Adicción a las Drogas y el Sedentarismo

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

Adicción a las drogas

De acuerdo con el doctor Alberto C. Guerrero Ochoa, en su artículo enviado a la página de internet que se cita en la bibliografía:

el estereotipo de que un adicto es un joven antisocial, impulsivo y dependiente se cuestiona claramente cuando se describe al adulto adicto, que es autosuficiente económicamente y con un aceptable nivel de adaptación social y familiar.

Una forma de mantener el equilibrio familiar siguiendo los lineamientos del Dr. Guerrero en materia de drogadicción en el hombre o la mujer maduros que han incorporado en sus vidas un consumo adictivo, lo han hecho manteniendo un equilibrio en donde responden a las exigencias o demandas externas de manera satisfactoria, sin que existan motivos evidentes para identificar la adicción como generadora de problemas.

La estabilidad familiar y social del adulto adicto no se mantiene a pesar de la adicción sino gracias a ella. Este equilibrio es patológico porque depende de que un integrante del grupo mantenga su adicción, pero también porque implica un rechazo al cambio, una rigidez para buscar nuevas alternativas de funcionamiento.

La codependencia

La codependencia se justifica con los argumentos de la ausencia de conflictos agudos y con la participación real del adicto como proveedor o asistente de las necesidades familiares.

Para entender estas dos características de la adicción en el adulto, la estabilidad social y familiar que permite una historia de consumo que puede durar años o décadas, hay que observar las condiciones en que se genera el inicio de la adicción y las razones por las que se elige la sustancia.

Ante las demandas implícitas de la vida adulta de tipo afectivo, laboral, familiar y social, se pueden generar conflictos por las limitaciones personales que producen fracasos en estas áreas. Como ejemplo se puede señalar cómo el adulto se ve solicitado para participar activamente en la vida social cuando sus condiciones personales lo han llevado a ser retraído y apocado; en otro caso aparece la necesidad laboral de ser independiente y decidido cuando la forma de funcionar ha sido con pasividad y temor; la pareja puede solicitar expresiones afectivas claras y frecuentes cuando se ha sido inhibido y frío.

Es en estas circunstancias en que aparece el uso del alcohol, a veces mezclado con drogas ilegales como la cocaína, la morfina, etc. o de los tranquilizantes del tipo de las benzodiacepinas como un autotratamiento que facilita la desinhibición necesaria para ser suficientemente extrovertido o temerario o afectuoso y, en general, como un aliviador de las tensiones o frustraciones cotidianas, desde un antidepresivo temporal hasta un ansiolítico circunstancial, que de cualquier manera son facilitadores del funcionamiento social.

(Lea También: Infecciones Frecuentes)

De acuerdo con el Dr. Guerrero:

Las mujeres son más inclinadas al uso de tranquilizantes pueden ver aliviados sus episodios ansiosos de evolución crónica o episódica que les permiten dejar de ser incómodamente aprehensivas para sus familiares o demasiado medrosas y dependientes de apoyo y compañía.

La familia o el grupo social involucrado acepta el consumo de la sustancia adictiva, que además, se consume con la mayor discreción posible, de manera tal que la experiencia es vivida como un alivio de problemas incipientes, con un costo que gradualmente es cubierto de acuerdo al surgimiento de dificultades propias del consumo específico tal como lo afirma el Dr. Guerrero.

La adicción cubre o enmascara la poca madurez del adulto, su poco crecimiento personal o la psicopatología específica (psicosis maniacodepresiva, depresión, ansiedad generalizada, fobias, etc).

Con el paso del tiempo aparecen poco a poco complicaciones físicas o mentales en el alcoholismo y otras drogadicciones:

                                                      Síntomas de la adicción al alcohol, tranquilizant

1. Daño orgánico: hepático y otros daños relacionados
2. Trastornos de la atención, concentración y memoria
3. Trastornos emocionales y del afecto
4. Trastornos relacionados con daños orgánicos cerebrales
5. Apatía, desinterés por las actividades cotidianas que eran estimulantes
6. Aislamiento social

La rehabilitación del adicto adulto se obstaculiza porque amenaza la estabilidad familiar disfuncional, pero también choca con el prejuicio del grupo alrededor del adicto que supone que, ante una historia de décadas de consumo hay poco que ofrecer.

En contraposición, la atención médica ligada al manejo psicoterapéutico en adicciones tiene una buena aceptación, ya que los daños físicos son fácilmente aceptados por todo el grupo involucrado y la integración a grupos psicoterapéuticos donde se encuentren casos similares con una historia exitosa de rehabilitación, infunden una buena identificación con los ideales del grupo. El adicto adulto ha tenido pérdidas y ha sufrido como cualquier otro adicto. Ese sigue siendo, si no en forma aguda, el motivo de inicio de cualquier proceso rehabilitatorio.

Factores de riesgo del adulto

La tarea fundamental de medicina es reducir la mortalidad y morbilidad precoz del adulto, detectando e interviniendo en sus factores de riesgo, los más importantes son:

                                                               Factores de riesgo del adulto

  • Adicciones: alcohol, tabaco, drogas, medicamentos comportamentales
  • Alimentación incorrecta (mal hábito alimenticio, baja ingesta, otros)
  • Sedentarismo
  • Deficiente higiene corporal, postural
  • Comportamientos autoestresantes, altos niveles de estrés
  • Insuficiencia de controles de salud
  • Exposición a enfermedades transmisibles, incluidas las de transmisión sexual (ETS), respiratorias y digestivas
  • Desempleo, Jubilación o fenómenos de alienación social y de frustración por inequidad
  • Discapacidad: motora, sensorial, cardiovascular, mental u otras.

Sedentarismo

Si nos preguntamos ¿Qué hacemos en nuestro tiempo libre? Las respuestas no son muy variadas, y todos coincidimos, que una gran parte del día, lo utilizamos en ver televisión, esto porque: “La televisión cumple la ley del mínimo esfuerzo”. Es decir, la televisión nos da todo hecho, lo único que uno debe hacer para verla es encenderla.

La vida sedentaria puede traer enormes consecuencias para nuestro organismo. Un adulto totalmente sedentario tiene el triple de posibilidades de enfermarse y sufrir alteraciones físicas y psicológicas y riesgo de infarto en personas con riesgos adicionales como comportamientos autoestresantes, obesidad, diabetes etc.

El adulto debe dedicar un mínimo de 15 a 20 minutos para realizar una rutina física que comprometa todo el sistema muscular. Según Orlando Urdaneta, citado anteriormente, se ha comprobado, en un programa de excelencia deportiva realizado en Suecia, que quien realiza un programa de aptitud física secreta endorfinas, que generan sensación de bienestar, inhiben el dolor, facilitan la transmisión neuronal y elevan el nivel del sistema inmunológico.

Hoy para los que odian el ejercicio hay algunas alternativas que pueden remplazarlo en alguna medida y que pueden ayudar a mantener el estado físico del adulto hombre o mujer, como por ejemplo la gimnasia pasiva, ya se consiguen innumerables aparatos para este fin, y que ayudan a moldear la figura, a tonificar el cuerpo mientras trabajamos, manejamos o hacemos cualquier actividad.

Se ha demostrado también, en numerosas estadísticas y encuestas, que quienes regularmente desarrollan actividades con las cuales disfrutan, o les despiertan interés, tienen una calidad de vida más favorable y plena, como lo afirma Daniel López Rosetti, en su libro “Estrés Epidemia del siglo XXI”.

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