Enfoque Integral del Adulto

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

CAPITULO 28
MARIA CONSUELO NIETO

MD., Profesora Titular de Medicina Familiar Integral, Directora Programas de Postgrado y Rotaciones Extramurales, Escuela de Medicina Juan N. Corpas. Coordinadora del Postgrado de Medicina Familiar, Hospital San José. Jefe de Cátedra de Medicina Familiar, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Bogotá, D. C.

El desarrollo del individuo prosigue a lo largo de toda la vida y es por esto que la etapa de la adultez comprende gran parte de ella. La adultez se divide entonces en tres períodos:

Adulto joven: entre los 20 y los 44 años.
Adulto medio: entre los 45 y los 59 años.
Y Adulto mayor: de los 60 años en adelante.

En este capítulo solo consideraremos al adulto joven y al adulto medio, ya que el adulto mayor se verá con detalle en el volumen 6 de esta publicación.

Es importante aclarar que los cambios que ocurren en el pensamiento adulto, provienen fundamentalmente de factores socioculturales y no de nuevas funciones corporales ni de operaciones intelectuales.

El final de la adolescencia marca el inicio de la adultez, período en el cual se deben tomar decisiones y resolver problemas. La forma en que sen logren resolver en forma positiva las contradicciones y las dificultades, constituye la base de la actividad del adulto. Es indispensable tener en cuenta que no todos los adultos progresan de la misma manera o estructuran sus vidas de forma similar.

Adulto joven

Con la finalización de la adolescencia, se da inicio a la etapa de Adulto Joven en la cual coinciden algunas situaciones: en el área educativa, por lo general se ha culminado el bachillerato y se da inicio a la educación superior, se han adquirido derechos civiles que le permiten votar, los hombres han definido su situación militar, pueden acceder a la licencia de conducir y finalmente pueden iniciar su vida laboral.

En lo relacionado con el Ciclo vital Familiar, los adultos jóvenes pertenecen a familias en Plataforma de lanzamiento con respecto a su familia de origen (entre los 20 y 30 años). Si es del caso y tienen su propia familia, estarán en fase de formación, en fase de expansión (con su primer hijo en edad preescolar), o en fase de consolidación (con hijos adolescentes y ellos con una edad de 35 a 45 años).

En cuanto al ciclo vital individual, el adulto joven se encuentra en la sexta etapa de la vida (Erikson), en la cual la intimidad se opone al aislamiento.

Vale la pena anotar, que la vida reproductiva de la mujer (20 a 44 años), se da casi en su totalidad en la etapa de adulto joven.

Desarrollo físico y mental

Entre los 25 y los 30 años de edad, los adultos jóvenes (hombres y mujeres), disfrutan de la máxima vitalidad, energía y resistencia. La fuerza física alcanza su máximo nivel, disminuyendo en forma lenta pero significativa a partir de los 30 años. Igualmente el desarrollo biológico se encuentra en la plenitud de su desarrollo.

Si bien es cierto que en lo que hace referencia a salud, los adultos jóvenes la conservan mejor que los niños y no presentan aún los problemas de la madurez, y su mortalidad es menor que en cualquier otro grupo de edad, muchos de los primeros signos de enfermedades que se presentarán en otras etapas de la adultez, hacen su aparición en los primeros años de este periodo. Comienzan a desarrollarse enfermedades así no aparezcan síntomas, a nivel pulmonar, cardiaco, renal, articular, óseo, circulatorio, hepático, además de algunas enfermedades de tipo genético como la diabetes o la anemia drepanocítica, padecimientos como la artritis reumatoidea y la esclerosis múltiple, así como las enfermedades relacionadas con el estrés (hipertensión, úlceras, depresión), que afectan mucho a los adultos jóvenes.

Factores de orden sociocultural pueden provocar en estas edades situaciones de enfermedad o incluso muerte (jóvenes víctimas de homicidio o abuso de drogas, SIDA).

Desarrollo cognoscitivo

A lo largo de la edad adulta se continúan muchos de los procesos cognoscitivos como el aprendizaje, la memoria y la resolución de problemas. Es por esto que los adultos de más edad en respuesta a su actividad intelectual continua, tienen una acumulación más extensa de conocimientos. Algunas destrezas alcanzan su máximo en los últimos años de la adolescencia, como el desempeño asociado con velocidad, la memoria de repetición y la manipulación de matrices.

Otras destrezas cognoscitivas, especialmente el juicio y el razonamiento, siguen desarrollándose a lo largo de la vida, pero es evidente que la educación y la experiencia afectarán el desarrollo cognoscitivo en la edad adulta.

Adulto joven y género

Un alto porcentaje de las teorías con respecto al desarrollo en la vida adulta se han basado en observaciones aplicadas a los hombres, y hacen énfasis especialmente en lo relacionado con la individualización y separación. Esta manera de enfocar las cosas respondía a las normas sociales del pasado, que negaban a las mujeres un periodo de desarrollo personal antes del matrimonio o de la conformación de la pareja. Lo usual era que las mujeres fueran entregadas por sus padres a sus esposos o compañeros, sin tener en consideración la posibilidad de que ellas desarrollaran habilidades que les permitieran asegurar su independencia económica.

Lo que se promovía en esa época era el aprendizaje de artes u oficios relacionadas directamente con la vida de hogar, de tal manera que se cumpliera con la función social de “la esposa hacendosa”.

Eric Erikson habla de la dependencia como norma para la mujer y dice que la identidad femenina es primariamente un compromiso biológico, psicológico y ético en el cuidado de los hijos. Debido a este tipo de afirmaciones surgieron conceptos de sociólogos como Jossie Bernard, quien afirmaba que “el desarrollo normativo de una mujer en nuestra sociedad, consiste primero en aprender a ser dependiente y después (para algunas), aprender a superarlo”.

Es muy importante tener claridad en el sentido de que tanto el amor como el trabajo son tareas que deben desempeñar ambos sexos en la vida adulta, así como el logro del éxito tanto vocacional, como afectivo, que les permita el desarrollo de su identidad y por conexidad, obtener su bienestar y plenitud.

(Lea También: Cambios Emocionales y Sociales en el Adulto Maduro)

Tareas del adulto joven

En esta etapa lo más importante es alcanzar la separación física y/o emocional de la familia de origen, cambiando el rol de “hijo de familia”, por el de un adulto que está adquiriendo su independencia. Esto implica que el adulto joven asuma el manejo de su propia vida tanto desde el punto de vista económico como del manejo de sus relaciones.

Hay que tener en mente, que esta es una etapa en la que los jóvenes pueden tener dificultades y desaciertos por ejemplo en la elección de su carrera u oficio, lo que se traduce en una inestabilidad manifiesta en el cambio de una carrera a otra, o de un oficio a otro, en el afán de encontrar su vocación, en algunos casos los jóvenes abortan su proceso de maduración iniciando uniones tempranas que los conducen a asumir responsabilidades para las cuales no están preparados, en otros, por el contrario, continúan cobijados en el hogar de sus padres y dependiendo de ellos tanto emocional como económicamente.

En concordancia con lo anterior, para lograr en forma progresiva la independencia de sus padres, el adulto joven debe cumplir tres tareas fundamentales: elegir una carrera o un oficio (consolidación vocacional), lograr en forma progresiva la independencia física y emocional de su familia de origen y establecer relaciones afectivas maduras.

El adulto joven y la familia

Como se mencionó anteriormente, la inestabilidad de los jóvenes con respecto a la elección de su carrera u oficio, puede ocasionar en el seno de su familia una gran tensión, debido a que consideran este hecho como un frontal desafío a los valores familiares. Es por esto, que la familia debe tener altos niveles de comprensión en este sentido y dar apoyo al joven en la consecución de sus derroteros.

Igualmente, la familia de origen debe desarrollar altos grados de tolerancia en lo relacionado con el establecimiento de relaciones de intimidad de sus hijos jóvenes, aun cuando en ocasiones sientan que están perdiendo a su hijo o hija, debido al sinnúmero de noviazgos que establecen o a las uniones carentes de vínculo formal sin mayor supervisión de su parte.

El objetivo del sistema familiar será entonces superar esta etapa de transición y para esto es indispensable:

1. Tener habilidad para tolerar la separación e independencia mientras permanecen conectados.
2. Manejar niveles de tolerancia para aceptar la ambigüedad inicial y la elección definitiva de carrera u oficio.
3. Aceptar los compromisos emocionales y estilos de vida aun cuando no sean compatibles con los de los padres.

Adulto medio o maduro

La edad madura es un periodo de transición o una especie de puente entre dos generaciones.

Esto quiere decir que las personas que se encuentran en esta etapa, no son iguales a los adolescentes y adultos jóvenes , y mucho menos a los jubilados y ancianos.

Es frecuente en esta etapa de la vida que surjan preguntas como esta: ” ¿La madurez es la mejor época de la vida? o ¿el principio del fin?” Ante estos cuestionamientos los expertos no logran coincidir en si esta es una época de nuevas realizaciones, de estabilidad y liderazgo potencial, o un periodo de insatisfacción, crisis internas y depresión. Indudablemente en este tipo de situaciones pueden influir la época en que les ha tocado vivir, la clase social y las condiciones económicas.

Por fortuna muchas personas piensan que esta es “la mejor época de la vida”.

El adulto maduro puede ver disminuida ligeramente su actividad física, pero es capaz de dirigir plenamente su vida, gracias a su experiencia y conocimiento de si mismo. Son muy seguros y pueden tomar decisiones con facilidad. Es por esto que a la generación que se encuentra en esta etapa ( 45 a 60 años ) se le ha denominado “Generación de mando”, lo que explica que las grandes decisiones a nivel de gobiernos, empresas y en la sociedad, son tomadas por personas que se encuentran en este rango de edad. Lo anterior no quiere decir que todas las personas maduras toman decisiones acertadas, pues si algunos no pueden controlar sus propias vidas, con mayor razón no podrán controlar las de otros.

Para mucha gente la edad madura representa un dualismo entre la mejor época de la vida con respecto a la familia, la carrera o los talentos creativos, y el sentimiento de mortalidad y de que el tiempo se acaba. Algunos piensan que el modelo de la mitad de la vida es aquel que impulsa a que “lo que tengamos que hacer hay que hacerlo ahora”. La manera en que cada persona enfrente este periodo de su vida, determinará si la madurez ha comenzado con una crisis o un periodo de transición.

Los adultos maduros pertenecen a familias en plataforma de lanzamiento, o de nido vacío (en el caso de la familia nuclear). Respecto a la familia de origen, los padres están en nido vacío o la familia se ha disuelto por la muerte de uno de los padres.

Medicina Familiar: Fascículo 5 El Adulto, Editores

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