Ahora sabe lo que puede pasarle
Sandra Peña tiene 49 años. Un día estaba bañándose y notó una protuberancia en el seno derecho. Fue el 20 de septiembre del 2008. Notó una bolita extraña.
Su esposo le dijo que era mejor consultar al médico. Era debajo del pezón como algo duro. Fue al médico y le ordenó una biopsia. Ella guardaba la esperanza que fuera negativa. Pero no fue así. El resultado era positivo.
Le hicieron una segunda biopsia e igualmente fue positiva. Ella no quería salir del consultorio del doctor Joaquín Caicedo su médico, cuando recibió la noticia. No aceptaba esta realidad. El golpe es muy fuerte. También como las demás pacientes, sus hijos no se quitaban de su mente y lloró desconsoladamente frente al médico.
Ella recordó que tenía antecedentes de cáncer. Se acordó de su tía que tuvo cáncer de seno y le practicaron una mastectomía y de su padre que murió de cáncer de próstata. La muerte de un ser querido como fue la de su padre, por la que sufrió mucho, pudo ser el motivo por el cual se aceleró el desarrollo de esta enfermedad. (Lee también: ¿Qué será de mi hija?)
Primero le dieron un medicamento durante 3 meses para reducir el tumor. Vino la cirugía. Para ella verse amenazada por la enfermedad fue terrible, pues temía que fuera a perder su pezón. Le hicieron una cirugía de cuadrante y fue posible conservar su pezón. Ella no necesito reconstrucción. Luego vino la radioterapia. Fueron 30 sesiones.
Recuerda que sintió mucho miedo. La piel se le torno oscura. Pero luego con cremas recobro el color natural.
Allí cuando fue a su sesión de radioterapia conoció una señora quien presentaba en su seno un color bastante oscuro y con heridas después de varias sesiones, lo que le ocasionó bastante temor pensando que iba a tener el mismo efecto. Ella habló con su médico quien le aclaró que no todo el mundo tenía la misma reacción ante la radioterapia, efectivamente Sandra siguió con su tratamiento. La piel se puso morena sin heridas y con el tiempo recobró su color normal.
Su esposo, madre e hijos la acompañaron en la enfermedad, lo cual dice que fue muy importante para su recuperación. Después de superar todos sus temores decidió realizar acompañamientos y ayudar a las demás pacientes en las salas de quimioterapia de los diferentes Centros Oncológicos. Ella ya tiene dos años de haber pasado el tratamiento.
Actualmente está tomando un medicamento, por recomendación médica por tiempo indefinido.
Ella cree en Dios, y todos los días le agradece la fortaleza que le dio para poder superar el proceso de esta enfermedad, tener la oportunidad de seguir teniendo una calidad de vida buena y poder transmitir y concientizar a más mujeres la importancia de realizar todos los exámenes pertinentes de prevención. No quiere una muerte terminal.
Pero gracias a su carácter fuerte y a su tenacidad, Sandra comenta que ella con su optimismo supera rápidamente las situaciones difíciles. Con el cáncer le sucedió lo mismo. Al otro día ya se estaba haciendo la idea de luchar contra la terrible enfermedad.
Además de atender su hogar, coordina en la asociación y hace acompañamientos a las señoras en las salas de quimioterapia. Allí puede hablar del mismo idioma con estas personas, no receta nada, no recomienda médicos, y solo se limitan a conversar. Las personas que la conocen quieren que vuelva cuando les toca la quimioterapia. (Lee también: No sintió la enfermedad)
Estudio Administración y Sistemas. Cuando le dio el cáncer no estaba trabajando, pero comenzó a ocuparse para no pensar en la enfermedad.
Ella piensa primero que todo entregarse a Dios y a sus tratamientos al pie de la letra. Es muy importante buscar un apoyo emocional y psicológico. El hecho de estar bien ayuda a que el proceso se lleve a cabo con mejores resultados.
Uno no quiere saber de nada en ese momento. Quiere aislarse totalmente del mundo. No quería ver a nadie. Pero ya superó todo esto. Ella ya no tiene dolores. (Te puede interesar también: Miedo a perder a su esposo)
Su experiencia de conocer pacientes con cáncer la ayudó a superar la enfermedad porque son personas que con su experiencia le enseñan a uno muchas cosas.
Ella hoy se volvió más natural en su alimentación, aprende a valorar todo lo que la rodea y especialmente a las personas. Ahora espera con tranquilidad no tener una metástasis. Pero si le llegara, tendría que asumirla, ahora más consciente de lo que puede pasarle.
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