Preparar a la institución de educación superior para fortalecer la educación técnica profesional y tecnológica

Educación técnica y tecnológica

La determinación de involucrar una institución de educación superior en alianzas que desarrollan su trabajo para contribuir a fortalecer la educación técnica profesional y tecnológica exige rupturas con las tradiciones del sector de la educación superior, requiere una visión de apertura frente a las transformaciones estructurales que devienen del proceso e implica cambios sustanciales en la gestión académico-administrativa y en los modelos pedagógico y los métodos formativos. Es necesario tomar decisiones de carácter político, académico y administrativo.

Compromisos institucionales necesarios

Cuando la institución de educación superior decide participar en una alianza para el fortalecimiento de la formación técnica profesional y tecnológica asume un compromiso activo con el desarrollo y la competitividad regional y nacional, y con los derroteros de las políticas educativas estatales en este campo, orientadas a mejorar la calidad, cobertura, pertinencia y efectividad de la educación técnica profesional y tecnológica. (Ver también: Sostenibilidad y consolidación de alianzas para fortalecer la educación técnica profesional y tecnológica)

Es crucial que la dirección de la institución de educación superior (consejo superior, rector y vicerrectores) reconozca la conveniencia y pertinencia de trabajar en una alianza de la que también hacen parte el sector productivo, instituciones de educación media y gobiernos regionales y locales, así como la necesidad de transformar prácticas académicas y administrativas en el horizonte de la formación basada en competencias. De igual forma, garantizar el compromiso de órganos como los consejos directivo y académico.

La participación supone una articulación clara con los planes institucionales, capacidad de ajuste flexible, aceptación por parte de la comunidad universitaria, planificación de recursos, asignación de responsabilidades de implementación y verificación de cumplimiento de cronogramas y objetivos.

Es preciso hacer claridad en relación con el objetivo de los programas diseñados en la medida en que su creación o transformación no responde a pedidos tradicionales del mercado sino a la necesidad de promover una oferta con poca tradición y estructurada en función de los beneficios que generará para la comunidad y para el país.

Es necesaria una determinación manifiesta y sólida por parte de la dirección de la institución, ya que esto facilita la toma de decisiones y da agilidad al desarrollo de los programas, teniendo en cuenta que el proceso exige la implementación de cambios en sus diferentes niveles de gestión.

Resulta importante revisar las normas internas, como por ejemplo el reglamento estudiantil y el sistema de matrículas, para hacer posible la flexibilidad curricular y los cambios académicos y administrativos que demanda la implementación de programas basados en competencias.

Establecer mecanismos apropiados y efectivos de información al interior de las instituciones contribuye a superar las resistencias en relación con la educación técnica profesional y tecnológica que el proceso genera, específicamente entre los docentes y los consejos académicos. La resistencia desaparece en la medida en que hay información, se conoce y profundiza en el tema y se comparten las experiencias que se desarrollan en el ámbito internacional.

Para garantizar la coherencia del proceso de construcción de los programas es importante que todo el equipo que sea designado para trabajar en su desarrollo reciba instrucción sobre la formación por ciclos y basada en competencias.
Es necesario designar un coordinador o representante de la institución ante la alianza con poder de decisión y capaz de apropiarse tanto de los objetivos de la alianza como de los objetivos y expectativas de la institución en relación con la propia alianza.

Objetivos por compartir

El acercamiento de las instituciones de educación superior a las políticas y estrategias nacionales de fortalecimiento de la educación técnica y tecnológica expresa su decisión de impulsar los siguientes objetivos:

1. Estimular la conformación de alianzas que apoyen y garanticen un proceso de generación de oferta pertinente de calidad y talla mundial de programas técnicos profesionales y tecnológicos con impacto directo sobre el desarrollo de sectores considerados estratégicos para el país.

2. Fomentar la transformación de la educación técnica profesional y tecnológica, mediante la revisión o diseño de currículos, el mejoramiento de los ambientes de enseñanza y aprendizaje, la actualización y formación de los docentes y el fortalecimiento de la capacidad de gestión de los directivos para hacerla más pertinente a las necesidades presentes y futuras del sector productivo y del desarrollo regional, en el marco del Sistema Nacional de Formación para el Trabajo y el Desarrollo Humano.

3. Mejorar la eficiencia interna de las entidades en aspectos como la disminución de las tasas de deserción, reprobación y repitencia, la relación ingreso/graduados y la duración real de los estudios mediante la aplicación de medidas remediales y metodologías de aseguramiento del aprendizaje.

4. Estimular la creación de rutas de formación técnica profesional y tecnológica desde la educación media.

¿Qué cambios implica en la gestión académica administrativa?

Transformaciones en el modelo pedagógico y en las estrategias y métodos de formación. Abordar programas técnicos profesionales y tecnológicos en los que se involucra un componente científico exige hacer cambios en el modelo pedagógico y en las estrategias y los métodos formativos.

Es necesario tener presente que los cambios que exige el desarrollo de estos programas van desde la aplicación de métodos de evaluación diferentes hasta el manejo de calendarios académicos no convencionales.

Modelos administrativos flexibles. Trabajar con programas flexibles exige modelos administrativos flexibles, una visión amplia y abierta frente a las transformaciones estructurales que implica el proceso y la capacidad para escuchar las voces de los diferentes sectores que participan en la alianza.

Esto significa, por ejemplo, estar preparado para dar opción de múltiples entradas y salidas de los estuciantes, poder ingresar a programas o ciclos, reconocer saberes previos, nuevos tipos de contratación de docentes o de registros en el historial del estudiante, nuevos sistemas y métodos de tasar las matrículas.

Cambios en la estructura y el diseño curricular. Pensar la formación técnica profesional y tecnológica por ciclos y basada en competencias, implica hacer cambios en la estructura curricular tradicional que manejan las instituciones de educación superior. El modelo típico de desagregación de materias afecta una adecuada correspondencia entre el perfil del egresado y las necesidades del sector productivo.

Participación de agentes externos en la toma de decisiones. Articular la academia con las necesidades de talento humano capacitado de acuerdo con las exigencias del sector productivo supone la participación de nuevos actores en la toma de decisiones de la institución, en relación con los objetivos y metodologías de formación y evaluación de sus programas. La dinámica del proceso implica la revisión de las normas institucionales para ajustarse a las nuevas realidades. (Lee también: Cómo Leer los Estándares de Ciencias Sociales: Claves Específicas)

Apropiación de nuevos roles derivados de la formación basada en competencias.

La formación basada en competencias obliga a diversas transformaciones, principalmente las que se relacionan con el rol del docente, su perfil y sus funciones, ya que pasa a convertirse en líder, guía y acompañante del proceso de aprendizaje del educando. Esto, consecuentemente, conlleva modificaciones en los procesos administrativos para soportar su gestión y administración.

Liderar y consolidar innovaciones. La institución de educación superior debe mantenerse en constante actualización y responder, desde la academia, a las exigencias que los desarrollos tecnológicos demandan a los distintos sectores productivos. Debe asegurar, entonces, la implementación de mecanismos ágiles y efectivos de planeación, asignación de recursos, administración y gestión para dar respuestas oportunas.

Replantear el sentido y vigencia de las inversiones. Hacer la apuesta por programas con un componente importante de movilidad, que no van a permanecer estáticos, supone gran complejidad en la planeación estratégica de las inversiones en infraestructura y equipamiento, así como capacidad para aprovechar las oportunidades que ofrecen los aliados.

Por un lado, es preciso establecer mecanismos oportunos de inversión que garanticen la infraestructura y el equipamiento requerido para brindar una oferta de calidad y el cumplimiento de los objetivos de formación para el desempeño efectivo de los egresados en el mundo laboral, de acuerdo con las necesidades de los sectores productivos, y, por el otro, tener la capacidad de hacer sinergias efectivas con el sector productivo para aprovechar su capacidad instalada en equipos y laboratorios durante el proceso de formación.

Romper con ideas preestablecidas. Es necesario argumentar con solidez para superar prejucios propios de la tradición del sector de la educación superior: primero, que la educación técnica profesional y tecnológica tiene como objetivo generar “mano de obra barata” y, segundo, que formar personas para el sector productivo es aceptar el capitalismo salvaje.

¿Qué cambios implica en la docencia?

Profundizar en el conocimiento de la formación técnica profesional y tecnológica. Es necesario que los docentes, tanto de las instituciones de educación superior como de las instituciones de educación media conozcan a fondo qué es la formación técnica profesional y tecnológica por ciclos y basada en competencias.

Esto permite, entre otros asuntos, avanzar en el reconocimiento de las virtudes de estos programas frente a los prejuicios y estereotipos que han existido tradicionalmente en el país en torno a esta formación.

Procesos de capacitación docente en programas por ciclos y basados en competencias.

Se trata de un modelo de aprendizaje en el que cobran valor las competencias adquiridas que generan determinadas habilidades en la vida laboral, lo que exige a las instituciones el desarrollo de planes de capacitación que garanticen en sus docentes las competencias, los conocimientos, la adquisición de destrezas y los métodos de evaluación que exige una ejecución con calidad de este tipo de programas.

Estrechar relaciones y compartir saberes entre los docentes y los sectores productivos.

Además de dominar la formación por ciclos y basada en competencias, es necesario que los docentes conozcan el funcionamiento y las dinámicas del sector productivo en el que se enmarcan los programas desarrollados a partir de las alianzas. Se trata de prepararse también con respecto al contexto en el que se desempeñarán sus estudiantes.

Lograr nuevos ritmos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Hacer el tránsito de programas basados en contenidos a programas basados en competencias imprime otro ritmo a la enseñanza; en la medida en que las exigencias de actualización permanente son mayores. De ahí el compromiso necesario de los docentes con su propio proceso de formación en beneficio de los estudiantes.

Establecer otros perfiles de relación docente-estudiante.

De un enfoque de asignaturas y de transmisión unidireccional de conocimientos se pasa a uno cooperativo y de generación de acciones de aprendizaje; en equipos de estudiantes y profesores. Esto implica, además, adquirir destrezas en la gestión de proyectos.

Apropiación de tecnologías de la comunicación en educación.

El proceso supone la formación de docentes en producción y uso de formatos de educación virtual y nuevos ambientes de aprendizaje.

Reorientar criterios de evaluación.

La institución y sus docentes deben estar preparados para implementar con calidad un proceso de formación a partir de módulos; que exigen la definición previa de criterios de desempeño, manejo de determinados saberes en un ámbito específico de aplicación; y derroteros de evaluación en el marco del mundo laboral y productivo.

¿Qué aportan las transformaciones?

– Actualización dinámica y permanente de las instituciones en tendencias de la formación técnica profesional y tecnológica; y en conocimiento de las dinámicas de los sectores productivos estratégicos y de sus metas de productividad y competitividad.

– Enriquecimiento y coherencia de la oferta académica y diversificación del perfil de los estudiantes y egresados; en contribución a la competitividad de la región y del país.

– Proyección y sostenibilidad a las relaciones Universidad-Empresa-Estado.

– Fortalecimiento de la responsabilidad social de las instituciones de educación superior; al brindar una oferta educativa de calidad con opciones para estudiantes que pertenecen a comunidades vulnerables. Así, se invierte en el mejoramiento de sus condiciones de vida; y se asegura la capacitación de jóvenes para trabajar en sectores productivos que impulsan el desarrollo de la región a la que pertenecen.

– Unificación de criterios y generación de entendimientos mutuos en torno a la educación técnica profesional; y tecnológica por ciclos y basada en competencias.

– Capacidad instalada gracias a los procesos de formación y capacitación de docentes de las instituciones de educación superior y de las de educación media; con lo que, además, se posibilita la replicabilidad de las actualizaciones pedagógicas que se implementen en el desarrollo de los programas.

– Interrelación entre instituciones de educación superior e instituciones de educación media en beneficio de las últimas y de sus docentes; que, a su vez, y con los nuevos saberes adquiridos, diseminan conocimiento y se convierten en promotores de los programas entre sus alumnos.

– Redimensionamiento de los intereses colectivos en la medida en que los equipos de trabajo constituidos a partir de las alianzas adquieren protagonismo en las instituciones.

¿Cómo lo hicieron las alianzas pioneras?

Alianza Clúster de Turismo – Valle

Fue necesario acabar con los prejuicios no sólo de las instituciones de educación superior; sino de diferentes sectores de la sociedad frente a la formación técnica profesional y tecnológica; como una oferta de menor calidad frente a la formación de profesionales universitarios.

Se partió de ganar claridad en las diferentes instancias que participan en las alianzas; con respecto a las características y las diferencias entre los técnicos profesionales, los tecnólogos y los profesionales y; paralelamente, hacer evidente el impacto social que genera la creación de oferta educativa de calidad en estos niveles.

Alianza Agroindustrial y Forestal – Antioquia, Cauca y Valle

El compromiso de la dirección de una institución de educación superior como la Fundación Universitaria Católica del Norte; que hizo una apuesta decidida para lograr las trasformaciones académicas y administrativas que implicaba el desarrollo de los programas; fue un aspecto determinante en el éxito del proceso.

Además, se fortaleció la formación de docentes y del personal de gestión académica administrativa en el tema de competencias laborales.

Alianza Acuícola – Bolívar, Atlántico

Hubo disposición de parte de las instituciones de educación que forman la alianza para cambiar el modo de entender la pedagogía; ya que los ciclos y las competencias implicaban una ruptura con el modelo tradicional educativo basado en contenidos. Mantener una posición de apertura frente a los cambios, resultó un camino efectivo.

Papel del Ministerio de Educación Nacional

– Definir políticas para la educación técnica profesional y tecnológica.

– Revisar, actualizar y generar normas.

– Ejercer un liderazgo en la divulgación de información sobre las políticas, estrategias y proyectos de fortalecimiento de la educación técnica profesional y tecnológica; y en el conocimiento de las metas que se pretende alcanzar con el desarrollo y ampliación de la oferta de programas; diseñados por ciclos y basados en competencias. Con ello, impulsar la viabilidad de las políticas.

– Además generar vínculos y estrategias de articulación entre los diversos niveles del sistema educativo.

– Implementar estrategias para promover la demanda de educación técnica profesional y tecnológica.

– Desarrollar estrategias de capacitación e intercambio de conocimientos entre quienes están haciendo innovaciones curriculares pertinentes.

– También poner a disposición de las alianzas los resultados del Observatorio Laboral para la Educación; en tanto ellos permiten que la sociedad reconozca las virtudes de la educación técnica profesional y tecnológica.

– Contribuir a consolidar el Sistema Nacional de Formación para el Trabajo y el Desarrollo Humano, SFNT, bajo criterios comunes de certificación de calidad y de competencias. Además, organizar el Sistema de Calidad de la Formación para el Trabajo, SCAFT.

Referencias de apoyo

Bases de la política para el diseño de programas de educación superior por ciclos y competencias. Ministerio de Educación Nacional
https://www.mineducacion.gov.co/1621/article 131953.html (15/12/07)
Convocatoria para apoyar proyectos de transformación de la formación técnica y tecnológica 2007. Ministerio de Educación Nacional
https://www.mineducacion.gov.co/1621/article 127702.html (15/12/07)
https://www.mineducacion.gov.co

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *