba en ese momento por una piorrea; al análisis, al rechazo de los besos y a la ansiedad en los coitos con su esposo, así como también a su acidez vaginal, con la que destruía los espermatozoides, lo que le impedía tener hijos.

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