Oftalmología en Niños y Adolescentes, Primeros seis años de vida

MEDICINA FAMILIAR
EDUCACIÓN CONTINUADA PARA EL MEDICO GENERAL

Ametropías

El estado refractivo varía significativamente en la infancia temprana existiendo casos de miopía, astigmatismo e hipermetropía transitorios.

Sin embargo, el hallazgo más común en los primeros años de edad es la hipermetropía, la cual se considera fisiológica cuando es menor de dos dioptrías y tiene una tendencia a disminuir. De manera anormal puede aparecer miopía, con su correspondiente defecto para visión lejana, pero debido a que el mundo infantil es relativamente cercano, el problema no tiene mayores implicaciones excepto en casos severos. Igualmente una hipermetropía que supere la cifra fisiológica, en general es bien tolerada gracias al reflejo de acomodación.

Cuando las ametropías son moderadas o severas o si, independientemente de su magnitud, están afectando la visión del paciente, deben corregirse con anteojos. El uso de lentes de contacto y la cirugía con láser, aunque posibles, no son una opción aceptada en pediatría. Las ametropías no corregidas y particularmente la hipermetropía y el astigmatismo, son causantes frecuentes de ambliopía. La toma de agudeza visual, con letras o con figuras, debe hacer parte del examen general preventivo realizado periódicamente por el médico no oftalmólogo.

Igualmente deben seguirse estableciendo los sistemas de tamizaje escolar encaminados a detectar fallas visuales oportunamente.

(Lea También: Oftalmología en Niños y Adolescentes, Siete años de edad)

Estrabismo refractivo

En algunos pacientes previamente asintomáticos, las alteraciones refractivas pueden inducir la presencia de estrabismo y la corrección del defecto refractivo con anteojos restaura la alineación ocular normal. En estos casos el estrabismo por sí mismo puede inducir ambliopía, aunque la ametropía no sea de una magnitud suficiente como para alterar el desarrollo visual.

Retinoblastoma

El retinoblastoma es el tumor maligno intraocular más frecuente en la infancia, teniendo una mortalidad de 100% cuando no se trata.

Las manifestaciones incluyen pupila blanca (leucocoria), estrabismo y ojo rojo. La tasa de curación con diferentes esquemas terapéuticos que incluyen crioterapia, láser, radioterapia, braquiterapia, enucleación y quimioterapia

en países desarrollados es superior a 90%; sin embargo en países no tecnificados, la mortalidad es mucho mayor debido en principio a un retardo en la remisión. Los niños con antecedente familiar de retinoblastoma tienen un riesgo superior de desarrollar el tumor, pero muchos pacientes desarrollan una mutación esporádica capaz de originarlo en ausencia de historia familiar. Aunque relativamente raro, debido a las implicaciones para la vida del niño, el diagnóstico de retinoblastoma debe estar presente dentro de las posibilidades en cualquier paciente con leucocoria o con estrabismo adquirido.

Enfermedades externas

Las enfermedades de los párpados y la superficie ocular comienzan a aparecer hacia los dos o tres años de vida. La colonización bacteriana, malos hábitos de aseo y la contaminación ambiental son responsables de un buen porcentaje de los casos.

La conjuntivitis alérgica ocupa un lugar muy importante en la estadística principalmente en ciudades medianas y grandes o en áreas rurales agrícolas.

Los pacientes se quejan de ojo rojo, ardor y prurito ocular, síntomas a veces comunes con las ametropías. La presencia de papilas al examen de la conjuntiva tarsal apoya el diagnóstico de conjuntivitis alérgica. Una explicación sobre la cronicidad de la enfermedad, así como la advertencia de la necesidad de realizar un tratamiento prolongado y continuado son la única garantía de un éxito terapéutico, ante la imposibilidad usual de identificar o aislar el alergeno. Los casos leves pueden tratarse eficientemente con lágrimas artificiales, mientras que los casos moderados requieren de terapia antialérgica tópica. Algunos pacientes necesitan esteroides locales, pero su uso debe restringirse al oftalmólogo quien podrá monitorizar la aparición de efectos secundarios como glaucoma o catarata. Muchos casos se controlan con la implementación de una serie de medidas ambientales, evitando contaminantes, el contacto con animales, polen, radiación ultravioleta, etc.

Otra manifestación frecuente de enfermedades externas es el orzuelo.

La inflamación aguda de las glándulas lacrimales accesorias con frecuencia se manifiesta como una lesión eritematosa, redondeada, dolorosa y caliente. El cuadro se reconoce fácilmente y en muchos casos es autolimitado. La aplicación de medios físicos como compresas tibias puede aliviar los síntomas a la vez que fluidifica la secreción contenida en la glándula facilitando su drenaje espontáneo. En ocasiones se requiere la administración de antibióticos tópicos y excepcionalmente sistémicos. Los antibióticos utilizados deben ser efectivos contra el Staphylococcus.

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