El Estrés Laboral y de la Sociedad Moderna

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

Tensión saludable

Las exigencias actuales y el ritmo de vida han sobrepasado la barrera de la “Tensión saludable”, y se ha convertido en una amenaza para la supervivencia. En esta época una persona adulta necesita adaptarse a niveles cada vez mas elevados de exigencia, adaptarse a cambios rápidos y a constantes desafíos, especialmente en el campo emocional, los cuales le impiden canalizar esos estímulos y reaccionar adecuadamente, como afirma Alvaro Franco médico psiquiatra, citado por Maricelo Acero en su artículo para el periódico El Tiempo.

Cuando una situación de la vida se percibe como amenazante, el organismo reacciona defensivamente, produciendo una serie de modificaciones que afectan los órganos causando alteraciones a nivel de las funciones vitales.

También el equilibrio psicológico se ve perturbado y se produce agotamiento emocional.

El agotamiento no es otra cosa que la pérdida de la batalla por adaptarse. Los resultados son las enfermedades y los problemas psicológicos.

El agotamiento emocional no se recupera con el simple descanso, requiere además de éste, intervención y asesoría.

Una sobrecarga de presiones o exigencias puede llegar a producir primero cansancio, luego fatiga normal, fatiga crónica, agotamiento y estrés y si la situación persiste puede llegarse incluso al estrés crónico, la depresión y la crisis de pánico.

Si el adulto no logra recuperar el equilibrio entre exigencias y recursos, sobrevienen los síntomas del estrés:

                                                                                        Síntomas de estrés en el adulto

  • Frustración
  • Cansancio físico o fatiga normal
  • Fatiga crónica que no se recupera con el simple descanso
  • Agotamiento emocional
  • Perdida y desgaste de las energías
  • Sensación de haber perdido la batalla
  • Síndrome de Burnout (falta de concentración, agotamiento emocional e incapacidad para tomar decisiones)
  • Depresión
  • Enfermedades orgánicas
  • Enfermedades mentales

El adulto con comportamientos autoestresantes

Algunos de estos comportamientos que se han clasificado en la literatura como de Tipo “A”, son los siguientes:

                                                                          Comportamientos autoestresantes

  • Neurosis y ansiedad
  • Rigidez y postura de alerta y tensión facial
  • Impaciencia
  • Perfeccionismo
  • Irritabilidad
  • Agresividad u hostilidad
  • Impulsividad
  • Reacciones extremas y excesivas
  • Poco control y desarrollo emocional
  • Expectativas altas e irreales
  • Insatisfacción constante
  • Sentimientos de envidia, celos o resentimiento
  • Necesidad de reconocimiento de los demás
  • Ambición o afán de lucha, de poder y prestigio
  • Vivir en tensión y competencia permanente, con el deseo de superar a los demás
  • Retar e interrumpir a los demás
  • Su fuente principal de placer es el estudio y el trabajo
  • Sacrifica muchas veces su vida familiar y afectiva por el estudio y trabajo
  • Autodisciplina, compulsividad de éxito
  • Vivir pendiente del reloj
  • Sentido exagerado de urgencia y aprovechamiento del tiempo
  • Andar de prisa, caminar y hacer las cosas rápidamente
  • Lenguaje rápido y explosivo
  • Con ritmo de trabajo acelerado
  • Demasiado compromiso y exigencia académica o laboral, si trabaja
  • Poca habilidad para relajarse
  • Vulnerabilidad al estrés
  • Propensión a las enfermedades psicosomáticas

Estrés y perfiles de personalidad

Según Oscar Slipak en su artículo de “Estrés y perfiles de personalidad”, publicado en la revista argentina de clínica neuropsiquiátrica, Alcmen 16: los individuos que exhiben este patrón de comportamiento tienden a reaccionar con la vía autonómica, es decir por la activación del sistema simpáticoadreanal.

Predomina una respuesta excesiva. Exhiben hiperactividad, irritabilidad, son ambiciosos, agresivos, hostiles, impulsivos, impacientes crónicos, tensos y competitivos, ya sea en su medio ambiente, como en ellos mismos, y sus relaciones interpersonales son problemáticas y con tendencia a la dominancia. Tienen el doble de probabilidades de enfermar. Poseen mayor predisposición a padecer patologías cardiovasculares por la activación de las catecolaminas.

A su vez tiene con frecuencia elevado el colesterol LDL y disminuido el colesterol HDL y acumulan así mismo otros factores de riesgo como obesidad, tabaquismo e hipertensión.

Con la actual crisis del país, según conversaciones con algunos médicos de cabecera de las EPS, cerca de 90% de su consulta en niños, adolescentes y adultos, tienen como base el estrés que están viviendo las familias en el país, y que ha afectado a toda la población. Según ellos se están observando síntomas y patologías que hace unos pocos años atrás no se veían en los usuarios: niños, adolescentes y adultos.

El perfil de usuarios de las clínicas de salud mental también ha cambiado con la crisis y se están observando más casos de depresión, intentos de suicidio, y otros trastornos relacionados con el estrés y síndrome del desempleado o despedido. Por tanto se requiere más investigación, la obtención de mayores datos epidemiológicos y de morbilidad.

Probablemente, si se invirtieran más recursos en prevención, en educar y enseñar a las familias a afrontar, reducir y manejar su nivel de estrés, se disminuiría dramáticamente la sintomatología y los trastornos y enfermedades causadas por el estrés y los costos de la consulta y medicina tradicional curativa.

(Lea También: Discapacitados y Jubilación)

Desempleo

Según Teobaldo Llosa MD, consultor y Director de la Clínica del Estrés de Lima, Ecomédica Ejecutiva: cuando el adulto está sin trabajo a pesar de reunir todos los requisitos para ocupar un cargo, se desarrollan síntomas de “abstinencia al trabajo”, que generan intenso estrés, manifestado por:

                                                                                           Síndrome de abstinencia de trabajo

  • Ansiedad
  • Irritabilidad
  • Insomnio
  • Depresión
  • Baja autoestima
  • Trastornos del apetito
  • Desínteres sexual
  • Trastornos fisiológicos
  • Aislamiento
  • Necesidad compulsiva a buscar trabajo
  • Derrotismo (En caso de no conseguirlo)
  • Abandono de la búsqueda de trabajo
  • Desesperación
  • Ideas o intentos suicidas

Los desempleados sufren porque se sienten limitados e inútiles:

Como lo afirma el médico psiquiatra Jorge Téllez, citado por Maricelo Acero en su artículo para el periódico El Tiempo.

El despido es la pesadilla de final de siglo y del presente milenio. Según Gutemberg Macedo, consultor de empresas brasileño, “Asistimos estupefactos y con un sentimiento de impotencia humana y gerencial a la gran pesadilla que se ha abatido sobre los profesionales de final de siglo. Los despidos en masa en todos los niveles de cargos desde operarios de fábricas, técnicos, especializados, cargos de media y alta gerencia, sin piedad.

El costo humano del despido

Según Macedo, ya citado, el costo humano es tan elevado que no puede ser registrado en una simple estadística o planilla. El dolor que causa puede ser atenuado o suavizado, pero las cicatrices permanecen en la vida del profesional.
Es un periodo de vida que nadie desea ver repetido, a pesar de las innumerables lecciones que de este se puedan extraer.

De acuerdo con una investigación realizada con profesionales despedidos y a nivel de la consejería profesional realizada por Macedo, el profesional despedido sufre un síndrome o deterioro de salud caracterizado por los siguientes síntomas:

Síndrome del despedido

  • Aumento del nivel de colesterol
  • Aumento de la presión sanguínea y arterial
  • Taquicardia, hipertensión
  • Insomnio
  • Falta de deseo sexual
  • Pérdida de la autoimagen o autoestima
  • Angustia
  • Alienación
  • Pérdida de la seguridad
  • Tristeza y depresión
  • Desgreño y pérdida de la perspectiva futura
  • Pérdida de contacto con sus grupos de referencia
  • Pérdida de la armonía familiar
Según Orlando Urdaneta Ballén, psicólogo y consultor de empresas, el desempleado en esta situación postraumática no puede salir de la crisis sin ayuda psicológica, ya que se dificulta en gran medida el impulso necesario para romper el circulo vicioso:

Desempleo, marginamiento, perdida de contactos, depresión, perdida de confianza y autoestima etc. lo cual lo distancia cada vez mas de las posibles fuentes y oportunidades de empleo.

Otro de los problemas del adulto en nuestro medio es el “Síndrome del Damnificado del UPAC” mucho más grave y agudo que los anteriores síndromes descritos y que no vamos a describir por limitaciones de espacio. Pero es tan dramática la situación, que a la fecha, 2670 deudores acosados por las corporaciones de Ahorro y Vivienda, se han suicidado, según datos suministrados por Colombia Renace.

Tampoco vamos a mostrar aquí el síndrome del damnificado por terrorismo, secuestro, desplazamiento etc. problemas actuales del adulto de nuestro medio.

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