La Lactancia Actúa como Analgésico en Recién Nacidos Sanos

Liga Internacional de la Leche

L. Gray, L. W. Miller, y B. L. Blass. Pediatrics 2002; 109:590-93.

Se ha observado previamente que algunos sabores, la succión no nutritiva y el contacto piel a piel actúan individualmente como analgésicos en bebés. El propósito de este estudio fue determinar si la lactancia, que combina estos tres componentes, es analgésica en recién nacidos sanos que son sometidos en el hospital al procedimiento, rutinario pero doloroso, de la punzada de talón (heel lance).

El estudio incluyó a treinta recién nacidos sanos, a término y amamantados, nacidos todos en el Boston Medical Center en Boston, Massachusetts y el Beverly Hospital en Beverly, Massachusetts entre enero y noviembre de 1999.

Los participantes fueron distribuidos al azar en dos grupos, 15 en el grupo de intervención y 15 en el grupo de control.

El procedimiento de la punzada de talón fue programado para coincidir con la siguiente toma de leche, existiendo un promedio de tiempo entre la última lactada y el procedimiento de 198 minutos en el grupo amamantado y 197,5 minutos en el grupo de control.

Fue este el primer procedimiento de punzada de talón para todos los bebés y ninguno de ellos había sido previamente circuncidado.

Todas las punzadas de talón fueron practicadas por el mismo médico usando como instrumento un (spring-loaded lancing) para estandarizar el procedimiento de obtener sangre para el Newborn Screening Program Blood Test.

La preparación de los bebés para el estudio consistía en poner en su región torácica tres electrodos inofensivos y un parche caliente en uno de los talones. Los bebés del grupo de control fueron envueltos en mantas y acostados de lado en sus cunas. Los del grupo de intervención fueron devueltos a los brazos de sus madres vistiendo solamente un pañal. Las madres se reclinaron y acunaron a sus bebés durante la lactada para mantener contacto total piel a piel a lo largo del procedimiento. Una vez el bebé lograba un buen agarre, ellos y sus mamás eran cubiertos con dos mantas que dejaban ver la cara del bebé.

Para cada bebé el estudio se iniciaba con una filmación de su cara durante la lactada o el descanso (en el grupo de control). Un monitor anunciaba la frecuencia cardíaca cada 10 segundos. Después de fijar la frecuencia basal por un período de 2 minutos se retiraba el parche caliente y se humedecía el talón con alcohol. Se procedía entonces a realizar la punzada de talón. Luego de que la recolección de sangre se completaba y se ponía un vendaje, seguía una fase de recuperación de 2 minutos. El estudio completo tenía una duración de 7 a 8 minutos aproximadamente.

Las videocintas fueron registradas por asistentes de investigación quienes desconocían tanto el diseño del estudio, como el número de grupos de estudio. Los gestos faciales aparecidos en la videocinta – cejas abultadas, ojos apretados, nariz y boca doblada – fueron registrados continuamente. El llanto y la frecuencia cardíaca se registraron del audio de la cinta con el video en blanco. El llanto se registró continuamente como la presencia de un sonido audible y la frecuencia cardíaca en intervalos de 10 segundos.

La lactancia antes, durante y después de la recolección de sangre dio como resultado menos llanto y gestos, en el grupo de intervención. Los bebés amamantados lloraron un 91% menos e hicieron un 84% menos de gestos faciales que los bebés del grupo de control durante la recolección de sangre; 11 de los 15 bebés amamantados no lloraron ni hicieron gestos durante el procedimiento. Sólo 1 de los 15 bebés amamantados lloró durante la fase de recuperación, con una duración de 10 segundos. En el grupo de control, la duración del llanto durante la recuperación, fue de 28 segundos en promedio. El promedio de aumento de la frecuencia cardíaca entre la frecuencia basal y la fase de recolección de sangre fue de 29 lpm en el grupo de control, contra 6 lpm en el grupo de bebés amamantados.

Los autores del estudio concluyen que la lactancia es un potente analgésico para recién nacidos que son sometidos al procedimiento de punzada de talón. Sugieren que analgesia y reducción de estrés deberían ser añadidos a la larga lista de beneficios comprobados de la lactancia.

Aceptación de la Leche Materna por Parte del Bebé, Después de que la Madre ha Realizado Ejercicio Físico

por Kc S. Wright, T. J. Quinn, y G. B. Carey.
Pediatrics 2002; 109(4):585-89

Investigadores han reportado previamente que el nivel de ácido láctico en la leche humana, se incrementa luego de que la madre realiza ejercicio físico vigoroso, y que los bebés de estas madres tienden a aceptar menos la leche que se produce después del ejercicio.

Participaron en este estudio 24 mamás de 2 a 4 meses post-parto. Eran todas mujeres sanas, no fumadoras, con una masa corporal que indicaba que no eran obesas. Todas se encontraban dentro de los rangos normales de composición corporal y máxima oxigenación. La leche materna constituía al menos el 80% de la dieta de los bebés y todos ellos habían tenido experiencias exitosas en la alimentación con biberón.
Todas las participantes recibieron información sobre las recomendaciones dietarias durante la lactancia. También se les instruyó acerca de no consumir durante el período de prueba repollo, brócoli, ajo, vainilla y alcohol ya que se sabe que estos productos afectan el sabor de la leche materna y podrían tener un impacto sobre su aceptación por parte del bebé.

Cada participante fue a laboratorio de ejercicio fisiológico 4 veces: una para orientación, una para la prueba de ejercicio de máxima intensidad, una para la prueba de ejercicio moderado (20% por debajo del umbral de ácido láctico), y una para la sesión de control en reposo. Las sesiones de prueba fueron separadas al menos por 3 días. No se evaluó el nivel de ejercicio que las participantes tenían previamente.

Los bebés fueron amamantados de 2 a 3 horas antes de las sesiones de prueba. Las madres extrajeron su leche después de cada sesión usando una bomba eléctrica de uso hospitalario. La temperatura y el volumen de la leche fueron medidos inmediatamente después de la extracción. Los niveles de ácido láctico se midieron usando un analizador de ácido láctico portátil, el cual arroja resultados idénticos a los del spectrophotometric assay. Un minuto después de que la temperatura y el volumen fueron registrados, la leche era transpasada a un biberón y la madres la ofrecían a su bebé. Una cámara de video registró cada sesión de alimentación por 10 minutos. Al final de la toma las madres catalogaban el nivel de aceptación de la leche por parte de su bebé. Tres consultores de lactancia certificados por la IBLCE revisaron cada grabación y catalogaron el nivel de aceptación de la leche por parte del bebé, usando la misma escala de las mamás, la cual va desde 1 (pobre) hasta 10 ( excelente).

Los datos fueron analizados utilizando un análisis de medidas repetidas de diseño de variables.

Las variables dependientes incluían ácido láctico en la leche, temperatura de la leche, aceptación de la leche por parte del bebé y volumen de leche consumida.

Mientras que los niveles de ácido láctico en la leche humana fueron ligera pero significativamente más altos después de 1 hora de la prueba de ejercicio máximo, no hubo diferencia en los niveles de ácido láctico antes y después del ejercicio moderado. La aceptación de la leche por parte del bebé, la temperatura de la leche y la temperatura de la piel de la mamá no fueron significativamente diferentes antes y después de ninguna de las sesiones.

Los investigadores concluyen que tanto el ejercicio moderado como de máxima intensidad no afectan la aceptación por parte del bebé de la leche extraída. Anotan que otros factores como sudor y cambios de olor, pueden influir en la manera en la que los bebés amamantan directamente del seno después del ejercicio. Los médicos deben animar a las mujeres lactantes a hacer ejercicio, sabiendo que la lactancia y el ejercicio son compatibles.

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