Mitos Nutricionales, libérate de estos Cuentos y ten una Alimentación más Saludable, Real y Divertida

Si llegaste aquí es porque estás en la búsqueda de llevar o brindarle a tu familia una alimentación sana y balanceada. Sobre la nutrición, la alimentación sana y las dietas se habla mucho, pero ¿sabes qué información es cierta o basada en datos científicos? Es importante informarnos de fuentes confiables, es la única manera de poder derribar todos esos mitos nutricionales que nos impiden disfrutar de una alimentación más real y llevadera.

Y decimos real porque con tantas dietas que se vuelven tan restrictivas o alimentos que nos dicen que son malos, terminamos con un dilema en la cabeza y no sabemos al final qué es bueno comer, qué darles a nuestros hijos o qué preparar para tener una alimentación sana.

Es por eso, que te vamos a contar cuáles son los mitos nutricionales más comunes y por qué son un cuento que no te debes comer. ¡Libera tu cabeza de estos cuentos y comienza a tener una alimentación más real, consciente con tu cuerpo y divertida!

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Mitos nutricionales que debes borrar de tu cabeza

Huevo, pero sin la yema

Este es uno de los mitos nutricionales más frecuentes, ¡pero qué mal que le han hecho al huevo! Y es que nada más lejos de la realidad. La yema del huevo le aporta diversos nutrientes al organismo.

Por una parte, la yema contiene las grasas saludables como el omega-3, que son las grasas buenas que favorecen la salud cardiovascular y la salud del cerebro. También le aporta al cuerpo antioxidantes, especialmente los que son buenos para la salud de los ojos. Además, aporta vitamina D, vitamina B12 y colina que es un nutriente necesario para el sistema nervioso.

Sí, es cierto que las claras son saludables, le aportan proteína al cuerpo y son bajas en calorías, pero la yema también es muy saludable. Y no lo neguemos, todo el huevo en conjunto es completamente delicioso.

8 vasos de agua al día

¿Será que nuestro cuerpo necesita tanta agua al día? Pues la respuesta es sí y no. Todo depende. Lo importante de la nutrición, las dietas y demás es que lo adaptes a tu cuerpo, a tu estilo de vida y a tus necesidades.

La realidad es que sí debemos mantenernos hidratados, pero también debes tener en cuenta que los diferentes alimentos que consumimos durante el día como una fruta, verduras y demás, también le aportan al cuerpo hidratación.

Lo también es cierto es que el Instituto de Medicina de Estados Unidos sugiere que los hombres consuman un total de 3.7 litros de líquidos al día y las mujeres 2.7 litros. Pero también debes tener en cuenta factores como el clima donde vives, o la actividad diaria que realizas; por ejemplo, si eres activo o sedentario. Claramente si haces ejercicio y sudas o si estás en clima cálido y sudas tienes que reponer esos líquidos.

¿Pero cómo saber qué tanta agua necesito? No hay una fórmula mágica, lo más recomendado es escuchar a tu cuerpo. Si sientes sed toma agua, acompaña tus comidas con agua y si notas que tu orina está muy amarilla o de un color oscuro, necesitas tomar más agua.

1 hora después de comer para meterse a la piscina

Esto lo hemos escuchado tanto que ya creemos que es ciencia. Años tras años y generaciones tras generaciones han pasado este mito y de niños disfrutábamos de 1 hora menos de piscina, pero si supieras que este mito no tiene evidencia científica.

Como todo en la salud y en la nutrición, depende del cuerpo. Si normalmente después de que comes o cuando comes mucho te sientes pesado, con indigestión o con dolores estomacales, pues naturalmente no te vas a sentir cómodo al nadar.

Eso de que si comes y te metes a la piscina o al mar te puede dar calambres o incluso ahogarte por esos calambres no tiene evidencia científica. El cuerpo es demasiado inteligente para cumplir con todas sus funciones, es capaz de hacer la digestión y hacer funcionar los músculos para nadar al mismo tiempo.

Pero recuerda, si comes mucho te sentirás pesado, eso probablemente te impida nadar tranquilo, pero nada tiene que ver con la piscina sino con tu digestión.

¡No le quites esa hora de diversión a tus hijos! Supervisa cómo les va en la piscina después de comer, pregúntales cómo se sienten y si quedaron muy llenos puedes acompañarlos en la piscina con actividades más tranquilas, mientras que hacen digestión y se sienten mejor para disfrutar al máximo del agua.

Comer huevo crudo

Este es un mito tremendo que lo enseñó una famosa película y fue pasando de generación en generación. Por más de que el protagonista consuma los huevos crudos y sea muy atlético, la realidad es que no se deben comer los huevos así.

Esto se debe a varias razones. Primero, porque al consumir huevos crudos tienes la posibilidad de adquirir una enfermedad llamada salmonelosis; esto a causa de la salmonela que es una bacteria presente dentro del huevo o en la cáscara. Para evitarlo, es necesario cocinar le huevo hasta que la yema y la clara estén duras.

Otra de las razones para no comer huevo crudo es que no absorbes todos sus nutrientes. Resulta que cuando cocinas el huevo logras aprovechar todos los nutrientes del huevo como la proteína, grasas saludables, minerales y vitaminas. Mientras que, si lo comes crudo tu cuerpo solo logrará absorber la mitad de los nutrientes que ofrece este alimento.

No tomar nada antes de comer

Este mito con seguridad se lo escuchamos a alguna persona mayor y se fundamenta en que al tomar algo antes de comer diluye los nutrientes. ¡No, para nada cierto! Al contrario, facilita la digestión y la absorción de los nutrientes.

Resulta que ese líquido lo que ayuda es a descomponer los alimentos dentro del organismo, de esta manera se mueven más fácilmente dentro del sistema digestivo y facilita la absorción de los nutrientes.

Así que, si tus hijos toman líquido antes de comer no está mal, déjalos que ayuda a su digestión y a la absorción de los nutrientes. Y eso de que se llena de puro líquido, puede pasar. Pero lo que puedes hacer es controlar la cantidad de líquido que toman, pero no restringirlo totalmente.

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