Lactancia Materna y Uso de la Leche Humana

Liga Internacional de la Leche

Academia Americana de Pediatría
Grupo de Trabajo en lactancia Materna

Resumen:

Las actuales declaraciones sobre lactancia materna reemplazan declaraciones previas de la Academia Americana de Pediatría, reflejando los considerables avances que han ocurrido en años recientes en el conocimiento científico de los beneficios de la lactancia materna, en los mecanismos que subyacen a estos beneficios y en la práctica del amamantamiento. Este documento resume los beneficios de la lactancia para el niño, la madre y la nación, y establece, más adelante, los principios para orientar al pediatra y otros miembros del equipo de salud en la iniciación y mantenimiento de la lactancia materna. Las declaraciones también delinean las diversas formas en las cuales los pediatras pueden promover, proteger y apoyar la lactancia materna, no solamente en su práctica individual, sino también en el hospital, en la facultad de medicina, en la comunidad y en la nación.

Historia e Introducción:

Desde su creación, la Academia Americana de pediatría (AAP) ha sido una firme partidaria de la lactancia materna como la forma óptima de nutrición para los niños pequeños. Una de las primeras publicaciones de la AAP fue el manual en 1948, “Normas y Recomendaciones para el Cuidado Hospitalario de los Recién Nacidos”.

Este manual incluyó una recomendación para hacer todos los esfuerzos necesarios para que todas las madres amamanten a su bebé recién nacido sano. Una preocupación principal de la AAP ha sido el desarrollo de guías para una apropiada nutrición de los niños pequeños y grandes. Las actividades, declaraciones y recomendaciones de la AAP continuamente han promovido la lactancia materna como el fundamento de unas buenas prácticas de alimentación.

La Necesidad:

Una extensa investigación, especialmente en años recientes, documenta ventajas diversas y convincentes tanto para los niños, como para las madres, las familias y al sociedad, derivadas del hecho de amamantar y de usar la leche humana para la alimentación de los bebés. Estas incluyen beneficios para la salud, para el desarrollo, nutricionales, inmunológicos, psicológicos, sociales, económicos y ambientales.

La leche humana es exclusivamente superior para la alimentación infantil y es específica para la especie; todas las opciones de alimentos sustitutos difieren marcadamente de ella. El bebé amamantado es la referencia o el modelo normativo contra el cual todos los métodos de alimentación alterna deben ser medidos con referencia al crecimiento, salud, desarrollo y todas las demás evoluciones a corto y largo plazo.

La investigación epidemiológica muestra que la leche humana y el amamantamiento de los bebés suministra ventajas con referencia a la salud general, al crecimiento y al desarrollo, mientras disminuye significativamente el riesgo para un gran número de enfermedades agudas y crónicas. La investigación en Estados Unidos, Canadá, Europa, y otros países desarrollados, en poblaciones predominantemente de clase media, suministra una fuerte evidencia que la alimentación con leche humana disminuye la incidencia y/o severidad de diarrea, infección respiratoria baja, otitis media, bacteremia, meningitis bacteriana, botulismo, infección del tracto urinario y enterocolitis necronizante. Hay un número de estudios que muestran un posible efecto protector de la alimentación con leche humana contra el síndrome de muerte súbita del lactante, diabetes mellitus insulino dependiente, enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa, linfoma, enfermedades alérgicas y otras enfermedades crónicas digestivas. La lactancia materna también se ha relacionado con una posible mejora del desarrollo cognitivo.

También hay un número de estudios que indican un posible beneficio para la salud de las mandes. Por largo tiempo se ha conocido que la lactancia materna aumenta los niveles de oxitocina, lo que resulta en un menor sangrado post parto y en una involución uterina más rápida. La amenorrea debida a la lactancia causa una menor pérdida de sangre por las menstruaciones en los meses siguientes al parto, Investigación reciente demuestra que la mujer que lacta tiene un retorno mas temprano al peso pre embarazo, un retardo en el reincido de la ovulación con un espaciamiento aumentado entre los niños, una mejoría en la remineralización ósea post parto con una reducción en las fracturas de cadera en el período postmenopáusico, y una reducción en el riesgo de cáncer de ovario y cáncer de seno premenopáusico.

Adicionalmente a los beneficios individuales para la salud, la lactancia materna suministra beneficios sociales y económicos significativos para la nación, incluyendo una reducción en los costos del cuidado de la salud y una reducción en el abstencionismo del trabajo para cuidado de los niños atribuible a enfermedad. La incidencia significativamente más baja de enfermedad en el niño amamantado permite a los padres más tiempo para la atención de los hermanos y otras obligaciones familiares y reduce la ausencia de los padres del trabajo y la pérdida de ingresos monetarios. Los beneficios económicos directos para la familia también son significativos. Se ha estimado que el costo de la fórmula láctea infantil para el primer año de vida en 1993 fue US$855. Durante los primeros 6 meses de lactancia, la ingesta calórica de la mujer no es mayor para la madre que amamanta que para la madre que no amamanta. Después de este período, la ingesta de comida y líquidos es mayor, pero el costo de este aumento en la ingesta de la madres es cerca de la mitad del costo de la alimentación láctea artificial para el niño. De esta manera se puede esperar una horro de mas de US$400 por niño durante el primer año.

A pesar de los beneficios demostrados de la lactancia materna, hay algunas situaciones en las cuales ésta no sería un beneficio para el niño. Dichas situaciones incluyen el niño con galactosemia, el niño cuya madre usa drogas ilegales, el niño cuya madre tiene tuberculosis activa no tratada y el niño, en Estados Unidos, cuya madre ha sido infectada con el virus de inmunodeficiencia humana. En países con poblaciones que tienen un riesgo aumentado de otras enfermedades infecciosas y deficiencias nutricionales que resulten en muerte infantil, los riesgos de mortalidad asociados con el hecho de amamantar pueden superar el posible riesgo de adquirir la infección por el virus de inmunodeficiencia humano. Aun cuando la mayoría de los medicamentos prescritos son seguros para el infante amamantado, hay algunos pocos medicamentos que las madres pueden necesitar tomar que pueden hacer necesario interrumpir temporalmente al lactancia. Estos incluyen isótopos radioactivos, antimetabolitos, agentes quimioterapéuticos para el cáncer y un pequeño número de otros medicamentos. Excelentes libros y tablas de drogas que son seguras o están contraindicadas en la lactancia materna están disponibles para el médico como referencias, incluyendo una publicación de la AAP.

El Problema:

Aumentar la frecuencia de la iniciación y la duración de la lactancia materna es un objetivo nacional y una de las metas de “Healthy People 2000”. El propósito es “aumentar al menos a un 75% la proporción de madres que amamanten a sus bebés en el período post parto inmediato y al menos un 50% la proporción de las que continúen amamantando hasta que sus bebés tengan 5 ó 6 meses de edad”. Aun cuando la frecuencia de la práctica de amamantar ha aumentado levemente desde 1990, el porcentaje de mujeres que en la actualidad eligen alimentar al pecho a sus bebés es aún menor que a mediados de los 80’s y está muy por debajo de la meta de “Healthy People 2000”. En 1995, 59.4% de las mujeres en EEUU estaban amamantando exclusivamente o en combinación con fórmula al momento de la salida del hospital; solamente el 21,6% de las madres estaba aun amamantando a los 6 meses y muchas de ellas estaban suplementando con fórmula.

Se observa una mayor frecuencia de amamantamiento entre las mujeres con educación secundaria, con ingresos más latos, mayores de 30 años y que viven en las regiones montañosas y del pacífico de los EEUU. Los obstáculos para la iniciación y continuación de la lactancia incluyen apatía por parte del médico y falta de información, insuficiente educación prenatal sobre lactancia materna, políticas hospitalarias de separación de la madre y el hijo, interrupción inapropiada de la lactancias, salida temprana del hospital en algunas poblaciones, falta de seguimiento oportuno, en forma rutinaria, para el cuidado de la salud y visitas domiciliarias post parto, trabajo de la madre, (especialmente en ausencia de facilidades y de apoyo a la lactancia en el sitio de trabajo), ausencia de un apoyo amplio de la sociedad, medios audiovisuales que anuncian la alimentación con biberón cono lo normal, y promoción comercial de la fórmula infantil a través de la distribución de paquetes a al salid del hospital, cupones para obtener la fórmula alimenticia más barata o gratuita y anuncios en televisión o revistas generales.

La AAP identifica a la lactancia materna como el método ideal para la alimentación y crianza de los niños y la reconoce como fundamental para el logro de un estado de salud, crecimiento y desarrollo óptimos en el bebé y el niño. La AAP enfatiza el papel esencial del pediatra en la promoción, protección y apoyo de la lactancia materna y recomienda las siguientes políticas con respecto al amamantamiento.

Prácticas Recomendadas para la Lactancia Materna:

1. La leche humana es el alimento preferido para todos los niño, incluyendo los recién nacidos prematuros y enfermos, con raras excepciones. La decisión final con respecto a la forma de alimentar a su hijo es de la madre. Los pediatras deben suministrar a los padres una información completa y actualizada sobre los beneficios y métodos de lactancia materna para que la decisión sea plenamente informada. Cuando la lactancia materna directa no es posible, se debe suministrar la leche materna extraída y fortificada cuando sea necesario, para la alimentación del recién nacido prematuro. Antes de dar un consejo en contra de la lactancia materna o de recomendar un destete prematuro, el médico debe sopesar ampliamente los beneficios de la lactancia en contra de los riesgos de no recibir la leche humana.

2. La lactancia materna debe empezar tan pronto como sea posible después del nacimiento usualmente dentro de la primera hora. Excepto bajo circunstancias especiales, el recién nacido debe permanecer con la madre a través de todo el período de recuperación. Se debe evitar o minimizar los procedimientos que puedan interferir con el amamantamiento o traumatizar al recién nacido.

3. Los recién nacidos deben ponerse al pecho cada vez que ellos muestren signos de hambre, tales como un aumento en el estado de alerta o de la actividad, y la presencia de chupeteo o búsqueda. El llanto es un indicador tardío de hambre. Los recién nacidos deben ser amamantados aproximadamente ocho a doce veces cada 24 horas hasta la saciedad, usualmente 10 a 15 minutos en cada seno. En las primeras semanas después del nacimiento los bebés que no demandan deben ser animados para comer si han transcurrido cuatro horas desde la última comida. El alojamiento conjunto facilita una iniciación apropiada de la lactancia materna. Observadores entrenados deben realizar una evaluación formal del comportamiento durante el amamantamiento y éste debe ser plenamente documentado en la historia clínica durante las primeras 24 a 48 horas después del parto y de nuevo en la primera visita de seguimiento, la cual debe hacerse 48 a 72 horas después de la salida. El registro que haga la madre del horario de cada sesión de lactancia y su duración, así como de la diuresis y evacuaciones del bebé durante los primeros días de lactancia en el hospital y en la casa, facilita enormemente el proceso de evaluación.

4. No se debe dar ningún suplemento (agua, glucosa en agua, fórmula o parecidos) a los recién nacidos amamantados, amenos que exista alguna indicación médica. Con el conocimiento de los sonidos durante la lactancia y la práctica, rara vez se necesitan suplementos. Los suplementos y los chupos de entretención se deben evitar siempre que sea posible y si se han de usar, que sea solamente después de que la lactancia esté bien establecida.

5. Cuando la salida ocurre en menos de 48 horas después del parto, todas las madres que amamanten y sus bebés deben ser vistos por un pediatra u otro trabajador de la salud con experiencia cuando el recién nacido tenga de dos a cuatro días de edad. Además de medir el peso del bebé y hacer una valoración general de su estado de salud, se debe observar y evaluar la lactancia para tener la evidencia de un comportamiento exitoso durante el amamantamiento. El recién nacido debe ser visto nuevamente a los cinco o siete días de edad para valorar ictericia, una hidratación adecuada y patrones de eliminación apropiados para la edad (al menos seis diuresis y tres a cuatro evacuaciones por día). Todos los recién nacidos deben ser vistos al mes de edad.

6. La lactancia materna exclusiva es el alimento ideal y completamente suficiente para sostener un crecimiento y desarrollo óptimos durante los primeros seis meses después del nacimiento aproximadamente. Los niños destetados antes de los 12 meses de edad, no deben recibir alimentos con leche de vaca pero si deben recibir una fórmula infantil fortificada con hierro. En la segunda mitad del primer año la introducción gradual de alimentos sólidos enriquecidos con hierro debe complementar la dieta con leche materna. Se recomienda que la lactancia materna continúe por al menos 12 meses y, posteriormente, por tanto tiempo como sea mutuamente deseado.

7. Para los niños amamantados generalmente son innecesarios agua, jugos y otras comidas durante los primeros seis meses. En algunos grupos seleccionados de niños puede ser necesario suministrar vitamina D y hierro antes de los seis meses de edad (vitamina D para los niños cuyas madres son deficientes en vitamina D o para niños que no están expuestos a luz solar adecuada y hierro para aquellos que tienen bajos depósitos o anemia). Flúor no debe ser adminsitrado a los bebés durante los primeros seis meses después del nacimiento ya sean ellos amamantados (y los niños alimentados con fórmula) requieren suplemento de flúor solamente si el agua a consumir tiene una deficiencia severa de flúor (menos a 0,3 ppm).

8. En caso de ser necesaria la hospitalización de la madre que amamanta o del bebé, se deben hacer todos los esfuerzos para mantener la lactancia, preferiblemente en forma directa o si es necesario a través de la extracción de la leche y alimentación del niño con la misma.

Papel del Pediatra en al Promoción y Protección de la Lactancia Materna:

Para la creación de un ambiente óptimo para la lactancia materna, los pediatras deben seguir las siguientes recomendaciones:

1. Promover y apoyar la lactancia materna con entusiasmo. Se justifica una posición fuerte a favor de la lactancia materna en consideración a la evidencia extensamente publicada de un desarrollo más adecuado en los niños amamantados y en sus madres.

2. Llegara tener conocimiento y experiencia tanto en la fisiología como en el manejo clínico de la lactancia materna.

3. Trabajar en conjunto con la comunidad obstétrica para asegurar que la mujer reciba información adecuada a través del período perinatal para tomar una decisión plenamente informada acerca de la alimentación del infante. Los pediatras también deben suministrar una educación en lactancia materna apropiada para la edad, tanto en niños como en adultos.

4. Promover políticas y procedimientos hospitalarios que faciliten la lactancia materna. Todas las madres que amamantan en el hospital deben tener a su disposición bombas eléctricas para lo senos y áreas privadas para la lactancia, tanto en los servicios ambulatorios como en los de hospitalización. Se estimula a los pediatras a trabajar activamente en la eliminación de prácticas hospitalarias que desestimulen la lactancia materna (por ejemplo, paquetes con fórmula láctea a la salida y separación de la madre y el niño).

5. Llegar a familiarizarse con los recursos locales sobre lactancia materna (por ejemplo, clíncias y programas de nutrición especiales para mujeres, infantes y niños, consultores y educadores en lactancia, grupos de soporte y sitios de alquiler de bombas para los senos) de tal manera que las pacientes puedan ser remitidas apropiadamente. Cuando se usan servicios de lactancia materna especializados, los pediatras necesitan aclararle a las pacientes del cuidado médico primario del infante. Es esencial una comunicación que asesoran a la mujer que amamanta.

6. Fomentar un cubrimiento rutinario por los seguros de salud para los servicios y suministros necesarios en lactancia materna, incluyendo alquiler de bombas para el seno y el tiempo requerido por los pediatras y otros profesionales licenciados en el cuidado de la salud para valorar y manejar la lactancia materna.

7. Promover la lactancia materna como una parte normal de la vida diaria y fomentar el apoyo familiar y social para el amamantamiento.

8. Desarrollar y mantener una comunicación y colaboración efectiva con otros promotores del cuidado de la salud para asegurar una educación óptima en lactancia materna, apoyo y consejería para la madre y el infante.

9. Recomendar a las madres que retornen a sus médicos para un amplio examen del seno cuando haya terminado la lactancia materna.

10. Promover la educación en lactancia materna como un componente rutinario de la educación médica en la universidad y en la residencia.

11. Fomentar la lactancia materna a través de medios de comunicación visual, como un evento normal y positivo.

12. Animar a los empleadores para que suministren, en el sitio de trabajo, facilidades apropiadas y un tiempo adecuado para la extracción de la leche.

Conclusión

Aun cuando presiones económicas, culturales y políticas a menudo han confundido las decisiones acerca de la alimentación infantil, la AAP se adhiere firmemente a la posición de que la lactancia materna asegura el mejor estado de salud posible así como el mejor desarrollo y la evolución psicosocial mas adecuada para el niño. Un apoyo entusiasta y un compromiso de los pediatras en la promoción y práctica de la lactancia materna es esencial para el logro de un estado de salud, crecimiento y desarrollo óptimos en el niño.

Las recomendaciones dadas en este artículo no indican un curso exclusivo de tratamiento o sirven como una norma de cuidado médico. Algunas variaciones pueden ser apropiadas, teniendo en cuenta las circunstancias individuales.

Bibliografía

Las 111 referencias de este artículo pueden ser consultadas en la revista original.

Grupo de Trabajo en la Lactancia Materna:

Lawrence M. Gartner, MD, Chaiperson
Linda Sue Black, MD
Antoinette P. Eaton, MD
Ruth A. Lawrence, MD
Audrey J. Naylor, MD, DrPH
Marianne E. Neifert, MD
Donna O’Hare, MD
Richard J. Schanler, MD
ENLACES
Michael Georgieff, MD
Comité de Nutrición
Yvette Piovanetti, MD
Comité de Servicios de Salud a la Comunidad
John Queenan, MD
Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos
Artículo original publicado en PEDIATRICS Vol 100 No.6 Diciembre 1997.
Traducido por Claudia M. Betancourt G. Médico Pediatra.

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