Ciencia y Pseudociencia

Los simpatizantes de la medicina alternativa rechazan la mayoría de los criterios aplicados por la ciencia en la evaluación de las drogas y los procedimientos, argumentando que los métodos estadísticos que utiliza la ciencia son impersonales, quitándole las cualidades de este tipo de medicina sobre la mente, el espíritu y la cultura, aspectos que no pueden ser especificados, cuantificados y controlados. Se basan entonces en anécdotas, creencias, testimonios y opiniones sin crítica, para apoyar su efectividad y justificar su uso. Los que creemos en la ciencia no podemos aceptar la tesis de que existen diferentes medicinas y que los beneficios de los métodos en cuestión no pueden, y no deben estar sujetos a los rigores de la crítica científica, destruiría nuestros paradigmas científicos actuales. El conocimiento científico según Karl Jasper, es inacabado, incompleto, sin límites; la ciencia demanda una crítica rigurosa, se distancia de todas la comunidades de fe y opinión, permitiendo descubrir las falsedades. Es un elemento de dignidad humana afirma este filósofo15.

El influyente filósofo austríaco Karl Raymond Popper elaboró una serie de recomendaciones para trazar una línea divisoria entre teorías científicas y no científicas. El punto central de sus recomendaciones fue el llamado principio de refutación o de contrastabilidad, el cual afirma que una teoría recibe el calificativo de científica, cuando resiste los experimentos encaminados a demostrar su falsedad16. Este principio es de gran utilidad para separar la ciencia de la pseudociencia, el conocimiento serio de las charlatanería. Para Popper el conocimiento científico no es absolutamente seguro, siempre esta sujeto a error. Las hipótesis lanzadas por los científicos publicadas en libros o revistas, en la medida que sea posible con lenguaje claro y sencillo, se convierten en objetos públicos ajenos al investigador , susceptibles de revisión crítica por parte de sus pares o de cualquier otra persona17.

Con estas afirmaciones, se entenderá por ciencia al conjunto de proposiciones falseables, que han sido sometidas a rigurosos controles y los ha superado; aunque nada asegura que no lo sean en un futuro. Una de las grandes virtudes de la medicina basada en la ciencia, no es sólo reconocer sus límites y admitir sus equivocaciones, sino que aprender de ellos.

Imre Lakatos, filósofo inglés y discípulo de Popper también propuso criterios generales de demarcación entre teorías científicas y pseudocientíficas, tratando de establecer las condiciones universales que hacen científica una teoría y explique a su vez el progreso de la ciencia racional. Se necesita según el, que los hechos a evaluar deban explicar las teorías anteriores, superarlas en contenido y predecir nuevos datos que deben ser corroborados progresivamente18.

El aumento del conocimiento y por lo tanto la resolución de los problemas, depende de la capacidad de las teorías nuevas para superar en contenido y predicción las anteriores, además del desacuerdo, de la competencia entre teorías, de la búsqueda de errores y la enseñanza que producen, de esta manera se ensanchan los horizontes intelectuales.

La medicina basada en la ciencia en su constante búsqueda para resolver problemas de salud de la mejor manera ha sido culpable de usar procedimientos terapéuticos inútiles; sin embargo, después del entusiasmo inicial, fueron sujetos a pruebas y refutados. La falla típica en estos casos, es la imposibilidad de probarlos de una forma científica.

Las comprobaciones experimentales tienen que ser transparentes , abiertas a la crítica, con controles serios y rigurosos para evitar el fraude y la casualidad, respetando las herramientas estadísticas. Esta normas son las que le han dado a la ciencia el respeto y el prestigio que tiene. La medicina científica prueba, verifica y cambia de acuerdo a los resultados19.

Los teóricos de la medicina alternativa por su parte, les interesa mas establecer sus teorías que contrastarlas o refutarlas, no las examinan críticamente para darles fortalezas. Tienen una fe excesiva en sus argumentaciones, su propia perspectiva es dogmática, aplicando a ciegas y mecánicamente los principios teóricos a los que adhiere. Al considerar sus afirmaciones verdaderas, absolutas, no sienten necesidad de responder con argumentos razonados a las críticas. El lenguaje utilizado por los teóricos de la medicina alternativa es vago, indeterminado, sin límites definidos; es relativamente fácil elaborar una teoría que no acepte confrontación a diferencia de otra que implique una crítica rigurosa con normas estrictas20.

Por eso, por que la medicina no tradicional hace fraude consciente o inconscientemente, porque manipula en forma selectiva la información, porque diseña mal los experimentos, porque teniendo serias contradicciones teóricas no se autocorrige, porque sus afirmaciones solo logran comprobarlas los interesados y defensores; porque prescriben remedios para los cuales no hay estudios aceptables que los respalden, por todo lo anterior la medicina alternativa se diferencia de la ciencia y se convierte en pseudociencia.

La Deshumanización de la Medicina

Una perspectiva adicional que es importante para entender el auge de la medicina alternativa, es que muchos practicantes de dichos tratamientos dan a sus enfermos el tiempo, la cortesía y la atención individual que muchos profesionales médicos no le prestan a sus pacientes. Existen varios motivos para la deshumanización de nuestra medicina, uno de ellos son los planes de estudios médicos sobresaturados de conocimientos técnicos y biológicos, haciendo pensar a los estudiantes que los seres humanos están hechos fundamentalmente de sustancias químicas y físicas y poco de sentimientos y emociones. El propósito de la medicina que es la atención a las personas, ha sido desplazado por el interés por las enfermedades, que se interpretan aisladas de factores sociales o culturales.

Otro factor es la enseñanza y práctica de nuestra profesión en las clínicas y hospitales modernos, cada vez mas tecnificados y donde se concentra un ejército de especialistas y superespecialistas. En torno de esta tecnología y competencia que atemoriza al paciente y su familia, la comunicación entre estos, el médico y el resto de personal sanitario, se está deteriorando. De el trato bondadoso, afectuoso y cálido, muy común en los médicos de cabecera de épocas no muy lejanas, se pasó al trato frío, distante, objetivo, del médico tecnificado, sobresaturado de trabajo académico y asistencial, inculto, olvidado de la subjetividad y espiritualidad propia y la de pacientes y familiares.

Los cambios en las leyes de seguridad social en el mundo, particularmente en Colombia, han hecho que el médico trabaje largas horas, revise gran cantidad de enfermos en consultas cortas, donde se le presta poca atención a las quejas orgánicas del paciente y menos a sus necesidades psicológicas. Las empresas intermediarias en salud, al manejar costos financieros, reducen los honorarios profesionales del médico, les demora el pago, limitan su autonomía para tomar decisiones clínicas y restringen la formulación óptima y la referencia de pacientes a especialistas21.

Lo anterior frustra los intentos del médico para entregar un cuidado ideal a sus pacientes, vulnera sus principios éticos fundamentales y deteriora más la relación médico – paciente. La adaptación de los médicos a estos cambios varía enormemente. Algunos han abandonado su trabajo particular completamente o se han unido a grupos multidisciplinarios. Muchos mantienen sus ingresos con otros negocios, incluyendo en pocos casos la distribución y venta de drogas, vitaminas y productos “naturales”, otros practicando las técnicas de medicina alternativa.

Por otra parte, la medicina está amenazada por la generalización de conductas desleales y poco éticas. Se conocen datos de corrupción al elaborar cuentas de cobro por consultas y aún cirugías falsas. La formulación de medicamentos por presiones y ayudas económicas de ciertos laboratorios, también es una práctica común. La falsificación y la invención de datos en los informes de investigación es una denuncia frecuentemente hecha a la oficina de Honestidad en Investigación de los Estados Unidos22. El caso de Robert Gallo y Luc Montaigner, en relación con el virus del Sida es muy conocido por la opinión publica. Estos ejemplos y muchos mas, son evidencias de que nuestra profesión también incluye el fraude, el equívoco, el conservatismo, la moda23. Esta descripción le queda mejor a los “charlatanes” que a nosotros, pero algunas de las acusaciones que utilizamos para desacreditarlos, también nos quedan a nosotros. Todo esto afecta nuestra credibilidad y sirve de excusa para que muchos pacientes busquen otras alternativas.

Respondiendo al Desafío

Tenemos muchos retos y oportunidades frente a nosotros. Las escuelas de medicina deben reconocer el creciente uso de tratamientos alternativos. Los médicos y estudiantes deben preguntar acerca del uso de estas terapias y las motivaciones para ello. Deberían resistirse a la tentación de condenar estas prácticas o asustar al paciente con graves predicciones sobre su toxicidad, esto contribuiría a cortar la comunicación y la confianza, necesarias en una buena relación médico-paciente. Muchas de estas prácticas esta basadas en sencillos cambios en el estilo de vida, en la dieta, el ejercicio y en el autocuidado, que no contradicen la práctica de la medicina convencional.

Debemos investigar cuales de estos tratamientos han sido evaluados por estudios objetivos y cuales no lo han sido, para informarle al paciente sobre los riegos potenciales. Algunos medicamentos botánicos, como el ajo, los extractos del árbol ginko biloba y de la hierba ma huang , entre otros, han pasado varias pruebas científicas y pueden ser razonablemente utilizados para el control y tratamiento de algunas enfermedades24. La revista médica JAMA en un reciente número, presentó a la comunidad médica informes recientes y confiables sobre terapias alternativas. Incluyen pruebas clínicas que evalúan el uso de 6 terapias diferentes para algunas condiciones clínicas comunes, entre ellas acupuntura en la neuropatía periférica por el virus de inmunodeficiencia humana y el yoga en algunos síntomas del síndrome del túnel carpiano25. Mas importante que los resultados de sus estudios, estos investigadores demostraron que las terapias e intervenciones de medicina alternativa pueden y deben ser evaluadas usando métodos de investigación aceptados, rigurosamente conducidos y de alta calidad.

Necesitamos investigaciones sobre los patrones de utilización de estas prácticas en nuestra área de influencia, sobre su eficacia, y efectos colaterales. Es necesario abrir un espacio en los planes de estudio para discutir y reflexionar sobre estos temas, aprender y enseñar acerca de ellos. Las medicinas alternativas no se deben aceptar hasta que esté disponible una sólida evidencia que demuestre su seguridad, eficacia y efectividad.

Debemos reconocer las limitaciones actuales de la ciencia para entender las enfermedades y tratar nuestros pacientes. Se requiere desarrollar métodos científicos para observar la influencia que ejercen la mente, el espíritu, y la cultura sobre las enfermedades. Este es un terreno con muchas sombras que requiere bastante estudio, pero hasta que no haya claridad, como dice Panush, conocido reumatólogo norteamericano conocedor de estos temas, no debemos dejar que el dogmatismo trate de interpretarlas23.

Los planes de seguros, las organizaciones de salud y las políticas de gobierno, deben basar sus decisiones en evidencia encontrada a través de la investigación y análisis objetivos sobre la efectividad y el costo de estos medicamentos, en lugar de basarse en presiones económicas, la demanda del consumidor o reportes de opiniones o anécdotas25.

También debemos presionar para que exista un mejor control gubernamental, con supervisión periódica y control de calidad de los “remedios naturales” y procedimientos no convencionales. Aunque en algunos países hay regulación estatal de estos tratamientos, en Colombia no existe ninguna legislación sobre ellos.

La Mentalidad Anticientífica y la Perspectiva Humanistica

La medicina occidental se ha extendido por todo el mundo y es reconocida y acatada. Sin embargo la actitud científica no esta tan extendida en las escuelas de medicina, se mezclan elementos científicos con los no científicos, se admite sin crítica, sin autonomía, los planteamientos y los resultados. Cada vez se aumenta mas el número de médicos supuestamente educados en el método científico que se desplazan a las prácticas no ortodoxas. En las universidades debe fomentarse el espíritu científico como barrera en contra del misticismo y la superstición; aquel que no acepta argumentos falaces o fraudulentos sin crítica razonada, que desconfía de los dogmas y la autoridad, reconociendo y corrigiendo los errores.

La pseudociencia es muy común en la población general cuando de trata de enfrentarse a las enfermedades. Es una tendencia muy humana recurrir a las creencias y a la fe en momentos de necesidad. La pseudociencia con su discurso de medias verdades, tiene la ventaja de cerrar toda posibilidad a la duda y la incertidumbre, tan propias de la ciencia. A los partidarios de la superstición, la cultura no les ha dado las herramientas para ser escépticos y críticos ante sus creencias y esperanzas ancestrales, de modo que terminan buscando ingenuamente soluciones en el empirismo, la magia, las cartas astrales y en todos los demás oportunistas del cuerpo y del alma.

Los médicos tenemos responsabilidad personal y profesional por el crecimiento alarmante de la mentalidad anticientífica. Mucha pseudociencia en medicina surge de la deshumanización de la medicina basada en la ciencia. El estudiante de medicina ocupado en múltiples actividades clínicas, no tiene espacio ni recibe entrenamiento específico en el fundamental intercambio con el paciente y su familia. Hay que saludar la tendencia actual en la escuelas de medicina de superar la perspectiva cerrada y profesionalizante, restaurando la compasión, la simpatía y la comunicación junto con los conocimientos científicos, como características fundamentales en la formación de los médicos. El interés de los médicos debe trascender los desarrollos técnicos y biológicos de la medicina. Estos representan conocimiento y entendimiento y no deben ser menospreciados, pero ellos no son la esencia de la medicina. Es necesario lograr una interiorización colectiva de los valores éticos del médico, aprender nuevamente a escuchar y hablar con respeto y sensibilidad, respetando los derechos y la autonomía de los pacientes.

Aunque estemos poco dispuestos a admitir la contribución del efecto placebo en el éxito del tratamiento convencional, debemos poner nuevamente en acción este efecto, como lo recomienda el profesor Antonio Vélez,27. No ofreciendo una terapia bajo falsas pretensiones, sino promoviendo elementos en la relación médico-paciente, que pongan en acción los mecanismos psiconeuroendocrinos que contribuyen a la mejoría del paciente. Estos elementos son buen trato, afecto, solidaridad, confianza, información sobre la enfermedad, manejo del estrés, apoyo psicológico y otros elementos que buscan humanizar la práctica de nuestra medicina.

Referencias

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