Función Cardiovascular y Ejercicio Físico

La actividad muscular puede proteger directamente el sistema cardiovascular a través de mecanismos neurales y homeostáticos o por incremento en la vascularidad del miocardio. Además el ejercicio puede tener efectos benéficos sobre los factores de riesgo para enfermedad coronaria como sobre los lípidos y la presión arterial.

De tiempo atrás, se han reportado asociaciones entre los niveles de los lípidos y la actividad física: incremento en las HDL y modesta reducción en los niveles del colesterol total y las LDL(10). No es claro si los cambios en las concentraciones de los lípidos son atribuibles directa y exclusivamente al ejercicio físico.

De otro lado, es conocido que sujetos activos tienen menores concentraciones de colesterol y triglicéridos que aquellos quienes tienen una vida u ocupación sedentaria, pero estas diferencias no son evidentes cuando son controlados otros factores conocidos que afectan los lípidos.

De esto, resultan conflictos en los estudios experimentales y clínicos, pues no se sabe con certeza si los cambios en la dieta y el control del peso, puedan explicar las variaciones en las concentraciones lipídicas.

Sin embargo, hay una serie de datos que sugieren que el ejercicio puede favorecer cambios en el perfil lipoprotéico.

Algunos estudios han demostrado asociación entre ejercicio e incremento de HDL y modesta reducción en los niveles de LDL y colesterol total(11). Otros estudios relacionan el efecto del ejercicio sobre los niveles de presión arterial (Tabla 1).

Tabla 1. Compilación de estudios de la actividad
física relacionados con disminución en la presión arterial

AÑO

REFERENCIA

ENTRENAMIENTO

TIEMPO (MESES)

NUMERO PACIENTES

REDUCCION P.A. (mm/Hg)

INTENSIDAD (% VO2 )

SESIONES POR SEMANA

TIEMPO DE SESION (min)

1970

Boyer y Kusch Trote-caminata

6

25

13/12

65

2

60

1979

Krote Kiewski Trote-danza gimnasia

6

27

7/9

65

3

45

1981

Roman y Cols. Condicionam dinámico

3

50

11/16

70

3

45

1982

Kukkone Condicionam dinámico

4

 

9/10

     

1984

Bonano Entrenamto- caminata-trote

3

12

13/12

65

3

45

1983

Chaguette Ferguson Condicionam dinámico

4

15

14/18

 

3

45

1985

Johnson Banda sinfin

10

4

7/2

70

   

1985

D’Plain Caminata- Trote-Cicla

3

6

0/4

 

2

60

1985

Rasch Caminata-Trote

6

 

113.4/1,8

 

3

45

1987

Ospina-Perea Entrenam. dinámico

3

 

5/3,1

65

3

45

1989

Van Holf Trote-Cicla

4

26

0/5

 

3

60

1990

Kartin y Cols. Caminata- Trote-Cicla

3

 

4,7/6,5

65-80

4

30

1992

Casaburi Condicionam dinámico

10

7

4,3/2,4

70

3

30

1992

Fletcher Ejercicio dinámico      

50

3

45

1994

Lindheim Banda sinfin caminata

3-6

101

5,5/2

70

3

30

1995

Ready Drinkwater Caminata

10

40

 

65

3

60

1995

King y Haskel Alta intensidad Baja intensidad

24
24

120
149

Aumento HDL

73-88
60-73

3
5

40
30

1995

Rauramaa Vaisanem Caminata

12

127

13-16

 

5

45

1995

Carroll Convertino Caminata

6

35

Aumento VO2

75-85

30

30-45

(Lea También: Ejercicio y Oppm)

Prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares

Se sabe además, que la actividad física regular aumenta la capacidad para el ejercicio y juega papel importante en la prevención primaria y secundaria de las enfermedades cardiovasculares. Cuando éstas se instauran, se afecta la capacidad máxima para el ejercicio y los síntomas son evidentes en actividad mucho antes de que aparezcan en reposo.

Es importante recordar que el ejercicio de alta intensidad no es útil para la mayoría de las mujeres de edad. Muchos investigadores refieren que éste puede provocar más disconfort y alteraciones musculoesqueléticas; es obvio que ejercicio intenso no significa necesariamente salud y en este rango poblacional es más que válido tal señalamiento.

Ahora bien, la respuesta circulatoria al ejercicio dinámico está mediada por factores nerviosos –vía simpática–, hormonales y químicos y podría determinarse mediante tres evidencias(13) descritas por Astrand, 1992:

  1. Mayor requerimiento de O2 para los músculos que se contraen.
  2. Disminución de la resistencia neta ejercida por los vasos sanguíneos de la musculatura funcionante, dado que el consumo de O2 (VO2) es directamente proporcional tanto al gasto cardíaco como a la frecuencia cardíaca. Con el ejercicio se han observado incrementos de 75 veces el VO2 al pasar de 0,16 a 12 mm O2/100 gm de músculo/minuto.
  3. Una vez incrementado el flujo sanguíneo, el metabolismo muscular es fundamentalmente aerobio y la generación de ATP se atribuye a la captación de O2. Tal incremento del flujo sanguíneo depende del tipo, intensidad y duración del ejercicio, así como de la cantidad de musculatura relativa que interviene.

Esto lleva a concluir que es el ejercicio aerobio el ideal para alcanzar efectos hipotensores, entendiendo aerobio como aquella actividad repetitiva, realizada contra una carga constante y en la cual intervienen la contracción rítmica de los grupos musculares flexores y extensores, abastecida por la fosforilación oxidativa. Además del tipo de ejercicio, se deben considerar otras características del mismo, relacionadas en la tabla 2.

Tabla 2. Características del ejercicio

   
TIPO Aeróbico (caminata, trote, bicicleta)
INTENSIDAD % de Frecuencia Cardíaca Máxima
FRECUENCIA 3 veces por semana
DURACION 45-60 minutos
CANTIDAD DE MUSCULATURA Grupos musculares flexores y extensores

 

Respecto a la intensidad, se aconseja que ésta sea progresiva e iniciar siempre con una frecuencia cardíaca máxima (FCM) del 50 al 60%, valor que es calculado así:

FCM = (220 – Edad) X 50%.

 

A nivel de la fibra muscular utilizada y de acuerdo a lo expresado por McArdle(14), esperan encontrarse algunos cambios que se señalan en la tabla 3, cambios que van provocando en el individuo un condicionamiento físico tal, que le permiten adecuarse a las demandas exigidas. Esta información es la que permite explicar cómo el ejercicio aerobio pueda tener efectos hipotensores por decremento en la resistencia periférica total. Así se explica cómo el ejercicio aerobio puede tener efectos hipotensores por decremento en la resistencia periférica total.

Tabla 3. Cambios pronósticos a nivel de la fibra muscular al ejercicio dinámico crónico
Cambios nivel de la fibra muscular ejercicio dinámico crónico

El lograr este efecto hipotensor es posible en tan sólo dos a tres meses de actividad física regular, realizada tres veces por semana, de 45 a 60 minutos por sesión de trabajo. Sin embargo, si la actividad física es descontinuada, es posible que se vuelva a los valores de presión arterial pre-ejercicio.

También ha de tenerse en cuenta que la progresión del ejercicio debe hacerse no sólo durante el período de aplicación del programa, sino durante la sesión misma de trabajo. Se inicia primero, con una serie de actividades de calistenia, que preparan los diferentes grupos musculares para que cumplan con el propósito preestablecido, así como para prevenir daño o lesión por sobreuso o uso inadecuado del componente múscoloesquelético involucrado. No debe olvidarse en ningún momento el papel que tiene la adecuada respiración para impedir, sobre todo al comienzo, dolor y fatiga.

La segunda parte de cada sesión de trabajo llamada parte principal, está consituida por el ejercicio aerobio, de las características previamente descritas. Finalmente, se incluyen estiramientos y actividades de relajación que lleven al individuo a terminar su sesión de trabajo con la misma frecuencia cardíaca inicial.

Este programa debe ser vigilado por personal experimentado y con conocimiento exacto de la práctica y estar precedido por lo menos de un examen médico completo, de una prueba de esfuerzo que ubique el nivel de tolerancia pre-ejercicio de cada participante, de un perfil lipídico y de valoraciones fisioterapéuticas de fuerza muscular y elasticidad. Las valoraciones realizadas permitirán conocer el estado inicial pre-actividad física y además brindarán la oportunidad de hacer el seguimiento correspondiente.

Conclusión

El ejercicio aeróbico moderado y como ejemplo de él la caminata, el trote suave, la bicicleta (estática o no), y la danza, se constituye en una opción útil en la prevención de afección cardiovascular en la mujer durante su etapa postmenopáusica

Una vez revisada la fisiología de la actividad física en las alteraciones cardiovasculares, a continuación se describe la relación entre el ejercicio y la osteoporosis postmenopáusica (OPPM).

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