Soporte Nutricional en Niños con Enfermedad Diarreica Persistente, Aspectos Generales de la Realimentación
Las características de la alimentación de los niños con EDP dependen de la severidad de la diarrea, el tiempo de duración y por lo tanto de la gravedad de la lesión de la mucosa intestinal y el estado nutricional39.
El suministro de Energía y otros nutrientes debe garantizar la ganancia de peso; para lo cual se requiere que la cantidad de energía aportada por la alimentación sea de 150 a 200 Kcal/Kg/d, manteniendo una relación Kcal/Proteína de 30 – 40 Kcal/g Proteína. La grasas deben proporcionar el 30% de las calorías totales y los carbohidratos el 55%.
La lactancia materna debe continuar durante los episodios de diarrea y solo en casos de intolerancia comprobada tanto por clínica como por métodos paraclínicos, se suspenderá temporalmente.
La reposición de agua y electrolitos ocasionadas por las pérdidas fecales se debe realizar con sales de rehidratación oral OMS (SRO) o usando otras terapias de hidratación, de acuerdo al estado clínico del niño y la tolerancia de la vía enteral.
Cuando exista daño severo de la mucosa intestinal, DNT e infecciones asociadas, utilizar dietas modificadas o especiales que contengan como fuentes de nutrientes:
Carbohidratos: Polímeros de glucosa o maltodextrinas
Grasas: Mezcla de ácidos grasos escenciales y triglicéridos de cadena media.
Proteínas: Hidrolizados, péptidos, aminoácidos, pollo, huevo o caseina
Suplementar la alimentación con Vitamina A, Acido Fólico y Zinc con base en los requerimientos establecidos para la edad por la “Recommended Dietary Allowances” (RDA)40.
En general algunos autores41,42, consideran que niños menores de 3 meses, desnutridos con diarrea bacteriana o infección severa por rotavirus, pueden beneficiarse con una alimentación libre de lactosa.
La decisión de alimentar con LACTOSA a un niño con DP depende del estado nutricional, el cual está directamente relacionado con la duración y severidad de la diarrea; es decir, a niños sin compromiso nutricional o con desnutrición leve se les probará la tolerancia a la lactosa, con dosis que no superen los 3g/Kg/d43, 44, mientras a los Desnutridos severos se les realimentará con dietas libres de lactosa por un mínimo de 3 semanas.
En conclusión, para minimizar el riesgo de fracaso durante la realimentación de niños con EDP se debe tener en cuenta:
1. Valorar el estado de hidratación para iniciar la realimentación, verificándo que esté hidratado.
2. Evaluar el estado clínico y la aceptación de la vía oral para seleccionar la vía de alimentación
3. Determinar el tiempo de duración de la diarrea
4. Cuantificar las pérdidas fecales
5. Evaluar el estado de nutrición
6. Identificar la presencia de infecciones asociadas o complicaciones
7. Valorar la presencia de sustancias reductoras
Los parámetros anteriores le permitirán seleccionar los componentes de la dieta.
Para determinar el volumen y la concentración de la alimentación que se debe suministrar tenga en cuenta:
1. Calcular la dieta sobre la base de 150 Kcal/Kg/d, Cal/Proteína =30, Grasa = 30% de las calorías y Carbohidratos 55 – 60%. Si va a utilizar lactosa, preparar la mezcla con una dosis de 3 g/Kg/d.
2. Adicionar a la preparación una tableta de Zinc durante los tres primeros días y luego disminuir a ½ tableta, con el fin de garantizar el aporte adecuado de zinc y vitamina A.
3. Comenzar con un volumen de 75 ml/Kg/d, con infusión continua. Si se observan signos de intolerancia inicie con un menor volumen a razón de 50 ml/Kg/d.
4. Incrementar diariamente en 25 ml/Kg/d, para que al cuarto o quinto día el niño reciba los requerimientos totales en su alimentación.
5. Mantener una infusión de líquidos por vía venosa para mantener un volumen total de líquidos a razón de 150 ml/kg/d; por ejemplo 75 ml/kg/d por vía oral y 75 ml/Kg/d por vía venosa adicionando entre 20-40 mEq/Kg/d de sodio, 20-40 mEq/Kg/d de potasio e ir disminuyendo progresivamente de acuerdo a la tolerancia de la alimentación.
Evaluar diariamente ganancia de peso, pérdidas fecales, estado clínico, aceptación de la alimentación, con el fin de hacer modificaciones a la terapia nutricional, si es necesario.
En la medida de las posibilidades terapéuticas disponibles, en las instituciones de salud que manejan niños con EDP, se recomienda iniciar con las dietas que contengan sus nutrientes en su forma más elemental, pero que sean de baja osmolaridad y garanticen el aporte de nutrientes requeridos e ir pasando gradualmente hacia dietas más completas de acuerdo a la evaluación de la restauración de la mucosa intestinal.
La rehabilitación nutricional con dietas de eliminación empezando por pruebas de tolerancia a la lactosa, también son una opción, pero requieren mayor tiempo hasta identificar clínicamente cual es el sustrato mejor tolerado por una mucosa severamente alterada.
El equipo interdisciplinario debe valorar el costo beneficio de la terapia nutricional seleccionada, la disponibilidad de dietas especiales en la institución y el estado clínico-nutricional del niño con EDP, con el fin de minimizar los riesgos de fracaso del tratamiento y disminuir la estancia hospitalaria.
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