Autismo: qué es, síntomas, tipos, tratamientos

autismo

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que uno de cada 160 niños en todo el mundo tiene trastornos del espectro autista, TEA.

No existe una causa única conocida; en cambio, se cree que la combinación de factores genéticos y ambientales puede desempeñar un papel en su desarrollo. Además, aunque el autismo es más común en los niños, las niñas también pueden verse afectadas, aunque a menudo se diagnostican con menos frecuencia debido a diferencias en la presentación de los síntomas.

A pesar de los desafíos que enfrentan las personas con autismo, muchas tienen habilidades excepcionales en áreas como las matemáticas, la música o el arte, lo que subraya la importancia de fomentar la inclusión y la comprensión en la sociedad. (Ver también: Terapia con delfines: tratamiento eficaz para el autismo)

¿Qué es el autismo?

El autismo o trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo, debido a que su manifestación es durante los 3 primeros años de vida y perdura durante el ciclo vital, afectando con más frecuencia a hombres que a mujeres, con una proporción de 4 a 1.

Aunque no se tiene claro qué origina el autismo, se sabe que no es una sola causa, sino que se trata de un trastorno plurietiológico, en el cual diversos factores afectan, como factores genéticos con mayor incidencia en gemelos univitelinos, factores ambientales, edad avanzada en los padres, ingesta de tóxicos durante el embarazo y bajo peso al nacer.

Síntomas del autismo

Los síntomas del trastorno del espectro autista (TEA) pueden variar significativamente de una persona a otra, tanto en su gravedad como en su presentación. Sin embargo, existen algunas características comunes que pueden ayudar a identificar el autismo. Estos síntomas generalmente se manifiestan en tres áreas principales: dificultades en la comunicación, problemas en la interacción social y patrones restrictivos o repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.

Dificultades en la comunicación

En lo que respecta a la comunicación, las personas con autismo pueden mostrar dificultades para iniciar o mantener conversaciones. Por ejemplo, pueden tener dificultades para iniciar una conversación con alguien, mantener el contacto visual o entender el lenguaje no verbal, como las expresiones faciales o el tono de voz.

Además, pueden tener un uso peculiar del lenguaje, como repetir palabras o frases (ecolalia) o hablar en un tono monótono. Algunas personas con autismo también pueden tener dificultades para entender las sutilezas del lenguaje, como el sarcasmo o las metáforas.

Interacción social

En lo que respecta a la interacción social, las personas con autismo pueden tener dificultades para comprender y responder a las señales sociales. Por ejemplo, pueden tener problemas para entender las emociones de los demás o para interpretar las señales no verbales, como el contacto visual o los gestos. Pueden parecer distantes o indiferentes ante las interacciones sociales, y pueden preferir pasar tiempo solos en lugar de participar en actividades sociales con sus compañeros.

Patrones restrictivos o repetitivos de comportamiento, intereses o actividades

Las personas con autismo pueden mostrar una serie de comportamientos repetitivos o estereotipados. Estos pueden incluir movimientos repetitivos del cuerpo, como balancearse o girar objetos, así como intereses o actividades inusuales o intensos. Por ejemplo, pueden obsesionarse con ciertos temas o actividades y pueden resistirse al cambio en sus rutinas diarias.

Además, algunas personas con autismo pueden ser hiper o hiposensibles a ciertos estímulos sensoriales, como la luz, el sonido o el tacto, lo que puede afectar su comportamiento y su capacidad para funcionar en entornos sociales.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas con autismo presentarán todos estos síntomas, y la gravedad de los síntomas puede variar ampliamente de una persona a otra.

Tipos de autismo

Los trastornos del espectro autista (TEA) comprenden una serie de condiciones neurológicas que afectan la forma en que una persona interactúa con los demás, comunica y percibe el mundo que le rodea. Dentro de esta amplia categoría, se reconocen varios tipos de autismo, que pueden variar en cuanto a la gravedad de los síntomas y las características específicas que presentan.

Trastorno Autista

Este es el tipo más clásico de autismo, caracterizado por déficits significativos en la comunicación verbal y no verbal, en la interacción social y en las conductas repetitivas o restrictivas. Las personas con trastorno autista pueden tener dificultades para mantener conversaciones, comprender las emociones de los demás y participar en actividades sociales típicas.

Por ejemplo, un niño con este trastorno puede evitar el contacto visual, tener dificultades para entender las bromas o expresar sus propias emociones de manera apropiada.

Síndrome de Asperger

Anteriormente considerado un trastorno separado, el síndrome de Asperger ahora se clasifica dentro del espectro autista en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Las personas con síndrome de Asperger suelen tener habilidades lingüísticas relativamente normales, pero pueden tener dificultades en la comprensión de las sutilezas sociales y pueden presentar intereses obsesivos en temas específicos.

Por ejemplo, un individuo con síndrome de Asperger puede tener un conocimiento extraordinario sobre un tema de interés particular, como los trenes o los dinosaurios, pero puede tener dificultades para mantener una conversación fluida con sus compañeros de clase.

Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado (PDD-NOS)

Esta categoría se utiliza a menudo para personas que muestran algunos síntomas de autismo pero no cumplen completamente con los criterios para el diagnóstico de trastorno autista o síndrome de Asperger.

PDD-NOS abarca un amplio rango de síntomas y gravedad, lo que puede dificultar la caracterización precisa del trastorno. Por ejemplo, un niño con PDD-NOS puede tener dificultades en la interacción social pero no cumplir completamente con los criterios para un diagnóstico de trastorno autista.

Trastorno Desintegrativo de la Niñez (CDD)

Esta es una forma rara y grave de autismo en la que un niño muestra un desarrollo aparentemente normal durante los primeros años de vida, pero luego pierde habilidades sociales, lingüísticas y motoras.

Los síntomas del trastorno desintegrativo de la niñez suelen aparecer después de los dos años de edad y pueden progresar rápidamente. Por ejemplo, un niño que antes hablaba y socializaba normalmente puede perder la capacidad de hablar, volverse más retraído y mostrar estereotipias motoras repetitivas.

Es importante tener en cuenta que estos tipos de autismo pueden presentarse en diferentes grados de severidad y con una amplia variedad de síntomas. Además, la comprensión y el diagnóstico del autismo han evolucionado con el tiempo, lo que ha llevado a cambios en la clasificación y la terminología utilizada para describir estas condiciones.

Tratamientos para el autismo

El tratamiento del autismo es un proceso complejo que generalmente requiere un enfoque multidisciplinario, adaptado a las necesidades individuales de cada persona. Aunque no existe una cura definitiva para el autismo, numerosas intervenciones y terapias pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen, así como a desarrollar habilidades sociales, comunicativas y de comportamiento.

Terapia conductual

Una de las intervenciones más comunes y efectivas para el autismo es la terapia conductual, que se basa en principios del aprendizaje y la modificación de conducta. Dentro de esta categoría, la terapia ABA (Análisis Conductual Aplicado) es especialmente reconocida.

A través de técnicas como el refuerzo positivo, la terapia ABA busca enseñar nuevas habilidades y reducir comportamientos problemáticos. Por ejemplo, un niño con autismo puede recibir terapia ABA para aprender a comunicarse de manera más efectiva o a manejar comportamientos disruptivos.

Terapia del habla y del lenguaje

Muchas personas con autismo tienen dificultades en la comunicación verbal y no verbal, por lo que la terapia del habla y del lenguaje puede ser fundamental. Los terapeutas del habla trabajan con los individuos para mejorar la pronunciación, la comprensión del lenguaje y la capacidad de mantener conversaciones significativas. Por ejemplo, un adolescente con autismo puede recibir terapia del habla para desarrollar habilidades de conversación y entender mejor las emociones de los demás.

Terapia ocupacional

La terapia ocupacional se centra en ayudar a las personas con autismo a desarrollar habilidades prácticas para participar en actividades cotidianas, como vestirse, comer y realizar tareas domésticas. Los terapeutas ocupacionales pueden trabajar en la mejora de la coordinación motora, la percepción sensorial y la autonomía en la vida diaria. Por ejemplo, un niño con autismo puede recibir terapia ocupacional para aprender a utilizar cubiertos correctamente o para tolerar ciertos estímulos sensoriales.

Intervenciones educativas especiales

Muchas personas con autismo se benefician de entornos educativos adaptados a sus necesidades individuales. Los programas educativos especializados pueden proporcionar apoyos específicos, como clases pequeñas, adaptaciones curriculares y técnicas de enseñanza personalizadas.

Por ejemplo, un niño con autismo puede asistir a una escuela que ofrece servicios de educación especial, donde los maestros están capacitados para trabajar con alumnos con necesidades diversas.

Medicación

Aunque no es un tratamiento principal para el autismo en sí mismo, en algunos casos se pueden recetar medicamentos para tratar síntomas específicos asociados con el trastorno, como la ansiedad, la hiperactividad o la agresión. Sin embargo, es importante recordar que los medicamentos deben ser utilizados bajo la supervisión de un médico y como parte de un plan de tratamiento integral.

Es fundamental reconocer que cada persona con autismo es única y que no todas las intervenciones serán apropiadas o efectivas para todos los individuos. Por lo tanto, es crucial trabajar en colaboración con profesionales de la salud y educadores para desarrollar un plan de tratamiento individualizado que aborde las necesidades específicas de cada persona.

Terapias comunmente usadas en personas con autismo

1. ABA (Applied Behaviour Analysis): mejorar la conducta social de las personas con Trastorno del Espectro Autista. Debe aplicarse de forma individualizada y se debe implicar a la familia, profesores, compañeros y terapeturas.

2. DENVER (Early Start Denver Model): intervención integral en la conducta precoz de los niños entre 12 a 48 meses que presentan autismo. La atención oportunidad, incrementa el aprendizaje por imitación, incentiva la comunicación verbal y no verbal, mejora sus habilidades motrices y cognitivas.

3. PECS (Picture Exchange Communication System): sistema de comunicación que ayuda a reforzar y respaldar el aprendizaje del habla mediante el intercambio de imágenes. Enseña a las personas con dificultades graves de comunicación, un sistema útil para comunicarse. No hay edad mínima para utilizar este método.

4. TEACCH (Treatment and Education of Autistic Related Communication Handicapped Children): maneja un enfoque terapéutico y educativo, tiene como objetivo preparar a las personas con autismo para que puedan vivir y trabajar más eficientemente.

Pruebas y diagnóstico de los trastornos del espectro autista, TEA

El diagnóstico de los trastornos del espectro autista (TEA) es un proceso complejo que generalmente implica la evaluación de múltiples áreas de desarrollo, comportamiento y funcionamiento social. Estas son algunas de las pruebas y métodos comúnmente utilizados en el proceso de diagnóstico del autismo:

Entrevistas y evaluaciones clínicas

Los profesionales de la salud, como psiquiatras, psicólogos o pediatras especializados en el desarrollo infantil, suelen realizar entrevistas exhaustivas con los padres o cuidadores del niño para recopilar información sobre el desarrollo del niño, sus comportamientos y cualquier preocupación específica. Además, pueden realizar evaluaciones clínicas directas con el niño para observar su comportamiento y sus interacciones sociales.

Evaluaciones estructuradas

Existen varias herramientas estructuradas de evaluación diseñadas específicamente para ayudar en el diagnóstico del autismo. Entre las más utilizadas se encuentran el ADOS (Escala de Observación del Autismo en la Infancia) y el ADI-R (Entrevista para el Diagnóstico del Autismo – Revisada), que son entrevistas estandarizadas y observaciones clínicas que evalúan el comportamiento social, comunicativo y repetitivo del niño.

Evaluación del desarrollo y funcionamiento

Los profesionales de la salud pueden realizar pruebas de desarrollo estándar, como el M-CHAT (Cuestionario de detección de autismo en niños pequeños modificados), que es un cuestionario breve diseñado para identificar posibles señales de autismo en niños pequeños. También pueden evaluar el nivel de funcionamiento del niño en áreas como el lenguaje, la cognición, la motricidad y la adaptación social.

Evaluación sensorial y médica

En algunos casos, se pueden realizar evaluaciones médicas y sensoriales para descartar otras condiciones médicas que puedan estar contribuyendo a los síntomas del niño. Esto puede incluir pruebas de audición y visión, evaluaciones genéticas y pruebas metabólicas, entre otras.

Observación en entornos naturales

Además de las evaluaciones clínicas, los profesionales también pueden observar el comportamiento del niño en entornos naturales, como la escuela o la guardería, para obtener una comprensión más completa de sus habilidades sociales, comunicativas y de comportamiento en diferentes contextos.

Es importante destacar que el diagnóstico del autismo debe ser realizado por profesionales capacitados y con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de trastornos del espectro autista. Un diagnóstico preciso es crucial para garantizar que el niño reciba los servicios y apoyos adecuados para sus necesidades específicas.

¿Qué son los rasgos autistas?

Los “rasgos autistas” se refieren a las características o comportamientos que son comunes en personas con trastornos del espectro autista (TEA). Estos rasgos pueden manifestarse de diversas formas y en diferentes grados de intensidad en cada individuo. Algunos de los rasgos autistas más comunes son:

Dificultades en la comunicación: pueden tener dificultades para comunicarse verbalmente y no verbalmente. Esto puede incluir problemas para iniciar o mantener conversaciones, entender el lenguaje figurativo o no literal, y para interpretar las expresiones faciales y el lenguaje corporal de los demás.

Dificultades en la interacción social: muchas personas con rasgos autistas pueden mostrar dificultades en la interacción social, como dificultades para establecer y mantener relaciones, comprender las normas sociales implícitas y responder apropiadamente a las señales sociales de los demás.

Comportamientos repetitivos o restringidos: los rasgos autistas a menudo incluyen patrones repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Esto puede manifestarse en rituales o rutinas estrictas, fascinaciones obsesivas con ciertos temas u objetos, y movimientos corporales estereotipados, como balancearse o dar vueltas.

Sensibilidad sensorial: muchas personas con rasgos autistas son sensibles a estímulos sensoriales como sonidos, luces, texturas y olores. Pueden ser hipersensibles o hiposensibles a ciertos estímulos, lo que significa que pueden reaccionar de manera exagerada o tener una menor respuesta a ciertos estímulos sensoriales.

Rigidez en el pensamiento y en las rutinas: las personas con rasgos autistas pueden mostrar una preferencia por la rutina y la predictibilidad en sus vidas. Pueden tener dificultades para adaptarse a los cambios y pueden experimentar ansiedad o incomodidad cuando sus rutinas se alteran.

Es importante destacar que los rasgos autistas pueden variar ampliamente de una persona a otra y pueden presentarse en diferentes combinaciones e intensidades. Además, estos rasgos no son exclusivos del autismo y pueden estar presentes en otros trastornos o condiciones.

Señales con las que se puede identificar tempranamente patrones de autismo en niños

Señales con las que se puede identificar tempranamente patrones de autismo en niños

Identificar tempranamente patrones de autismo en niños es fundamental para iniciar intervenciones tempranas y maximizar el potencial de desarrollo de los niños afectados. Aunque es importante recordar que cada niño es único y puede presentar una amplia variedad de señales, algunas de las señales comunes que pueden indicar la presencia de autismo en etapas tempranas son:

Ausencia de contacto visual

Los bebés típicamente comienzan a hacer contacto visual con sus cuidadores desde las primeras semanas de vida. La falta de contacto visual o una menor cantidad de contacto visual puede ser una señal temprana de autismo.

Ausencia o retraso en el desarrollo del lenguaje

Muchos niños con autismo muestran retrasos en el desarrollo del habla y el lenguaje. Esto puede manifestarse en la ausencia de balbuceo en los primeros meses de vida o en la falta de palabras o frases significativas a la edad esperada.

Dificultades en la comunicación no verbal

Los niños con autismo pueden tener dificultades para usar gestos y expresiones faciales para comunicarse. Por ejemplo, pueden no señalar objetos de interés o no responder a señales sociales, como sonrisas o gestos de saludo.

Intereses o conductas repetitivas

Los niños con autismo pueden mostrar patrones repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Esto puede incluir movimientos corporales estereotipados (por ejemplo, balancearse o dar vueltas), fascinación obsesiva con ciertos objetos o temas, y la insistencia en seguir rutinas o rituales específicos.

Dificultades en la interacción social

Los niños con autismo pueden tener dificultades para participar en interacciones sociales típicas. Pueden mostrar poco interés en interactuar con otros niños o adultos, pueden evitar el contacto visual o pueden no responder cuando se les llama por su nombre.

Hipersensibilidad o hiposensibilidad sensorial

Muchos niños con autismo son sensibles a estímulos sensoriales como sonidos, luces, texturas y olores. Esto puede manifestarse en reacciones exageradas a ciertos estímulos o en la búsqueda de estimulación sensorial (por ejemplo, mirar objetos brillantes o balancearse).

Es importante tener en cuenta que la presencia de una o varias de estas señales no necesariamente indica que un niño tenga autismo. Sin embargo, si los padres o cuidadores tienen preocupaciones sobre el desarrollo de un niño, es importante buscar la evaluación de un profesional de la salud con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de trastornos del espectro autista. Un diagnóstico temprano y una intervención adecuada pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo y el bienestar a largo plazo del niño.

22 características o síntomas que puede tener una persona con autismo

  1. Deficiencias en la comunicación e interacción social, evidentes y persistentes.
  2. Patrones en el comportamiento, intereses o actividades que sean repetitivos y restrictivos.
  3. En la época de párvulos, que los niños tengan poco interés en los otros niños.
  4. Ausencias de juegos simbólicos como dar de comer a las muñecas, jugar con carros como si fuera de verdad.
  5. No comparten sus intereses con los demás, como señalar con el dedo algo que le llame la atención.
  6. Hacen poco contacto visual.
  7. Su lenguaje es literal, no entienden chistes, ni metáforas ni comentarios sarcásticos.
  8. Tienen hipersensibilidad al tacto, olfato, audición y al gusto.
  9. Evitan el contacto físico
  10. Tienen poca reacción ante la voz de los padres, lo que se puede deber también a un problema auditivo.
  11. Comportamientos extraños y autoestimulantes como balanceo, caminar en puntillas, movimientos con las manos, etc.
  12. No encajan ni se acoplan fácilmente a las dinámicas sociales.
  13. Hiperactividad en la infancia
  14. Hipoactividad en la adolescencia y edad adulta
  15. Poca tolerancia a la frustración
  16. Impulsividad
  17. Autoagresividad
  18. Humar lábil
  19. Crisis de agitación
  20. Crisis epilépticas
  21. Alteraciones del sueño
  22. Trastornos alimenticios como hiper selectividad con la comida

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VER 2 comentarios

  1. Anderson ladino dice:

    Hola, tengo 18 años y padezco todos los sintomas, pero no he sido diagnosticado, la verdad me cuesta demasiado hasta ir a comprar (hablarle a la persona que esta atendiendo) y no entiendo porque.
    Quisiera saber en que lugar de bogota podría dirigirme, que puedan darme el diagnostico completo e indicaciones de como reaccionar ante diversos ambientes de interacción social.

    1. encolombia dice:

      Hola Anderson, gracias por visitarnos. Este contenido es netamente informativo, te recomendamos consultar con tu médico.
      Feliz día.