Fisiología de la Actividad Física en la Mujer Postmenopáusica

Edgar Cortés Reyes*
*Terapeuta Físico – Universidad Nacional de Colombia. Profesor Asistente. Carrera de Terapia Física. Facultad de Medicina. Coordinador Unidad de la Fisiocinética Humana. Universidad Nacional de Colombia.

Resumen

Nunca antes como ahora, se le ha dado importancia a incluir la Actividad Física en la Mujer Postmenopáusica regular como una medida profiláctica en la prevención primaria y secundaria de enfermedad cardiovascular y de las alteraciones óseas de la mujer postmenopáusica. Se debe ante todo, a la certeza, de cómo una serie de actividades físicas regulares (caminar, trote suave, bicicleta, etc.) organizadas, progresivas y supervisadas, puedan ser útiles en convertirse en eliminadoras de factores de riesgo.

La explicación a cómo la Actividad Física en la Mujer Postmenopáusica es útil en prevenir alteraciones cardiovasculares, reside en el hecho de haberse determinado una respuesta de tipo circulatorio al ejercicio dinámico. Que es mediada por factores nerviosos, hormonales y químicos y que involucra la fibra muscular utilizada en la actividad aerobia.

De otro lado, si se tiene en cuenta que el hueso se constituye en una palanca mecánica que potencializa y optimiza la acción muscular. Es de esperarse que la masa ósea que posee la mujer menopáusica, idealmente se incremente o por lo menos decrezca en forma menos intensa. La razón de estos fenómenos, estriba en el acercamiento a conocer la dinámica ósea, mediada bajo conceptos como la piezoelectricidad y muy probablemente también relacionada con receptores hormonales a este nivel.

Esos elementos hacen atractiva la Actividad Física en la Mujer Postmenopáusica como importante recurso preventivo de la osteoporosis, una de las afecciones más frecuentes en la mujer en esta etapa de su vida.

Palabras claves: Actividad física, postmenopausia.

Summary

Never in the past the regular physical activity had been so important as in the present time, in the prevention of the cardiovascular disease and in the bone changes of the postmenopausal women. Everything is due to the fact that some organized. Progressive and supervised physical activities (walking, jogging, bike riding) can be useful to eliminate the risk factors.

There is an explanation how physical activity is useful to prevent cardiovascular changes. At the present time, it is possible to determine the vascular response to dynamic exercise which is controled thru nerveral, hormonal and chemical mechanisms involving musle fiber in the aerobic activity.

On the other hand, if the bone is part of a mechanical lever, which improves the muscular performance, it is to be expected that the bone mass increases or at leats decreases very little in the menopausial women. The reason of this phenoma is based on the dynamic bone knowledge measured through elctrodynamic and the hormonal receptors. All these elements turn the physical activity in a very useful tool in the preventive treatment of the osteoporosis, one of the must frequent concerns in the life of the postmenopausal women.

Key words: Physical activity, postmenopause.

(Lea También: Función Cardiovascular y Ejercicio Físico)

Introducción

Hay acuerdo entre los estudiosos de los problemas de la mujer en su edad menopáusica, acerca de que la morbimortalidad se incrementa por dos grandes entidades: las relacionadas con afección del sistema cardiovascular y las alteraciones óseas, secundarias a osteoporosis. Se revisa inicialmente el factor cardiovascular.

La incidencia de enfermedad cardiovascular se incrementa rápidamente después de la menopausia. Se cree que la explicación esté relacionada con cambios en las lipoproteínas: aumento en las LDL y colesterol plasmático total y reducción en las HDL(1-2). El déficit estrogénico ocasiona cambios en la correlación endocrina de metabolismo lipoprotéico. En lo que se constituye un factor de riesgo significativo en la génesis de enfermedad ateromatosa e hipertensión arterial (HTA).

No obstante, las altas concentraciones de colesterol total y LDL pueden ser modificables dependiendo de la edad, la ingestión de grasas saturadas, el grado y tipo de Actividad Física en la Mujer Postmenopáusica y el nivel de grasa corporal(3-4). Además, se ha demostrado que las concentraciones de HDL son altas en sujetos con Actividad Física en la Mujer Postmenopáusica intensa.

Antes de alcanzar la menopausia:

La mujer tiene cierta “protección” en su sistema circulatorio dada por la presencia de estrógenos endógenos. Lo que la hace relativamente inmune a sufrir de enfermedad cardiovascular y en consecuencia, la disminución o desaparición de estrógenos. La hace más sensible: antes de los 50 años, la relación para infarto agudo del miocardio es de 6 hombres por una mujer; entre los 55 y 64 años es de 3.7:1 y a partir de los 65 años se reduce a 2.5:1. Llegando la menopausia, la protección dada por los estrógenos, vía HDL. Disminuye y este hecho constituye un factor de riesgo para cardiopatía isquémica e HTA, por alteración entre otros, del sistema renina-angiotensina-aldosterona(5).

Para intentar dar solución a esta seria problemática, se han planteado de tiempo atrás, propuestas desde el punto de vista farmacológico con el uso de la terapia de reemplazo hormonal y se menciona tímidamente la importancia de la nutrición y del ejercicio físico.

El efecto de la terapia estrogénica en lípidos y lipoproteínas ha sido extensamente revisado(6-7): los estrógenos orales han demostrado reducir LDL y colesterol total e incrementar HDL. Cambios que han sido usados para explicar, en parte, la reducción observada en la morbimortalidad por enfermedad cardiovascular(8).

Combinación estrógenos-ejercicio

La combinación estrógenos-ejercicio no sobrepasa el efecto del estrógeno sólo, o del ejercicio sólo, sobre el condicionamiento cardiorespiratorio o en los índices de lípidos y lipoproteínas. Aunque sí se ha demostrado buena sinergia entre ejercicio y estrógenos, respecto del contenido mineral óseo, que se analiza más adelante.

Acerca del ejercicio físico no hay suficiente claridad respecto de cuál es el óptimo y menos aún de los posibles efectos benéficos que éste pueda producir y no existen estudios teóricos serios que permitan dilucidar cómo influye el ejercicio en mejorar el perfil lipídico de la mujer postmenopáusica. Esto hace imperativo revisar conceptualmente la función del ejercicio en la prevención primaria y secundaria de estas alteraciones.

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