Registro de Revista Jurisdictio
Doctor Luis Sarmiento Buitrago
HACE POCOS DÍAS FALLECIÓ EN BOGOTÁ, EL DOCTOR Luis Sarmiento Buitrago, quien fuera magistrado de la Corte Suprema de Justicia en los fecundos años de su madurez vital. No lo conocí ni jamás lo traté, bien que escuché hablar muy de lejos ( era yo aún estudiante ) de sus dotes de gran jurista y excelente señor.
Con excepción de su familia, ninguna Corporación oficial invitó a su sepelio, o al menos, que yo sepa, extendió una simple nota pública o privada, lamentando su deceso y reconociendo, como no podía por menos de ocurrir, los prestigios externos de su saber y competencia 1 .
En fin de cuentas, ninguna entidad se acordó de sus ejecutorias, con valer ellas tanto, ni de sus antecedentes de jurista, que fueron muchos y muy notorios, ni tampoco nadie destacó, con excepción de los avisos mortuorios, que había presidido los destinos de la Corte Suprema de Justicia a la que perteneció por muchos años.
En este punto, la realidad es cruel y dolorosa, pero excusado es advertir que esto es lo humano, según la sentencia clásica.
Contrasta esta actitud con el fallecimiento de otras personas, desde luego respetables y destacadas que descollaron en los campos del deporte o de las artes, que también tienen lo suyo, y así, en los discursos propios de la hora, nutridos por cierto, se prodigan palabras de elogio y alabanzas, según la peculiar sensibilidad de algunos.
Se exaltan sus bondades y virtudes, y se dicen cosas bellas y sentidas de las muchas que corren acreditadas, y qué sé yo qué más. Para otros, el silencio o la discreción, cubren una vida severa y exigente dedicada al Derecho, la Judicatura y el estudio, cuya historia, por decirlo de una vez, a nadie importa ni interesa.
Parece que cada época tiene sus reglas y motivaciones y el silencio actual, digo yo, es la costumbre introducida en estos tiempos. Los preceptos de mi generación, eran distintos y sentidos, para todos y para siempre. Esto no precisa, digámoslo escuetamente, más palabras.
Por cierto que cuando se está en un cargo público y este tiene connotación y categoría, bien se me alcanza, porque además lo viví, todos miran al individuo como hombre excepcionalmente brillante y ejemplar, su prestancia es única y eminente, y todos acuden a él, en demanda de orientación y luz.
La interesada generosidad de los demás – por decirlo de una vez – abruma y confunde. Pero ahí quedan las cosas cuando la persona se jubila o muere. Como no hay nada que dar ni ofrecer, nadie, ni siquiera los obligados, articulan palabras o expresiones de reconocimiento y pesar. La ingratitud la conocemos todos, además, con su peculiar sonido. (Lea También: Una Página Magistral, Acerca del Derecho)
Posible es, y aun probable, que esté yo equivocado y que todas las entidades donde el distinguido jurisconsulto trabajó, lamentaron positivamente su muerte, y además, lo expresaron de una u otra manera. Y aunque soy bastante escéptico en esta materia, digamos que esto es así.
De todas suertes, no es bueno dejar sin recuerdo la memoria del ilustre desaparecido :
Luis Sarmiento Buitrago nació en Garagoa, Boyacá en 1915. Se graduó en Ciencias Económicas y Jurídicas en la Pontificia Universidad Católica Javeriana, en 1940.
En su larga trayectoria como político, académico y jurista ocupó altos cargos públicos, a saber: Ministro Plenipotenciario en Misión Especial en Nicaragua, Secretario de Gobierno, Contralor General y Gobernador de Boyacá, Concejal de Tunja, Diputado a la Asamblea Departamental de Boyacá y Representante a la Cámara por su Departamento en varios períodos y Magistrado de la Corte Suprema de Justicia desde 1969 hasta 1982, habiendo sido Presidente de la Corporación.
En ésta última luchó incansablemente por defender sus tesis innovadoras, cambiando la jurisprudencia existente. Igualmente fue Arbitro de la Cámara de Comercio de Bogotá, miembro de Pleno Derecho de la Corte Española de Arbitraje, miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia y catedrático en diferentes universidades.
Falleció a sus 90 años rodeado de su esposa, hijos, nietos, bisnietos y demás familiares, y colaboradores que tanto lo apreciaron. El tema de la muerte es complejo y mi versión de esta verdad, ahora no interesa.
En nombre de Asomagister, de su Presidenta, doctora Miryam Donato de Montoya, sus directivos y miembros, reciba su viuda, señora Olga Otero de Sarmiento y toda su familia, nuestra sentida voz de condolencia. Descanse en paz el jurista que honró el derecho y la justicia.
Jorge Enrique Valencia M.
Vladimiro Naranjo Mesa
JURIS DICTIO EVOCA EL RECUERDO DEL DOCTOR Vladimiro Naranjo Mesa, recientemente fallecido, quien fuera miembro destacado de la Corte Constitucional entre los años 1993 y 2000.
Abogado del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, especializado en la Universidad de Paris, embajador de Colombia en Holanda, profesor universitario en Derecho Constitucional General, no solamente en su Alma Mater sino en varias instituciones -la Javeriana, los Andes, el Externado de Colombia, la Universidad Militar, entre otras-, se entregó de lleno al estudio de las instituciones políticas y a la actividad académica, con decoro y seriedad siempre reconocidos.
Autor del libro “Teoría Constitucional e Instituciones Políticas”, texto de indispensable consulta por parte de los estudiantes universitarios desde sus primeras clases, el doctor Naranjo investigó a conciencia acerca de abstrusos temas como la teoría del Estado, la teoría de la Constitución, la Ciencia Política, el Derecho comparado, el Derecho Internacional, la Democracia y la Justicia, y con ejemplar rectitud académica, en lenguaje comprensible pero bien documentado, expuso por muchos años, ante varias generaciones de abogados, quienes fueron sus pupilos, conceptos esenciales para su formación profesional.
En la Corte Constitucional, el Magistrado Naranjo Mesa se caracterizó por la coherencia de sus ideas y por la verticalidad de sus concepciones jurídicas, plasmadas en las providencias de las que fue ponente, en importantes salvamentos y aclaraciones de voto, y en eruditas disertaciones ante quienes fuimos sus colegas en la Sala Plena de la Corporación.
Desde luego:
En no pocas ocasiones, fiel a sus convicciones jurídicas, el doctor Naranjo fue duro critico de sentencias dictadas por la Corte Constitucional, y no faltaron las ocasiones en que depositó salvamentos de voto solitarios, bien fundamentados, en los que expresó su discrepancia con brillantez.
En el plano personal, y como amigo y colega, fue siempre, ante todo, caballeroso y amable, sin perjuicio de la diversidad de criterios e ideologías.
Asomagister lo tiene, sin duda, entre sus miembros más prominentes, y quiere rendir, como en efecto lo hace en esta página de JURIS DICTIO, homenaje póstumo a su memoria.
1 Con excepción, digo ahora, de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
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