Huevos Oro: “nos atraen las alianzas”
Huevos Oro, 40 años
En plena madurez, esta empresa tiene como reto máximo prepararse para seguir afrontando los desafíos de los nuevos tiempos, con la entereza mostrada desde 1962.
De los cuarenta años que está cumplien- do la empresa, los últimos siete u ocho han estado marcados por una profunda modernización en todas las áreas, comenzando por el traslado al Tolima de la producción de huevos, la construcción allí de la planta de alimento balanceado y el montaje de granjas pequeñas o satélites en Fusagasugá y Subachoque, municipios de Cundinamarca, que proveen un importante volumen de la producción.
Desde la gerencia general, Gabriel Hurtado estima que después de haber estado concentrada la producción durante más de tres décadas en Suba, hoy otro barrio bogotano, la experiencia en tierras tolimenses ha sido fructífera, y que si en el desarrollo del proyecto empresarial surgen factores coyunturales que lo entorpezcan ello no significa que la inversión vaya a perderse, pues esas circunstancias obedecen “a la Colombia cambiante que hemos tenido en los últimos años, la misma que obliga a pensar muy bien si se tiene la intención de emprender reformas o modernizaciones radicales, pues en avicultura cualquier proyecto exige inversiones cuantiosas y el retorno de ellas no se produce tan rápido como se quisiera”.
En el tema del consumo de huevo como respuesta a las fuertes inversiones realizadas, Gabriel Hurtado hace estas observaciones: el productor quisiera que el número de huevos que cada colombiano lleva a su casa fuera mayor, teniendo en cuenta el ingreso per capita de los compatriotas, impulsados por el hecho de ser la mejor y más barata proteína a la que un país pobre puede tener acceso; contrario a esto ha habido años en que el consumo ha descendido, lo que causa perplejidad porque ni el alto valor nutricional ni su bajo precio han sido argumento suficiente para conseguir que la gente de poco dinero lo consuma en una proporción que permita a los avicultores aspirar a que se ubique en el rango de 180 huevos por persona al año, que sin embargo nos seguiría dejando como un país rezagado en comparación con aquellos donde se consumen 70 u 80 huevos por encima de esa cifra, quizá porque sus economías son muy fuertes.
La alternativa podría estar en la industrialización, esto es, pasterización o pulverización, que en concepto de Gabriel Hurtado debe convertirse en objetivo de una empresa como la que él dirige. Cita como ejemplo la importancia que ha adquirido la leche en polvo como elemento muy significativo en la producción de galletas, yogures, y de alimentos en general, algo en lo que hasta hace pocos años a nadie se le había ocurrido. Allá tiene que buscar llegar la industria del huevo, especialmente en el mercado externo.
En el análisis de la actitud asumida por los supermercados frente al huevo desde hace ya varios meses, y que ha suscitado la lógica reacción de los productores asociados en Fenavi, Gabriel Hurtado asegura que todo arranca cuando estos establecimientos encontraron en el huevo un excelente elemento para hacerse publicidad con una inversión infinitamente baja en comparación con la que tendrían que hacer en los medios, porque manejan unos volúmenes que les resultan muy interesantes como instrumento para atraer clientela. ¿Qué deberían hacer los productores para dejar de ser simples instrumentos de promoción de los supermercados y obtener un beneficio proporcional al de los Exito, Carrefour, Cafam y demás? La respuesta de Huevos Oro se sintetiza así: estas estrategias serían interesantes para los productores para incentivar el consumo, pero para asociarse a ellas deberían darse estas circunstancias: tener definido dentro de su estructura de costos el volumen de producto que pueden aportar a precios relativamente económicos a los supermercados; que les represente a los avicultores un acompañamiento al sistema comercial cuando no pueden colocar la totalidad de su producto en el canal tradicional; que los supermercados aprovechen en forma puntual algunos momentos de precios bajos. Concluye que “todo obedece al nerviosismo de algunos frente a la probabilidad de perder un mercado, no cautivo sino en el que escasamente se está matriculado, en el que hay muchos están haciendo fila para entrar y otros tantos esperando salir para no perder. Es preocupante porque los precios a los que venden los supermercados hacen pensar a los tenderos que el producto ha bajado de precio y sin embargo a ellos se les vende caro, cuando lo que ocurre es que los supermercados, que llegan a comprar caro para vender barato, se sirven del huevo para consolidarse”.
¿El Alca de Pandora?
En Huevos Oro al Area de Libre Comercio de las Américas, Alca, se le compara con la caja de Pandora y se asegura que para enfrentar lo que de ella brote sólo están preparadas las empresas que han hecho un largo recorrido por el mundo de las exportaciones. Las que carecen de esta experiencia ya no tienen tiempo ni posibilidad de adquirirla.
“DEL ALCA NADIE DEBE MARGINARSE”,
GABRIEL HURTADO.
Al examinar lo que puede representar para el sector productivo colombiano este nuevo ordenamiento económico, Gabriel Hurtado estima que la situación será más difícil para la agroindustria por cuanto es más vulnerable que otros sectores en razón de su escasa capacidad de maniobra, determinada en alta proporción por una marcada ineficiencia. El pronóstico puede llegar a ser reservado en cuanto que tendrá frente a sí a países que, como dice Hurtado, están habituados a actuar en las “grandes ligas” en las que son productores respaldados por lo que califica como rendimientos monstruosos. Estima que en medio de estas falencias, quizá de la avicultura se salve la parte de producción por el grado de automatización alcanzado, principalmente en el subsector de huevo, que, sin embargo, sigue siendo inferior al de los países desarrollados.
No hay alternativa distinta a la de pertenecer a ese nuevo ordenamiento porque, lo subraya Hurtado, es una invitación que no se puede rechazar, y queda sólo esperar que se dé un proceso de ajuste y de adaptación en el marco del cual se pueda ir aprendiendo de los que ya saben cómo son las cosas. Cree que con el tiempo, y apoyado en la capacidad de adaptación, en la creatividad y potencial productivo de sus empresarios, Colombia podría adquirir la experiencia que le permita actuar con alguna solvencia, y lamenta que la preocupación por resolver el día a día no haya dejado tiempo al país para pensar y diseñar la forma más adecuada de prepararse para esta competencia. A su modo de ver, ese tener que ir aprendiendo sobre la marcha tampoco debe verse como algo absolutamente negativo, y calcula que si durante dos o tres años Colombia es capaz de “bailar al son que le toquen”, incluso a costa de tropezones, terminará sabiendo cómo desenvolverse.
Muchos creen que al final del primer día de vigencia del Alca Colombia terminará inundada de toda clase de productos extranjeros en razón de que su real o presunta debilidad lo hace un país muy atractivo. Al respecto, Gabriel Hurtado expone estas consideraciones: “un mercado de 44 millones de personas es interesante para cualquiera, máxime si el que quiere hacer presencia aquí conoce bien el país y en consecuencia sabe de lo que va a encontrar en materia de consumo de lo que aspira a ofrecer. Todos los interesados en venir llevan años investigando el mercado y muchas de sus empresas ya están acá”. Encuentra un poco comparable lo que vendrá con lo que trajo la apertura económica, sin la cual le parece que probablemente hoy Colombia no ocuparía el puesto setenta en grado de desarrollo y estaría relegada a los últimos lugares, “porque si bien ha golpeado también ha permitido avances importantes”.
El Alca puede ser la ocasión de pensar en los consumidores de más allá de nuestras fronteras como eventual tabla de salvación porque, sostiene, el mercado local se satura fácil y rápidamente, pero si llegan multinacionales que aprovechen el recurso humano en la producción de bienes baratos para el resto del mundo, la fuerza empresarial colombiana puede encontrar allí la forma de beneficiarse del nuevo esquema mediante su vinculación a estos proyectos productivos, y aunque el comienzo sea traumático pues para muchas empresas supondrá reacomodar sus estructuras, debe entenderse como la única forma de caminar por el sendero de las grandes negociaciones con países muy importantes, que al final traerá ventajas, porque lo que siempre debe intentarse es estar en los mercados mayores.
A su modo de ver, tampoco es que fuera de esos mercados gigantes no haya salvación, pues seguirá habiendo países y mercados pequeños al igual que ocurre dentro de un mismo país.
Como escenario para invertir, Hurtado está convencido de que Colombia ofrece interesantes ventajas comparativas, entre ellas el recurso humano, que se distingue por ser aguerrido y buen trabajador; no se puede ocultar que, al menos por ahora, el único factor en contra es la falta de la tranquilidad y la seguridad que busca todo inversionista porque a nadie le gusta correr riesgos innecesarios.
LA EXPERIENCIA EN EL TOLIMA HA SIDO FRUCTÍFERA
PARA ESTA EMPRESA QUE NACIÓ EN BOGOTÁ
La empresa, que produce en el Tolima un promedio anual cercano a 100 millones de huevos, con 400 mil ponedoras, por ahora no tiene proyectos distintos a poder permanecer en el sector cumpliendo su función social de ofrecer un producto de primera calidad a precios al alcance de todos y seguir generando empleo, con el que en forma directa beneficia a doscientas cuarenta personas e indirectamente a por lo menos cuatrocientas más.
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