Editorial: Discurso de Inaguración del 7º Congreso Colombiano de Reumatología
Es mi deber presentar en nombre de la Asociación Colombiana de Reumatología sinceros agradecimientos a los conferencistas internacionales, que desinteresadamente aceptaron la invitación para compartir sus conocimientos con los médicos colombianos, igualmente a los expositores nacionales y a ustedes todos por su asistencia; pero también es importante resaltar el gran apoyo recibido de la industria farmacéutica a pesar de la crisis económica nacional.
Este congreso ha sido diseñado con un amplio sentido de la participación pensando no solo en los reumatólogos sino también en el médico general, en el internista, pediatra, fisiatra y en profesiones afines pues se discutirán temas de profundo interés y desde enfermedades tan comunes como la osteoartritis, microcristales, tejidos blandos hasta tópicos tan especializados como el transplante renal en lupus eritematoso sistémico o el manejo de las enfermedades refractarias al tratamiento usual, donde seguramente, se mencionará la terapia combinada que a propósito, en nuestro vasto folklore existe desde principios del siglo una receta o brebaje para curar el reumatismo com9o se cita en el Diccionario folklórico de Antioquia de Jaime Sierra García, editado por la universidad de Antioquia y que reza así:
Dos hojas de borrachero Las enjundias del gorgojo
Disolvidas en manteca Y el colmillo del zancudo.
Una hoja de malvaseca Revuelto todo en engrudo
Y un pedazo de avispero Y en injunsión de jinojo.
La ponzoña el alacrán Se toma por la mañana
Y un lagartijo mediano Antes de cantar el gallo.
Los tuétanos di´un marrano Después se monta a caballo.
Que ha de ser medio alazán Sin espuelas y sin ruana.
Con estas jocosas recomendaciones, poco alejadas de la utilizadas hoy en día como terapias alternativas por algunos hijos de Galeno, pudiese terminar mi intervención pero a riesgo de perder la virtud de la pocas palabras, quiero mencionar algunos aspectos que tocan con la crisis nacional en la cual todos nosotros estamos inmersos, no sin antes advertir como lo acostumbra Gabriel García Márquez: Los que se aburran, por favor salir en silencio, para que no despierten a los que están dormidos.
No es casual que quienes nos acompañan en la mesa principal de este evento sean los tres rectores de las universidades con facultad de medicina en la ciudad, que a algunos puede parecer extraño, porque lo usual sería la presencia de los ministros de salud, educación o sus delegados pero es conveniente que ante la debacle ética de la clase dirigente los intelectuales colombianos no comprometidos en corruptelas y quebrantamientos morales establezcamos diferencias y es este el sentir que hemos deseado dar a la invitación de los tres académicos universitarios representantes del más sano sentimiento nacional. Ello es urgente y necesario pues todos nosotros ejercemos en la cotidianidad del hogar, de la universidad, del hospital o del consultorio una actividad formadora y debemos aprovechar esta oportunidad que la vida nos brinda, porque como lo expresará Goethe: Hay algo que ningún niño trae consigo al mundo, y que no obstante es lo único de lo cual depende que un hombre se haga hombre en el pleno sentido de la palabra: La dignidad.
No podemos los médicos colombianos, los docentes universitarios o la gran mayoría de los connacionales permanecer indiferentes ante una realidad repulsiva y no de futuro, por el contrario debemos encarar y exigir para todos los miembros de la sociedad un comportamiento transparente, honesto y eficiente para que los dineros en lugar de ir al bolsillo de unos cuantos, lleguen a la universidad para el fomento de la investigación, la docencia, el bienestar estudiantil de pre y postergado; a los hospitales para que de manera digna asistan a los más desvalidos y no como ocurre ahora cuando se recorta el presupuesto del Colciencias en más del 70% arrasando la investigación nacional y la formación de recursos humano de nivel doctoral, se suprime el sistema de becas para los programas de residencias médicas constituyéndose en otra manera de atentar contra la marcha de los hospitales universitarios, entretanto, los intermediarios de la salud se benefician con pingues ganancias en detrimento del ingreso y derechos de los trabajadores de la salud. Situación similar sufre la universidad pública con la política con l a política de privatización y de recorte del presupuesto, aún para las eficientes.
Es por todo lo anterior que la intelectualidad colombiana debe diferenciarse para quede una forma pulcra pueda proponer con autoridad moral los senderos del futuro donde establezcamos relaciones sino de igualdad si, de dignidad y decoro, que nos permitan salir de la guerra por encima de las propuestas fascistoides de las extremas derecha e izquierda que atemorizan y coartan las libertades individuales de las grandes mayorías nacionales y así poder aspirar a una paz real con una cultura multiétnica y un marcado respeto por la diferencia, base necesaria para la construcción de una nueva sociedad. Es nuestro deber intentarlo logrémoslo o no, porque como dice Albert Camus: Si, después de todo, los hombres no pueden hacer que la historia tengan significado, siempre pueden actuar de manera que sus propias vidas lo tengan.
LUIS ALBERTO RAMÍREZ GÓMEZ
Presidente Asociación Colombiana de Reumatología
Profesor Asociado Universidad Antioquia
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