Psicología del Adolescente
MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL
CAPITULO 19
ÁLVARO NIETO
MD. Psicólogo de la Universidad de los Andes. Investigador, Consultor de empresas e instituciones educativas y de salud. Conferencista y catedrático a nivel de postgrado. Bogotá, D. C.
Variabilidad y relatividad de la adolescencia.
Un enfoque biopsicosocial Importancia de la comprensión de la adolescencia
Sobre el tema de la adolescencia han existido toda suerte de mitos y creencias. Muchos autores han caído en la trampa de describirla como una etapa de amenazas y peligros, de caos y turbulencia o al contrario la califican como una época de generalizaciones deslumbrantes; sin embargo al analizar objetivamente los datos nos damos cuenta que no caen en la realidad.
Si hay algo que podemos afirmar sin equivocarnos es que la adolescencia es igual de variable a cualquier otra edad.
De la forma correcta y adecuada como los profesionales de la Salud y médicos de familia la abordemos, dependerá el éxito del manejo y tratamiento de su problemática, para que éste período sea una oportunidad de transición sana hacia una juventud y adultez plena.
Definición y conceptualización de la adolescencia
Adolescencia se deriva de la raíz “adolecer”, que significa crecer y desarrollarse hacia la madurez.
Según el Diccionario de la Real Academia española, 1992: “Es la edad de transición que sucede en la niñez y que transcurre hasta el completo desarrollo del organismo”. Desde el punto de vista biológico se inicia cuando aparecen los caracteres sexuales secundarios y la capacidad de reproducción y termina con el cierre de los cartílagos epifisiarios y del crecimiento.
Desde el punto de vista psicológico según Bühler, es el periodo que empieza con la adquisición de la madurez fisiológica y termina con la adquisición de la madurez social, cuando se asumen los derechos y deberes sexuales, económicos, legales y sociales del adulto.
Desde el punto de vista social la adolescencia es tanto una construcción social como un atributo del individuo.
Ciertas culturas y subculturas reconocen un periodo de transición de una década o más entre la infancia y la edad adulta, mientras que otras consideran que esa transición ocurre en el breve rito de iniciación que puede durar unos pocos días u horas, También según Inestroza, Quijada y otros (2001), la adolescencia es una etapa relevante de la vida del ser humano en que el joven después de haber desarrollado su función reproductiva y determinarse como individuo único, va definiendo su personalidad e identidad sexual; roles que desempeñará en la sociedad, como también un plan o proyecto de vida para decidir qué orientación (o vocación) va a tener, y de esta forma cuando haya logrado estas metas, constituirse en adulto.
En síntesis la adolescencia es el periodo de la vida que ocurre entre la infancia y la edad adulta. Se dice que es la línea divisoria entre la seguridad de la niñez y el mundo desconocido del adulto. Tiene una naturaleza propia, como la tienen otras etapas y crisis de la vida en el desarrollo humano y es una etapa relevante de la vida del ser humano.
La controversia entre lo biológico y lo social
A nivel científico todavía existe controversia en el peso que juega cada uno de los factores biológico y social. Los que hacen énfasis en el aspecto biológico explican el comportamiento del adolescente teniendo en cuenta los ajustes que exigen los cambios enfocados en la pubertad, los aumentos de las hormonas sexuales, los cambios estructurales y la función del cuerpo.
Según Freud: “La biología es el destino” lo que implica que los diferentes patrones de comportamiento de hombres y mujeres adolescentes de casi todas las culturas son el resultado inevitable de las diferencias anatómicas.
Los que hacen énfasis en lo social han insistido en descubrir en la cultura, la causa primordial de los problemas de los adolescentes y han destacado las demandas y exigencias numerosas y altamente concentradas que hace tradicionalmente nuestra sociedad a esta etapa de la vida del ser humano.
En la actualidad los psicólogos en general creen que la “Socialización es el destino” y que la mayor parte de las diferencias entre hombres y mujeres adolescentes surgen primero de actitudes y prácticas sociales, aunque la investigación sugiere que se presentan diferentes niveles de maduración entre los sexos. No debe desconocerse que cada día hay más evidencia de la importancia del aspecto biológico en el comportamiento.
Por otro lado, los que hacen énfasis en el aspecto social han encontrado en la cultura, el ambiente específico donde se aprenden las emociones y sentimientos y su expresión, los valores, las creencias, los ideales, las actitudes y los hábitos y conductas de significado ético social.
La cultura es la que en última instancia socializa al adolescente a través de la familia, la escuela, la universidad, el barrio, la comunidad y todas las subculturas existentes como equipos, clubes, fraternidades, organizaciones juveniles, grupos de scouts etc.
Las transformaciones psicológicas están profundamente influenciadas por el ambiente social y cultural e inclusive hasta pueden faltar por completo en algunos pueblos llamados primitivos.
La sociedad o cultura hace demandas y exigencias numerosas y altamente concentradas a esta etapa de la vida: exigencias o demandas de Independencia, de ajustes heterosexuales y con los semejantes, de definición vocacional, de desarrollo de una filosofía de la vida fundamental y normativa.
Duración de la adolescencia
Esta etapa o período se ha ubicado entre los 13 y los 19 años de edad; según la OMS, este lapso de edad va desde los 10 a lo 20 años.
Sin embargo al igual que sucede con todas las etapas del desarrollo, estos puntos extremos no están muy bien definidos puesto que no todos los cambios fisiológicos tienen una alta correlación, ni las reacciones psicológicas son idénticas en todos los individuos.
Además se habla también de adolescencia temprana o tardía. La adolescencia temprana tiene lugar cuando el adolescente a pesar de que todavía no ha logrado completamente su madurez, se comporta como un adulto.
Esto le trae beneficios y concesiones en el mundo de los adultos, pero también mayores exigencias, riesgos y perdida de un tiempo adecuado de disfrutar esta época de dependencia en la que no se es ni niño ni adulto. La adolescencia tardía se refiriere a los casos en los que el adolescente no logra madurar ni emanciparse del nido de sus padres, incluso llegando a edades más avanzadas, (30 años o más).
En estos casos el individuo se beneficia por tener un período más largo de seguridad y dependencia paterna, de disfrutar un poco más de su “infantilidad”.
Aunque con el paso del tiempo termina en conflicto familiar la no definición del adolescente y su independencia.
La tendencia de la generación más alta y desarrollada
Se ha difundido también la tendencia a alcanzar la estatura del adulto y la madurez sexual a una edad más temprana. Esta tendencia, comenzó hace cerca de 100 años y se ha presentado en Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, pero aparentemente no en algunas otras naciones.
La explicación más obvia es que los niños son más saludables, están mejor nutridos y reciben mejor cuidado para madurar más temprano y crecer más saludables. Esta explicación, tiene el respaldo de la evidencia: la edad de la madurez sexual se presenta más tarde en las naciones menos desarrolladas que en las industrializadas.
Sin embargo esta tendencia parece haber llegado a su fin, al menos en los Estados Unidos, quizás como reflejo de estándares de vida más elevados en la mayor parte de la población. Resulta evidente que la edad de la madurez sexual ha llegado a algún límite determinado genéticamente y es posible que se reduzca más en el futuro por una mejor nutrición.
La globalización del comportamiento
Los cambios introducidos por el nuevo milenio, la globalización en general, los adelantos en las comunicaciones y la informática y el acceso de los adolescentes a los diferentes medios de comunicación, a la televisión por cable, vía satélite o interactiva y al ciberespacio del internet, están exponiendo al adolescente a mayor información que en el pasado, a la tendencia a madurar más rápido y a adoptar modelos de comportamiento de otras culturas.
La información ya no está concentrada en la casa, los colegios o universidades, se puede tener acceso a ella desde cualquier computador y en cualquier parte del mundo. Sin duda todos estos cambios en el mundo de hoy van a cambiar los patrones tradicionales de la adolescencia, lo que requiere de investigación.
(Lea También: La Sexualidad del Adolescente)
Madurez emocional y salud mental
Existe una estrecha relación entre los conceptos de madurez psicológica o emocional y salud mental, ya que esta última se considera como un resultado de la madurez.
Posiblemente nadie alcanza la madurez completa y ninguna persona goza de equilibrio mental absoluto. Sin embargo está comprobado que las mayores perturbaciones psicológicas se presentan en individuos cuyos valores y conductas son inconsistentes, pobres y propios de una personalidad inmadura.
Es común en la literatura referirse al “Síndrome de Peter Pan” o al comportamiento del adulto que se niega a crecer, y que probablemente nunca madure.
Todo ser humano debe superar el proceso natural de maduración, por eso se ha simbolizado el infantilismo del adulto con este personaje de la ficción de los niños.
Es relevante resaltar las repercusiones clínicas que trae este comportamiento.
Cuando el individuo adulto se comporta con las rabietas de un niño o con las inmadureces afectivas y emocionales del adolescente, se le considera en muchos casos como síntoma de neurosis y bajo crecimiento personal, que por lo general termina en conflictos familiares y fracasos en las relaciones sociales y de pareja.
Los psicoterapeutas conocen bien el conflicto tan grande experimentado por muchos hombres y mujeres que no llegaron a crecer.
La madurez una meta esperada
La madurez es un proceso que se desarrolla desde la infancia hasta la muerte. Es común la frase: “No sea infantil ¿cuándo va a madurar?”, una rabieta cuando se niega la satisfacción inmediata de los deseos es una conducta normal en la niñez, pero si se presenta en un adulto es signo indiscutible de inmadurez psicológica.
La madurez tiene una serie de etapas en las que se espera o deben darse los siguientes comportamientos:
Allport, después de analizar los componentes de la personalidad madura propuestos por los autores más calificados, especialmente por Maslow, los resumió en seis criterios fundamentales:
Lactante: |
“Sentido de la confianza y seguridad” |
De dos a tres años: |
“Sentido de la autonomía” |
De cuatro a seis años: |
“Sentido de la iniciativa” |
De los seis a los doce años: |
“Sentido de la capacidad y la competencia” |
Adolescencia: |
“Sentido de sí mismo o búsqueda de la identidad personal”. |
Juventud: |
“Sentido de la intimidad y la solidaridad” |
Adultez: |
“Aparición de la integridad, la serenidad y la sabiduría de la edad madura” |
1.Extensión del sentido de sí mismo,
2. Capacidad para establecer relaciones interpersonales profundas,
3. Seguridad emocional y aceptación de sí mismo,
4. Percepción adecuada de la realidad y comportamiento coherente con ella,
5. Conocimiento de sí mismo y sentido de la vida,
6. Filosofía unificadora o integradora de la vida.
Entre otros atributos de la persona madura, están:
Espontaneidad frente a los convencionalismos sociales, disfruta tanto del aislamiento, como de la compañía de otros, humildad y respeto, valores y sentido de la ética, sentido del humor, creatividad, centrado en la acción y solución de las dificultades, independencia de la cultura, afinidad con la naturaleza y el ser humano, aceptación de los errores e imperfecciones humanas, flexibilidad en los conceptos antagónicos y opuestos
Dentro del concepto de madurez cabe el concepto actualmente en boga de “Crecimiento personal” y el nuevo campo del “Desarrollo Emocional”, basado en la teoría de la Inteligencia Emocional propuesta por Goleman.
Si el adolescente desde la casa y la escuela aprendiera a tener: una buena autoestima, aceptando su limitaciones: autoconocimiento, motivación para alcanzar sus metas: automotivación, reconocer y aceptar sus propias emociones y las que le despiertan los demás, expresar sus emociones y sentimientos de una manera adecuada, manejar sus propias emociones y sentimientos:
Autocontrol, ponerse en lugar de las otras personas: Empatía, crear relaciones sociales y contar con ellas en caso de necesidad, seguramente su proceso de maduración psicológica sería más rápida y efectiva, estaría mejor capacitado para enfrentar la crisis y su desarrollo emocional no quedaría relegado a las edades adultas.
Tener inteligencia emocional es la “Capacidad de sentir, entender y aplicar eficazmente el poder y agudeza de las emociones, como fuente de energía humana, información, cohesión e influencia”.
Es también la capacidad para comprender a los demás, formar un modelo preciso y realista de uno mismo y ser capaz de usar ese modelo para operar eficazmente en la vida”.
Esperar que el adolescente llegue a comportarse “maduramente”, es lo esperado por la sociedad, pero la meta es inalcanzable, si no sabemos que es realmente la madurez y mucho menos cuando nosotros mismos como adultos somos inmaduros o actuamos muchas veces con inmadurez y no hemos recorrido el inmenso placer de crecer y disfrutar de la vida, aún en la adversidad.
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