Un respiro para los avicultores

La Divina Providencia y la gestión de Fenavi ante la CAN les están mejorado el caminado a la industria avícola por la vía de mejores precios para las materias primas de los alimentos balanceados.

GRACIAS A LA CONFLUENCIA DE TRES HECHOS, LOS AVICULTORES COLOMBIANOS se están beneficiando de una importante reducción en los precios del maíz amarillo importado, lo cual constituye una magnífica noticia en medio tantas dificultades por las que atraviesa la industria. Si bien dos de esos hechos han caído como del cielo (nadie los esperaba), en el otro y quizá más importante o por lo menos de más larga duración, intervino la mano de Fenavi.

Los dos regalos que la Divina Providencia les tenía reservados a los productores de pollo y huevo son: 1) el movimiento a la baja de los precios internacionales del maíz amarillo -por mejores cosechas mundiales-, fenómeno que se viene observando de años atrás, y 2) el menor tipo de cambio que ha marcado los comienzos del presente año, lo que se ha traducido en una revaluación del peso (léase importaciones más baratas). Ahora bien, lo que el gremio se ganó a pulso es una nada despreciable reducción arancelaria -cuyos beneficios comenzaron a verse este mes-, gracias a una ardua gestión que tomó varios años ante la Comunidad Andina de Naciones, CAN, tarea en la cual también estuvieron comprometidos a fondo el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y los demás gremios que hacen parte de la cadena avícola.

Reducción arancelaria que resulta de la modificación de los precios “piso” y “techo” del Sistema Andino de Franja de Precios, SAFP, en la franja del maíz amarillo. Adicionalmente, a esto contribuyó el nuevo cronograma del factor de ajuste que se utiliza para calcular el arancel final del maíz amarillo, el cual crecerá en el 2002 (0.125), y que en será de 0.2 en el 2003, de 0.3 en el 2004 y de 0.4 en el 2005, conforme a lo acordado en agosto pasado en Cartagena, con la participación de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Fenalce.

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Esto significa que, en los próximos cuatro años la avicultura va a pagar menores aranceles, pues en la medida en que el factor aumente, disminuye el arancel final. Es de anotar que la metodología utilizada para calcular el factor de ajuste del maíz busca equilibrarse al resto de los productos que hacen parte del Sistema Andino de Franja de Precios, SAFP, como el fríjol soya, cuyos precios “piso” y “techo” registran reducciones, lo que ha llevado a un menor arancel variable.

Así las cosas, tenemos que para el presente año, la tonelada de maíz amarillo tendrá un arancel de por debajo de 30%, cuando en el 2001 el promedio fue de 53%. Así las cosas, en el 2002 el costo expuerto (Buenaventura) de la tonelada de grano no sobrepasará los US$154, cuando en el 2001 fue de US$177.

Dos hechos más ayudarán a garantizar la favorable situación arancelaria de mediano plazo. En primer lugar, la nueva escala para el Arancel Externo Común, AEC, que convinieron adoptar los presidentes de la subregión en la reunión que tuvo lugar en enero pasado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia: pasar de 15 a 10%, antes de tres años, lo que quiere decir que el próximo efecto que se registrará en los aranceles no será por precios internacionales bajos, sino por cuenta del AEC. Y en segundo término, la reciente decisión de la CAN, que le permite a Colombia acotar el arancel a 40% (hoy en 34%), lo que significa que si los precios internacionales caen demasiado, el máximo arancel aplicable será de 40%.

Si bien se da por hecho que el costo de las materias primas para le preparación de los alimentos balanceados va a ser favorable, no se puede soslayar que en pollo, que goza de una protección, por la vía de los aranceles, ante la esperada reducción de los precios “piso” y “techo”, tanto del maíz como del fríjol soya, se producirá a su turno una disminución de los aranceles, lo que podría convertir a Colombia en un mercado atractivo para los trozos de pollo extranjero.

El panorama anteriormente descrito permite pensar que la avicultura colombiana, salvo que ocurra algo extraordinario, va a ver mejorada su capacidad competitiva en el próximo quinquenio, aunque -en parte- de manera artificial, pues no hay que pasar por alto que el aumento en la producción mundial de maíz y la revaluación de la moneda son fenómenos exógenos a la industria. Así las cosas, este buen rato que ha comenzado a vivir la actividad avícola, antes que llevar a los empresarios del pollo y del huevo a ocultar las ineficiencias productivas que puedan tener, debe llevarlos a trabajar en las reformas estructurales pendientes, a rebajar su endeudamiento y a fortalecer el negocio mediante alianzas o integraciones, todo en pos de conseguir los niveles de competitividad que tanto van a necesitar para encarar los desafíos que entraña el Area de Libre Comercio de las Américas, Alca, que arrancará en el 2005.

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