Revolución Iraní

Revolución Iraní

La revolución iraní comenzó el 7 de enero de 1.978 y finalizó el 11 de febrero de 1.979, dejando como resultado la instauración de la república islámica; justamente por este motivo a esta revolución se le conoce también como la revolución islámica.

Miles de muertos, cientos de desplazados, encarcelamientos masivos, ahorcamientos, amputaciones y azotes fueron otros de los resultados de la revolución iraní. Asimismo, luego de la guerra se vivió un crecimiento exponencial de la población que, junto con las secuelas de la guerra con Irak, provocó una caída económica que ha afectado las condiciones de vida de los iraníes. (Ver También: Revolución Blanca)

Historia de la Revolución Iraní

Antecedentes

Los antecedentes de la revolución iraní se dieron en la revolución blanca, incluso un poco antes cuando Reza Shah (padre) ordenó varios cambios culturales y sociales que chocaron con la población. Por ejemplo, prohibió la ropa tradicional del Islam, el uso del hijab en las mujeres, a tal punto que los policías lo arrancaban de aquellas que se rehusaran.

El pueblo de Irán tomaba todos estos cambios como un reemplazo de las leyes islámicas por las leyes occidentales. Algo visto como una occidentalización de Irán a la que muchos se oponían.

Reza Shah apoyaba a la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que los británicos y los soviéticos lo obligaron a apartarse del cargo; ahí es cuando su hijo Mohammad Reza Pahleví sube al poder y comienza una serie de reformas conocidas como la revolución blanca.

Estas reformas lograron acrecentar mucho más el inconformismo de todos los sectores y clases sociales de la población; principalmente, porque no estaban de acuerdo con la modernización y occidentalización tan rápida que buscaba la reforma y por el exilio de Ayatolá Jomeini.

Rápidamente, comenzaron las manifestaciones de todos los sectores hasta que comenzó la revolución iraní. El clero, también hizo parte de la resistencia civil que daría comienzo a esta revolución. (Ver También: Conflictos del Medio Oriente)

Ayatolá Ruhollah Musaví Jomeini

Ayatolá es un tipo de título de liderazgo religioso, pues son expertos en las ciencias islámicas. Se considera el segundo título más alto en el clero chií duodecimano. Ruhollah Musaví Jomeini fue un ayatolá que jugó un papel importante en esta revolución.

Estuvo en exilio por cerca de 15 años por declarar en 1.963 que Reza Shah era un hombre miserable y desgraciado y que había llevado a la destrucción del Islam en Irán. Después de esta declaración Jomeini fue arrestado y exiliado hasta que llegó el día de la revolución. (Lee también: Revoluciones Liberales en el Mundo)

Desarrollo de la Revolución Iraní

Las reformas de la revolución blanca trajeron una inflación que provocó una crisis económica y el hacinamiento en las ciudades; pues las personas de las zonas rurales comenzaron a abandonar sus casas.

El descontento fue tanto, que hubo huelgas en todo el país, lugares como hospitales públicos, petroleras, escuelas, universidades, periódicos, fábricas, ministerios; bancos y mercados cerraron y salieron a manifestarse en contra de los delitos de Sah, en contra de la reducción del salario mínimo y para que Ayatolá Jomeini pudiera regresar.

Ante tanta presión el Sah decidió salir del país y nombrar a Shapur Bajtiar como Primer Ministro. Él en un intento de calmar las manifestaciones permitió que Jomeini regresara a Irán; sin embargo, el Ayatolá hizo un llamado a continuar con la revolución iraní.

Finalmente, y luego de manifestación incesantes, el 11 de febrero de 1.979 Bajtiar fue expulsado del poder y con ello, llegó el fin de la revolución.

Luego de esto, instauró una república islamista con una ideología muy influenciada por Jomeini y nuevamente las leyes islámicas se imponían. Por ejemplo, las mujeres obligatoriamente debían usar el velo, hombres y mujeres debían estar separados en lugares públicos, las mujeres no podían montar en bicicleta; se hicieron controles muy estrictos a los medios para evitar la influencia de occidente en la población, entre otras.

Todo con el fin de evitar la perdición de las personas y que sus actos en la Tierra les impidiera el ascenso al cielo para una vida después de la muerte.

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