Contribuciones Psicosociales al Bienestar Sexual
A pesar del impacto negativo del envejecimiento y la reducción de la producción de las hormonas descritas anteriormente. Algunos sostienen que, según hallazgos longitudinales, los problemas de la relación y otros factores no biológicos pueden tener un fuerte impacto en la experiencia sexual general de las mujeres. Aparte de los cambios menopáusicos por sí solos24.
Los factores psicosociales también son importantes para determinar la función sexual después del inicio de la menopausia25. Para resaltar esto, la encuesta de salud de las mujeres de Massachusetts informó que el inicio de la menopausia contribuye a la disminución del deseo sexual. Sin embargo, la ansiedad, la depresión y otros cambios en las relaciones, incluyendo el conflicto en la familia. La condición de la relación, la función sexual y la salud del compañero pueden contribuir significativamente a la DSF26.
La calidad de vida (CV) es el bienestar general de individuos y sociedades, delineando las características negativas y positivas de la vida, incluida la satisfacción con la vida, la salud física, la familia, la educación, el empleo, la riqueza, las creencias religiosas, las finanzas y el medio ambiente. Es importante no confundir la CV con CV relacionada a la salud (CVRS).
En este sentido, la DSF y CVRS son multidimensionales y tienen una relación bidireccional a lo largo de la vida reproductiva y más allá. A medida que las mujeres envejecen. La actividad sexual disminuye significativamente, un hecho que se ha relacionado con varios factores. Como la disminución de la lubricación, la edad, el estado marital y problemas del compañero o pareja27.
Específicamente con respecto a la CV, existe una fuerte asociación entre la CV de mujeres posmenopáusicas y sus parejas.
Avis y colaboradores26 encontraron que una CV pobre de cualquiera de los miembros de la pareja podría resultar en incompatibilidades, conexiones fallidas, falta de satisfacción con la vida y deterioro de la pareja o la relación familiar. Todos estos factores tienen un impacto en la sexualidad.
Los problemas del compañero o pareja se correlacionan fuertemente con la DSF28 y la CV femenina29. El rol del compañero es de igual importancia en términos de disponibilidad, duración y calidad de la relación, y la salud general y sexual del compañero30. Los sentimientos y las emociones de ambas partes han sido reportados como fuertes predictores de salud sexual31.
Es de destacar que las mujeres posmenopáusicas que tienen pareja son más propensas a experimentar DHDS que las mujeres sin pareja11,12. No obstante, es importante tener en cuenta que las mujeres posmenopáusicas que no tienen pareja también pueden experimentar problemas y dificultades sexuales que deben ser abordados11,12.
Para las mujeres de mediana edad, otros factores que se asocian independientemente con DHDS (además del estado marital) incluyen el consumo de alcohol, sequedad vaginal y AVV, síntomas depresivos moderados a severos y el uso de medicamentos psicotrópicos11,32,33.
Los síntomas vasomotores en mujeres de mediana edad se asocian con disminución del deseo, angustia personal relacionada con el sexo y DHDS11. En mujeres posmenopáusicas de más edad (entre 65 y 79 años), factores independientes asociados a DHDS incluyen el tener pareja (riesgo cuatro veces mayor), sequedad vaginal durante el coito, disfunción sintomática del piso pélvico y síntomas depresivos de moderados a graves12. Como las condiciones físicas y psicológicas afectan significativamente la CV de las mujeres durante la transición de la menopausia y más allá.
La CV se considera un componente importante de la atención médica.
Por otro lado, existe una estrecha relación entre la edad de inicio de la menopausia y la gravedad de los síntomas climatéricos y factores como la cultura. Las circunstancias económicas y sociales, lugar de residencia, la raza y la actitud de la mujer acerca de la menopausia34 que también pueden afectar la función sexual de la mujer.
La insatisfacción sexual tiene un impacto negativo sobre la CV y el bienestar de las mujeres de cualquier edad35. Las mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas que experimentan insatisfacción sexual tienen un menor bienestar general y psicológico, y una menor vitalidad35.
El DHDS se asocia con un deterioro en la CV similar al experimentado por mujeres con diabetes o dolor lumbar crónico36.
Efectos físicos de la menopausia sobre el bienestar sexual
Los síntomas de la AVV, pero no los síntomas vasomotores, se asocian al DHDS en mujeres de mediana edad11. Durante la consulta de rutina. El efecto «dominó» es evidente porque la relevancia clínica de los síntomas sexuales es mayor cuando se reportan síntomas físicos, psicológicos y genitales37.
Además, tanto las variables hormonales como algunas psicológicas influyen en la función sexual en mujeres sintomáticas durante la transición a la menopausia y en la menopausia temprana38.
El experimentar síntomas depresivos ha demostrado tener una correlación muy importante con la disfunción sexual en una muestra basada en la comunidad de los Estados Unidos39. Aunque los síntomas depresivos o la ansiedad no explicaron la disminución de la función sexual en una cohorte de 1390 mujeres de 42-52 años de edad del Estudio Nacional de la Salud de la Mujer (estudio SWAN)40.
Por otro lado, el aumento de peso y la obesidad se consideran factores de riesgo tanto para la disfunción sexual como los síntomas depresivos, ya que tienen un impacto en la autoestima y la imagen corporal. Cuando está presente también la incontinencia urinaria, los problemas sexuales son más predominantes41.
Datos recientes que exploran la asociación entre la adiposidad y la función sexual indican que esta asociación cambia concomitantemente. Pero el deseo sexual y la frecuencia de la relación sexual disminuyen en relación a más años de años de edad/aumento de peso42.
En un subanálisis del estudio SWAN (n=405, edad promedio 46,8 años). Aquellas que tenían insatisfacción de la imagen corporal o que se percibían a sí mismas como «poco atractivas» tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar niveles clínicamente importantes de síntomas depresivos43.
La AVV es un determinante importante de la CV y el bienestar sexual en la menopausia44.
Los síntomas asociados a la AVV se relacionan principalmente con la deficiencia de estrógenos e incluyen pérdida de lubricación vaginal, dolor durante las relaciones sexuales, picazón, ardor y malestar vaginal general.
El término SGUM proporciona una descripción más amplia de los efectos genitourinarios de la menopausia abarcando la AVV. Las manifestaciones urinarias y pélvicas asociadas con el envejecimiento, el medio hormonal modificado y otras posibles etiologías45.
La AVV puede afectar aproximadamente la mitad de todas las mujeres posmenopáusicas, lo que contribuye a otros síntomas sexuales (bajo deseo sexual, escasa excitación y orgasmo, reducción de la satisfacción sexual)22. Los síntomas de la AVV se asocian frecuentemente con síntomas vasomotores, depresión y múltiples afecciones coexistentes. Como la osteoporosis y la incontinencia urinaria11-13.
En el estudio «Aclaración sobre Impacto de la Atrofia Vaginal sobre la Sexualidad y las Relaciones» (Estudio CLOSER: Clarifying Vaginal Atrophy’s Impact On SEx and Relationships). Las mujeres posmenopáusicas que reportaban molestias vaginales estaban «molestas porque su cuerpo no funciona como solía hacerlo », se sentían «viejas y habían perdido su juventud » y carecían de «autoestima y confianza como pareja sexual»46.
En este estudio, un tercio de las mujeres estaban preocupadas de que su incomodidad vaginal nunca desaparecería y el 25% temía que el dolor les impediría tener una vida sexual futura.
Además, la encuesta europea REVIVE (Real Women’s Views of Treatment Options for Menopausal Vaginal Changes. Perspectivas Reales de la Mujer sobre Opciones de Tratamiento para los Cambios Vaginales vinculados a la Menopausia) también reveló que los síntomas de la AVV tienen un impacto significativo en la habilidad para tener intimidad (62%), disfrutar de las relaciones sexuales (72%) y sentir espontaneidad sexual (66%)47.
La misma encuesta en Asia reveló que los síntomas de la AVV afectaron adversamente:
El disfrute sexual (65%), la capacidad de tener intimidad (61%). La relación de las mujeres con su pareja (55%) y la espontaneidad sexual (54%)18.
En aquellas mujeres posmenopáusicas que se sabe que tienen depresión o incontinencia urinaria, se encontró un mayor impacto de los síntomas vaginales sobre múltiples dominios de funcionamiento y CV medido mediante un cuestionario multidimensional sobre el día a día del envejecimiento vaginal (DIVA)48.
Dado lo anterior, es necesario abordar los síntomas asociados con la AVV de manera proactiva durante la consulta menopáusica para ayudar a las mujeres a manejar las posibles consecuencias en sus vidas sexuales.
Disfunciones Sexuales de las Mujeres Menopáusicas
Impacto sobre la Pareja («¡Se necesitan dos para bailar tango!»)
Las disfunciones sexuales impactan tanto a la mujer como su pareja sexual, en lo emocional e interpersonal. En su novedoso libro, Masters y Johnson escribieron: «No existe una pareja que no esté involucrada en un matrimonio donde existe disfunción sexual»49. Nuestro enfoque se ha centrado principalmente en el viaje de la mujer a través de la transición a la menopausia.
Sin embargo, este enfoque estrecho descuida el rol de la pareja como un factor desencadenante de su disfunción o la forma en que la disfunción sexual de la mujer puede afectar a la pareja.
Aquí presentamos una innovación, el equilibrio sexual, que caracteriza el impacto de la función sexual de un compañero sobre el otro.
En apoyo a este concepto, se revisan varios estudios que demuestran la naturaleza recíproca y dinámica de los problemas sexuales de una pareja.
El equilibrio sexual, como la segunda ley del movimiento de Newton, implica que cualquier cambio en un compañero producirá un cambio en el otro50. Se puede entender fácilmente que el dolor de una mujer menopáusica con las relaciones sexuales puede afectar la función sexual de su pareja en términos de su deseo, la función eréctil, la eyaculación o la satisfacción.
Por el contrario, la disfunción eréctil del hombre o cualquier otra disfunción podría afectar el deseo, la excitación, el orgasmo y la satisfacción de la mujer.
El concepto de equilibrio sexual debe ampliarse para incluir alteraciones en los ámbitos interpersonal y emocional, así como en lo sexual. Por ejemplo, en lugar de desarrollar un problema sexual nuevo y aparentemente inexplicado, la pareja puede deprimirse.
El equilibrio sexual
El equilibrio sexual también es relevante para identificar o comprender la resistencia de una mujer o su pareja al tratamiento. Resistencia es un término empleado para identificar obstáculos en psicoterapias en curso. Un fenómeno interesante que puede ocurrir en la psicoterapia de una pareja es que mientras que una pareja parece estar mejorando. La otra se vuelve sintomática o empeora. El equilibrio sexual explicaría la necesidad de la pareja de presentar algunos síntomas sexuales.
La gran mayoría de las investigaciones sobre las disfunciones sexuales de la mujer y su impacto en su vida emocional e interpersonal se han enfocado individualmente. Pocos han examinado el rol o el impacto sobre el compañero.
Esto realmente no es diferente en cuanto se refiere a la disfunción sexual masculina donde el enfoque principal ha estado en el hombre en lugar de la pareja.
Además, si los estudios sí incluían a la pareja, no necesariamente se enfocaron en mujeres menopáusicas. Existen pocos estudios que hayan examinado el impacto negativo de la dispareunia, la vulvodinia o el vaginismo en el compañero masculino. Pero la edad promedio de los sujetos en estos estudios fue de 26 años51. Sin embargo, estos estudios sí resaltan el principio del equilibrio sexual, donde hay un efecto claro tanto en la mujer como en su pareja, de manera interpersonal y sexual52.
Kaplan y Leiblum escribieron independientemente sobre los maridos de las mujeres con vaginismo que desarrollan disfunción eréctil como reacción al desorden de su esposa e instaron a que estas situaciones sean tratadas con psico terapia conjunta53.
Para validar estos escritos tenemos un estudio turco acerca de mujeres con vaginismo, donde el 66% de los hombres reportaron una o más disfunciones sexuales (50% tenían eyaculación precoz y 28% tenían disfunción eréctil y DHDS)53.
La encuesta CLOSER evaluó el impacto de la AVV en la relación sexual entre mujeres posmenopáusicas y sus parejas masculinas46.
Incluyó 4.100 mujeres y 4.100 hombres de nueve países diferentes. Tanto las mujeres como los hombres informaron haber evitado la intimidad porque el sexo sería doloroso (55% de las mujeres frente al 61% de hombres), o porque ambos compañeros habían disminuido el deseo sexual (46% de las mujeres frente a 43% de hombres).
El 20% de las mujeres y sus parejas masculinas interrumpieron la actividad sexual cuando los síntomas de la AVV estaban presentes. Casi el 60% de las mujeres usaban humectantes y lubricantes vaginales locales. Pero, curiosamente, solo el 15% de los hombres conocían de esta práctica. Al 41% de la muestra se le recetó alguna forma de terapia local de estrógeno (TLE). El uso de TLE para la incomodidad vaginal tuvo un impacto positivo en la autoestima de las mujeres posmenopáusicas. especialmente al sentirse felices de que su cuerpo funcionara correctamente (45%) y experimentaron una mejoría general en su vida sexual (38%).
Hubo un acuerdo general entre hombres y mujeres con respecto a las mejoras en su vida sexual después del uso de TLE.
El equilibrio sexual también es evidente en los estudios masculinos sobre disfunción eréctil y eyaculación precoz. Reportes previos al sildenafil de los hombres que usaban inyección intracavernosa o terapia de bomba al vacío para la disfunción eréctil demostraron que, después de 12 meses. Las parejas femeninas informaron cambios estadísticamente significativos en la satisfacción sexual, la excitación, la frecuencia del coito y la frecuencia de orgasmo coital54.
Posteriormente, se demostró que el uso de inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (por ejemplo, sildenafil, vardenafil, tadalafil y avanafil) por parte de los hombres para la disfunción eréctil mejoró significativamente la función sexual de la pareja femenina55.
Hobbs y sus colegas también documentaron que:
El 77,7% de las mujeres cuyos compañeros tenían eyaculación precoz tenían al menos una disfunción sexual, en comparación con el 42,7% del grupo de control56.
Las disfunciones más comunes en las mujeres con compañeros con eyaculación precoz fueron problemas de excitación/sensación (55,2%) y de orgasmo (51,9%).
El equilibrio sexual es un concepto importante y poderoso que los médicos deben tener en cuenta al tratar a las mujeres menopáusicas con síntomas sexuales. Tener esto en cuenta permite a los médicos de todos los orígenes comprender mejor y considerar adecuadamente las respuestas de la pareja al problema sexual de la mujer y ayudar a la pareja como tal a resolver los problemas sexuales, psicológicos e interpersonales relacionados con la disfunción sexual.
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