Ahí están Pintados

Dr. Álvaro Monterrosa Castro, M.D

Yo He Visto que han Escrito Ahí estan Pintados

Ni el mismo Víctor Daniel Vargas Suárez sabe desde cuándo empezó con la vaina de estar dibujando la cara de la gente, sin que las personas se dieran cuenta.

Lo cierto es que ya en el bachillerato, pasaba horas enteras mirando y mirando a todos con detenimiento, tratando de identificarle las muecas, los gestos y los ademanes, para luego plasmarlos en una hoja de papel.

Nació en la Ciudad Bonita, Bucaramanga, donde realizó sus estudios de Bachillerato.

Con el diploma debajo del brazo con el que hacia sus trazos y por razones familiares, se embarcó en la primera Berlina del Fonce que pasó, se apretujó en el incómodo cojín y pronto despertó en la ciudad de Cartagena.

Con su morral de andariego santandereano a las espaldas, donde había un pedazo de carne oriada y un poco de pepitoria, en medio de un gentío venido de muchos lugares, tocó con decisión la puerta principal del Claustro de los Agustinos Descalzos.

En el Centro Histórico de la Ciudad Heroica, sede de la Universidad de Cartagena, y sin que le preguntaran presentó sus credenciales, sus notas, su puesto destacado en el ICFES y en una docena de saltos regresó a su casa diciendo con emoción que “Dios le tenía guardado excelentes planes, le había dado del privilegio de ingresar a la Universidad de Cartagena, a la Facultad de Medicina para iniciar su formación en el área médica”.

El primer día de clases, mientras cuatro profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena realizaban la inducción a la Institución, su mano derecha sin que nadie la mandara, aprovechando que no había apuntes que tomar, se hizo dueña del papel y lápiz que estaban en posición de provocación, y con destreza y trazos elegantes dibujó en formato de caricatura la figura de los cuatro docentes allí presentes.

Una ráfaga perdida de viento arrastró la hoja por encima de muchos pupitres vecinos, filtrándose la gracia del dibujo, entre la comunidad de primíparos. Los nuevos compañeros de estudios no podían contener la risotada.

El perverso viento, las risas sospechosas y el mano a mano, llevaron a que la hoja se depositase justo frente a los ojos de los profesores, quienes viéndose convertidos en los cuatro fantásticos, al unísono estallaron en epítetos, repudiaron el hecho y anunciaron un severo castigo al autor.

Pero la divina providencia hizo que el dibujo quedase en el anonimato.

La mano temblorosa, temiendo lo peor, tal vez hasta tener que ir a hacer señas para detener un bus que la llevara directo al Cañón del Chicamocha, se refugió en el fondo del bolsillo derecho del pantalón.

Cruzando los dedos, prometió no dibujar más, pero al instante se arrepintió y temblando se dijo que sólo lo haría en la clandestinidad.

Y siguió dibujando y dibujando.

En los cuadernos de apuntes, en las hojas en blanco de los libros de anatomía, en el borde de las fórmulas de bioquímica, entre el reguero de nombres de hongos, bacterias y parásitos, como si hicieran parte de la extensa farmacopea de esta época, o apretujados como si fueran signos o síntomas, fue creciendo la pila de bocetos, dibujos y caricaturas de todos los integrantes de la Facultad de Medicina.

Mientras todo el resto del cuerpo estaba concentrado en las orientaciones que los docentes entregaban con dedicación y generosidad, a lo largo de las actividades académicas, sus ojos grababan con precisión milimétrica los gestos faciales, los ángulos del rostro y las líneas de expresión.

Por medio de un sistema propio, independiente y especial de envío, todos esos datos eran con presteza y al unísono trasladados a la mano derecha, quien emocionada plasmaba en el papel, un dibujo del profesor en su ámbito natural.

Víctor Daniel Vargas Suárez se hizo conocer en un concurso de dibujos, presentando una caricatura de unos docentes y se ganó no sólo el premio del concurso, sino el aplauso y la aceptación de toda la Escuela de Medicina. Ese día, la mano derecha saltó de la alegría y extendió sus cinco dedos hacia el cielo en señal de agradecimiento al Superior.

Posteriormente, Víctor Daniel digitalizó sus dibujos, los editó, los coloreo y realizó un video que también recibió profunda aclamación.

Este estudiante santandereano, revuelto con sus compañeros de curso, llegó en el año dos mil seis a la Clínica de Maternidad ‘Rafael Calvo’ a realizar la asignatura ‘Medicina de la Mujer’, en el octavo semestre de estudios médicos.

Y mientras recibía adiestramiento y aprendía con dedicación y esmero sobre control prenatal, atención del parto, manejo de la hemorragia postparto, el diagnóstico temprano del cáncer del cuello uterino y sobre las medidas de prevención de la mortalidad materna, dejó que la mano derecha se solazara e hiciera de las suyas dibujando con respeto, en detalle una y otra vez, a todos y cada uno de los docentes del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, de la época.

El artista los captaba en vivo y en directo, sin que ellos se percataran, mientras estaban en su actividad de docencia y ajetreo diario, sin recurrir nunca a la trampa o al facilismo que genera la fotografía.

Doctora Ana María Bello Trujillo Doctor Benjamín Rodríguez Yances.
Doctor Samuel Cantillo Villar. Doctor David Rodríguez Ávila
Doctora Clarena Ceballos Díaz Doctor Julio Faciolince Camargo
Doctor Guillermo Vergara Sagbinni Doctor. Rogelio Méndez Rodríguez
Doctor Cesar Mendivil Ciodaro. Doctor. Néstor Martínez Pizarro
Doctor Orlando Borré Arrieta Doctor Francisco Salcedo Ramos
Doctor Jhon Samper Vásquez. Doctor Hernando Taylor Sáenz..
En el Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, la instrucción a los estudiantes de pregrado y postgrado se cumple muy sujeta a la jerarquía académica y formativa.

Es así como los estudiantes de postgrado ejercen actividades de supervisión y acompañamiento a los estudiantes de pregrado, sobre todo en las actividades presenciales de prácticas clínicas, que se cumplen en las diferentes salas de la Clínica de Maternidad ‘Rafael Calvo’.

El estudiante Víctor Daniel Vargas, tuvo l a oportunidad de interactuar suficientemente con todos los estudiantes de la especialidad.

Ellos también fueron seguidos y vigilados de cerca durante muchas horas, por unos ojos escrutadores que escarbaban entre los resquicios y los rincones de su expresión facial.

Los estudiantes de postgrado nunca pudieron notar el instante en que se llevó a cabo el proceso, que condujo a que la mano derecha realizara un trazado perdurable.

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Doctor Álvaro Martínez Ruiz Doctor Dairo José Barreto Martelo
Doctora Catarine Fernández Pérez Doctora Ivette Marina Romero Pérez
Doctor José Chico Toloza Doctor José Luis Pérez Olivo
Doctor José Sánchez Reyna Doctora María del Rosario Ortíz Vergel
Señora Nurys Cassiani
La Señora Nuris Cassiani, secretaria del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena, para esos instantes, también estuvo bajo la mirada escrutadora de Víctor Daniel.

Este fue el trazado que dejó.

Como a Víctor Daniel Vargas Suárez le hacían falta el mute, el cabrito y el olor de la tierrita, apenas llegó el instante del internado rotatorio se fue a realizarlo a la Universidad Industrial de Santander.

Al finalizar, de una regresó a Cartagena a graduarse con sus compañeros de curso.

Ya con el diploma en la mano, dijo adiós al Campus de Zaragocilla, corrió, alcanzó el bus de Coopetran que ya abandonaba la Terminal de Transportes e iba rumbo a los Santanderes.

Apenas llegó a Bucaramanga, llamó al primer notario que encontró disponible y se casó con su amada María Lilia.

Para la mitad del año dos mil nueve, Víctor Daniel Vargas Suárez, está finalizando el año de Servicio Social Obligatorio en el Hospital Universitario de Santander, no cabe de la dicha por ya haberse convertido en padre, la emoción y la felicidad lo desbordan cuando carga, mece y le canta canciones de cuna a su pequeño Samuel.

Nuestro joven egresado, sueña y espera el instante propicio para regresar a Cartagena, llegar a la Escuela Médica que lo vio nacer, tocar a la entrada del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena

Buscar un sitial en el postgrado y poder beber toda la esencia, disfrutar y degustar todo el aroma que se respira como consecuencia directa de las semillas de vocación de servicio y atención a la mujer, que sembraron los maestros Teofrasto A. Tatis, Rafael Calvo Castaño, Napoleón Franco Pareja y Juan Barrios Zapata, en la primera mitad del siglo veinte.

Fragancia que toda una larga fila de docentes, como modernas vestales, a diario, con abnegación y dedicación han logrado conservar y magnificar.

Es muy posible que si Víctor Daniel Vargas Suárez alcanza a desarrollar la sensibilidad necesaria, pueda ver volar la mariposa de las alas amarillas que se posa perpetuamente a la entrada de la Clínica de Maternidad ‘Rafael Calvo’, y si llegase a mirar hacia Turbaco en una mañana de verano, vea girar en circulo las dos docenas de libélulas de alas plateadas.

De seguro que entonces, sus ojos y su mano derecha estarán prestos y en coordinación para hacer de todas ellas una caricatura, y dejar plasmado con el respeto y el amor que tiene por su arte, lo más precioso de nosotros, el legado infinito e intangible de los maestros

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