Los sueños, la Necesidad, el Azar y el Determinismo

X.

DR. GUILLERMO SÁNCHEZ MEDINA

Introducción

¿Qué tiene que ver el azar con los hechos psíquicos, los sueños y hechos religiosos, económico, político-sociales?

La respuesta es múltiple y depende de cada una de las perspectivas antes mencionadas.

El primero, los hechos psíquicos es un tema tan apasionante y ya iniciados y desarrollados en las obras: “Modelos psicoanalíticos” (2002), “Psicoanálisis y la Teoría de la Complejidad” (2002), “Creación, arte y psiquis”, (2003) y “Cerebro-Mente” (2009), se puede iniciar el estudio desde los conceptos del universo, para un ordenamiento dentro del desorden y el caos para llegar en millones de años a la aparición del hombre en la tierra; posiblemente podrá ocurrir que se encuentren seres semejantes o diferentes en otros planetas de nuestra galaxia o de galaxias visibles o invisibles por nosotros pero no tenemos la evidencia de su existencia.

Esta posibilidad que planteo aquí tiene que ver con el cálculo de probabilidades, pues no solamente es el hombre el único ser existente en todo el universo más sí es posible que esté muy diferenciado para constituir la especie llamada hombre.

Una vez situados en el ser hombre, debemos adentrarnos a cómo el ser humano, milenios atrás ya expresó su capacidad de representar imágenes proyectándolas pictóricamente en rocas y buscar elementos para dibujarlas y darles color, forma, movimiento e interrelacionar lo inanimado con lo animado; así dejó testimonios de la vida de relación hombre-mundo externo-hombre-animal y hombre-hombre; de la misma manera construyó los signos gráficos representativos de imágenes y su nominación (de la palabra hablada se pasó a la escrita, así lo vemos en los pictogramas, petroglifos y en la escritura cuneiforme).

Para lograr todo esto, el hombre tuvo que organizar su mente o mejor ordenarla integrando elementos, funciones y así con su sensopercepciones plasmar en el afuera en un acto creador pictórico, escultórico o gráfico o verbal.

Nótese que en las obras aparecidas en las cuevas con pictogramas ya sea en Europa, especialmente en España y Francia o en el norte de África específicamente en Tunes, en el marde arena, hay una predominancia de los animales que supuestamente fueron domesticados y servían para la supervivencia con su leche o la carne.

En esas pinturas aparecen huellas de la impronta de la mano para dejarlas como testigo o un acto de autoría, o la presencia y la posesión en y del espacio; así también el hombre se integró en el afuera. Nuevamente en todos esos procesos participa el “azar determinista”.

Podríamos concluir la gran necesidad que el hombre ha tenido para encontrar explicaciones a los múltiples fenómenos que trata de comprender, hilar, en una trama de diferentes disciplinas: antropológicas, históricas, sociológicas, psicológicas, biológicas, físico-químicas con el conocimiento de la participación de las partículas cuánticas de la física ondulatoria y la combinación de las mismas para darnos un conocimiento subjetivo-objetivo y múltiples realidades las cuales no todas son demostrables. (Cilliers, P., 1998), (Wagensber, M., 1985) (370).

Los sueños

Dentro de los fenómenos psíquicos están los conscientes, los pre-conscientes y los inconscientes; entre uno y otro existe una interrelación y fluctuación de fenómenos que se presentan en la cotidianidad de la verdad del hombre. Aquí me voy a referir a los sueños para más adelante hacer alusión a los hechos de la vida cotidiana, en los que se presentan el azar, el determinismo y la realidad.

Con respecto a los sueños:

El lector podrá referirse a la magnífica obra de Sigmund Freud “La Interpretación de los sueños”, (1900). El autor citado contempla toda una serie de me­canismos que se refieren al trabajo del sueño, a la historia y explicación de los sueños, a la elaboración onírica en general, al simbolismo, al proceso de elaboración de los sueños, a la situación o vivencia traumática, a la elaboración secundaria, al contenido manifiesto y latente, a su interpretación y diferentes ejemplos clínicos, así como a los sueños y ensueños, a su cla­sificación, a los fenómenos y funciones.

Toda esta temática aparece en la obra la “Incógnita de los Sueños”, de mi autoría, (1984)371 y en especial en la ya famosa obra de S. Freud de 1900 y en la del año 1901: “Psicopatología de la Vida Cotidiana” de la cual me referiré en el capítulo XII y en la obra de Angel Garma “Psicoanálisis de los sueños”, (1956).

La elaboración onírica en general es la que el aparato mental realiza con todos los productos o hechos psíquicos que se presentan en al pantalla del sueño.

Se trata evi­dentemente de transformar en imágenes sensoriales y, con preferencias visuales, las ideas verbalmente concebidas. Ahora bien, todas nuestras ideas tienen como punto de partida tales imágenes sensoriales.

Los primeros materiales, y las fases preliminares fueron impresiones sensoriales, o más exactamente, imágenes mnémicas de dichas impresiones. Sólo más tarde se enlazaron palabras a éstas, y se configuraron las palabras como ideas y viceversa. La ela­boración hace pues, llegar a las ideas en una marcha regresiva, un desarrollo retrógrado. Tal seria el mecanismo de la elaboración onírica.

Bernheim (1911), usando el fenómeno hipnótico, indujo en un sujeto ciertas ideas que después debía recordar en su estado normal. Una vez despierta la persona se le preguntó cuá­les eran las ideas sugeridas durante el proceso hipnótico; el sujeto sólo pudo recordarlas me­diante la estimulación “insistente” de las ideas primitivamente sugeridas; este experimento demuestra la necesidad del estímulo para rememorizar las ideas.

Caso similar sucede con el contenido de los sueños, es decir, se necesita un estímulo, bien interno o externo, para que aquél se presente. De la misma manera ocurre en forma diferente cuando el sujeto en análisis se relaja y llega a la posición del “no estímulo” y en forma consciente, realiza la “libre aso­ciación de ideas”; es así como el sueño o el contenido manifiesto se sirve de estímulos para recordar, repetir, conectarse con los contenidos latentes o su fantasía inconsciente.

Aquí es necesario hacer hincapié en cómo “las ideas o complejo de ideas y las fantasías” se hallan saturadas de afectos, y a la vez permanecen ignoradas o sea inconscientes. He ahí uno de los mecanismos de la fantasía inconsciente.

La escuela de Wundt inició el experimento llamado de “asociación”; allí el sujeto es invitado a responder lo más rápidamente posible, con una reacción cualquiera, a la palabra que se le dirige a titulo de estímulo.

De este modo se pudo estudiar el intervalo que transcurre entre el estímulo y la reacción, la naturaleza de la respuesta dada y los errores que pueden producirse en la repetición interior del mismo expe­rimento, (Tortosa, F. 1998). Bajo la dirección de Bleuler y Jung se hicieron nuevas experien­cias, pidiendo al sujeto experimentado que hiciera asociaciones complementarias, lo cual descubrió complejos ideológicos.

Así fue como por primera vez se tendió el puente entre la psicología experimental y el psicoanálisis. La reacción aparecía como un enlace entre la pa­labra estímulo y el complejo que la misma despierta en el sujeto del experimento, (Jung KG., 1999), (Bleuler E. 2008). Ahora bien, en el sueño la “palabra estímulo” queda reemplazada por algo que procede de la vida psíquica del durmiente, aunque de fuentes por él ignoradas; y este “algo” es a su vez producto de “un complejo”.

Así pues, las ideas ulteriores que se enlazan en los elementos de un sueño se hallan también determinadas por el complejo correspondiente a dicho elemento y pueden, en consecuencia, ayuda a descubrir tal complejo, (372).

(Lea También:La Elaboración de los Sueños)

Los niños, los adolescentes y los viejos (masculinos o femeninos) sueñan cada uno a su manera, de acuerdo con su circunstancia, que corresponde al mundo interno.

El sueño, como ya se anotó, es la producción del inconsciente que sale por la ventana del precons­ciente, en imágenes determinadas por procesos “sui géneris” y por lo tanto expresados en contenidos manifiestos, los que a la vez son construcciones y elaboraciones de fantasías inconscientes que operan en el sujeto en forma impredecible, hasta cierto punto incierta por la conciencia; he ahí también presente el azar determinista.

¿Por qué aparecen los sueños al azar y por qué son determinados? La respuesta es que cualquier resto diurno, el cual opera como un estímulo, puede desencadenar fantasías inconscientes plenas de deseos y así manifestarse en representaciones condensadas y deformadas que aparecen como un azar, pero son determinadas por deseos y fantasías inconscientes y en especial por los traumas o conflictos psíquicos.

Los sueños en colores, muy vividos emocionalmente, que semejan la realidad, son en verdad la realidad interna del soñante; que al despertar le cuesta trabajo o demora hacerse a la realidad externa y piensa que el sueño es la realidad y sólo un tiempo después se tranquiliza al darse cuenta que sólo era un sueño de una realidad interna.

Existen distintas situaciones que estimulan la corteza cerebral mientras la persona está dor­mida; los estímulos externos sirven, como se anotó, como elementos (del azar) que despiertan el sueño y el contenido del mismo, el cual se forma por el soñante; esto ocurre de acuerdo con sus percepciones, imágenes y fantasías inconscientes.

Cuando el sujeto está dormido se pone en función una barrera a los estímulos externos, a informaciones que deben pasar por el aparato senso-perceptor; cuando el estímulo es muy intenso éste puede sobrepasar el dintel o la mencionada barrera, entonces aquél se abre paso al mundo interno y se conecta con y en él, para producir un contenido específico inconsciente en el sueño.

Todo esto ocurre en el proceso onírico. Fue Freud, en realidad, quien realizó el estudio profundo del sueño, inves­tigando los distintos mecanismos y procesos que en él ocurren y de los cuales, ahora me voy a ocupar. Veamos lo que podemos distinguir en el sueño. En él hay un contenido compuesto por imágenes, algunas de las veces o muy escasas de sonidos y la mayoría de imágenes vi­suales y acciones plenas de deseos (senso-percepciones) en los que intervienen sentimientos, ansiedades, afectos e impulsos; todos ellos configuran una serie de fantasías provenientes del inconsciente

El contenido que vemos en la pantalla de la consciencia lo llamamos “manifies­to”; pero éste no es sino una mera manifestación de fantasías, ideas, representaciones, imá­genes y “afectos latentes” (contenido latente). Se llama “trabajo del sueño” a la elaboración psíquica que realiza el “contenido latente” para convertirse en el “contenido manifiesto”.

El sueño tiene un “significado encubierto” y en psicoanálisis es necesario descubrirlo. Se llama “interpretación del sueño” a la labor que hay que realizar para dar con el “significado reprimido inconsciente”. “Trabajo del sueño e interpretación” son dos términos que señalan una dirección contraria. Hacemos una interpretación cuando, partiendo del contenido mani­fiesto, logramos descubrir la significación del contenido latente.

En cambio, estudiamos el trabajo del sueño cuando, partiendo del contenido latente, observamos las modificaciones que sufre para convertirse en el contenido manifiesto. Por la reacción que se produce del contenido latente al contenido manifiesto, podemos dividir los sueños en tres categorías.

El primero, los que poseen un sentido y por lo tanto son comprensibles; tales sueños son breves en general, muy frecuentes y no despiertan atención por carecer de todo aquello que pudiera causarnos extrañeza y asombro.

El segundo grupo está formado por aquellos sueños que, aunque presentan diferencia y poseen un claro sentido, nos causan extrañeza por no saber cómo incluir dicho sentido en nuestra vida psíquica, por ejemplo, cuando soñamos que un querido pariente ha muerto, no teniendo ningún fundamento para temerlo, esperarlo o sospe­charlo.

El tercer grupo lo constituyen aquellos sueños que carecen de las cualidades antes nombradas, es decir, sentimiento y comprensibilidad, y se nos presentan embrollados, confusos, incoherentes y faltos de sentido. Esta es una clasificación freudiana.

Pintura rupestre. Lascaux

Figura 38. Pintura rupestre. Lascaux. Ref: tomado de https://ateneopolitica.creatuforo.com/viewtopic.php?t=142

 

Cueva de Lascaux

Figura 39. Cueva de Lascaux. Obsérvese la pareja equina, a la izquierda el macho y abajo a la derecha la hembra; el macho con bríos para saltar la hembra y ésta parece ya preñada. Entre ellos las marcas de las manos. Abajo el ciervo y arriba, sobre la imagen de los equinos, la silueta del toro potente. La interpretación psicoanalítica puede ser fácilmente realizada. Nótese cómo fue determinada cada una de las figuras, así como el azar también participó. Ref: Tomado de las Cuevas de Lascaux (sur de Francia).

Freud se refiere a cómo en una parte del gran conjunto psíquico, formado por las ideas inconscientes del sueño, surgen éstas en el sueño manifiesto y constituyen así un fragmento del mismo.

En otros casos dicha parte de las “ideas latentes” emerge también en el sueño manifiesto como una alusión, un símbolo o una abreviación de estilo telegráfico. A la labor interpretadora incumbe completar este fragmento o desentrañar la alusión. La sustitución por un fragmento o una alusión constituye uno de los métodos de deformación empleados por la elaboración onírica. Esta deformación onírica es la que da al sueño una singular apariencia y nos lo hace ininteligible.

La persistencia del tiempo. de Salvador Dalí

Figura 40. La persistencia del tiempo. de Salvador Dalí. (Un sueño y creación. Siglo XX).

 El Jardín de las Delicias. El Bosco

Figura 42. El Jardín de las Delicias. El Bosco. (Un sueño despierto y los contenidos inconscientes. Siglo XVIII).

Otro de los mecanismos que se suceden en el sueño es el conocido por el “desplazamien­to”, que forma uno de los principales medios por los cuales se efectúa la “deformación”. Exis­te también una “censura del sueño” que funciona permanentemente, la cual atenúa y modifica con alusiones al contenido del sueño. La “censura” pertenece al mecanismo de represión, a la “estructura super-yoica” (Súper-Yo) y a la conservación real, la cual se relaciona con las “normas” colectivas y las individuales.

Así pues, los efectos de la censura y los medios de que dispone la deformación de los sueños son la omisión, la modificación y la arbitraria agrupa­ción de los materiales. La censura misma es una de las principales causas, como se mencionó anteriormente, de la deformación onírica; dejamos, pues, englobados en el desplazamiento la modificación y la arbitraria agrupación de los materiales conscientes e inconscientes. a cen­sura es, en otras palabras, la resistencia que se opone a la aclaración.

Vemos cómo la censura no limita su función a determinar una deformación del sueño sino que actúa de una manera permanente e ininterrumpida, con el fin de mantener y conservar la deformación producida.

Hay una clase de “sueños que son la satisfacción de deseos legítimos y de necesidades orgánicas” imperiosas. Estos últimos no sufren, además, deformación alguna, ni la necesi­tan para nada, pues pueden cumplir su función sin ofender en lo más mínimo las tendencias morales y estéticas del Yo.

Es necesario saber igualmente que la deformación del sueño se realiza en función de otros factores, siendo tanto más pronunciada cuanto más reprensible es el deseo que ha de sufrir la censura y más severas las exigencias de ésta. Por esta razón una señora mayor bien educada y de rígido pudor deformará los sueños imponiendo una censura implacable a las tentaciones sufridas.

En la actualidad la antigua y supuesta “buena educa­ción y el rígido poder” han quedado atrás en la historia; es por esto por lo que los contenidos oníricos han cambiado y también son sujetos a las influencias del vencimiento o ruptura de la represión. Sin embargo, encontramos que las deformaciones persisten como determinantes superyoicos y ella -nos impide comprender el sueño; aquella es efecto de una censura que ejerce su actividad sobre los deseos inconscientes. Naturalmente no se afirma que la cen­sura sea el único factor productor causante de tal deformación. Existen varios factores que coadyuvan a este fin.

Equivaldría a decir que si la censura quedase eliminada de la deformación onírica, no por ello resultarían los sueños más inteligibles ni coincidiría el contenido manifiesto con las ideas latentes. En Realidad es todo el aparato mental el que intervienen en su funcionamiento en el trabajo de la producción o no de los sueños; en este aparato, repitámoslo una vez más, participan los diferentes procesos: el psico-somático, el onírico y el del pensamiento.

Todos ellos funcionan interrelacionándose uno con el otro en la unidad de la “persona” sujeto con la participación de los hechos y fenómenos que configuran el comportamiento complejo psi­cofísico el cual comprende las funciones de las partículas cuánticas, y todo lo relacionado al “azar-determinista”.


370 Quien desee profundizar dentro de este tema me permito sugerir referirse a la obra ya citada (“Creación, Arte y Psiquis”, 2003, pág. 167) y en especial al capítulo VI de esta obra sobre la Teoría de la complejidad y caos, en que cito a Briggs y Peat, (1999),

371 Traigo aquí algunos apartes que se refieren a ciertos mecanismos de la elaboración onírica.

372 Consultar capítulo XIII.

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