Mas soya, menos maíz y sorgo
Semestre A-2002
Pronósticos de cosechas. Problemas de mercadeo, bajos precios en la cosecha pasada e iliquidez de los productores, afectaron al maíz. Pronósticos de cosechas. Problemas de mercadeo, bajos precios en la cosecha pasada
Según la Bolsa Nacional Agro pecuaria, BNA, el área sembrada de algodón, arroz, maíz, sorgo y soya, en el semestre A de 2002, muestra una disminución de 60.953 hectáreas, frente a igual periodo del año pasado, pues se pasó de 591.437 hectáreas a 530.484. Soya y algodón son los únicos renglones cuyas superficies no se redujeron.
La soya es el cultivo de mejor comportamiento, con un crecimiento de 70.5% en área y 57.2% en producción, mientras que el maíz tecnificado muestra una disminución de 5.210 hectáreas respecto al año anterior, situación que se refleja en las 20.982 toneladas menos para este periodo. Problemas de mercadeo del grano y bajos precios de compra en la cosecha pasada, falta de liquidez de los productores e incertidumbre frente al clima, afectaron a este cereal.
Maíz tecnificado. Al comparar los resultados de la cosecha del semestre A del 2001, con los del pronóstico del semestre A del 2002, el área de maíz tecnificado se reduce 18.7%, mientras que la producción presenta una expectativa de reducción del 15.8%, gracias a una mejora en los rendimientos, que se espera que pasen de 3.81 a 3.94 toneladas por hectárea. Las mayores reducciones en el área sembrada se presentan en Córdoba (14 mil hectáreas), Sucre (6.600), Valle (1.100) y Cesar (800). Meta es el único departamento que presenta incremento importante en la superficie: 3.900 hectáreas; los demás, aunque con leves reducciones, mantienen su participación del año pasado.
Según la BNA, varias razones explican la reducción del área, sobre todo de maíz amarillo en Córdoba:
“problemas de comercialización del año pasado, la compra de tierras para ganadería, el intenso verano que impera en la región y la incertidumbre de los productores frente al fenómeno de El Niño. En comercialización, el precio de Convenio establecido en la cosecha pasada estuvo por debajo del de los semestres anteriores”. En Sucre, por insuficiencia de lluvias, las áreas sembradas no crecieron como estaba proyectado. En el Cesar, hay un desestímulo hacia las siembras de maíz, en vista de que la agroindustria se niega adquirirlo en zonas de producción (lo compran, no en Valledupar, sino en planta de producción de Bucaramanga), ante lo cual, los productores se ven abocados a venderlo a intermediarios por debajo del precio de Convenio.
El incremento del área e maíz amarillo en el Meta (de 5.600 a 9.500 hectáreas: 1.800 hectáreas en blanco y 8.700 en amarillo), se debe a que de 600-700 hectáreas que sembraron en el área de Villavicencio el año pasado, se pasó a 2 mil en este semestre. En la zona de Puerto López se sembraron 2.500 hectáreas de las 5 mil previstas, por cuestión del precio, que en el 2001 fue US$31 por tonelada menor al de años anteriores, pese al subsidio de $15 mil por tonelada que otorga el gobierno para contratos forward perfeccionados en la BNA. En el Tolima el maíz tecnificado presentó un incremento de 5.2% en el área sembrada, jalonado por el maíz blanco, que pasó de 30% a 40%, debido a que el precio del maíz blanco durante la cosecha anterior siempre estuvo por encima del amarillo, y por la incertidumbre del precio del maíz amarillo, que podía estar 10% por debajo de la cosecha del semestre B de 2001. El efecto de esto último sobre las siembras en el Valle fue mayor: el área disminuyó 11% con respecto al mismo semestre del año anterior, pues pasó de 11 mil a 9.900 hectáreas.
Sorgo. En el semestre A del 2000, el área sembrada muestra un descenso del 7.5%, al pasar de 36 mil hectáreas a 33.310 en igual periodo del año anterior, debido a lo cual se espera una reducción de 12.290 toneladas en la producción, pues de 121.275 toneladas de la cosecha A del 2001, se llegará a 108.986, lo que significa una caída de 10.1%.
La reducción de área se dio principalmente en Bolívar (3.800 hectáreas) y Córdoba (1.900), pero hubo una compensación parcial con el incremento en Tolima (2.300) y Valle (400). Los únicos departamentos que presentan incrementos en la producción son: Sucre (3.350 toneladas), Valle (3.300), Cauca (1.350) y Cundinamarca (900).
Soya. Los pronósticos de siembras de soya indican un incremento de 70.5% en el área: de 3.460 hectáreas en semestre de A del 2001 se llegará a 5.900 en la presente cosecha, mientras que en producción se espera un incremento de 57.2%: de 7.505 toneladas se pasará a 11.800. Esta recuperación se atribuye al incremento del área en el Valle, que pasó de 3 mil a 5 mil hectáreas, por la buena disposición de semilla y porque el precio acordado con la industria para la cosecha B del 2001, estuvo acorde con los costos de producción. También hubo incrementos del área en Cauca (200 hectáreas) y Quindio-Risaralda (200).
¿Por qué SEMBRAR más soya en Colombia?
Las ventajas que ofrece el cultivo de esta oleaginosa son múltiples y de diferente orden, dice el ingeniero agrónomo Henry Vanegas.
El grano de soya nacional contiene 38-39% de proteína (superior a la de Estados Unidos y de Bolivia) y 19-21% de aceite, por lo cual su torta constituye un componente importante de la Cadena Productiva de Maíz Amarillo, Sorgo, Soya, Yuca, Alimentos Balanceados, Avicultura y Porcicultura, para las industrias de carnes frías (soya texturizada), y aceitera (extracción y refinación de su aceite), así como para la nutrición humana (soya extruída o harinas).
La soya en Colombia es un cultivo obligado de rotación dentro de los diversos sistemas regionales de producción: maíz/soya (Valle del Cauca), arroz/soya (Llanos Orientales) o sorgo/soya (Tolima y Valle del Cauca), y por sus aportes a la sostenibilidad de los mismos debe analizarse dentro de un balance anual del ciclo productivo (cultivo principal + cultivo alternante = ciclo productivo del agrosistema).
Las ventajas de alternar semestralmente con soya tienen que ver con el manejo integrado de malezas, al permitir la rotación de herbicidas en la alternativa de control químico, y no que la población de malezas sea la que nos determine el cultivo por sembrar, como suele suceder en lotes o regiones agrícolas donde la siembra continua de un solo cultivo se ha tornado insostenible.
Así mismo, la fijación biológica de nitrógeno le aporta al cultivo siguiente un desarrollo inicial, sin que se requieran aplicaciones tempranas de urea (en condiciones del Valle del Cauca, donde se tiene una cepa nativa de Rhizobium competitiva, se ha estimado que la economía en nitrógeno asimilable es del orden de 70-92 kilogramos por hectárea, a través de ensayos en los que se han requerido hasta 200 kilogramos de urea para inhibir su nodulación). En esta zona se dispone de una buena cepa nativa de Rhizobium que no requiere inocular la semilla de la soya para su siembra.
Además, alternar gramíneas con soya contribuye a romper ciclos de plagas y enfermedades, propiciando un mayor equilibrio biológico en la zona y disminuyendo el riesgo de epidemias en los cultivos. Por su ciclo vegetativo corto (110 días de siembra a cosecha), es una alternativa tecnológica de producción que encaja en la climosecuencia tropical regional, para aprovechar los dos semestres agrícolas, sin desplazar o alterar la oportunidad de siembra del cultivo principal.
El de la soya es considerado hoy por hoy el cultivo más indicado para labranza de conservación o plantío directo, y el de mayor crecimiento en el último siglo a escala mundial, excepto en Colombia.
El rendimiento del cultivo en Colombia, con soyas de 110 días adaptadas a condiciones tropicales, oscila entre 2.5 y 3 toneladas por hectárea, ligeramente superior al promedio de Brasil. Pero el potencial de productividad se puede incrementar con soyas de mayor periodo vegetativo (140 días) en función del rendimiento en grano o mejorando los materiales por nivel de proteína o por contenido de aceite, para mercados especializados que reconozcan esta condición al momento de su comercialización.
Se requiere continuidad en la investigación para tener un mayor número de variedades de diverso ciclo vegetativo para cada zona, con resistencia genética a factores bióticos o abióticos limitantes y con mayores niveles de productividad. Algunas zonas, como el Valle del Cauca, deben continuar especializándose en la producción de semillas de calidad e incluso se recomienda legislar para permitir la comercialización de blends o semilla de compuestos varietales, que maximicen la productividad de la soya en condiciones tropicales y se protejan de esta manera los derechos de obtención de los materiales genéticamente mejorados.
El mercado nacional de la soya debe continuar diferenciándose del de la soya transgénica importada, reclamar el reconocimiento de su calidad nutricional y propiciar que el productor logre una productividad máxima con soya en sistemas sostenibles de cultivos semestrales en rotación dentro del esquema de cadenas productivas.
EN SOYA SE NECESITA MAYOR INVERSIÓN PARA OBTENER NUEVOS MATERIALES.
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