Inicio de la Lactancia en Madres con Bebés de muy Bajo Peso al Nacer

Liga Internacional de la Leche

Información Especial

M. M. Smith, M. Durkin, V. J. Hinton et al. Pediatrics 2003; 111: 1337-42.

Este estudio retrospectivo analizó los factores involucrados en la iniciación de alimentación con leche materna extraída, en bebés con muy bajo peso al nacer (MBPN) y la transición hecha por sus madres hacia la lactancia directa.

Participaron en este estudio 361 parejas madre-bebé provenientes de un estudio de seguimiento a niños de 6 a 8 años, nacidos entre 1991 y 1993 en cinco hospitales diferentes. Todos los bebés tenían un peso al nacer menor a los 1501 gramos. La información sobre demografía materna y parto fue recolectada en entrevistas posparto, y los datos de nacimiento y neonatales se obtuvieron a partir de tablas obstétricas y neonatales. La información sobre la alimentación de los bebés se obtuvo por medio de cuestionarios entregados a los padres. Para estimar el CI verbal, las madres fueron sometidas al Peabody Picture Verbal Test.

De las 361 madres, 215 (60%) dieron a sus bebés MBPN leche materna extraída. Menos de la mitad de estas 215 (43%) continuó luego con lactancia directa. Sólo el 27% de todas las madres reportó haber amamantado directamente a sus bebés. El 30% de los bebés recibió leche materna un mes o menos; la duración de la alimentación con leche humana fue mucho más corta en los bebés alimentados sólo con leche extraída que en aquellos que hicieron su transición a la lactancia directa. A los cuatro meses posparto menos del 10% recibía aún leche materna extraída, mientras que el 72% de los bebés que había hecho la transición a la lactancia directa, continuaba amamantando. Sólo 47 (22%) de los bebés que recibieron leche materna extraída continuaban siendo alimentados con leche humana después de los 6 meses, ya fuera extraída o directamente.

Las madres mayores, blancas, casadas, no fumadoras y bachilleres, y que obtuvieron los puntajes más altos de CI verbal, tenían seguro médico y otra experiencia de lactancia, fueron las que más fácilmente iniciaron la alimentación con leche materna extraída. Análisis multivariables identificaron el nivel educativo de las madres, experiencias de lactancia anteriores y la presencia de seguro médico privado, como factores asociados independientemente con el inicio de la alimentación con leche extraída. La decisión de realizar la transición a la lactancia directa fue influenciada por varios de los mismos factores sociodemográficos. En el modelo multivariable, la edad de la madre, el tipo de seguro, la experiencia previa en lactancia y la duración de la estadía del bebé en el hospital fueron factores asociados independientemente con la transición a la lactancia directa. Luego de hacer los ajustes por otros factores, se observa que cada semana de hospitalización reduce en un 14% la posibilidad de realizar una transición a la lactancia directa.

Los autores sugieren que las madres de bebés MBPN deben ser provistas de información acerca de los beneficios de la lactancia materna, recibir apoyo para la extracción de su leche y consejo en la transición a la lactancia directa. Los factores sociodemográficos encontrados en este estudio, y que influyen en la lactancia, afectan también la decisión de amamantar bebés a término; iniciativas de salud pública a la población en general y a las madres durante el cuidado prenatal, pueden dirigir estas influencias. El personal de salud debería brindar apoyo e información adicional a las mamás de bebés MBPN durante el tiempo en que sus hijos se encuentran en las UCIN.

La Lecitina Disminuye la Pérdida de Grasa Durante el Bombeo Enteral

M. M. Chan, M. Nohara, B. R. Chan et al. J. Pediatr Gastroenterol Nutr 2003; 36(5): 613-15

Cuando bebés hospitalizados y enfermos reciben la leche de su madre a través de una bomba de alimentación se reporta pérdida de grasa. Esta pérdida de calorías puede traer como resultado bajo crecimiento. El estudio evaluó el efecto logrado al agregar lecitina a la leche humana para reducir la adherencia de grasa a los componentes de la bomba.

La lecitina, cuya producción ocurre naturalmente, forma parte del grupo de fosfolípidos y es utilizada como emulsificante lipofílico de las grasas de las leches de fórmula y los fortificantes de la leche materna. La FDA de los Estados Unidos y el Comité de Químicos de Alimentos la consideran generalmente segura.

Seis madres con lactancia mayor a cuatro semanas recolectaron la leche de ambos senos en la mañana, utilizando una bomba de extracción eléctrica. Las muestras de leche se trataron individualmente y no fueron mezcladas. Se utilizó una bomba giratoria peristáltica intermitente (Kangaroo, 324) con bolsas desechables de 100 ó 500 ml para bombear alicuotas (porciones) de leche a intervalos de 10, 20 ó 50 ml/hora.

A una porción de leche se le agregó 0,5 ó 1 g de lecitina de soya por 50 ml; la otra, a la cual no se le agregó lecitina, sirvió de control. Un gramo de lecitina de soya contiene 230 mg de lecitina. Los tiempos de infusión fueron de 3 a 6 horas. Los autores utilizaron el método de crematocrito para estimar la cantidad de grasa en las muestras de leche, antes y después del bombeo.

La pérdida de grasa en las muestras de control fue considerable (en promedio 58% ± 13%), al igual que en las que recibieron 0,5 g de lecitina de soya (en promedio 55% ± 26%), comparadas con aquellas a las que se agregó 1 g de lecitina de soya (en promedio 2% ± 2%; P < 0,001). Los intervalos del bombeo no tuvieron efecto en la pérdida de grasa. La mayor pérdida ocurrió durante las primeras cuatro horas del bombeo. Tampoco se halló diferencia en la pérdida de grasa entre las bolsas de 100 ml y las de 500 ml.

Los autores concluyen que la adición de un gramo de lecitina de soya por 50 ml de leche humana disminuye la pérdida de grasa durante el bombeo intermitente y puede ayudar a los bebés que requieren bombeo enteral a recibir más calorías.

Estudio de Viabilidad para Promover la Alimentación Exclusiva con Leche Humana por Medio del Uso de la Leche del Final y el Aumento del Volumen de Leche Materna, para Bebés de Bajo Peso (< 1800 gramos) en Nigeria

T. Slusher, R. Hampton, F. Bode-Thomas et al. J Human Lact 2003; 19(2): 191-98.

Como respuesta a la ganancia pobre de peso, al volumen insuficiente de leche materna o a creencias culturales acerca de lo inadecuado de la leche humana, azúcares exógenos, aceites, leches artificiales u otras sustancias se agregan comúnmente a la leche materna que se ofrece a los bebés con bajo peso al nacer (BPN) en los países en vías de desarrollo. Estas prácticas, sin embargo, comprometen los resultados inmunológicos y nutricionales de la alimentación con leche humana y refuerzan las creencias de que la lactancia exclusiva no es adecuada para el crecimiento y desarrollo de los bebés. Este estudio de viabilidad se realizó para determinar si la alimentación con leche materna del final, sin aditivos exógenos, podía ser utilizada en una unidad de cuidado intensivo neonatal de Nigeria para lograr un aumento adecuado de peso diario (>15 g/día). También buscó determinar si en dicho contexto, la utilización de una bomba extractora de nivel hospitalario para separar la leche del inicio de la del final, era práctica.

Participaron en este estudio doce mamás de 16 bebés pretérmino con BPN (<1800g, peso medio 1384 g) admitidos en la UCIN del Jos University Teaching Hospital entre junio y septiembre de 1999. Las madres vivían en el hospital y allí fueron instruidas en la extracción de leche con una bomba eléctrica doble. Las extracciones debían realizarse cada 2-3 horas hasta que el flujo de leche cesara y no por un intervalo determinado de tiempo. Se les enseñó a recolectar la leche del final observando el momento en el cual la leche se hacía «más oscura y espesa». En ese momento las madres interrumpían el bombeo, vertían la leche del comienzo en una taza y comenzaban a recolectar la leche del final en otra. Una vez que los bebés eran capaces de tolerar tomas de leche humana > 100 ml/kg/día, se introducía la leche del final. Por 8 a 15 días, se administraron tomas intermitentes de leche del final en intervalos de 2-3 horas. Adicionalmente a la lectura realizada durante los cuatro días anteriores a la intervención, el peso de los bebés se registró en tres momentos: del inicio al final del protocolo de la leche del final, desde el momento en que los bebés fueron dados de alta hasta siete días después, y luego desde los ocho días hasta los 16-23 días posteriores a ser dados de alta.

La ganancia media de peso de los bebés durante el período previo fue de 10,1 g/día y de 18,8 g/día durante la intervención con leche del final. El volumen medio de leche materna recogida fue de 342 ml/kg/día, es decir un 90% mayor al volumen requerido para proveer las calorías adecuadas para el crecimiento de los bebés. La leche del final representó aproximadamente el 60% del total de leche extraída diariamente. El alto volumen de leche recogida se atribuyó al uso de la bomba eléctrica y a las vaciadas tempranas, frecuentes y completas de los senos. Los autores consideran que este aumento de volumen es el causante de la ganancia de 14,2 y 16,6 g/día observada durante los dos intervalos de seguimiento.
Los autores concluyen que la combinación de alimentación con leche del final y utilización de bomba eléctrica es efectiva y viable en los países en desarrollo, permitiendo alimentación con leche humana sin aditivos exógenos. Sugieren el uso de este protocolo para muestreos al azar y controlados, que incorporen el uso de alimentación con leche del final y uso de la bomba eléctrica.

Traducido por Bárbara de Martiis de Zuleta de Abstracts, noviembre de 2003, vol. 23 No. 1, publicación de La Leche League International, Chicago, Estados Unidos.

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