Las Críticas a la Hipótesis del Bonding

La publicación de trabajos sobre el bonding han provocado numerosas protestas de parte de autores que no comparten esta ideología. En efecto, éstas son numerosas y tocan casi todos los aspectos del fenómeno.

Las críticas del origen de la Hipótesis

En primer lugar, a la base de la hipótesis y la investigación sobre el vínculo en los animales, son fuertemente criticados. De un parte, Herbert y cols (1982) llaman la atención sobre los estudios de Gubernick (1979,1980,1981) en donde se demuestra que la aceptación del cabrito por la cabra no depende de una preparación materna, si no por la ausencia de “marcaje” dada a los pequeños por otra madre. De otra parte, Lamb y Hwang (1982) indican que la literatura disponible sobre el bonding entre los animales, no constituye una base sólida para emitir las hipótesis de que los cambios hormonales serían el origen del comportamiento materno humano o que existe un periodo de sensibilidad materna ( o periodo crítico). De hecho, ellos afirman que entre los mamíferos este periodo crítico constituye la excepción más que la regla y que los humanos no comparten ninguna característica, en ellos ni en el plan de la organización social, ni en la ecología humana ni en las características de recién nacidos, con las especies entre las que este periodo es observado.

Además, la proporción de comportamientos determinados de manera hormonal o genética son mucho más importantes, en la parte superior de la escala filogenetica, que en la inferior. Por otra parte, la prueba de una base biológica más que de un proceso de aprendizaje respecto al comportamiento materno, no está establecido. Los niveles de hormonas maternas no han sido analizadas a fin de verificar la hipótesis de una diferencia entre las madres que hayan vivido contactos prolongados e inmediatos y en aquellas que no lo hayan vivido. Así según los datos disponibles actualmente, las hormonas podrían facilitar el desarrollo de la eficacia a nivel del comportamiento materno, y no provocarlo.

Las críticas al Estudio de Klaus y Kennell

El estudio longitudinal de Klaus y Kennell y sus colaboradores ha sido objeto de numerosas críticas. Para muchos autores, este estudio que es el punto de partida y modelo para un gran número de estudios importantes sobre el bonding, necesita mostrar sus fortalezas y debilidades con el fin de concederles la importancia que se merecen.

Globalmente, Eyers (1992) consideró que Klaus, Kennell y sus colaboradores pediatras utilizan postulados diferentes a los empleados por los psicólogos que criticaron su investigación. Según ella, el paradigma pediátrico es inadecuado para estudiar los problemas que estas investigaciones tienden a resolver. La maternidad y las relaciones familiares son tratadas como si ellas pudieran ser reducidas a fenómenos biológicos por los cuales, variando un poco la cantidad, se podrían obtener los cambios regulares dentro de la vida de los individuos. Cada pareja madre-hijo es también tratada como si ella fuera un caso clínico para el cual un tratamiento médico podría prescribirse con base en la opinión del médico.

Lamb (1982b;c; Lamb y Hwang, 1982), de su lado, critica con mucho más detalle este estudio (Klaus y cols, 1972). En primer lugar, él menciona que en el grupo experimental conformado por las madres beneficiadas a la vez de un contacto inmediatamente después del nacimiento y de un contacto prolongado con su hijo, es imposible determinar a quien son atribuibles las diferencias observadas, y por consiguiente, demostrar la existencia de un periodo de sensibilidad materna.

Además, todas las madres están hospitalizadas juntas, las madres del grupo experimental están conscientes de que se benefician de un tratamiento particular y esto puede influenciar su comportamiento. También las enfermeras y el personal médico (incluyendo al médico que conduce el examen pediátrico) conocían la repartición de las madres en los grupos. Así, el tratamiento dado a las madres puede ser diferente en función del grupo al que ella pertenece y es lo mismo si las enfermeras pasan el mismo tiempo con todas las madres.

Por otra parte, la forma en la cual las 5 madres de cada grupo son escogidas para la evaluación del lenguaje materna y 2 años después del nacimiento (Ringler y cols, 1975) no es claro. Igualmente, la interpretación de los resultados obtenidos es difícil, pues no se sabe cuantas medidas fueron tomadas; las mediciones son descritas inadecuadamente y las diferencias reportadas revelan que el patrón del lenguaje materno varía entre los dos grupos, más nada indica que uno sea mejor que el otro. Finalmente la toma de medidas al mes y a los 5 años, son una pequeña proporción de todas las medidas tomadas (respectivamente 5 sobre al menos 75 y 7 al menos sobre 70) y revelan unas diferencias significativas que pueden ser producto del azar. Myers (1984a) igualmente formula numerosas críticas a este estudio. Efectivamente, además de las críticas enunciadas por Lamb, ella menciona que al año, las observaciones recogidas durante la situación de alimentación y los episodios de separación no son analizados en razón de una diferencia inexplicable a nivel del desarrollo psicomotor de los infantes. Además, tanto al año como a los 2 años, no son mencionados ni los comportamientos incluidos en el análisis, ni el número de comportamientos incluidos o el número de test efectuados, de tal manera que el lector no puede determinar la probabilidad de que las diferencias significativas observadas sean debidas al azar. También, este conjunto de estudios no considera adecuadamente el error estadístico que se debe al hecho de efectuar un gran número de test estadísticos unilaterales sobre los mismos datos. Otro problema mayor concierne a la validez de las variables dependientes utilizadas y específicamente, la relación entre estas medidas y los sentimientos de afecto (bonding) que el contacto madre – hijo produce. Por ejemplo, las variables de lenguaje materno medidas por Ringler y cols (1975) no tienen ninguna relación con el afecto materno. Finalmente, de la misma manera que no es claro que las madres no son conscientes del tratamiento especial, tampoco es evidente que los observadores no sean conscientes del grupo al cual pertenecen las madres.

Las Críticas del Conjunto de la Investigación sobre el Bonding

Dentro de todo el debate en torno al fenómeno del bonding, las criticas no solamente atacan el estudio de Klaus y Kennell y cols. En efecto, cada uno de los estudios subsecuentes sobre el bonding corrieron la misma suerte. En general, las criticas de los autores no se adhieren a la ideología del bonding (Elliot, 1983; Eyers, 1992; Goldberg, 1983; Herbert, Sluckin y Sluckin, 1982; Lamb, 1982a;b;c; Lamb, Campos, Hwang, Leiderman, Sagi y Svedja, 1983; Lamb y Heang, 1982; Myers, 1984a;b; Svedja, Pannabecker y Emde, 1980) y atacaron estos estudios sobre los puntos que se mencionan a continuación. En primer lugar, reprochó a todos los defensores de la ideología del Bonding que no tienen operacionalizado correctamente el término Bonding. Cuales son los comportamientos que son criticados por evaluar el lazo afectivo madre – hijo? Ninguna respuesta clara fue dada a esta pregunta y ningún esfuerzo fue hecho por mostrar que los comportamientos observables objetivamente están ligados a los sentimientos y actitudes maternas reportadas.

Esta falta de una operacionalización lleva a los autores a estudiar los comportamientos diferentes, y es por esto que la pertenencia con relación al bonding es a veces discutible. Por ejemplo, de Chateau y Wiberg (1977) reportaron diferencias significativas al nivel de la posición adoptada más frecuentemente por las madres, 36 horas después del nacimiento (Elliot, 1983; Eyers, 1992; Herbert y cols, 1982; Lamb, 1982a, c; Lamb y cols, 1983; Lamb y Hwang, 1982; Myers, 1984a, b;Svedja y cols, 1982;Svedja y cols, 1980).

Además, a nivel de la metodología empleada, se señaló que muchos aspectos podrían influenciar los resultados y no son controlados en las investigaciones sobre el bonding. Por ejemplo, las diferencias introducidas por el tratamiento del personal médico que saben que las madres del grupo experimental son especiales, puede ser el responsable (Eyer, 1982; Lamb, 1982a,c; Lamb y cols 1982; Lamb y Hwang, 1982). Por otra parte, los autores no están siempre seguros de que los observadores no están al corriente del grupo al cual pertenece cada madre, de que los grupos de las madres sean comparables a la salida, que las madres sean asignadas aleatoriamente con las diferentes condiciones experimentales, que el tratamiento es equivalente para cada grupo en función de factores importantes (sexo y peso del infante, dificultad del trabajo de parto y del nacimiento, la edad de la madre, nivel de educación, raza, antecedentes culturales) (Elliot, 1982; Eyer, 1992; Golberg, 1983; Lamb, 1982a,b,c; Lamb y cols, 1983; Lamb y Hwang, 1982; Svedja y cols, 1982). Estas son todas las variables que pueden influenciar los resultados. Además, la comparación efectuada en la mayoría de los estudios no implica únicamente un contacto inmediatamente después del nacimiento. Un contacto prolongado, un contacto privilegiado con las enfermeras y sus estímulos, son otras variables que se encuentran en ciertos estudios y que son susceptibles de modificar los datos (Goldberg, 1983; Lamb, 1982c; Lamby cols, 1983; Myers, 1984a, b). Así, es difícil concluir que los cambios a nivel del comportamiento materno reportados en la literatura sean de verdad atribuibles a un contacto postnatal entre la madre y su hijo.

Los estudios sobre el bonding son igualmente criticados fuertemente respecto a la toma de las mediciones y sobre el tratamiento estadístico. En efecto, fue reprochado el empleo de medidas múltiples y no reportar que la pequeña proporción produce diferencias significativas. Por otra parte, el número de las diferencias significativas observadas giran generalmente alrededor del número esperando como resultado debido al azar y ellas aparecen muy a menudo significativas de manera marginal. Ciertos comportamientos, particularmente aquellos implicados en el cuidado, no parecen afectados por un contacto temprano después del nacimiento. (Eyers, 1992; Goldberg, 1983; Lamb, 1982a,c; Lamb y cols, 1983; Myers, 1984 a,b; Svejda y cols, 1980). Además, muchos estudios que reportaron resultados significativos a corto plazo para ciertas madres en ciertas circunstancias, desaparecieron sus efectos luego de ser seguidos a largo plazo. Así, los efectos observados son claramente muy débiles a corto plazo y efímeros por ser significativos a nivel clínico o práctico (Lamb, 1982b, c; Lamb y cols, 1983; Myers, 1984 a,b). De otra parte, muchos estudios no mencionaron el número de medidas empleadas, cuantas de ellas son independientes o mutuamente excluyentes o cuantos test estadísticos son conducidos, lo que hace difícil deducir que las diferencias son debidas al azar. Así, los puntajes son a veces combinados artificialmente para crear puntajes compuestos de significación dudosa (Eyer, 1992; Goldberg, 1983, Myers, 1984 a,b). En fin, en razón del gran número de test estadísticos unilatera les que utilizan los mismos datos, el peligro de cometer un error de tipo Y a nivel de la prueba de hipótesis es grande en el número de estudios (Lamb y Hwang, 1982).

Un último problema asociado a estos estudios concierne a la no reproducción de los resultados de un estudio a otro. Igualmente, si muchos estudios reportan efectos positivos, los estudios comparables no mostraron generalmente los mismos efectos con las medidas similares. Además, los estudios longitudinales no hallaron las mismas diferencias en las observaciones sucesivas de los mismos sujetos (Eyer, 1992; Goldberg, 1983; Lamb, 1982a; Lamb y cols, 1983; Lamb y Hwang, 1982; Myers, 1984a,b; Svejda y cols, 1982).

Los autores de los estudios criticados tienden en general a defender sus estudios, criticando los estudios donde los resultados no apoyaron la hipótesis del bonding y atacando la credibilidad de los autores de las criticas (Anisfeld, Curry, Hales, Kennell, Klaus, Lipper, O´Connor, Siegel y Sussa, 1983; Kennell y Klaus, 1984; Klaus y Kenell, 1983).

Además Klaus y Kennell (1983) citan a Bateson (1979) para justificar los resultados inconsistentes obtenidos por los estudios sobre el bonding. En efecto, se nota que la posibilidad de reproducir las pruebas que apoyan la existencia de un periodo de sensibilidad maternal depende frecuentemente de las condiciones en las cuales ellas fueron obtenidas. klaus y Kennell mencionan igualmente que los mismos resultados son diferentes de un estudio a otro. Es interesante constatar la similitud del cambio a nivel del comportamiento materno.

Conclusiones

Además de los artículos publicados por los defensores de la teoría del bonding, la consecuencia más importante del análisis crítico de los estudios sobre el bonding es el cambio de posición de Klaus y Kennell respecto al periodo de sensibilidad materna. En efecto, en 1972, ellos afirmaron que este período existe, mientras que en 1984, ellos dijeron que habían especulado que había un período de sensibilidad de algunas horas o días después del nacimiento durante el cual el contacto con el bebé podría desencadenar al máximo la relación entre la madre y su hijo. Kennell y Klaus ( 1984), dicen no haber sugerido jamás que el contacto después del nacimiento es el único determinante del desarrollo posterior del infante, independientemente de todas las otras cosas que pueden pasar a continuación. Además ellos añadieron que los datos sugieren la existencia de un período especial para el apego de la madre, especial en el sentido en que se produce durante esos tiempos y podría modificar su comportamiento ulterior con respecto a su hijo, al menos durante el primer mes después del nacimiento.

Gracias a este cambio de posición por parte de Klaus y Kennell, enunciaron algunas conclusiones sobre las cuales parecen entenderse tanto los defensores de la hipótesis del bonding como los autores que no se adhieren a esta hipótesis, resultado de este debate.

En primer lugar, la importancia de las primeras horas después del nacimiento no debe ser sobreevaluado. El vínculo es un proceso complejo y dinámico, influenciado por un número importante de factores, que ciertamente varían con el tiempo. Ningún evento único (como el contacto inmediatamente después del nacimiento) tiene efectos que permanezcan significativos a largo plazo en ese contexto (Lamb y cols, 1983). Por otra parte, las madres y sus hijos muestran un abanico de patrones de comportamiento y de interacción muy variado. Además, las habilidades necesarias para cuidar a un niño pueden ser aprendidas como lo demuestran las diferencias observadas entre las madres primíparas y multíparas. El contacto suplementario entre la madre y el hijo después del nacimiento será placentero para la madre primípara, quien está en una posición privilegiada comparativamente a la posición de una madre multípara con más entrenamiento y experiencia (de Chateau, 1981). Así, el período neonatal de contacto entre la madre y su hijo será una oportunidad para la madre y para el niño de intercambiar las señales que pueden ser importantes en el establecimiento de la relación madre – hijo.

En segundo lugar, la acumulación de pruebas, proveniente a la vez de estudios animales y estudios humanos, no puede demostrar ni invalidar la existencia de un breve periodo después del nacimiento durante el cual la madre esta en condiciones más óptimas para vincularse a su hijo (Eyers, 1992). Demasiadas debilidades en los estudios positivos y demasiados resultados negativos en los estudios restantes pueden sugerir que el contacto madre-hijo inmediatamente después del nacimiento es central en la génesis del afecto materno hacia su hijo. Así, las pruebas empíricas no están en capacidad de soportar la afirmación de que el contacto inmediatamente después del nacimiento tiene efectos clínicamente significativos para la mayoría de las mujeres (Lamb y cols, 1983). El contacto parece afectar ciertas madres en ciertas circunstancias (Lamb y Hwang, 1982). En consecuencia, ninguna prueba clara puede apoyar la idea de que un contacto inmediatamente después del nacimiento es esencial en el desarrollo óptimo posterior del infante (Elliot, 1983). Sin embargo, si los beneficios de tal contacto no pueden ser demostrables, no se requiere decir que el bebé no puede estar emocionalmente satisfecho por la madre y viceversa (Lamb, 1982b). En los estudios sobre actitudes y sentimientos maternos derivados de tal contacto (Kennell, Trause y Klaus, 1975; Seashore y cols, 1973 citados por Lamb y Hwang, 1982), se puede observar una disminución de la ansiedad materna y un aumento de la confianza en si misma aún si ningún efecto a largo plazo sobre la relación madre-hijo o sobre el comportamiento materno, no parece. Así, el efecto de un contacto inmediatamente después del nacimiento podría ser manifestado a través de las actitudes de la madre, y no de sus comportamientos.

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