Editorial, El Zika, el Chicunguña, el Dengue y la Inmunización en la edad mayor
Todos estamos pendientes, alertas, informados y preocupados por la epidemia de Zika, que se ha identificado en todos los países latinos, menos 2 y que Colombia junto con Brasil lidera en cuanto a número de afectados.
En mayo de 2015 se confirmó el primer caso de virus del Zika en Brasil. Desde entonces, el virus que se transmite principalmente por la picadura de mosquitos Aedes (los mismos que transmiten el dengue y la chikunguña) se ha esparcido y está presente ya en 26 países del continente.
Hace poco pasamos una epidemia en África del ebola, otro virus que hizo estragos en algunos países africanos más que en otros, y que se logró colar con unos casos a Europa y Estados Unidos.
Ya hemos pasado pandemias de chicunguña y dengue. Todavía veo en mi consulta pacientes mayores con dolores residuales de las articulaciones, problemas de la marcha y recurrencias de las fiebres y los malestares, 6 meses después de tener el diagnóstico al ser afectadas por el virus.
Lo que tal vez más ha hecho que se le haga esa explosión informativa acerca del Zika, es que en las mujeres embarazadas que son afectadas durante la gestación, aumenta considerablemente el riesgo de que los niños se afecten de lesiones congénitas morfológicas y funcionales, incluyendo principalmente la microcefalia y en muchos casos la muerte.
El aumento de casos de microcefalia ha despertado como nunca antes, el debate sobre el derecho de acceso al aborto seguro, para las mujeres que viven en América Latina y la vigencia de leyes restrictivas en la región.
No obstante, ya la Iglesia Católica, con gran influencia sobre la región, ha dejado claro que el aborto, ni siquiera en este caso, es una opción dentro de su institución. Consultado sobre el tema, el papa Francisco dijo, en su vuelo de regreso al Vaticano tras su visita en México, que “el aborto no es un mal menor: es un crimen. Es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un crimen, es un mal absoluto”.
Y qué decir del HIV, un virus que ya no mata como antes, que se ha controlado, pero que afecta y estigmatiza, y que necesita tratamiento abundante y permanente para tener la posibilidad de vivir como portador sin morir como afectado.
Lo cierto es que estamos en la era de los virus, contra los cuales no hemos descubierto una cura aunque hemos aprendido en algunos casos, a manejarlos y principalmente a vivir con ellos.
Lo más importante es que en esta era la principal defensa contra ello es la vacunación. Todas las enfermedades virales erradicadas han sido por la vacunación masiva. Desde el polio, la viruela que dejaron muertos e incapacitados de por vida, junto con el sarampión, la tos ferina, la rubeola, que también afecta a los niños de mujeres embarazadas, y las hepatitis han sido, unas erradicas y otras casi.
En los adultos mayores que se vuelven más vulnerables con el paso de la edad, las enfermedades respiratorias y las enfermedades que disminuyen sus defensas, los vuelve una presa fácil de los virus. Hay vacunas para la influenza, el meningococo, el herpes zoster y próximamente sale al mercado la vacuna contra el dengue y por ahí derecho deben venir las vacunas del Zika, se ha pronosticado para dentro de 2 años y el del chicunguña.
Sin embargo, las vacunas también juegan un papel crucial a la hora de protegernos contra una amenaza mucho más letal y mucho más predecible: las infecciones resistentes a los medicamentos. A diferencia de los brotes inesperados y de rápida expansión como la epidemia del Zika, la resistencia a los antimicrobianos es como un accidente de coche a cámara lenta que ya ha comenzado. Los patógenos resistentes causan unas 700.000 muertes cada año. Si no tomamos las precauciones necesarias, matarán a unos 10 millones de personas por año para 2050.
Pero ni los adultos mayores, ni los médicos estamos conscientes de la importancia de la vacunación. Todavía hay mitos con relación a la vacunación. Hay que ver la mala propaganda que se le ha hecho a la vacuna contra el virus del papiloma, que ha sido desmentida por las organizaciones de locales, regionales y mundiales de la salud.
La comunidad médica, los ginecólogos, y particularmente los que tratamos con persona de edad mayor debemos saber que prevenir es curar y en muchos casos la única opción para no tener que lidiar con hechos cumplidos que usualmente terminan no solo en episodios de hospitalización y dolor sino en incapacidades y muerte.
No solo los niños deben vacunarse, -que también ha disminuido según las autoridades dicensino la población de adultos y adultos mayores deben protegerse, y todo radica en la mentalidad que tengamos los proveedores de salud.
Referencias
1. Project Syndicate, 2016. www.project-syndicate.org
2. Scientific Americam. 19 de febrero de 2016
Gustavo Gómez Tabares
Editor en Jefe
Foto de portada:
Células envejeciendo. Fibroblastos humanos viejos mostrando sus mitocondrias en ramas grandes (rojo), su DNA nuclear (azul) y sitios de daño de DNA (verde). Image: Glyn Nelson/Flickr.
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