Una mezcla de sentimientos
Todos los años Libertad Moreno se hacía su mamografía. Se hacía citología y la mamografía juiciosa y siempre salía perfecta. Pero un día en uno de sus exámenes el médico detectó un carcinoma de 2 cm. pegado a las costillas.
Esto ocurrió en el mes de Octubre y en Noviembre vino la mastectomía radical. Le hicieron entonces vaciamiento total de ganglios. Hace 5 años no hacían reconstrucción, así que no tuvo acceso a esta cirugía. Su tórax quedó plano.
En ese momento ella sintió una mezcla de sentimientos espantosa. Ella misma lo describe así. Se preguntaba por qué me tocó a mí, si en mi familia no hay cáncer y lloró bastante porque pensaba qué hice mal para merecer esto. El pánico a morir no se hizo esperar. Sus hijos estaban a mitad de camino, su hija empezando la Universidad y los otros en Bachillerato. Su esposo fue un hombre muy fiel y solidario. (Lee también: ¿Qué será de mi hija?)
Libertad es pensionada del Banco de la República, lo que facilitó la oportunidad y calidad del tratamiento. Vino la cirugía luego la quimioterapia terrible. A ella le tocó muy dura la recuperación. Hoy no hay que vivir tantos efectos secundarios. En su época después de la quimioterapia duraba acostada 2 semanas. No comía ni dormía y la depresión ocupaba gran parte de su tiempo. En ese momento asistió como voluntaria al centro oncológico de la Clínica del Country.
El oncólogo le decía que tenía que estar bien o no le podía continuar con la quimioterapia. Su mastólogo fue su mayor apoyo. Lo más difícil era explicarles a sus hijos que era lo que en realidad le iban a hacer. Así su familia, su mastólogo y su oncólogo fueron lo máximo.
Le tenían que retirar un carcinoma de 2 centímetros infiltrante. Al mes ya la habían operado. Fue la peor Navidad y Año Nuevo de su vida. En Enero comenzó la quimioterapia. Tuvo cuatro quimios duras y después fue traumático mirarse al espejo por primera vez mutilada, con un punto infectado en proceso de cicatrización. (Ver también: Ahora sabe lo que puede pasarle)
Iba a urgencias del Servicio Medico del Banco de la República, para que la curaran de lunes a sábado. Terminó su tratamiento en Semana Santa. Todo por un tumor de 2 centímetros.
Hoy sus médicos le aconsejan que se haga reconstrucción. La prepagada le cubre este costo. Pero se acostumbró a vivir así. Aceptó su cuerpo de esta manera. Tiene una prótesis de silicona que le arregla la parte estética. Se levanta así, se la coloca y no se quiere hacer reconstrucción.
Después de cirugía, tratamientos de quimioterapia y citas permanentes quedó sana, tiene otra oportunidad de vivir y por eso sigue así como está. El clima frío le favorece en su caso. Cuando tiene una fiesta se compra un vestido que se adapte a su cuerpo.
La caída del pelo para ella fue lo más traumático. Esto la dejó muy triste. Pero no se echó nada en su pelo. Se sentía tranquila y segura con su peluca. Lo recupero al poco tiempo, cuando termino la quimioterapia. No le gustaba nada que no fuera su peluca. No quería que la gente la mirara con lástima.
Su mayor emoción fue cuando comenzó a salirle el pelo. Esto para ella fue una celebración con su familia Afortunadamente no necesitó radioterapia. Así que sintió que su calvario estaba llegando a su fin.
Ella hoy se siente feliz, a pesar de que sigue tomando medicamentos. No cambió nada en sus costumbres. Come espárragos y el cuerpo es su propio termómetro. Lo que ella siente que le cae mal lo hace a un lado. Ella siguió su vida normal. Sus hijos fueron muy solidarios y le ayudaron a soportar la enfermedad. Ella pensó que no iba poder conocer sus nietos y acaba de ser abuela.
Ahora Libertad es voluntaria en varios centros oncológicos. Su mayor ilusión es acompañar a las pacientes en los momentos más difíciles. (Mira también: Amiga Luchadora)
Sus hijos son multiplicadores del auto examen. El mayor es voluntario en Buenos Aires. El menor ha llevado mensajes de prevención del auto examen a la Universidad. Ella piensa que lo más importante es no sentirse sola. Y es porque sus hijos siempre estuvieron cercanos a su enfermedad.
Para las demás señoras su mensaje es que tengan fe y que sigan el tratamiento que dice el médico. Salvan vidas. Ella da gracias a Dios todos los días porque lleva cinco años transcurridos sin cáncer. Sigue con su tratamiento de medicinas y se hace sus controles cada seis meses.
Se practica la mamografía sin falta y todo sale perfecto desde hace 5 años. Estar ocupada es importante. Es uno de los secretos para soportar la enfermedad. Ella participa activamente en actividades sociales y le gusta estar con la gente y compartir con sus compañeras de infortunio. (Te puede interesar también: Miedo a perder a su esposo)
“No se que haría con mi vida si no hubiera sufrido de cáncer”. Sus amigas juegan cartas y hacen vida social. Pero ella se siente mejor porque su espíritu de servicio se despertó. Aprendió que existen nuevas y mejores emociones. Llegó a Ámese como voluntaria y encontró que hay muchas personas que viven su situación. Ha hecho grandes amigas. Ahora no solamente cuenta con sus compañeras del Banco, sino con el equipo de voluntarias de Ámese.
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