Desnutrición hospitalaria
Discusión
La desnutrición hospitalaria continúa siendo un problema pobremente reconocido por la comunidad científica y el personal de salud, tanto clínico como administrativo. Es una condición que tiene un impacto negativo sobre la morbimortalidad, los costos de atención y la calidad de vida del paciente hospitalizado.
El riesgo de desnutrición detectado en este estudio fue de 61,1 % entre los pacientes hospitalizados, mayor que en la mayoría de los estudios internacionales, cuyos resultados son muy disímiles entre sí: Suiza, 18 % (5); Suecia, entre 22 % y 34 % (6); Portugal, entre 28,5 % y 47,3 % (7); Espana, entre 40,2 % y 59,9 % (8,9); Sarajevo, 58 %(10); Irlanda, 40 % a 46 % (11); Dinamarca, 39,9 % (12), y China, entre 20,8 % y 38,8 % (13).
La prevalencia de desnutrición hospitalaria hallada en esta investigación es similar a la de los países latinoamericanos. En el estudio IBRANUTRI de Brasil, se evidenció un riesgo nutricional de 48,1 % (14) y en el estudio multicéntrico ELAN, llevado a cabo en 13 países (sin participación de Colombia), uno de 50,1 % (15). Los datos se correlacionan con las escasas publicaciones y estudios encontrados en nuestro país, en los que el riesgo oscila en un amplio rango de 23 a 71 % (16-18), posiblemente por la variabilidad de los métodos de evaluación y las categorías de las instituciones evaluadas. Sin embargo, no se encontraron datos publicados sobre el riesgo nutricional en el paciente hospitalizado en nuestra región, lo que consolida la presente investigación como la pionera en el ámbito de la tamización nutricional.
Es necesario resaltar que en la evaluación, todos debían poder mantenerse de pie para tomar el peso y la talla, lo cual pudo generar la exclusión de pacientes de alto riesgo que no cumplían con esta condición, por lo que la prevalencia del riesgo nutricional podría ser incluso superior.
La escala NRS 2002, utilizada para categorizar el riesgo nutricional, es la herramienta de tamización más recomendada para este grupo de pacientes (20, 23-26) y con una buena exactitud entre observadores, con un valor de kappa de 0,76 (20), lo que da mayor solidez a los hallazgos de la investigación.
El promedio de la edad fue bajo (47 anos) comparado con otros estudios (5-16), lo que asoció con un escaso número de mayores de 65 anos (56 pacientes). Al evaluar el riesgo nutricional en estos grupos etarios, se encontró un valor de p muy próximo a tener significancia estadística (0,068); esto permite deducir que, en una muestra con un mayor número de mayores de 65 anos, este valor podría ser significativo y la edad se comportaría como un factor de riesgo asociado, teniendoen cuenta que el 88 % de ellos presentó algún grado de riesgo nutricional. Aunque un bajo promedio de edad se ha asociado con un menor riesgo de desnutrición, en este estudio se evidenció una elevada prevalencia de la misma (61,1 %).
El riesgo nutricional en hombres fue mayor en proporción (55 %) que el de las mujeres (33 %). Esto es contrario a lo encontrado en un estudio del Hospital Universitario Barrios Unidos en Bogotá, en el que se encontró mayor riesgo nutricional en las mujeres, debido a un mayor grado de estrés metabólico, el cual se consideró como su segunda causa (16). Al relacionar la edad media con el sexo, no se encontró significancia estadística alguna para inferir que el mayor porcentaje de riesgo en el sexo masculino podría depender de la influencia de otros factores como la diferencia en la edad.
La mayoría de los pacientes pertenecía al servicio de urgencias (91 %), debido al limitado número de camas de hospitalización que los obliga a permanecer en las salas de observación antes de poder trasladarlos al servicio correspondiente; en ocasiones, trascurrieron más de 48 horas, lo cual impidió su inclusión en este estudio. Aunque el lugar de hospitalización no tuvo relevancia estadística sobre el riesgo nutricional, sería importante evaluar una muestra distribuida más uniformemente en los diferentes servicios, debido a que en otros estudios se evidencia mayor riesgo nutricional en los servicios de cirugía, geriatría y medicina interna (27-28).
El estrato socioeconómico y el régimen de salud están correlacionados con las características sociodemográficas propias de los pacientes, lo que explica el gran número de afiliados al régimen subsidiado y pertenecientes a los estratos socioeconómicos 1 y 2, características de la población más vulnerable atendida en las instituciones de salud estatales. Sin embargo, no es posible establecer una relación entre el régimen de salud y el riesgo nutricional debido a la baja proporción de pacientes diferentes al régimen subsidiado atendidos en la institución de salud estatal.
El riesgo nutricional es más notorio en los estratos socioeconómicos más bajos, pero al observar la poca significancia de p, se puede afirmar que no hay relación entre estos dos factores.
No se encontró asociación entre el diagnóstico al ingreso y el riesgo nutricional, al obtener una baja significancia estadística (p=1,77); esto no concuerda con lo encontrado en la literatura científica que indica mayor prevalencia de riesgo nutricional en enfermedades digestivas, respiratorias y neoplásicas 1629).
Al encontrarse un alto riesgo nutricional y un elevado porcentaje (67,36 %) de IMC por encima de 20,5 kg/m2, si se utiliza este índice como único criterio solo se consigue un subregistro del verdadero estado nutricional del paciente (30-31). Por esta razón, en la escala NRS 2002 se incluyen otras variables como reducción de ingestión de alimentos, pérdida de peso y gravedad de la enfermedad, variables que en este estudio tuvieron significancia estadística con una p menor de 0,05, como era de esperarse.
En conclusión, en este estudio se confirma la alta prevalencia de riesgo nutricional en los pacientes hospitalizados (61 %) en una institución prestadora de servicios de salud (IPS) de Colombia que, sin duda, como se ha demostrado en estudios previos, tiene un impacto sobre el pronóstico de la enfermedad y la morbimortalidad, con consecuencias importantes en la estancia hospitalaria y los costos.
La tamización nutricional debería pasar de ser una opción, a convertirse en una política institucional en las IPS, que garantice el tratamiento nutricional de los pacientes. Debe formar parte integral de toda evaluación clínica, con el fin de identificar e individualizar las causas y consecuencias de la malnutrición, y analizar el grupo de enfermos con mayor posibilidad de beneficiarse del soporte nutricional. Con ello, se disminuiría la morbimortalidad secundaria a la desnutrición preexistente en los pacientes.
El riesgo nutricional es multifactorial y debe involucrar el manejo multidisciplinario y una valoración integral del paciente, identificando no solo factores de riesgo y enfermedades concomitantes, sino también factores protectores en los cuales trabajar, para centrarse no solo en la prevención de la enfermedad, sino también, en la promoción de la salud.
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