Guía para la Menopausia: Riesgo Cardiovascular

Menopausia Riesgo Cardiovascular

A medida que incrementa la expectativa de vida en la población colombiana, de manera paralela lo hacen diversos tipos de enfermedades y entre ellas juega un papel importante la enfermedad cardiovascular.

Se ha calculado que en las mujeres mayores de 45 años, casi 40% de las muertes son atribuibles al infarto del miocardio y cerca de mitad de las muertes son secundarias a todas las enfermedades cardiovasculares, incluyendo accidentes cerebrovasculares y trombosis.

Lo que muestran los diversos estudios epidemiológicos es que la mujer se encuentra protegida de la enfermedad cardiovascular hasta el momento de la menopausia. De allí en adelante la incidencia de este problema va incrementándose hasta llegar a igualar e incluso, a sobrepasar a la incidencia en el hombre. No sólo el problema es más frecuente sino en general más severo, con mayor tasa de muertes después de cualquier evento agudo. (Te puede interesar también: Enfermedades y Guías de Salud)

Hoy en día son varios los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular reconocidos, algunos de los cuales pueden ser modificados desde etapas tempranas de la vida.

Algunos factores de riesgo son difíciles de modificar, tal como es el antecedente familiar.

Pero otros sí son manejables: la vida sedentaria, el consumo de tabaco, el sobrepeso y al obesidad, el elevado consumo de grasas en la dieta. Otros requieren mayor cuidado por parte del médico pero también pueden ser modificados: la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol o los triglicéridos elevados.

Pero desde hace varios años se ha planteado el interrogante de por qué los problemas cardiovasculares se incrementan después de la menopausia. ¿Será exclusivamente problema del envejecimiento, o la deficiencia de estrógenos (hormonas femeninas producidas en el ovario) jugará algún papel?

Son diversas las investigaciones científicas que han demostrado que la deficiencia de estrógenos altera la composición de los lípidos en la sangre. Cuando disminuyen las concentraciones de estrógenos se observa incremento del colesterol total, con aumento en el “colesterol malo” (lipoproteína de baja densidad o LDL) y disminución del llamado “colesterol bueno” (lipoproteína de alta densidad o HDL). Al utilizar una terapia de sustitución hormonal con estrógenos se logra revertir el efecto de la menopausia sobre los lípidos sanguíneos.

También hay varios estudios experimentales que muestran que los estrógenos juegan un papel importante sobre la dilatación de vasos sanguíneos, efecto que es mediado por sustancias bioquímicas dentro del mismo vaso sanguíneo. Esto a su vez conduce a disminuir en parte la progresión de la arteriosclerosis.

Por las anteriores razones se ha utilizado durante varios años la terapia de sustitución hormonal con el fin de prevenir enfermedades cardiovasculares.

Y los estudios clínicos iniciales, sugerían ese efecto, el de lograr disminuir la mortalidad por infarto del miocardio en el grupo de mujeres que recibían la suplencia.

En los dos últimos años se han publicado trabajos que no muestran el mismo efecto. El primero de ellos, realizado en mujeres enfermas; mostró que podría haber un leve incremento en las complicaciones cardiovasculares durante el primer año de terapia de sustitución; pero el efecto a largo plazo, incluso en mujeres previamente enfermas es neutro, sin lograr aumentar o disminuir la incidencia del infarto. Menopausia y Osteoporosis

El otro estudio que ha tenido gran repercusión es el de Iniciativa de Salud de las Mujeres (WHI). Este estudio sugiere que una de las formas de terapia, aquella que combina estrógenos y gestágenos puede incrementar levemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Aunque hasta el momento es tan solo un informe preliminar, esto hizo que la comunidad médica cambie su forma de pensar.

Hoy en día se acepta que la mejor forma para prevenir la enfermedad cardiovascular es modificando estilos de vida, tratando de eliminar los factores de riesgo mencionados. Respecto al uso de terapia hormonal de suplencia no debería iniciarse única y exclusivamente pensando en disminuir el riesgo cardiovascular. Aquellas mujeres que tienen previamente enfermedad deben evaluar totalmente el caso con su médico para analizar los riesgos y los beneficios y con base en ese análisis tomar una decisión.

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